José Luis de la Rica estuvo entre las casi doscientas personas que asistieron a la charla que impartí la semana pasada en Madrid (ver la entrada del blog publicada el 13 de marzo con el título Madrid, viernes 23 de marzo: “Reencuentro con nuestra Multidimensionalidad”). Y me acaba de enviar un email enormemente intenso y emotivo relacionado con el tránsito (eso que mucha gente aún denomina “muerte”) de sus hijos Elena y Roberto.
Tras pedirle permiso, me ha autorizado a compartirlo con tod@s vosotr@s, lo que le agradezco de Corazón y hago bajo estas líneas.
Constataréis que está lleno de experiencia, Amor y Sabiduría. Y pone de manifiesto de modo diáfano que la muerte es un imposible, un fantasma, solo eso, de la imaginación humana.
------------------------------------------------------------------------------------
Querido, amigo, Emilio...
Me llamo José Luis de la Rica y vivo en Madrid.
He escuchado varias veces tus conferencias en Youtube y..., ¡estoy encanta’ooo! Jejeje... Por cierto, el viernes, cuando estuviste en Madrid, estuvimos contigo un grupo de amigos.
Verás, llevo días pensando en escribirte, pero va a ser hoy que ¿casualmente?, se cumplen doce años del día en el que nuestra hija Elena se trasladó al Cielo. Tenía doce años y la leucemia fue excusa para el tránsito.
Emilio, yo creía que te morías y que eso era todo; ¡que desaparecías diluido en la NADA! Imagínate qué dolorrr por el suceso y qué desconsuelo ante un sentido tan absurdo de la vida. Había pensado algunas veces que no temía mi muerte, pero poca gente se plantea la muerte de un hijo y yo era una de ellas. Mi mujer tenía esa fe de andar por casa y se enfadó con Jesús –como he comprobado que pasa prácticamente siempre en esos casos. Bueno, al menos ella guardaba en su corazón esa esperanza de un reencuentro posterior, ¿pero yo? Estaba tan obcecado por mi rechazo a la forma en la que me habían presentado a Dios que... Ahora sé que Dios Es Amor, amigo Emilio. ¡Qué diferencia!
Pero la niña empezó manifestarse con diversas "señales" y tras un durísimo proceso de sufrimiento, mi vida experimentó un cambio tal que, ahora sí, que he encontrado el sentido de mi vida: Emilio, desde hace casi diez años, ayudo a la gente para que se lleguen a dar cuenta, que el vínculo afectivo con los que se nos han adelantado en el paso a la otra dimensión, es una fuerza, una energía real, que nos mantiene unidos y de cuyos efectos podemos hacernos conscientes. Esto es posible gracias a la fuerza del Amor que todo lo une y fortalece. Es el efecto de la oración del que hablan los grandes místicos del mundo.
Y es más sencillo de lo que podríamos imaginar: Vale con que el Amor sea la profunda razón que te mueva, que pongas "confiado" tu dolor, anhelo y esperanza en "las manos" de La Luz, que relajes y te dejes guiar hasta el Cielo, por medio de una meditación de visualización. ¡Y ya está! Es como si hubieras ido a visitarles. Te entrevistas con toda tu familia, también con la de las personas que estén acompañando en la meditación, se conozcan entre sí o no... y muchas otras cosas que pueden suceder, todas hermosas, emocionantes y por supuesto consoladoras. A esta experiencia le llamo "El vuelo de la mariposa". Por supuesto, el nombre no está elegido al azar, jejeje...
Emilio, habían transcurrido ocho años desde que se fue la niña cuando una mañana de junio, mi mujer encontró en la cama el cadáver de nuestro hijo de treinta y un años. Mientras dormía, había sufrido un edema de corazón y pulmón. Roberto, mentalmente, era un niño de unos quince años, feliz con su Barça y yendo al cine con sus amigüetes del centro ocupacional al que asistía.
