===============================================
El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de la web del Proyecto se puede tener información detallada sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
===============================================
Soy médico, licenciado en
Medicina y Cirugía, y llevo casi 40 años de profesión. No soy médico
alternativo, soy médico; no soy médico complementario, soy médico; no soy
pseudomédico, soy médico; no aplico pseudoterapias, sino terapias. Siempre he
prescrito los mejores remedios y medicamentos para ayudar en los procesos de
enfermedad; casi siempre recomendaciones en nutrición y hábitos saludables,
muchas veces remedios naturales, algunas otras químicos y, en raras ocasiones,
cirugía.
Terminé la carrera en el
año 1979, en la Facultad de Medicina de Bilbao, en el Hospital de Basurto.
Durante los 6 años de carrera, estudié la enfermedad, sus síntomas, el
diagnóstico, el tratamiento… También escuché dar pronósticos fatales a mi
alrededor; pero en todo ese tiempo, apenas supe, ni aprendí de salud ni de cómo
favorecerla.
Las facultades de
medicina suelen centrarse en la patogénesis y en el origen de la enfermedad,
olvidando el estudio de la “salutogénesis”, de los factores que favorecen la
salud. Tampoco en ellas se aprende mucho sobre nutrición saludable, ejercicio,
respiración, contacto con la naturaleza (tierra, agua, aire, sol), gestión del
estrés, expresión emocional, relajación, meditación, etc.
Desde que comencé mi práctica médica profesional, he intentado profundizar en ambas condiciones; la salud y los factores que la favorecen. De la misma manera que he ido aplicando en mi vida estos últimos, he tratado de ayudar a los pacientes “hacientes” que se acercan a mi consulta, y sigo, a que los apliquen en las suyas.
Desde que comencé mi práctica médica profesional, he intentado profundizar en ambas condiciones; la salud y los factores que la favorecen. De la misma manera que he ido aplicando en mi vida estos últimos, he tratado de ayudar a los pacientes “hacientes” que se acercan a mi consulta, y sigo, a que los apliquen en las suyas.
Resulta curioso escuchar
cómo preguntas recurrentes, sobre todo, en primeras consultas, acaban siendo la
clave de la profunda transformación que puede sobrevenir a raíz de una crisis o
enfermedad: – ¿Doctor, qué puedo hacer por mi salud?, ¿qué puedo hacer para
curarme? Mi respuesta siempre es la misma: ¡Cuidarte! ¡Cuidarte para curarte!
Así, la palabra “curar”, que etimológicamente proviene del latín “curare”,
significa “cuidar”. Creo firmemente que es en esta misma premisa donde debe
sustentarse la propuesta de toda ciencia de la salud que se precie; en
“cuidarnos para curarnos”.
La curación es un proceso
biológico inherente al organismo vivo como parte integrante de la capacidad de
autocuración de la naturaleza y del universo al que pertenece. Se pone en
marcha cuando la persona se cuida. Por ese motivo reconozco, como médico, que
no soy yo quien tiene la capacidad de curar. Tampoco los medicamentos son
garantes de la recuperación de la salud. Pero en las facultades no nos dan ese
tipo de lecciones. Lecciones de humildad; ejercicios del todo necesarios para
comprender y admitir que es el paciente activo (y no el médico) quien decide,
como “dueño de su propio destino” y tras haber sido debidamente informado, cuál
es el tratamiento adecuado para él.
Los médicos no curamos,
tan solo acompañamos al paciente, guiándolo en la práctica de unos hábitos de
vida saludables, mientras su organismo actualiza su capacidad de autocuración
con la ayuda de remedios naturales y/o medicinas.
En la línea de esta misma
visión integrativa de la salud que defiendo, tanto en este escrito como en mi
práctica médica habitual, se expresa la OMS (Organización Mundial de la Salud)
cuando en su Estrategia 2014-2023, contempla y recomienda: “Fortalecer la
colaboración entre profesionales de medicina convencional y de Medicina
Tradicional y Complementaria (MTC), con un enfoque centrado en la persona”.
Asimismo, aconseja “Promover el respeto, la colaboración y el entendimiento
mutuos entre los profesionales de la medicina convencional y la Medicina
Tradicional y Complementaria y “Reunir a asociaciones de profesionales de MTC y
grupos de profesionales de medicina convencional para promover la utilización
segura y eficaz de la MTC. Siguiendo esa recomendación, muchos países de Europa
apoyan y practican una medicina incluyente que contempla remedios de la
Medicina Tradicional. En una palabra, abogan por una educación para la salud y
una medicina integrativa.
