A propósito de la publicación de la entrada El significado profundo del 8 en la Geometría Sagrada (16 de septiembre) tres amigos de este Blog -desde Chicago (USA), Guadalajara (México) y Granada (España)- han coincidido en preguntarme acerca del NO8DO que es símbolo y bandera (ver foto anexa) de la ciudad en la que nací y resido, Sevilla (España).
Ciertamente, el NO8DO es un signo omnipresente en la vida institucional y cotidiana de la hoy capital de Andalucía. Sin embargo, tradicionalmente, la urbe le ha prestado escasa atención, conformándose históricamente con la leyenda que remite su interpretación al "no-madeja-do" con el que el rey Alfonso X el Sabio habría reconocido, en la segunda mitad del siglo XIII, la lealtad que le mantuvo Sevilla con ocasión de la guerra civil que le enfrentó con su hijo Sancho. Pero, como he recogido en el libro El NO8DO de Sevilla: significado y origen (RD Editores. Sevilla, 2005), se trata de una leyenda falsa.
La primera constancia documental acerca del NO8DO nos la ofrece Argote de Molina, en sus Elogios de 1588, dando pie a la referida leyenda. Aunque los protagonistas de su invención fueron Torres Farfán y Ortiz de Zúñiga, en el último tercio del siglo XVII. Ambos encontraron el terreno abonado de una urbe que se afanaba por presentar una imagen renovada y coherente con su nuevo lugar en el mundo y deseaba mayor protagonismo en el proyecto entonces liderado por la Casa Real española. Un objetivo a cuya satisfacción coadyuvaba la sublimación, en clave simbólica, de la solitaria lealtad con el rey Sabio. El éxito del "no-madeja-do" fue casi inmediato y su uso se generalizó desde entonces en las representaciones de la urbe. Paulatinamente, su heráldica, y no sólo la municipal, se enriqueció con una divisa que ha terminado por ser símbolo de la Sevilla del siglo XXI.
Ahora bien, mucho antes del surgimiento de la reiterada leyenda, el NO8DO ya estaba presente en edificios y otras construcciones de la ciudad. La más remota que se conserva data de 1533-1534 y se localiza en la Sala Capitular del Cabildo Nuevo (Sala de Plenos del actual Ayuntamiento). Ahora bien, hay constancia de otras reproducciones ya desaparecidas. La más antigua, probablemente, existió en el Cabildo Viejo y fue esculpida bien en una reformas del edificio efectuadas en 1438 o bien con anterioridad. Por tanto, el NO8DO lucía ya en Sevilla en 1438 o, incluso, previamente. Es decir, al menos siglo y medio antes de su reinterpretación por Argote de Molina. ¿Cuál es entonces su significado y origen?.
El lo relativo a su significado, las letras "NODO" proceden del latín y de tres fuentes lingüísticas interrelacionadas: el transitivo nodo (anudar, sujetar, atar con nudos); el masculino nodus (nudo, vínculo); y el caso ablativo del vocablo anterior (desde el nudo). El "8", por su parte, ostenta triple valor: como dibujo, es un nudo, el "nodus Herculaneus", de trazo fino y sencillo; como figura geométrica, es un doble círculo, alegoría de la dualidad del mundo y del equilibrio y la unidad que subyacen bajo las diferencias; y como número, es una cifra de alto contenido hermético, valorada, como ya se ha recalcado en este Blog, por la Orden del Temple y con conexiones con la estructura edificatoria de la gótica Catedral de Sevilla. En resumen, "NODO" y "8" apuntan en la misma dirección de nudo y unión; y lo hacen multiplicando sus respectivos significados por los efectos sinérgicos de su entrelazamiento y apoyo mutuo. Por tanto, el NO8DO es un genial símbolo integral de unión.
En cuanto a su origen, ya se ha reseñado que aparece en Sevilla no después de 1438. Y por la ascendencia latina de sus caracteres gráficos, no pudo ser antes de 1248 (fin del medio millar largo de años de adscricpción árabe de la ciudad). Por tanto, la creación del NO8DO se produjo en el algún momento entre 1248 y 1438. En cuanto a su autor intelectual, el examen de la historia de Sevilla durante esos 190 años, que estuvo mayoritariamente marcada por un gran tedio cultural, apunta directamente a la Escuela de Latín y Árabe y a la Escuela de Gramática, que como Estudios Generales (antiguas Universidades) desarrollaron una notable labor desde la creación de la primera, en 1254, hasta la muerte de Alfonso X en 1284 (su sucesor, su hijo Sancho IV, enfrentado a él, como se reseñó, en guerra civil, no se esmeró precisamente en mantener lo creado por su antecesor). La pléyade de personas doctas en muy distintas materias -latín, gramática, astronomía, matemáticas, medicina,...- que las Escuelas congregaron constituyó una base sólida para la gestación de un signo al servicio, sin duda, del rey y con algún propósito relacionado con los intereses y deseos de la Corona.