¡Qué fuerte! ¿no? No, Emilio. A mediodía ya habíamos hablado con mi hija que nos dijo que estaba con él. En el tanatorio volvimos a interesarnos por él y nos dijo la niña que aún no podíamos hablar con Roberto porque él creía que estaba dormido soñando. -Aún no le habían dicho lo que le había pasado porque se podría asustar- nos dijo. Hazte una idea de cómo era mentalmente Roberto. Fíjate que cuando más o menos dos meses más tarde, por fin, pudimos hablar con él, resulta que conmigo se comportaba normalmente y sin embargo, lloraba cuando hablaba con su madre. Roberto estaba más enmadara’o que enmadra’o. Jejeje... ahora está totalmente integrado y entre otras cosas nos ayuda con El vuelo de la mariposa, como muchos otros chicos y mayores, por otra parte, jejeje... Como vemos, en el "Otro lado", las cosas se hacen con sumo tacto.
Me gustó el ejemplo que usaste en la charla del viernes; aquél que nos contaste del viaje a Noruega. ¡Chico!, me sonreía a medida que lo ibas contando porque yo sabía perfectamente a dónde querías llegar, jejeje... Me sonreía mientras decía para mis adentros: "Este es de los míos", jejeje... Sí, Emilio, eso es exactamente para mí, para mi mujer y le hijo que aún nos acompaña por aquí, lo que ha pasado con nuestros hijos. Ellos "han vuelto a Casa" y nosotros regresaremos cuando llegue nuestro momento. Entretanto, podemos "hablarnos y vernos" a través de Internet (la consciencia del corazón). Mientras llega ese hermoso día, tratamos de desarrollar nuestro espíritu andando todo lo que podamos en el camino del Amor-Dios.
Emilio, como ves, te adjunto un documento "En la despedida del cuerpo de Roberto" para que le eches un vistazo (se transcribe en la parte final de esta entrada del blog). Al final pongo una dirección de Internet en la que, además de poder ver las fotos de lo que sucedió, puedes darte una vuelta por la página para que veas el alcance de lo que estoy viviendo.
Soy muy feliz, Emilio. Mi mujer básicamente está como yo, si bien, lógicamente, ella añora sus presencias físicas más que yo.
¡Jo!, chico... Si, además, resulta que es cierto que la humanidad está a punto de sentir que la muerte no existe, me parece que el efecto que va a causar en las vidas de las personas será tan enorme que significará el final de una era tanto social como espiritual. Y estoy encantado si Dios ha querido que esta pequeña oruga experimente encarnado en este planeta, algo tan fantástico como se avecina.
Bueno, amigo Emilio, como te dice Ángel Oliveros, quedo a la orden. Te envío un abrazo muy fuerte con esta carta y ¡hasta la tuya! Tómate tu tiempo, pero no dejes de hacerme saber tu opinión, por fa.
Venga, otro más, jejeje...
jose luis
------------------------------------------------------------------------------------
En la despedida del cuerpo de Roberto:
Roberto (31 años) es el segundo hijo que se nos ha adelantado en el paso. Elena (12 años), su hermana pequeña, se nos adelantó ocho años antes.
26 de junio del 2008.
Me llaman al móvil. Es Ana Mari. Dice que “¡Roberto está muerto!”.
-Pero ¿cómo se va a haber muerto Roberto?
-¡Sí, no respira y está morado!
Salgo a buscar un taxi y media hora más tarde estoy delante de su cadáver. Está frío. Roberto no está ahí, pero sí, es su cuerpo.
¿Cómo ha podido ser? Roberto es un chico joven lleno de salud. Nunca ha trasnochado. Con treinta y un años, nunca ha ingerido alcohol ni ha consumido tabaco. Es un chico muy dependiente de nosotros, mentalmente es como si tuviera quince años. Muerte súbita producida por un edema pulmonar y cardíaco. Se ha ido dormido, no se ha enterado de nada y, como unas horas después supimos, aún él no sabe si está aquí –en La Tierra- soñando o es que en verdad se ha reunido con su hermana Elena en el Azul. ¡Vaya con Roberto, con el miedo que tenía él a morirse!