Atendiendo a esta misma Estrategia 2014-2023, se hace urgente denunciar que la Organización Médica Colegial de España (OMC), a la que fielmente pago y por la cual no me siento representado sino todo lo contrario, está contradiciendo las recomendaciones de la primera autoridad sanitaria a nivel mundial, cuando califica de pseudoterapias aquellas terapias integradas en la Medicina Tradicional y Complementaria. Se hace inaplazable contestar, decir alto y claro que la OMC española no tiene la potestad ni puede, de ninguna manera, arrogarse la facultad de decidir qué tipo de medicina es “la buena”. Sintiéndome atacado en los últimos meses, por esta y otras organizaciones, me viene a la cabeza una petición. Tal como dice María Quiñelen, sanadora mapuche: Por favor, doctores, no sean “diostores”.
Atendiendo a esta misma Estrategia 2014-2023, se hace urgente denunciar que la Organización Médica Colegial de España (OMC), a la que fielmente pago y por la cual no me siento representado sino todo lo contrario, está contradiciendo las recomendaciones de la primera autoridad sanitaria a nivel mundial, cuando califica de pseudoterapias aquellas terapias integradas en la Medicina Tradicional y Complementaria. Se hace inaplazable contestar, decir alto y claro que la OMC española no tiene la potestad ni puede, de ninguna manera, arrogarse la facultad de decidir qué tipo de medicina es “la buena”. Sintiéndome atacado en los últimos meses, por esta y otras organizaciones, me viene a la cabeza una petición. Tal como dice María Quiñelen, sanadora mapuche: Por favor, doctores, no sean “diostores”.
Haciendo un seguimiento
de las declaraciones públicas emitidas por dicha organización, veo cómo, al
cabo de los años, ha ido incurriendo en contradicciones evidentes. Tiremos de
hemeroteca
El Parlamento Europeo
presentó ya en marzo de 1997 el informe Paul Lannoye sobre el estatus de las
Terapias Complementarias en el que se recomendaba a los estados miembros su
reconocimiento, regulación y armonización. En ese mismo contexto, aunque siete
años después, en el 2004, la OMC de España emitía una declaración, con fecha 2
de octubre, que decía: “la Medicina es ciencia y arte, de ahí que… uno de los
derechos irrenunciables del médico es la libertad de prescripción para el mejor
tratamiento de sus pacientes”.
En diciembre, en un
escrito titulado “Medicinas alternativas y terapias no convencionales”, la
misma organización declaraba: “Desde los Colegios Provinciales de Médicos,
deberíamos iniciar la creación de Secciones Colegiales de Terapias Médicas
Complementarias con el fin de establecer un registro de médicos que ejercen en
estos apartados»…“Con esto no se pretende otorgar diplomaturas ni
especialidades desde los Colegios, sino acreditar el ejercicio de los médicos en
este campo y otorgar un visado».
De nuevo, el 14 de
diciembre del 2009, la OMC española informaba del acuerdo adoptado en Asamblea
General de reconocer el ejercicio de la homeopatía como acto médico (antes hizo
lo mismo con la acupuntura): “La Organización Médica Colegial ha acordado por
unanimidad, en Asamblea, reconocer la homeopatía como acto médico que precisa
de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y ser realizada por
personal cualificado y en centros sanitarios autorizados. Este paso se suma al
dado anteriormente y en la misma línea con la acupuntura.”
Tras estas pruebas
innegables de contradicciones profundas con las posturas actuales, las
preguntas que cabe hacerse son:
+¿Qué poderes fácticos (económicos) se han puesto en movimiento
para que ahora, la Organización Médica Colegial de España dé un giro de 180º en
su estrategia?
+¿Qué oscuros intereses, al margen del ámbito estrictamente
profesional, han provocado tanta contradicción y tanto ataque en tan poco
tiempo?
+¿Cuál es el motivo que los medios de comunicación no están
investigando ni explicando el proceso por el cual se ha pasado de reconocer a
la homeopatía o a la acupuntura como actos médicos, a considerarlas pseudociencias
o pseudoterapias?
