Cuando creas que has purificado tu corazón y tu conciencia y enmendado tu vida conforme a los requerimientos de tu Yo Verdadero, entrégate apasionadamente a la actividad contemplativa. Con decisión, pasa por encima de lo mundano y material y sobre cualquier cosa que te la impida. E intenta sepultar los pensamientos bajo la espesa nube del olvido. Tan pronto como surjan, habrás de rechazarlos.
Si en tu deseo de controlarlos llegaras a sentirte duramente fatigado, comenzarás probablemente a investigar las técnicas, los métodos y las secretas sutilezas de las ciencias ocultas. Pero, créeme, dicho control se aprende mucho mejor a través de la experiencia de Dios y de tu Ser Profundo que de cualquier persona en esta vida.
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