Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

30/12/21

Velocidad natural

Uno de los ejemplos que más ayuda a algunas personas a comprender el reflejo de ellos mismos sobre su vivienda es el de la velocidad de vida.

El ritmo interior de las personas, para un buen funcionamiento biológico, mental y emocional, debe ir sincronizado al ritmo natural. Al fin y al cabo, la energía que da vida a un árbol es la misma energía que nos da vida a nosotros.

En el interior de un árbol, la vida fluye sin resistencia y se dan con naturalidad los diversos ciclos del día y de la noche, los estacionales e incluso los planetarios.

En nosotros, que en nuestro interior se dan de igual manera los mismos ciclos, la vida, en muchas ocasiones, no se siente aceptada y se ve forzada a tener que ir más rápido o más lento, ocasionando en nuestro interior multitud de desajustes que acabamos normalizando con dolores físicos, alteraciones del descanso o del ánimo e incluso con un estilo de vida completamente desenraizado de nuestro verdadero propósito.

Al igual que cuando conducimos un vehículo a una velocidad mucho mayor de la permitida, el simple hecho de mantener la línea recta conlleva una atención y tensión extra, en nuestra vida, ir a una velocidad mayor de la que se requiere, genera una tensión extra incluso a niveles sutiles que, de no prestar atención con frecuencia, acaban también desajustado aspectos como la intuición o las sincronicidades.

Este es el caso de una pareja cuya velocidad de vida estaba tan desajustada que en su diálogo estaba normalizado, incluso, no tener tiempo para comer.

Contactaron conmigo buscando únicamente reformar su cocina. Según me contaron, su estilo de vida les llevaba a utilizarla poco y querían reducir sus dimensiones y dar ese espacio al salón para tener un espacio extra de trabajo.

En cuanto vi la información que les solicité y comprobé que casi todas las puertas estaban alineadas con las ventanas y se percibían varias corrientes que aceleraban la energía de la vivienda, les envíe una sencilla encuesta personalizada para constatar si aquellas corrientes podrían ser un reflejo de sus corrientes personales de vida.

En las respuestas, ambos coincidían. La base de su vida era una velocidad asimilada que les llevaba a una vida superficial, poco profunda y casi sin ningún tipo de actividad en el que el sentimiento regulase algún proceso.

Propuse una videollamada para mostrarles de una forma gráfica estos síntomas con la intención de que, durante unos días, pudiesen integrar esa posibilidad y darles, si querían, unas sencillas pautas para ver si lograban sentirse más calmados y, desde esa calma, plantear de nuevo su deseo inicial de reforma.

El hombre, muy reticente al principio de la conversación, fue poco a poco entendiendo lo que pretendía mostrarles y comenzó a contar que esas mismas alineaciones estaban también en su oficina y el ambiente general era el mismo que en su vivienda.

La mujer, confesó que ella anhelaba otro estilo de vida, pero desde que decidieron cambiarse a esa vivienda también hizo cambios en su vida que apagó poco a poco otras ilusiones y ya casi no las recordaba.

Las pautas que les di fueron muy sencillas:

+Tratar de entornar las puertas que estaban alineadas con las ventanas para minimizar las corrientes.

+Poner unas alfombras sencillas en unos pasillos excesivamente largos para ralentizar la velocidad de la energía por ellos.

+Hacer unos sencillos cambios en la distribución del recibidor y de las zonas de entrada a las estancias más grandes para valorar los espacios al entrar.

+Comer los fines de semana en casa y cocinar, al menos una vez a la semana, para valorar el acto de nutrirse de forma sana.

La mayoría de pautas no les llevó inversión económica. Usaron lo que ya tenían en la vivienda.

Quedamos en volver a hablar en 3 semanas, pero no fue necesario esperar tanto.

Antes de 15 días contactó la mujer para contarme una serie de cambios que les llevaba a replantear la idea inicial por la que me contactaron:

+Habían pasado casi una semana con mucho más sueño y aunque al principio lo tomaron como algo negativo, decidieron abrirse al proceso sin tomar estimulantes y vieron que el descanso de los dos era mucho mejor en menos horas.

+Ella había recuperado el placer por cocinar que había cultivado en la anterior vivienda y él se ponía muchas veces con ella a conversar en la cocina.

+Habían decidido poner una luz más cálida en el recibidor y eso les daba más Paz al llegar a casa.

+Los ritmos de trabajo se habían empezado a regular.

+El chico había hecho los mismos cambios sencillos en su oficina y veía curioso cómo había mejorado la comunicación entre compañeros mejorando, con ello, su propio ritmo al tener mejor clima laboral.

+Habían decidido no hacer la reforma de momento y en su lugar habían pensado crear una zona para comer en la cocina.

+Y lo más importante, ambos habían tomado consciencia de que sus ritmos se comenzaron a acelerar cuando, al decidir cambiar a una vivienda que requería de una inversión económica más alta mensual, integraron que el sacrificio para vivir en ella era vivir más rápido para lograr ese dinero.

+Veían que quizás, les gustó aquella vivienda y resonaron con ella porque previamente ya habían integrado aquella velocidad.