¿Qué situación pudo darse en aquella época con la suficiente enjundia como para alentar la creación de semejante signo, en el ámbito de las citadas Escuelas y al servicio del monarca?. Pues una sumamente notable: la justa y legítima aspiración del rey Sabio a convertirse en Emperador del Sacro y Romano Imperio. Estas pretensiones comenzaron a ser albergadas por Alfonso X con la muerte en 1254 del entonces emperador, su abuelo Federico II, fortaleciéndose con el pacto promovido en 1256 por la República de Pisa y al que se sumaron después otras ciudades y reinos europeos. Y obsesionaron al rey Sabio durante casi todo su mandato, ocasionándole no pocos problemas y disgustos personales y políticos y marcando el mismo hasta el punto de ser rememorado históricamente como “el fecho del Imperio”. El intento imperial duró dos décadas y se saldó con un fracaso que se hizo definitivo en 1275, por lo que la fecha del nacimiento del NO8DO en el seno de las Escuelas de Sevilla debió producirse en algún momento entre 1254 (creación de las mismas y fallecimiento de Federico II) y 1275, más cerca, probablemente, de la primera fecha que de la segunda. Hace, pues, unos 750 años.
El anhelo imperial de Alfonso X quedó enterrado en el olvido. Hoy sólo los libros de historia recuerdan las huellas de esa antigua llama que inflamó el corazón y la cabeza del rey Sabio. Sin embargo, en franco contraste, tales huellas pueden reconocerse en el NO8DO, concebido como síntesis de los objetivos imperiales y los derechos y voluntades que los cimentaban y que ha sobrevivido al paso de los siglos para seguir plenamente vivo en Sevilla. Pocas ciudades en el mundo, quizá ninguna, gozan de un símbolo tan antiguo y, a la vez, tan actual; que haya permanecido válido durante centurias y continúe en permanente y variopinto uso; tan misterioso por su propio carácter jeroglífico y, no obstante, tan expresivo y rico como para tener libérrima aplicación. Enigmático por su contenido, contundentemente flexible por su estética y poderosamente libre por su abundante y diversa utilización, el NO8DO es, sin duda, un fiel reflejo del alma de Sevilla, unida en lo dual y dual en la unión, a la que por tradición representa.
Ciertamente, el NO8DO es un signo omnipresente en la vida institucional y cotidiana de la hoy capital de Andalucía. Sin embargo, tradicionalmente, la urbe le ha prestado escasa atención, conformándose históricamente con la leyenda que remite su interpretación al "no-madeja-do" con el que el rey Alfonso X el Sabio habría reconocido, en la segunda mitad del siglo XIII, la lealtad que le mantuvo Sevilla con ocasión de la guerra civil que le enfrentó con su hijo Sancho. Pero, como he recogido en el libro El NO8DO de Sevilla: significado y origen (RD Editores. Sevilla, 2005), se trata de una leyenda falsa.
La primera constancia documental acerca del NO8DO nos la ofrece Argote de Molina, en sus Elogios de 1588, dando pie a la referida leyenda. Aunque los protagonistas de su invención fueron Torres Farfán y Ortiz de Zúñiga, en el último tercio del siglo XVII. Ambos encontraron el terreno abonado de una urbe que se afanaba por presentar una imagen renovada y coherente con su nuevo lugar en el mundo y deseaba mayor protagonismo en el proyecto entonces liderado por la Casa Real española. Un objetivo a cuya satisfacción coadyuvaba la sublimación, en clave simbólica, de la solitaria lealtad con el rey Sabio. El éxito del "no-madeja-do" fue casi inmediato y su uso se generalizó desde entonces en las representaciones de la urbe. Paulatinamente, su heráldica, y no sólo la municipal, se enriqueció con una divisa que ha terminado por ser símbolo de la Sevilla del siglo XXI.
Ahora bien, mucho antes del surgimiento de la reiterada leyenda, el NO8DO ya estaba presente en edificios y otras construcciones de la ciudad. La más remota que se conserva data de 1533-1534 y se localiza en la Sala Capitular del Cabildo Nuevo (Sala de Plenos del actual Ayuntamiento). Ahora bien, hay constancia de otras reproducciones ya desaparecidas. La más antigua, probablemente, existió en el Cabildo Viejo y fue esculpida bien en una reformas del edificio efectuadas en 1438 o bien con anterioridad. Por tanto, el NO8DO lucía ya en Sevilla en 1438 o, incluso, previamente. Es decir, al menos siglo y medio antes de su reinterpretación por Argote de Molina. ¿Cuál es entonces su significado y origen?.