Actualmente, en nuestro
país, a diferencia de lo que pasa en Europa, todos los profesionales de la
salud que, en coherencia y honestidad, apoyamos la capacidad autocurativa de la
naturaleza (la vis medicatrix naturae de los médicos antiguos), estamos
viviendo una nueva caza de brujas. Se desprestigia y se ridiculiza la medicina
natural, se caricaturiza a la homeopatía y a la acupuntura; se humilla a los
profesionales que trabajamos con Medicina Tradicional de Occidente, en mi caso,
con medicina higienista y medicina antroposófica. También el yoga, la terapia
gestalt o el psicoanálisis forman parte de una larga lista negra de terapias
non gratas; se mete en el mismo saco a los médicos y profesionales sanitarios
con titulación y a los oportunistas (que los hay, como en todo ámbito humano);
se nos insulta, se nos ofende, se nos difama diciendo que formamos parte de una
secta, que engañamos y que nos lucramos a expensas de los incautos que vienen a
nuestras consultas. Falta que nos quemen en la hoguera para que purifiquemos
nuestras almas.
La Organización Médica
Colegial Española que, en teoría es una Hermandad para proteger a sus
afiliados, está atacando con una falta total de ética y un olvido absoluto de
su código deontológico, a los médicos que apoyamos una educación para la salud
y que abogamos por aplicar una medicina integrativa; una medicina que integre
lo mejor de la medicina convencional y lo mejor de la tradicional o
complementaria; una medicina que sitúe al ser humano en el centro de su propio
proceso hacia la salud y que se acompañe, en pleno derecho, de una información
previa y una libre elección posterior. Las instituciones sanitarias de este
país y la OMC, sin ni tan siquiera llamarnos a declarar ni contar con nuestro
derecho a la presunción de inocencia o a una defensa justa, ha llevado a cabo
un juicio sumarísimo (al igual que durante la dictadura) y nos ha declarado
culpables.
Como médico, sigo las
indicaciones de la OMS y espero que, una vez más, lo que hoy es difamado y
calumniado, sea mañana integrado en las facultades de medicina y que éstas se
conviertan, algún día, en verdaderas Escuelas de Salud. Más que nunca es
preciso defender una educación para la salud y el desarrollo de una medicina
preventiva que dé como resultado una reducción del enorme consumo de medicamentos
en nuestra sociedad, ya que, de otra manera, nuestro sistema de salud podría
perfectamente entrar en una crisis sin precedentes o en la misma bancarrota.
No debemos olvidar que
antes de la aparición de la actual medicina y de recetar medicamentos químicos,
elaborados en los laboratorios, la gente también se curaba. Los médicos de la
antigüedad sabían que la enfermedad está íntimamente ligada a la forma de vida.
Como así lo entendían, ayudaban a la persona a recuperar la armonía con la
naturaleza y el cosmos y, para ello, utilizaban plantas, minerales y remedios
naturales; todo aquello a su alcance para que despertara la capacidad curativa
del organismo humano. No conviene caer en la arrogancia de creer que los
médicos de entonces no sabían y que nosotros, los de ahora, sí sabemos. Ellos
percibían y conocían cosas que, por nuestra hipertrofia mental y nuestra
arrogancia hemos ido descartando. Y por lo visto, dicha inercia
continua…Tampoco podemos olvidar que muchos de los medicamentos actuales se han
sintetizado a partir de la naturaleza: la penicilina, la metformina, la
colchicina y los derivados del tejo, la morfina derivada del opio o la
aspirina, que se aisló de la corteza del sauce, entre muchos otros.
El cambio más
significativo en el sistema médico desde antaño hasta nuestros días ha sido el
gigantesco aumento de la química y de la tecnología, incluso podemos decir que
hay cierta fascinación o seducción por la “aparatología”, con el consecuente
menoscabo del trato cálido humano, además de los efectos colaterales a
consecuencia del sobrediagnóstico. La ciencia ha olvidado también el estudio de
los procesos inherentes a los remedios naturales y se ha preocupado por
sintetizar sustancias aisladas que finalmente son reproducidas en un
laboratorio, fuera de todo lo vivo y sus fuerzas.
Por otro lado, la ciencia actual es solo un intento de interpretar el mundo, una pequeñísima aproximación a la realidad; pero no es la realidad misma. Pretender imponer una única visión de dicha “realidad” nos hace retroceder a la etapa pre copernicana y, sobre todo, nos conduce a oponer resistencia a un futuro que llegará seguro; porque con hogueras o sin ellas, dentro de 30 años, la “medicina será integrativa o no será”. Creo fundamental y necesario que nos adelantemos, que sigamos practicando una ciencia con consciencia, eligiendo el camino de la “salutogénesis”. Y para ello deben dejarnos, a los médicos y especialistas de la salud (enfermer@s, fisioterapeutas, nutricionistas y otr@s terapeutas), hacer una verdadera educación para la salud. Déjennos ser médicos y especialistas en libertad.