+Me contó que esa toma de consciencia les había llevado a replantearse su propio concepto de vida y habían decidido apostar por empezar a reforzar su camino natural interior antes de hacer otro cambio externo.

El proyecto acabó siendo en su propio interior. Unas sesiones personales de alineación con su propia armonía les llevó a ambos a crear, por sí mismos, los cambios en su vivienda que reflejaban, esta vez con orden natural, su renovada verdad interior.

En muchas ocasiones, la regulación de nuestros ritmos requiere únicamente de acciones sencillas que nos recuerden que la vida y sus ritmos, son más sanos que los que nuestra inconsciencia propone.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)

https://andrestarazona.com/

Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en

el Diseño Sentidointeriorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.

Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de este enlace:

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27/12/21

Conclusión (Proyecto “La Física de la Espiritualidad”: 52)



Mis queridos amigos.

Durante todo este año 2021, he tratado de aportar mi visión personal del Universo Interior que envuelve al ser humano, donde la vida hierve como la lava del volcán, tratando de manifestarse al exterior, para gritar al mundo que “yo estoy aquí”, que mi “consciencia” está tratando de afirmar sus señas de identidad, que mi existencia no es un capricho aleatorio de la Naturaleza, que “no soy una casualidad”, que el Universo no sería lo mismo sin mí. Que el Universo existe para que yo esté aquí para contemplarlo.

Por eso “la ola” quiere ser Mar por sí misma, sin percatarse de que ya es Mar.

Esa fue la maldición de Eva al comer la manzana, la de pretender ser Dios por sí misma, cuando ella ya era Dios, la misma esencia de Dios, Dios hecho carne. 

Ese ha sido y es el absurdo filosófico del ser humano, pretender ser lo que ya era, pero sin aceptar que ya lo era. Por eso el hijo pródigo quiso ser como su padre (dame mi herencia), pero sin contar con que él ya tenía la herencia de su padre.

Un querer ser dios sin Dios, para terminar siendo literalmente “nada”, como un cerdo atascado en un charco.

Quien quiera ver la tragedia humana como consecuencia de la tentación de un ser diabólico, es muy libre de hacerlo. Como parábola contada a los niños en una noche de rayos y truenos, me parece perfecto.

Pero quien quiera ver esa misma tragedia como consecuencia del nacimiento del “yo” pegado a la naturaleza física, creo que tiene una versión más acorde con lo que es nuestra propia vida en este mundo.

El sacerdote, durante la misa, cuando, al preparar el vino en el ofertorio, añade una gota de agua al cáliz, pronuncia esta bella frase: 

“Que esta gota de agua unida al vino nos permita gozar de la Divinidad de Aquel que quiso compartir nuestra humanidad”.

La tragedia humana, la que ha generado un modelo de mundo que, desde las cavernas hasta hoy, ha llevado a la Humanidad al borde de su extinción, ha sido el desgarro salvaje de nuestra naturaleza en dos, nuestra naturaleza física, mortal, de carne y hueso, personificada por “Marta”, el personaje de Betania enredado en las cosas de la casa y nuestra naturaleza espiritual, eterna, divina, personificada por “María”. 

Así que el pecado de Eva fue ignorar a María y pretender ser sólo Marta y que Marta pretenda ser como María. Por eso a María, Marta la encerró en la Torre de Doña Urraca, que referíamos al comienzo de esta serie. 

Que este error fatal lo cometiera Eva inducida por la parlanchina serpiente o fuera una rebelión de la propia Naturaleza al tomar consciencia de sí misma, eso queda como una “incógnita envuelta en una niebla oculta en un misterio”, que diría Churchill. 

Acaso después de esta vida nos sea revelado este misterio, pero si echándole las culpas a Satanás, eso nos mueve a recuperar nuestras señas de identidad como “María” y comenzar a recorrer el camino de regreso a Casa, ese Camino de Santiago que termina haciéndonos al Océano de Dios, perfecto.

Y si entendiendo que la toma de consciencia de nuestra humana naturaleza nos hizo creer que sólo somos Naturaleza sin que haya un más allá que nos envuelve y nos espera y, eso es lo que nos impulse a buscar nuestra esencia divina, también perfecto.

Ser conscientes de que tanto Satanás como nuestro raquítico y pequeño yo físico (Marta) pueden tener la misma capacidad de movernos para buscar nuestro personal camino de regreso a Casa, es suficiente, o debería serlo, para iniciar ese Camino de Santiago hacia la Mar océana, que supone el despertar de María y la unión espiritual con nuestro Creador; que la ola que, por un momento se creía algo y alguien, se desvanezca para regresar a ser lo que siempre ha sido, la misma esencia de Dios, la Consciencia en estado puro.

En cualquier caso, esto es una lucha entre dos naturalezas, pero con distinto motivo. En el primer caso, algo exterior a nosotros se ha colado en nuestro interior y nos quiere arrebatar nuestra naturaleza espiritual, nuestro ser divino. En el segundo, sucede el hecho de que, al ser conscientes de nuestra naturaleza física (Marta), ésta pretende ser ella misma e ignorar su verdadero origen y la lucha, esta vez es interior, “yo contra Yo”, yo contra mí mismo. Y ahí les dejo a los sabios teólogos que se calienten los cascos para desenredar este lío, que para eso tienen estudios.