Cree que está soñando con su hermana como tantas otras veces y Elena nos advierte que aún no está preparado para saber lo que le ha ocurrido de verdad. Está tranquilo y dentro de unos días podremos entrevistarnos con él.
Estoy muy acelerado. Mi mente y mi corazón saben que no está muerto: la muerte es la gran mentira de la vida. Lo sé, llevo más de siete años comunicándome con personas que dejaron este mundo. Pero psicológicamente tengo que organizar mi mente para asumir la nueva relación con nuestro hijo.
Ana Mari está destrozada. Ahora sí que nos hemos quedado libres para irnos cuando llegue nuestro momento. Nadie depende ya de nosotros para sobrevivir. Rubén, el chico mayor, está recién casado y su mujer está esperando un bebé para dentro de ocho meses. Martín –nuestro nieto y sobrino- nació justamente el mismo día que su tío Roberto cumple sus treinta y dos años terrenales.
Se llevan su cuerpo al Instituto Anatómico Forense. Ahí estará hasta mañana, después podremos disponer de él un día más hasta darle sepultura.
¿Cómo me siento? No lo sé, acelerado pero sin pena. Sé que él no ha perdido nada con el cambio. Que ahora está ante una nueva etapa de su desarrollo vital. Sé que ahora podrá hacer realidad sus mejores sueños y que cientos de personas le habrán recibido entre abrazos y risas. Y, lo que es mejor de todo, por fin habrá podido mirarse en los ojos de Jesús. No lo creo, lo sé. Y eso nos tiene que satisfacer lo suficiente como para volver a aceptar otra vez la marcha de un hijo. El camino es difícil, pero ellos –desde su Nueva Vida- enviarán efluvios de Amor a nuestro corazón, para que lo consigamos.
Y queremos rendir un homenaje a Roberto y a todos nuestros Amigos del Azul. Desde aquí queremos participar de la Alegría que corre todo el Cielo. Compro globos y una bombona de helio.
La mañana del entierro, un par de horas antes de dar sepultura a su cuerpo, hacemos una cadena e inflamos casi doscientos globos, hasta que se terminó el helio. Uno inflaba, otro hacía un nudo con el mismo globo, otros ataban un hilito al globo para poder agarrarlo y entre todos, escribimos dedicatorias a nuestros seres del Azul.
Quince minutos antes de salir hacia el cementerio, el techo de la sala está parcialmente cubierto de globos. De pronto, uno de ellos empieza a descender hasta situarse a un metro del suelo. Tiene un nombre –como todos los demás. El nombre que lleva escrito es Elena. Es el globo dedicado para nuestra hija.
El globo se empieza a mover de derecha a izquierda, deteniéndose unos momentos delante de cada una de las personas que están sentadas. Estamos todos atentos y sorprendidos. Va de uno a otro como empujado por la voluntad de alguien que no vemos. Cuando llega frente a Rubén (mi otro hijo) se detiene mucho tiempo y después sigue su camino hacia la puerta de salida. Le estamos grabando y haciendo fotos. El globo parece que está posando para ello. Cuando empieza a salir por la puerta, lo volvemos a situar en el mismo lugar en el que se descolgó y otra vez, vuelve a hacer el mismo recorrido, de la misma manera que antes.
Ahora, cuando está de nuevo saliendo por la puerta, vienen a avisaros de que ya ha llegado la hora, que tenemos que llevar el cuerpo al cementerio.
Cuando están introduciendo el cuerpo en la sepultura, soltamos los globos, que por efecto de la corriente del aire, se elevan en dirección al sol.
En el silencio del momento, sólo se oyen las llamadas de Ana Mari, animando a su hijo para que SEA MUY FELIZ en su NUEVA VIDA…
Para ver las fotos:
https://skydrive.live.com/?sa=184748101%5C?cid=5442ca12f801b298#sc=photos
------------------------------------------------------------------------------------
Puede consultarse también el siguiente enlace:
http://homenajeadolors.marianobayona.com/elvuelodelamariposa.htm
------------------------------------------------------------------------------------