Por otro lado, la ciencia actual es solo un intento de interpretar el mundo, una pequeñísima aproximación a la realidad; pero no es la realidad misma. Pretender imponer una única visión de dicha “realidad” nos hace retroceder a la etapa pre copernicana y, sobre todo, nos conduce a oponer resistencia a un futuro que llegará seguro; porque con hogueras o sin ellas, dentro de 30 años, la “medicina será integrativa o no será”. Creo fundamental y necesario que nos adelantemos, que sigamos practicando una ciencia con consciencia, eligiendo el camino de la “salutogénesis”. Y para ello deben dejarnos, a los médicos y especialistas de la salud (enfermer@s, fisioterapeutas, nutricionistas y otr@s terapeutas), hacer una verdadera educación para la salud. Déjennos ser médicos y especialistas en libertad.
Hace ya varios años, el
British Medical Journal -revista médica semanal de la Asociación Médica
Británica- decidió averiguar la eficacia real de los tratamientos
convencionales, poniendo en marcha una iniciativa denominada Clinical Evidence
a fin de responder, básicamente, a tres cuestiones: cuántos de los tratamientos
comúnmente utilizados se apoyan en evidencias de peso; cuántos no deberían
utilizarse o hacerlo sólo con mucha precaución y cuáles son las principales
lagunas del conocimiento médico. Para responder a esas preguntas, se
analizaron, uno a uno, los 2.500 principales tratamientos médicos
convencionales, muestra que posteriormente se ampliaría hasta los 3.000. ¿El
resultado? Que solo el 11% eran claramente beneficiosos, el 24% podían ser
«algo» beneficiosos, el 7% estaban entre beneficiosos y dañinos, el 5% era poco
probable que fueran beneficiosos y el 3% podían ser ineficaces y/o dañinos. Del
otro 50% no se sabe nada… Y nada es ¡nada!
¿Para cuándo el Sistema
Sanitario retirará los miles de medicamentos químicos que se consideran
inútiles o, en el peor de los casos, dañinos y que ocupan tanto espacio en
nuestro vademécum? ¿Cuánto daño irreparable se ha causado ya a los pacientes que
han estado utilizando medicamentos prescritos por su médico y que finalmente
han sido retirados? Como pequeño ejemplo, recordemos a los miles de afectados
graves por la talidomida, la cerivastatina, el rofecoxib (Vioxx), la terapia
hormonal sustitutoria en la menopausia (“parches de estrógenos”) o, más
recientemente, Valsartán y Depakine, este último por alteraciones fetales
durante el embarazo. Más de cien medicamentos que en España contenían Valsartán
como antihipertensivo fueron retirados por Sanidad a principios de verano. La
medicina convencional no está exenta de errores y tampoco está al abrigo de
ciertos desaprensivos que anteponen el dinero y el poder personal al bien
general.
La Office of Technology Assessment (Oficina de Evaluación de Tecnologías) del Congreso de los Estados Unidos ha estimado que menos de un 30% de los procedimientos utilizados actualmente en la medicina convencional han sido rigurosamente comprobados. (1). Es difícil ser garante de la ciencia médica partiendo de estas premisas.
La Office of Technology Assessment (Oficina de Evaluación de Tecnologías) del Congreso de los Estados Unidos ha estimado que menos de un 30% de los procedimientos utilizados actualmente en la medicina convencional han sido rigurosamente comprobados. (1). Es difícil ser garante de la ciencia médica partiendo de estas premisas.
En el año 2005, John
Ioannidis escribió todo un clásico, un texto muy crítico con los actuales
estudios clínicos: “Why Most Published Research Findings Are False”. Ioannidis,
profesor de Medicina, de Investigación y de Política de Salud en la Facultad de
Medicina de Stanford, afirma que se puede probar que la mayoría de los
resultados científicos investigados son falsos.
En línea con este
reconocido autor, invito a que nos hagamos la siguiente reflexión: Mientras los
resultados de las investigaciones puedan ser “maquillados” o “amañados”;
mientras los investigadores puedan ser comprados o silenciados; mientras el 90%
de la formación médica esté en manos de las compañías farmacéuticas y éstas
gasten el doble en marketing que, en investigación, ¿seguiremos pensando que la
ciencia oficial es ciencia? o ¿pseudociencia? Mientras haya tanto dinero en
juego y fuera de control, la buena farmacia se teñirá de “farmafia”.
Por otro lado, David L.