La tesis de Marta y María es un supuesto más doméstico, más de andar por casa, sin tener que acudir a que fuerzas cósmicas malignas nos obliguen a tener que calzarnos con la armadura de la fe y empuñar flameante espada para luchar en singular batalla contra las fuerzas del mal y etcétera, etcétera, etcétera.

La historia de Marta y de María es la de dos chicas que, viviendo una rutinaria vida deciden ambas, esto es muy importante, iniciar el regreso a Casa. No es una imposición de María a Marta, sino un acuerdo de ambas, al ser conscientes ambas de que “algo no va bien en sus vidas” y han conocido a un chico que va a iniciar su camino de regreso a Casa. No es una lucha a muerte de María contra Marta, porque ambas son una misma esencia, sólo que por la razón que sea, están falsamente disociadas en dos naturalezas, la física y la espiritual.

Es la búsqueda de la No-dualidad del Vedanta advaita o el descubrimiento de que somos Uno con el Todo del Evangelio de Juan.

¡Caray!, a los que os guste las películas de superhéroes, lo de la titánica lucha contra el mal, encaja mejor que a los que nos gusta más reconocer que en esta vida sólo nos dedicamos a hacer los trabajos de Sísifo y ansiáramos dejar de subir la pesada piedra a la colina (las tareas de la casa de Marta) y salir zumbando. O algo así.

En cualquier caso, bien sea bajo la parábola de Satanás o la de Marta y María, nuestra realidad es la misma, que…

La Sabiduría nos persigue, pero nosotros somos más rápidos.

Vivimos en un continuo tratar de encontrar soluciones a nuestro particular desastre, cuyo origen procede de las soluciones que dimos ayer y que, por tratar de arreglar nuestros desaguisados por nosotros mismos, resultaron ser la semilla del nuestro actual desastre. Y así una y otra vez, ilimitados ciclos de romance, desilusión y júbilo. Y esto, como que cansa bastante.

A la Humanidad le ha pasado lo mismo, ciclos continuos de guerra y paz, tratando de arreglar sus desastres con soluciones que, inicialmente parecen devolver la paz, pero que son el germen de nuevas y futuras guerras, con cada vez peores consecuencias, que nos ha llevado a esta sociedad distópica sin salida.

Y todo es porque queremos ser aprendices de brujos, que vimos en el capítulo anterior, el “51.- El rapto de los benditos”, y queremos hacer las cosas nosotros solitos y, mirad cómo terminó nuestro querido Micky mouse… 

Sin mí no podéis hacer nada”, que dijo Jesús a sus discípulos, como le diría el padre a su hijito al hacerle ver que es demasiado pequeño para determinadas aventuras.

Cuando caemos en la cuenta, cuando María despierta y negocia con Marta llevar a cabo el Camino de regreso a Casa, y tratamos de buscar nuestra Divina Realidad, Marta, que es muy ingeniosa, se imagina métodos surtidos sobre cómo alcanzar esa plenitud, ese Mindfulness, esa consciencia despierta e iluminada y se lo monta “que lo flipas”.

Entra en el mercadillo espiritual, agarra el carro de la compra y va recorriendo las estanterías y tomando un poco de esto y otro poco de aquello; un poco de yoga, otro poco de pilates, por aquello del vientre plano que mola para lucir bikini, y otro poco de flores de Bach y, ahora cuarto y mitad de meditación trascendental y algo de constelaciones familiares para resolver mis cuitas con el cuñado. Y que no falte en casa una decoración a lo Feng shui, para aportar un ambiente doméstico de paz y serenidad. Incluso, hasta se puede inventar ella misma un método superchuli para alcanzar la iluminación consciente y, puede que funcione, ¿por qué no?

Nada que objetar a esto, porque los católicos también tenemos nuestro mercadillo de rosarios, novenas, jaculatorias y ejercicios espirituales; que todo vale para salir de nuestro pequeño mundo hacia las alturas batiendo nuestras alas, que para eso las tenemos, por cierto. 

Pero pasado el tiempo, cuando finalmente nos hayamos dejado atrapar por la Sabiduría y dejemos de buscar soluciones particulares a nuestros problemas, que, ¡cuidado!, nos habrán permitido llegar a Finisterre, estaremos ante el desafío de la Mar océana. Entonces nos daremos cuenta de que la ascética sirve para lo que sirve, como Marta da para lo que da, pero llegado un cierto punto, o reconocemos que hasta aquí hemos llegado, que no está mal y, como hacen casi todos los que llegan a Compostela, tomamos el tren o bus de regreso a casa, pero a la casa de donde salimos, donde Marta y María vivían su rutinaria vida o, cerramos los ojos, embarcamos en esa nave sin timón pero con mástil y velas y, “que sea lo que Dios quiera…”.

Es decir, es formidable atreverse a hacer el Camino de Santiago y tiene un valor humano incalculable, pues detrás está el deseo de ser personas íntegras, de buena voluntad, sincero corazón y conscientes de sí mismas. Pero al concluirlo en Compostela (¡ojo! con la compostela en mano, es decir, con el reconocimiento oficial del esfuerzo realizado), estaremos como el joven rico al preguntarle a Jesús si tenía algo más que hacer. Al responderle Jesús ese “déjalo todo y sígueme, lánzate al Océano conmigo”, el joven tuvo miedo de perder el control de su vida tan apañada y, tomó el camino de regreso; eso sí, se fue muy triste.

