Valga el cambio climático, con todo lo que conlleva, cual botón de muestra al respecto. No en balde, se trata de un fenómeno de causas claramente globales; y conlleva impactos generales, que demandan respuestas globales –verbigracia, las acordadas en
En este contexto, los gobiernos locales han de estar a la altura de las nuevas circunstancias y abordar con decisión una cuestión en absoluto retórica: ¿su responsabilidad radica en gestionar el Ayuntamiento, en gobernar el territorio (municipio, ciudad,…) o en ambas cosas a la par?. Para afrontar este interrogante es posible acudir a varios criterios, pero ninguno tan adecuado como el que deriva de la opinión y los requerimientos de los propios ciudadanos. Por tanto, la contestación a la pregunta precedente debe articularse a través de la respuesta a esta otra: ¿qué esperan y exigen los ciudadanos de sus responsables locales?. Situado así el asunto, caben pocas dudas acerca de que los gobiernos locales han de cubrir al unísono las dos facetas enunciadas: gestionar y gobernar. Visión de las cosas que da cuerpo a lo que se puede denominar como “Perspectiva Doble G (P2G)”. Un enfoque global e integral que asume la gestión del Ayuntamiento y el gobierno del territorio como dos caras de una misma moneda, persiguiendo tanto la eficacia, eficiencia y calidad en la gestión de los asuntos cotidianos y en la prestación de los servicios municipales básicos, como la capacidad de impulso y liderazgo del territorio y sus ciudadanos.
Bajo esta óptica “P2G”, todo lo relativo a la interconexión entre gobierno local, ciudadanos y territorio transciende del tan cierto como manido argumento sobre el papel de los municipios cual Administración más cercana a la gente y sus demandas. Y obliga a resaltar dos ideas fundamentales: los Ayuntamientos (municipalidades o comunas, como también se denominan en el ámbito iberoamericano) son mucho más que entes administrativos y su dimensión política reforzada se encuadra en la reconfiguración y potenciación de lo local en un escenario marcado por la globalización; y la ciudad no es sólo el Ayuntamiento, constituyendo la gestión de éste es sólo una parte, por importante que sea, de la labor del alcalde y su equipo de gobierno.
Batería de consideraciones que desembocan, finalmente, en la necesidad de que los gobiernos locales aborden una agenda de trabajo que vaya más allá de las tareas burocráticas y de pura gestión y que incluya la configuración de un nuevo marco de relaciones con la sociedad civil, fijando la atención mucho más en el ciudadano -sujeto activo de derechos y deberes- que en el administrado -perceptor pasivo de servicios públicos-.
Ok amigos todo bien pero lamentablemente este nuevo orden mundial lo unico que trae es mas pobreza y mas mal redistribución de las riquezas
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