Katz, profesor de Epidemiología, Salud Pública y Medicina en la Escuela de
Medicina de la Universidad de Yale, señala que“muchas intervenciones de las MAC
(Medicina Alternativa y Complementaria) están, en realidad, validadas por
estudios metodológicamente rigurosos”. A veces, no hay más ciego que el que no
quiere ver…
Algunos hospitales de hoy
en día llevan el nombre de antiguos médicos considerados “herejes” en su época:
Arnau de Vilanova (Hospitales de Valencia y Lleida), Miguel Servet (Hospital de
Zaragoza) son dos ejemplos. Ambos fueron estudiantes de medicina en Montpelier,
médicos, humanistas, teólogos, astrólogos, estudiosos de las ciencias
herméticas (filósofos) y ante todo, librepensadores y buscadores de la verdad
(científicos). Arnau de Vilanova fue el médico-astrólogo más famoso de Europa.
Servet dio a conocer la circulación menor entre el corazón y el pulmón y fue
quemado “por sus ideas religiosas”, ya que no encajaban con la religión al uso
del momento histórico que le tocó vivir. Estos médicos percibían los procesos
ocultos que hay en la naturaleza y en el cosmos tras la materia, y los sabían
aplicar. Utilizaban las sustancias y las “esencias” de la naturaleza para
apoyar las fuerzas vitales del organismo humano.
Me pregunto ¿por qué se
mantienen sus nombres en hospitales y nos enorgullecemos de que formen parte de
nuestra historia, cuando lo que en realidad defendían y practicaban era la
medicina natural e integrativa que ahora se está criminalizando? Miguel Servet
defendió la necesidad de que los médicos conocieran la astrología para saber la
influencia de los astros sobre el hombre sano y enfermo, aunque sabía que en
aquel tiempo la pena para los que interpretaban por “adivinación” era ser
quemados en la hoguera. ¿Eran ellos también pseudocientíficos? ¡No! Eran
“cientificonaturales” y sobre todo, librepensadores frente al dogmatismo al
uso.
Alguien al que no se puede tachar de pseudocientífico, el Dr. Joan Ramón Laporte, catedrático de Farmacología en la Universidad Autónoma de Barcelona y director del Institut Català de Farmacología señala, en “La Contra” de La Vanguadia del 24/01/2011 y en El Periódico del 20/12/2015 que: “Estudios de EEUU, Francia, Alemania y España constataron que los medicamentos son la cuarta causa de muerte en Occidente, después del infarto, el ictus cerebral y los cánceres” “Y por encima de la diabetes, las enfermedades pulmonares y los accidentes de tráfico”.
Alguien al que no se puede tachar de pseudocientífico, el Dr. Joan Ramón Laporte, catedrático de Farmacología en la Universidad Autónoma de Barcelona y director del Institut Català de Farmacología señala, en “La Contra” de La Vanguadia del 24/01/2011 y en El Periódico del 20/12/2015 que: “Estudios de EEUU, Francia, Alemania y España constataron que los medicamentos son la cuarta causa de muerte en Occidente, después del infarto, el ictus cerebral y los cánceres” “Y por encima de la diabetes, las enfermedades pulmonares y los accidentes de tráfico”.
En El Periódico, Laporte
comenta: “La factura por consumo de medicamentos financiados sigue siendo
altísima en España. De cada 100 euros destinados a la sanidad pública, 25 van a
los fármacos. Suecia gasta 8 euros en esa partida, (Gran Bretaña gasta 10,7)
pero los profesionales sanitarios suecos practican una asistencia mucho más
próxima al ciudadano que los de aquí. Aquí se está sustituyendo la relación
médico paciente, por la adquisición de tecnología nueva, carísima”. Lo que
digo, aparatología. Y dependemos tanto de los aparatos, que estamos perdiendo
el ojo clínico, nos estamos quedando tuertos o directamente, ciegos.
Si España forma,
efectivamente, parte de Europa, la toma de medicamentos en este país es la
cuarta causa de muerte, como hemos visto. Además, La Agencia Europea del
Medicamento calcula que cada año, fallecen (en Europa) cerca de 200.000
personas a causa de efectos adversos de los medicamentos. La pregunta es clara:
¿Quién asume la responsabilidad de dichas muertes? Si los médicos que apoyamos
una Medicina Integrativa “matáramos” a tantas personas, estaríamos en la cárcel
o nos habrían quemado vivos. Como decían los antiguos médicos “primum non nocere”;
antes de nada, no hacer daño, ni a los pacientes, ni a los colegas.
Como todos los gremios, también el médico se contagia de la corrupción. El Dr. Peter Gøtzsche, director y fundador del Centro Cochrane Nórdico, escribió:“Medicamentos que matan y crimen organizado: Cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud”; un libro de recomendable lectura para todo especialista que quiera acercarse, desde una visión crítica, pero basada en datos y en “evidencias”, al sistema médico-farmacéutico.