Pues hasta aquí hemos llegado, queridos amigos, con esta conclusión, damos fin a este ciclo de entregas sobre el apasionante Universo de la Vida Interior, entre la física y la espiritualidad, ante la que las hermanas de Betania se encuentran, dispuestas (o no), a dar el paso definitivo a la Vida Eterna, dispuestas a recorrer las Sendas de la Vida Interior.

Y como decíamos en las conclusiones del “Primer Congreso de Consciencia y Sociedad distópica”, nuestro Visado para el Futuro no es otro que dejarnos atrapar por la Sabiduría, que ella nos lleve en volandas hacia nuestro destino final que no es otro que Dios mismo, que jamás debería haber salido de la ecuación de nuestra vida.

Y el Visado no es otro que:

1.- Ama al que tienes a tu lado como a ti mismo; incluso a tu propio enemigo. No ames al otro porque te hace feliz, ámale para hacerle feliz a él, sin esperar recompensa.

2-. No juzgues a los demás y no serás juzgado. Al juzgar mal hacemos daño e impedimos el crecimiento del otro. Recordemos que nosotros somos hacedores de santos o de almas perdidas…, según.

3.- No hagas nada, déjate llevar, confía en la Divina Providencia y nada quedará sin hacer.

4.- Y si buscamos un ejemplo práctico, 

Ama a tu hermano como Él te ha amado a ti, y te sigue amando.

NADA PUEDE ROBARNOS EL AMOR.

En resumidas cuentas…

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

San Juan de la Cruz

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Autor: José Alfonso Delgado

Nota: La publicación de las diferentes entregas de La Física de la Espiritualidad

se realiza en este blog, todos los lunes desde el 4 de enero de 2021.

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26/12/21

Con Amor, Emilio Carrillo: ¡Feliz Natividad!


Hola, amig@:

Permíteme que en estas fechas tan entrañables comparta contigo unas breves líneas como reflexiones para tu consideración y no para convencerte de nada.

Te puede parecer ciencia-ficción, pero es lo real: dirigidos por una muy reducida élite de creencias espirituales satánicas, que conforma un gobierno mundial en la sombra, los diferentes estamentos que ostentan el poder político, económico y social (corporaciones multinacionales, organismos internacionales, gobiernos y estructuras políticas e institucionales, grandes medios de comunicación, etcétera) no tienen como meta el “bien común”. Todo lo contrario: en pro de los privilegios e intereses egóicos y egocéntricos de esa élite, persiguen el dominio, el control y la alienación de los ciudadanos, a los que contemplan como un rebaño dócil y estúpido, sumiéndolos en una situación de enfermedad crónica espiritual, vital, física, emocional y mental. Sé que esto choca con lo que siempre has pensado y te han enseñado y rompe tu hábitat de confort, por lo que quizás lo califiques de locura. Sin embargo, observa con atención tu vida y el mundo que te rodea, porque todo está ya a la vista para quien quiera ver, y medítalo, pues mientras no te percates de lo anterior formarás parte de ese rebaño hipnotizado y maltratado.

Comparto esto contigo no para generar miedo (ya hay demasiado), ni para que caigas en el victimismo o en la deriva conspiranóica, sino para que tomes consciencia tanto de la realidad como, lo más importante, de tu auténtico ser, que es imperecedero y divino. ¿También esto te parece una locura? Pues toma buena nota: tu divinidad esencial es la gran verdad que esa élite quiere que ignores. De hecho, es su principal objetivo. Date cuenta y ejercita tu divinidad: saca lo mejor de ti, ponlo al servicio de los demás y de la Vida en todas sus modalidades y plásmalo día a día en una práctica de vida coherente con lo que Eres y desconectada de los paradigmas, sistemas de creencias, pautas y hábitos de vida que la reiterada élite y sus adláteres pretenden imponer con la inseguridad, el aferramiento a lo material y el enfriamiento del espíritu humano como banderas.

Si vives como quien Eres, nada hay que temer y todo lo que experimentas, sin excepción, se transforma en oportunidad para expandir la consciencia sobre tu genuino Ser y desplegar la práctica de vida que lo cristaliza en este maravilloso plano físico, trayendo el Cielo a la Tierra. En esto, en Crear lo nuevo, consiste tu vocación y tu poder: por tanto, no luches contra lo viejo, ni gastes energía intentando cambiarlo o reformarlo. Y no odies nada ni a nadie, tampoco a la élite y sus diversas marionetas. Lo que no significa que justifiques el dolor que provocan o sucumbas en la indiferencia ante lo que acontece: como los sabios y sabias han mostrado, lleva a cabo, en la medida de tus posibilidades, una Acción Consciente y de alta frecuencia vibracional para paliar tanto sufrimiento actuando por la Paz y por la Justicia, aún a costa de ser calumniado o perseguido.