El lo relativo a su significado, las letras "NODO" proceden del latín y de tres fuentes lingüísticas interrelacionadas: el transitivo nodo (anudar, sujetar, atar con nudos); el masculino nodus (nudo, vínculo); y el caso ablativo del vocablo anterior (desde el nudo). El "8", por su parte, ostenta triple valor: como dibujo, es un nudo, el "nodus Herculaneus", de trazo fino y sencillo; como figura geométrica, es un doble círculo, alegoría de la dualidad del mundo y del equilibrio y la unidad que subyacen bajo las diferencias; y como número, es una cifra de alto contenido hermético, valorada, como ya se ha recalcado en este Blog, por la Orden del Temple y con conexiones con la estructura edificatoria de la gótica Catedral de Sevilla. En resumen, "NODO" y "8" apuntan en la misma dirección de nudo y unión; y lo hacen multiplicando sus respectivos significados por los efectos sinérgicos de su entrelazamiento y apoyo mutuo. Por tanto, el NO8DO es un genial símbolo integral de unión.
En cuanto a su origen, ya se ha reseñado que aparece en Sevilla no después de 1438. Y por la ascendencia latina de sus caracteres gráficos, no pudo ser antes de 1248 (fin del medio millar largo de años de adscricpción árabe de la ciudad). Por tanto, la creación del NO8DO se produjo en el algún momento entre 1248 y 1438. En cuanto a su autor intelectual, el examen de la historia de Sevilla durante esos 190 años, que estuvo mayoritariamente marcada por un gran tedio cultural, apunta directamente a la Escuela de Latín y Árabe y a la Escuela de Gramática, que como Estudios Generales (antiguas Universidades) desarrollaron una notable labor desde la creación de la primera, en 1254, hasta la muerte de Alfonso X en 1284 (su sucesor, su hijo Sancho IV, enfrentado a él, como se reseñó, en guerra civil, no se esmeró precisamente en mantener lo creado por su antecesor). La pléyade de personas doctas en muy distintas materias -latín, gramática, astronomía, matemáticas, medicina,...- que las Escuelas congregaron constituyó una base sólida para la gestación de un signo al servicio, sin duda, del rey y con algún propósito relacionado con los intereses y deseos de la Corona.
¿Qué situación pudo darse en aquella época con la suficiente enjundia como para alentar la creación de semejante signo, en el ámbito de las citadas Escuelas y al servicio del monarca?. Pues una sumamente notable: la justa y legítima aspiración del rey Sabio a convertirse en Emperador del Sacro y Romano Imperio. Estas pretensiones comenzaron a ser albergadas por Alfonso X con la muerte en 1254 del entonces emperador, su abuelo Federico II, fortaleciéndose con el pacto promovido en 1256 por la República de Pisa y al que se sumaron después otras ciudades y reinos europeos. Y obsesionaron al rey Sabio durante casi todo su mandato, ocasionándole no pocos problemas y disgustos personales y políticos y marcando el mismo hasta el punto de ser rememorado históricamente como “el fecho del Imperio”. El intento imperial duró dos décadas y se saldó con un fracaso que se hizo definitivo en 1275, por lo que la fecha del nacimiento del NO8DO en el seno de las Escuelas de Sevilla debió producirse en algún momento entre 1254 (creación de las mismas y fallecimiento de Federico II) y 1275, más cerca, probablemente, de la primera fecha que de la segunda. Hace, pues, unos 750 años.
El anhelo imperial de Alfonso X quedó enterrado en el olvido. Hoy sólo los libros de historia recuerdan las huellas de esa antigua llama que inflamó el corazón y la cabeza del rey Sabio. Sin embargo, en franco contraste, tales huellas pueden reconocerse en el NO8DO, concebido como síntesis de los objetivos imperiales y los derechos y voluntades que los cimentaban y que ha sobrevivido al paso de los siglos para seguir plenamente vivo en Sevilla. Pocas ciudades en el mundo, quizá ninguna, gozan de un símbolo tan antiguo y, a la vez, tan actual; que haya permanecido válido durante centurias y continúe en permanente y variopinto uso; tan misterioso por su propio carácter jeroglífico y, no obstante, tan expresivo y rico como para tener libérrima aplicación. Enigmático por su contenido, contundentemente flexible por su estética y poderosamente libre por su abundante y diversa utilización, el NO8DO es, sin duda, un fiel reflejo del alma de Sevilla, unida en lo dual y dual en la unión, a la que por tradición representa.
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