Hace pocas semanas Gøtzsche fue expulsado de Cochrane, centro que, supuestamente, mantiene el estándar de la medicina basada en pruebas y que por alguna extraña jugada, ha sido mal traducida por “una medicina basada en la evidencia”. Desde luego, no cabe duda de que corren malos tiempos para aquellos que van con la verdad por delante. En ese libro, Gøtzsche afirma que “los medicamentos son la tercera causa de muerte en los países en los que más medicamentos se toman”. En el prólogo de ese mismo libro, Laporte escribe: “La industria farmacéutica es el tercer sector de la economía, por detrás del armamento y del narcotráfico. En Estados Unido tiene unos beneficios cuatro veces más elevados que los demás sectores industriales”.
Como todos los gremios, también el médico se contagia de la corrupción. El Dr. Peter Gøtzsche, director y fundador del Centro Cochrane Nórdico, escribió:“Medicamentos que matan y crimen organizado: Cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud”; un libro de recomendable lectura para todo especialista que quiera acercarse, desde una visión crítica, pero basada en datos y en “evidencias”, al sistema médico-farmacéutico.
Hace pocas semanas Gøtzsche fue expulsado de Cochrane, centro que, supuestamente, mantiene el estándar de la medicina basada en pruebas y que por alguna extraña jugada, ha sido mal traducida por “una medicina basada en la evidencia”. Desde luego, no cabe duda de que corren malos tiempos para aquellos que van con la verdad por delante. En ese libro, Gøtzsche afirma que “los medicamentos son la tercera causa de muerte en los países en los que más medicamentos se toman”. En el prólogo de ese mismo libro, Laporte escribe: “La industria farmacéutica es el tercer sector de la economía, por detrás del armamento y del narcotráfico. En Estados Unido tiene unos beneficios cuatro veces más elevados que los demás sectores industriales”.
Según el Dr. Juan Gérvas,
como recoge Acta Sanitaria: “El 90% de la investigación publicada en medicina
es falsa”. “Se han evaluado 3.000 intervenciones habituales de la medicina
científica y apenas el 11% tiene valor demostrado”. “Es imposible replicar la
mayoría de los estudios sobre la medicina científica publicados en las mejores
revistas del mundo”. (2)
Quizás la medicina
convencional que se autoproclama a sí misma como “la verdadera”, no sea tan
científica, en realidad y sí algo más comercial. De acuerdo con la opinión de
Gérvas, en su escrito Malicia Sanitaria y Prevención Cuaternaria: “La medicina
puede hacer mucho bien, pero puede también hacer mucho daño, más por acción que
por omisión”.
Si se quiere realizar un
poco de autocrítica, se puede ver el programa “Sobremedicados” de Salvados (la
Sexta). En dicho espacio, donde se afirma que España es el segundo país del
mundo en consumos de fármacos por habitante, Laporte señala: “En psicofármacos:
medicamentos para la ansiedad, medicamentos para dormir, medicamentos para la depresión,
somos primeros en el mundo”.
Parece que es norma en el
ámbito humano que, a mayores sumas de dinero aparezcan también mayores índices
de corrupción. Tal vez no les iría mal a los que mandan en el sistema sanitario
actual levantar las alfombras de sus propias instituciones y dejar de
culpabilizar y perseguir a los médicos y demás especialistas de la salud que,
por suerte (o por desgracia para ellos y sus familias) no siguen el pensamiento
único que determinados lobbies quieren implantar, presionando a gobiernos y
grupos de comunicación.
El actual gobierno español, que se considera de izquierdas, en su reciente “Plan de acción para combatir las pseudociencias” escribe: “Un 59,8% de las personas cree en la utilidad terapéutica de la acupuntura y un 52,7% considera que los productos homeopáticos son efectivos, según la encuesta de FECYT de 2016. ¿Y quieren que dejen de creer? Una de dos; o consideran que más de la mitad de las personas tienen una mente demente o intentan que todos pensemos como ellos, con el pensamiento único del Gran Hermano. Si es lo primero, se trata de arrogancia. Si lo segundo, es fundamentalismo, integrismo o dictadura. ¿No estará sucediendo que muchos de los que creen es porque han visto su efectividad en ellos mismos o en personas de su entorno más próximo? Además, los estudios muestran que a estas terapias humanistas se acercan personas con un nivel cultural más bien alto.