Sé auténtic@, ejemplar e impecable desde el compromiso con tu divinidad. Está a tu alcance, está a nuestro alcance: somos semillas de la Nueva Humanidad y la configuramos, desde la Consciencia y nuestras obras, de instante en instante. En ese discernimiento, sonríe y confía en la Vida; vívela con alegría, sencillez, serenidad, ternura y armonía; y reconecta desde el Amor con tus congéneres, con la Naturaleza y con la Madre Tierra. En íntima unión con ella, estamos creando algo muy profundo y hermoso. Y el parto que lo hará nacer ya ha comenzado… ¡Feliz Natividad!

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24/12/21

"El por qué y para qué de la experiencia humana", por Emilio Carrillo


https://www.youtube.com/watch?v=SG-cpX03vys

Vídeo (duración: 01:02:16) de la entrevista a Emilio Carrillo para El Fil d`Ariadna, el 11 de noviembre de 2021, titulada El por qué y para qué de la experiencia humana y otras preguntas fundamentales.

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23/12/21

Ganar espacio

Aquellos objetos a los que asociamos un sentimiento o una emoción sea por quién nos lo regaló, por el momento en que lo adquirimos o por haber pertenecido a algún ser querido, los mantenemos en nuestra vida de una forma parecida a cómo gestionamos en nuestro interior los sentimientos o las emociones.

Hay personas muy selectivas con lo que sienten y con su mundo emocional y tratan, cada día, de discernir sobre lo vivido y acumulado durante el día para gestionarlo antes de dormir.

Estas personas suelen experimentar en su interior una sensación de ligereza que se percibe en el lugar en el que viven: lugares ordenados y con poca acumulación de cosas innecesarias.

Por otro lado, hay otras personas que acumulan tantos sentimientos y emociones que no pueden desprenderse de objetos que a veces ni siquiera les gustan, porque temen que, al hacerlo, dejen de sentir el vínculo que les unía a la persona o a la experiencia que se los aportó.

Cuando una persona acumula una cantidad determinada de sentimientos y emociones sin gestionar, la sensación de falta de espacio interior la proyecta hacia su exterior necesitando llevar a cabo cambios y que en muchas ocasiones no eran necesarios.

Si en algún momento siente que necesitas más espacio en casa y te cuesta crearlo, comienza preguntándote cuál es el objetivo final.

Quizás te encuentres con el deseo de tener un nuevo espacio para estudiar, un lugar más amplio para cocinar, crear un entorno relajante, sentir más orden…

Una vez tengas claro el objetivo, intégralo en tu interior. Comprométete a estudiar cada día aunque no sientas el lugar adecuado, cocina aunque no dispongas del espacio que anhelas, haz lo posible por relajarte aunque no estén todos los aspectos que te gustaría cubiertos, busca en orden dentro de ti…

Detrás de la acumulación de objetos por apego emocional, hay una gran tendencia a postergar la revisión. De esta forma, la limitación exterior prevalece al deseo interior.

En el momento en el que te comprometes a seguir tu deseo pese a tu necesidad de espacio externo, lo externo pierde fuerza y tu realidad interior logra hacer el espacio que necesitaba para crearse: reflejo del espacio que tú le has dado dentro de ti.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)

https://andrestarazona.com/

Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en

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22/12/21

Las caras de la alegría

Hay una diferencia sustancial entre la satisfacción momentánea del EGO y el gozo profundo de vivir, propio del despertar de la consciencia.

1 ¿Tienes un coche nuevo, una casa, un vestido, un dispositivo electrónico de esos que abundan?

2 ¿Has logrado poner en marcha un proyecto en tu vida, has alcanzado una meta, te has esforzado y subiste un nivel de enseñanza, un nuevo diploma, título o lo que sea?

3 ¿Tu cuenta del banco tiene más dígitos, has añadido algo a tu patrimonio?

4 ¿Has conocido a alguien especial que te enamora, ha nacido un hijo, un nieto?

La lista podría ser interminable y surge entonces una alegría justificada, un bienestar nuevo, crece un poco la autoestima.

¡¡Lo he logrado!!

Es maravilloso eso, es justo, auténtico y no tiene nada negativo...

Y ocurre que unos minutos después, unas horas, unos días, o un tiempo, determinado por la magnitud del logro alcanzado, la alegría comienza a desvanecerse, aquello que era la fuente del sentimiento, comienza a perder el brillo que nos deslumbraba.

La persona especial resulta ser diferente a nuestra primera percepción, el bien obtenido ya no nos satisface tanto, algo se va apagando y paralelo a esa sensación, surge un nuevo deseo, una nueva aspiración que nos empuja a poner la vista en el futuro y adherirnos a una idea, una ilusión que nos lleva a declarar muy sutilmente:

¡cuando tal cosa ocurra, entonces si que seré dichoso!

Podríamos hablar de ésta primera cara mucho tiempo, poner ejemplos, descubrir sus múltiples aristas, pero no es necesario porque todos la conocemos de una forma u otra.

En cambio de la otra cara de la alegría no puedo hablar mucho, porque es imposible describirla, no está asociada a una explicación racional y no tiene nada que ver con la lógica.

Para más desgracia es poco conocida, huidiza y misteriosa, diría yo, y para ser totalmente honesto, personalmente no la he experimentado muchas veces, no soy un experto, ni siquiera puedo decir que no sea atrevido de mi parte, escribir sobre ella.

