Has nacido para morir, y hasta que no mueras no podrás vivir, así que de
no hacerlo sólo puedes dedicarte a la fatigosa agonía del sobrevivir.
Sobrevivir es lo que hacen el común de los mortales. Así que eres un
denominador común si sólo buscas la supervivencia a sabiendas de que vas a
morir. Sólo eres un común mortal si no mueres en vida para poder vivir.
Morir en vida es vivir; el resto es malvivir, agonizar, temblar, no
dormir, pensar en lo que has de pagar o en lo que has de ganar… Tan sólo te
dedicas a vivenciar una muerte agónica en la que no quieres pensar porque de
todas maneras te pillará.
La muerte es un asesino que te persigue desde el mismo instante de tu
concepción y del que quieres huir, pero del que no escaparás, te lo aseguro. La
muerte es un sicario bien pagado que cumplirá su contrato quieras o no.
Por tanto, si miedo tienes a la muerte, en miedo vives y con miedo morirás. Y
en ese no saber cómo vivir, mueres a cada instante, a cada momento. Quieres
escapar de la muerte que tan miedo te da pero a la que un día tendrás que
abrazar. Sí, he dicho abrazar. Porque si no abrazas a la muerte YA, nunca
vivirás una vida en plenitud, nunca gozarás, y sólo estarás jugando al ridículo
juego del escondite en el cual terminarás siendo atrapado, liquidado, por la
muerte fatal.
Repito: hasta que no mueras, no vivirás. Pero para ello has de rendir la
muerte, aunque antes has de aceptarla, obvio, aunque no me entiendas. Hasta que
no aceptes que estás muerto, sólo sobrevivirás en una agonizar doloroso.
El mayor miedo del ser humano no es la muerte, sino el sentirse solo, en
absoluta soledad. Y cuando piensas en la muerte, piensas en esa soledad que, en
teoría, te cubrirá haciéndote desaparecer para siempre, dejando de existir. Y
aquí está la clave, en que no puedes existir en vida si a la muerte no la
aceptas y le das la bienvenida como amorosa madre que al rescate llega
abrazándote, acogiéndote. Así que el mayor miedo real no es a la muerte
sino a dejar de existir. Pero cuando te des cuenta de que la muerte no es más
que una puerta que permanece abierta desde el mismo nacimiento, justo
entonces comprenderás que existes y existirás, como has existido desde siempre.
Mientras no mates a la muerte, sólo ella misma te perseguirá y en el peor
malvivir y existir estarás, pues eso no es ni un ser, sino sólo un estar
perpetuado en el continuado presente en el transitas y del que quieres escapar
no sé adónde. ¿Adónde quieres ir si sólo eres el instante en el que estas y
eres?
Sé que a veces no me quiero explicar con palabras sencillas y corrientes, y que
recurro a lo que ofrezco, que ando por aquí y allá, y, también que, es posible
que no te parezca que no asiento la cuestión. Démoslo por sentado. Sea así. Mea
culpa. Ok. Te lo explico de forma simple, a ver si de estas lo pillas y
empiezas a vivir y a gozar de una vez para siempre:
Imagina que en una hora – o un día - estás muerto (pero imagínalo de verdad,
ponte en la situación real). Entonces, sólo entonces pregúntate: ¿qué importa,
qué has de solucionar y como te gustaría pasar esa última hora – o día -?
PUES HAZLO, ¡¡¡¡JO!!!! Y ENTONCES VIVIRÁS, SÓLO ENTONCES. Y a la muerte habrás
matado en vida y existirás en felicidad. Hazlo solo y sólo en ese entonces lo
conseguirás.
Y al conseguirlo, solo y sólo entonces vivirás y existirás en ese estar donde
estas siendo vida, la misma vida, la misma existencia. Sólo entonces Eres la
vida que a la muerte ha dado muerte.
Si no lo consigues, sólo serás la muerte en una vida que malvive esperando que
la muerte te llegue lo más tarde posible, sobreviviendo, malviviendo,
agonizando, y sólo eso serás.
No Eres lo que buscas. Sentencia final.
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Fuente: Deéelij
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