El actual gobierno español, que se considera de izquierdas, en su reciente “Plan de acción para combatir las pseudociencias” escribe: “Un 59,8% de las personas cree en la utilidad terapéutica de la acupuntura y un 52,7% considera que los productos homeopáticos son efectivos, según la encuesta de FECYT de 2016. ¿Y quieren que dejen de creer? Una de dos; o consideran que más de la mitad de las personas tienen una mente demente o intentan que todos pensemos como ellos, con el pensamiento único del Gran Hermano. Si es lo primero, se trata de arrogancia. Si lo segundo, es fundamentalismo, integrismo o dictadura. ¿No estará sucediendo que muchos de los que creen es porque han visto su efectividad en ellos mismos o en personas de su entorno más próximo? Además, los estudios muestran que a estas terapias humanistas se acercan personas con un nivel cultural más bien alto.
En los Estados Unidos,
existe actualmente un Consorcio de Medicina Integrativa y Salud que integra a
las Escuelas de Salud o Centros Académicos de Salud y Medicina Integrativa.
Consortium of Academic Helth Centers for Integrative Medicine (CAHCIM). (3)
En dicha organización
aparecen miembros tan destacados, reconocidos y abanderados de la ciencia
actual como: Boston University School of Medicine, Harvard Medical School,
Johns Hopkins University, Mayo Clinic, Oregon Health and Science University,
University of California, Yale University, Stanford Universitty, etc, etc… E
incluso la Universidad Autónoma de Guadalajara-Méjico. La misión del CAHCIM es
“Promover los principios y prácticas de los cuidados de la salud integrativa en
las instituciones académicas”. Entre sus miembros se incluyen “57 prestigiosas
Escuelas de Salud”.
Según este consorcio de Medicina Integrativa y Salud (CAHCIM), la Medicina Integrativa tiene como objetivo “ayudar a transformar la medicina y la salud mediante estudios científicos rigurosos, nuevos modelos de atención clínica y programas educativos innovadores que integran la biomedicina, la complejidad de los seres humanos, la naturaleza intrínseca de la curación y la rica diversidad de sistemas terapéuticos”. Tanto en la agricultura como en la medicina, el monocultivo (una sola terapia) es sinónimo de poca vitalidad y favorece el desequilibrio y la enfermedad, tanto individual como social.
Según este consorcio de Medicina Integrativa y Salud (CAHCIM), la Medicina Integrativa tiene como objetivo “ayudar a transformar la medicina y la salud mediante estudios científicos rigurosos, nuevos modelos de atención clínica y programas educativos innovadores que integran la biomedicina, la complejidad de los seres humanos, la naturaleza intrínseca de la curación y la rica diversidad de sistemas terapéuticos”. Tanto en la agricultura como en la medicina, el monocultivo (una sola terapia) es sinónimo de poca vitalidad y favorece el desequilibrio y la enfermedad, tanto individual como social.
Mientras los avances de
la medicina oficial o convencional que vienen de Estados Unidos son bien
acogidos, la apertura de las Escuelas de Medicina de dicho país a la Medicina
Integrativa no se tiene en cuenta. ¿Somos quizás un país diferente?, Spain is
diferent? ¿O quieren ponernos gafas especiales para que veamos, no lo que
miramos, sino lo que ellos quieren que veamos? ¿Acaso quieren que tengamos estos
símbolos cómo bandera: $ – €?
Además la Medicina
Tradicional e integrativa se contempla en los sistemas sanitarios de países
hermanos como Perú, Chile, Ecuador, Nicaragua, Cuba…etc. Y Recuerdo que Cuba,
recientemente visitada por el presidente de España, ha sido punto de referencia
y excelencia para médicos españoles que se han formado en Salud Pública. Muchos
médicos de este país se formaron con profesionales cubanos en el Sistema Cubano
de Salud, uno de los más avanzados a nivel mundial en cuanto a Salud Pública se
refiere.
Mientras que la
Organización Médica Colegial española ha declarado la guerra a las medicinas
antiguas o tradicionales, base, por otra parte, de nuestra medicina
convencional, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) se construye el primer
Centro Europeo de Medicina Tradicional China (TCM-EU), medicina antigua de
Oriente, que está previsto inaugurar en el 2020. En la idea han colaborado
estrechamente el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya. El
centro se impulsará gracias a los 80 millones de inversión por parte de las
autoridades chinas. Dicho espacio albergará un centro de formación, que cuenta
con el apoyo de la Universitat de Barcelona (UB), donde se impartirán posgrados
en medicina tradicional china y formación propia, de forma continuada y
virtual. Estará preparado para acoger entre 80 y 150 estudiantes (La Vanguardia
14-05-17). Cuando leo esta noticia pienso, como Quevedo, “poderoso caballero es
don dinero”, que puede cambiar la concepción de lo que es ciencia por lo que es
pseudociencia, o viceversa.