El gozo de vivir aparece como una ardilla asustada en el bosque de la vida, una liebre entre la maleza, una nube que se disipa en esos cielos despejados de diciembre.

Aparece en momentos de silencio, de contemplación humilde de la madre naturaleza.

Viene en el mágico susurro de las hojas de los árboles que mueve el viento, en la rítmica melodía de las olas que golpean el acantilado, en ese siseo del sol cuando parece que se mete en el mar.

El gozo de estar vivos, viene aparejado con la humildad de reconocer una inteligencia divina que subyace en las cosas sencillas: la mirada de un niño, o un anciano, una brizna de paja que mueve el viento, la lluvia que golpea una ventana, un rayo de sol que se cuela entre las ramas de un arbusto.

Una madre que se enternece mirando a su bebé, una gata que lame a su prole, un cielo misterioso e insondable que se muestra como una mujer desnuda, ante el ojo curioso y asombrado.

Ese gozo de vivir no se parece a la alegría transitoria del pequeño e insaciable ego, por el contrario de ésta, no aparece de repente sino que es un proceso, proviene del nivel de aceite que haya en la lámpara de la que hablaba Jesús de Nazaret, en la parábola de las vírgenes sabias y necias.

Está asociado a la paz profunda de la aceptación del momento presente, de lo que ya es y emerge como un misterio, se desvela, tal vez como premio, ante quienes han atesorado en vez de riquezas materiales, pequeños actos de amor en su existencia.

Y la mirada entrenada reconoce a esos seres que la nobleza se les desborda, son los que escuchan con atención a cualquiera, los que ofrecen un simple saludo y una sonrisa, los que se privan de un cacho de pan por compartir, aun cuando tienen hambre.

Esos seres no persiguen nada ni desatan o se alistan en ninguna guerra, no toman partido, no guardan provisiones en sus alacenas, porque saben que hay un regazo donde guarecerse de los ciclones y las tormentas crecientes de esta generación.

Ese sitio de paz profunda, como el ojo de las tormentas, de calma y luz es el eterno ahora.

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Autor: José Miguel Vale (josemiguelvale@gmail.com)

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20/12/21

El rapto de los benditos (Proyecto “La Física de la Espiritualidad”: 51)


 https://www.youtube.com/watch?v=gqTjP-HRC8M                                 

Aprendices de Dios

¿Recordáis una encantadora película de Walt Dysney titulada “Fantasía”?

Se estrenó a finales de los cuarenta, algo después de Blancanieves.

No tuvo inicialmente mucho éxito, pero ha terminado siendo uno de los grandes clásicos de la animación.

Pues bien, De aquella película, que era una antología de los grandes éxitos de la música clásica, quiero hacer alusión al episodio del aprendiz de brujo. Para animar esta encantadora obra de Paul Duka, Walt Disney empleó las artes escénicas del incomparable Mickey Mouse. El motivo que sirvió de animación es sencillamente delicioso, como toda la obra interpretada por la orquesta filarmónica de Philadelphia y dirigida por Leopold Stokowsky. Mickey es un aprendiz del Gran Mago, que se siente sometido a trabajos rastreros, tales como llenar un aljibe de agua, mientas el mago crea grandes y espectaculares figuras con el humo que hace salir de su marmita.

En esto que el Mago siente sueño, se va a dormir, pero deja el gorro picudo encima de la mesa. Mickey que lo ve, de repente le viene a la cabeza una idea increíble. Qué pasaría si, una vez quedándose solo, toma el gorro del mago, se lo pone y, como tiene poderes mágicos, le da las órdenes oportunas a la escoba que usa para barrer, para que le haga el trabajo.

Así que cae en la tentación, se pone el gorro y dicho y hecho, hace la magia necesaria para sacarle dos brazos a la escoba, y le ordena que vaya a tomar agua de la fuente, llene los cubos y los lleve hasta el aljibe, para llenarlo… y así, una vez llenado, podrá dormir plácidamente toda la noche.

Pero en esto que mientras está cómodamente sentado en el sillón y la escoba llenando, transportando y vertiendo el agua en el aljibe, Mickey se queda dormido y se produce el desastre. La escoba no para de llenar agua, mientras nuestro héroe cae en un profundo sueño que le hace imaginarse el mago más poderoso del mundo, dominando toda la naturaleza, el cielo, la tierra y el mar, tratando a los elementos como un gran ballet, un gran cortejo escénico, dominador de los océanos y de las tormentas.

Peeero…, el agua que hace horas ha rebosado el aljibe, porque la escoba no para de llenarlo con agua, cubre el piso y alcanza el sillón donde duerme Mickey, hasta que vuelca y le hace caer al agua.

La expresión de horror del ratoncillo travieso es increíble. Y a partir de aquí, la debacle. Trata de parar a la escoba, pero esta no le obedece. Rompe la escoba en trocitos con un hacha y de momento, pero tas unos pocos instantes de silencio, cada astilla de la escoba muerta se transforma en una nueva escoba programada para transportar agua. El final catastrófico es previsible. Todo se inunda. El caos llega al paroxismo, se forman vórtices de agua que pronostican un final dramático.

Pero en esto que, soliviantado por todo el estruendo, aparece el Gran Mago, el cual, con gesto indignado, hace callar a las aguas y las devuelve a sus lugares de origen.

Todo queda en calma.

Nuestro personajillo, absolutamente avergonzado, trata de humillarse ante el mago; le devuelve el gorro mágico, le devuelve la escoba, toma los dos cubos de agua y casi de puntillas para no armar ni una sola nota de ruido trata de volver a su tarea.

El Mago le mira entre enfadado y con gesto de oculta misericordia, terminando el incidente con un escobazo en el culo del ratón, que le hace salir pitando de la estancia.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero esta es de esas oportunidades donde reventaría si no te hiciese, querido amigo, una comparación absolutamente magistral entre Mickey y tú, o yo, o cualquiera de nosotros, de los seres humanos que en el mundo han sido.

¿Qué pasa si asociamos los trabajos de Micky con nuestros trabajos normales en este mundo, y el gorro del Gran Mago, con la puñetera manzana del árbol de la vida?

¿Qué pasa si a la tentación de la serpiente a Eva, le asociamos la sugerente idea de Micky de calzarse el gorro del Gran Mago, para jugar a ser brujo?

¿Qué pasa si asociamos el devenir de la Historia del género humano, con el progresivo desastre en que la hemos convertido, a base de embarcarnos en empresas de ambición, en ensoñaciones de grandeza, “dominarás la Tierra”, que se dice?

Hasta que la Tierra está empezando a pasar por encima de nosotros, como una apisonadora, como la legión de escobas que convirtieron el tranquilo taller de experimentos del Gran Mago, en un indescriptible caos acuático.

Hemos tratado de ser aprendices de dios, cuando el Plan de Dios era en de que nosotros fuéramos su misma esencia adornada de su Voluntad. Dios pretendía actuar en el mundo a través nuestra, “amaos los unos a los otros como Yo os he amado”, pero nosotros. Pero nosotros hemos querido ser como Él, pero por nuestros medios, haciendo uso de falsos embrujos y sortilegios que han convertido este mundo en un infierno tecnológico, económico, político, social y ético. Y además, medioambiental.

El ensayo de tomar a hurtadillas el gorro del Gran Mago nos ha salido “como el culo”.

Y ahora ¿Qué hará el Gran Mago?

¿Vendrá de lo alto para resolver el desaguisado y mandarnos de un escobazo a nuestras seguir con nuestras serviles actividades?

Un buen susto y reprimenda no nos vendría mal, para bajarnos los humos, todo hay que decirlo.

Pero sorprendentemente, lo que ha preferido hacer es llamar suavemente a nuestro corazón, y darnos una “segunda oportunidad”, una segunda venida, preguntándonos… “¿Me dejas un hueco en tu corazón? ¿me dejas nacer en tu pesebre?

No importa que esté sucio. Me conformo con el calor de tus bueyes, en el frio de tu noche.

El rapto de los benditos

39…y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: 40 dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; 41 dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Mateo 24.

En los textos bíblicos se hacen multitud de referencias a la segunda venida del Hijo de Dios. En general este suceso se describe con todo lujo de efectos especiales, con relámpagos, con ángeles trompeteros tronando ensordecedoramente, cataclismos y demás sucesos que no dejarán lugar a dudas de que “se acabó la vaina”. Será como en una discoteca a las tres de la mañana, cuando, estando toda la gente súper enrollada, se corte la música, se enciendan las luces de la sala y por megafonía una voz estentórea diga, “hagan el favor de ir saliendo”.

Pues algo así.

Lo que viene después es el gran corte. Unos saldrán y otros se quedarán, el trigo se recogerá y la cizaña será echada al fuego.

Hay una película de Nicolas Cage, titulada “Left behind” (Desaparecidos sin rastro), que no tuvo demasiado éxito, que revela cómo podría ser el rapto de los benditos, los cuales simplemente desaparecen de escena, dejando a los no raptados en este mundo sumido en un verdadero caos.

De alguna forma, este parece ser el final de la peli de la Humanidad, o al menos de nuestra Humanidad. En la esfera cristiana, esta claro que las almas benditas serán arrebatadas de este mundo y llevadas al Paraíso, mientras que las no benditas, se quedarán aquí, como muestra la película, en medio del gran marrón que la ambición humana ha generado, provocando el caos absoluto y un mundo post apocalíptico del tipo “Terminator” o peor aún, tantas veces llevado al cine por los directores empeñados en imaginarnos el mundo tras la destrucción final.

Y además, Jesús vendrá como un ladrón, de súbito, de repente, cuando los pollos sin cabeza que seremos los humanos en medio de la tribulación, nos quedemos todos tiesos ante la parusía.

Es algo así como la caterva de niños en el patio del recreo, enzarzados en sus escandalosos juegos y de repente la profesora toca el pito, y todos a formar para entrar de nuevo en clase, justo antes de que Juanito colocara el balón para meterle un gol al contrario. Y todos para adentro.

Pues así. Cuando el desbarajuste humano llegue al paroxismo, vendrá el dueño de la Hacienda y pondrá orden, como el mago puso orden en el desastre que Mickey había montado al pretender jugar a ser dios.

De alguna forma, lo que ha sucedido con la Humanidad desde que el ser humano ha puesto el pie en este Planeta ha sido que, con el despertar de la inteligencia, hemos pretendido creer que todo estaba a nuestra disposición y, el componente egoico que nos insta a cubrir nuestras necesidades, las de la pirámide de Maslow, ha ido más allá de nuestra propia legítima satisfacción, para invadir las necesidades de los demás, surgiendo así la competencia por los recursos escasos, por ser más que el otro, por dominar y pretender ser más de lo que realmente somos, como especie biológica, sin tomar consciencia de nuestra esencia espiritual.

Este planteamiento ego centrado, centrado en el dominio de la mente, en Marta, con el paso de los siglos y de los milenios ha ido madurando una conducta humana cada vez más ambiciosa y paradójicamente salvaje.

Los sabios de la Era Axial fueron los primeros que se dieron cuenta del problema y sentaron las bases del camino de retorno a lo que es nuestra esencia, la Divina Realidad. Jesús dijo la última palabra y los sabios posteriores han seguido indicándonos el camino para el despertar de la Consciencia álmica, el despertar de María.

Lo que hemos descrito en esta serie de capítulos no es sino todo el proceso que ha de recorrer la Humanidad entera centrado en el proceso de aprendizaje que has de recorrer “tú”, querido amigo, para volver a Casa, para volver a ser “tal como eras” antes de perder el Norte y creer que sólo con tu mente racional podías controlarlo todo. Te enseñaron tus mayores a calzarte el gorro del brujo y te creíste, como ellos se lo creyeron, que podías jugar a ser dios. Y mira…

La cuestión es qué pasará con los que, a lo largo de su vida no hemos sabido comprender que “todo lo que ves, soy Yo”. ¿Cómo será el corte? ¿Entraremos todos en la Era de Acuario? ¿formaremos todos la nueva raza raíz?

Pues esta es una buena pregunta.

¿Hará Dios como el brujo, que nos pegará un escobazo para reconocer que tenemos que cubrir el obligado camino de aprendiz, antes de ser como Él?

¿O nos echará definitivamente de la escuela de aprendices y nos abandonará en la fría noche del crudo invierno?

Y volvemos a los mitos y leyendas eclesiásticas, por la que los benditos no serán mucho más que los 144.000 profetizados del Apocalipsis, procedentes de la Gran Tribulación (Ap. 14: 4-5). Tomada la cifra literalmente, los benditos no son más que el cero coma de la Humanidad, lo que significa que virtualmente el cien por cien no vamos a pasar de curso y tendremos que o bien repetirlo en otro planeta o en este hecho añicos, o simplemente extinguidos de la trama de la vida como los dinosaurios.

Aquí, cada cual se lo puede montar como quiera. Puede creer lo que le venga mejor, según sus creencias y la literalidad con la que interprete sus textos sagrados.

Ni yo ni nadie está ni capacitado ni autorizado sobre el cómo, el cuándo y el dónde sucederán los hechos bíblicos de la Parusía.

Lo que sí parece cierto es que la Sexta Raza Raíz, la que conforme la Humanidad de Acuario o la del Paraíso celestial de Cristo o de las demás religiones, no puede estar constituida por los causantes del infierno que la Humanidad ha sufrido en los últimos milenios. Estos serán echados fuera. A dónde, nadie lo sabe.

La Sexta Raza Raíz es la Humanidad de los benditos. Insisto, no creo que nadie pueda pontificar al respecto.

Lo que sí es cierto es que los que en su vida terrenal han sido conscientes de la existencia del alma y están tratando de evolucionar en el camino hacia la Divina Realidad que describen los místicos y expone la Filosofía perenne, ellos ya forman parte de esa Sexta Raza Raíz y, nada han de temer.

Los escépticos, los que dudan de la naturaleza espiritual del ser humano, acaso reciban el escobazo del brujo y deban seguir evolucionando de alguna forma hasta que consigan caerse del guindo.

En términos de probabilidades, creo que es lo más probable…

Supongo.

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Autor: José Alfonso Delgado

Nota: La publicación de las diferentes entregas de La Física de la Espiritualidad

se realiza en este blog, todos los lunes desde el 4 de enero de 2021.

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19/12/21

Debate entre pediatras sobre la vacunación infantil

Se ha puesto en marcha la inoculación infantil con la vacuna del Covid-19. Ante ello, a los padres y madres se les plantea la disyuntiva de autorizar o no la vacunación de sus hijos menores edad.

Sin duda, lo más cómodo es dejarse llevar por lo que otros te dicen (aunque sean esos políticos sobre los que has comentado mil veces que solo saben mentir). Más laborioso y problemático resulta sentarte un tiempo ante tu ordenador, móvil o tablet, indagar sobre los pro y contras de la decisión que has de tomar y usar y aplicar tu propio discernimiento, aunque quizás tus conclusiones no coincidan con la versión oficial.

En este escenario, se ofrece a todo los interesados este vídeo, de 80 minutos de duración, que recoge un rico y potente debate entre pediatras acerca la vacunación infantil:

https://www.bitchute.com/video/lOFeUUHISPXw/

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