¿Quién ha otorgado la
potestad a los representantes de la Organización Médica Colegial para que
decidan el tipo de medicina que debe aplicarse en nuestro país? ¿No se dan
cuenta de que están rechazando, difamando, denigrando una medicina integrativa
que ya en otros países de nuestro entorno está incluida dentro de su Sistema
Sanitario?
Intentar crear el
pensamiento único, yendo en contra de todas las personas que tienen diferentes
maneras de pensar ha sido y es la manera de proceder de muchas organizaciones y
grupos sociales a lo largo de la historia de la humanidad que podemos tildar de
dogmáticas, fanáticas o fundamentalistas… No caigan en ese repetido error. La
inquisición consideró que la religión católica era la única verdadera y todos
sabemos lo que pasó. No hagan de la ciencia una religión dogmática más.
Los médicos que abogamos
por una medicina integrativa no vamos en contra de la medicina convencional,
sólo intentamos ampliar la ciencia del curar, centrándonos en la salud y no
tanto en el hecho de “combatir” la enfermedad.
Mientras la medicina
oficial puede ser muy efectiva en una crisis aguda, muchos pacientes
“actuantes” ven mejorar su enfermedad crónica con otras terapias más naturales
y con menos efectos colaterales. Les satisface descubrir que pueden jugar un
papel activo en la curación de su enfermedad y además autogestionar (hacer algo
por ellos mismos) en la prevención de nuevas recaídas. Cuidarse para curarse es
la propuesta de una medicina centrada en la salud y en la consciencia.
A punto de cumplir cuatro
décadas ejerciendo mi profesión, que se dice pronto, puedo expresar, con
satisfacción, que no he matado a nadie, que no he engañado, que no me
enriquecido con mi trabajo; que nunca me han tentado con las convenciones
médicas pagadas en el Caribe y que tras todos estos años, sigo siendo coherente
con mi idea de apoyar la salud y la vida. Por todo ello, les ruego que no me
difamen, que no nos difamen, que no nos nieguen el derecho a informar a los pacientes
“hacientes” para que sean ellos quienes finalmente puedan decidir con total
libertad. Respeten nuestro derecho a desarrollar nuestra labor.
El artículo 19 de la
Declaración Universal de los Derechos humanos dice así: “Todo individuo tiene
derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no
ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras,
por cualquier medio de expresión”. Pero mientras los medios de información
estén en manos de poderes fácticos, comprados por poderes económicos, la
información seguirá desinformando y el ejercicio de nuestros derechos (los de
todos) se verán tan coartados que tendremos que recurrir a otros medios menos
controlados.
Los médicos
convencionales y la Organización Médica Colegial española deben saber que el
rechazo al uso de las Medicinas Tradicionales y Complementarias no provoca su
abandono por parte de los pacientes, sino su ocultamiento. Por experiencia sé
que los pacientes que usan terapias naturales, homeopáticas, acupuntura,
medicina antroposófica, terapia neural, osteopatía, etc., no se atreven a decir
al médico convencional que están siguiendo tratamientos paralelos. No nos hagan
volver a los tiempos de la clandestinidad.
Pedimos respeto, clamamos
respeto… y que se pare esta campaña orquestada por no se sabe qué poderes
económicos ocultos contra los profesionales que trabajamos en coherencia y con
honestidad. De la misma manera que nosotros respetamos a los colegas que
ejercen la medicina convencional, exigimos que el sistema sanitario imperante
nos respete. Médicos y especialistas de la salud con ideas parecidas a las
nuestras son respetados en países europeos como Alemania, Holanda, Suiza o Inglaterra
en sus respectivos sistemas sanitarios. ¿Por qué nosotros no? ¿Debo creerme
aquello de que Europa empieza, efectivamente, al norte de los Pirineos?
Soy partidario de una
medicina integrativa que aúne lo mejor de la medicina convencional y lo mejor
de la medicina natural, higienista, antroposófica, medicina tradicional china,
osteopatía, terapia neural… Una medicina que actúe a favor del protagonismo del
paciente activo, situándolo en el centro de nuestro sistema sanitario. Sabemos,
como decía Avicena hace siglos, que“la mayoría de enfermedades; incluso
aquellas que llevan al que las sufre a un especialista, son causadas únicamente
por una serie prolongada y continuada de errores en la dieta y en el régimen de
vida”. No nos contentemos con aliviar los síntomas, avancemos en la ampliación
de nuestras capacidades como pacientes activos y como profesionales. Hagamos
entre todos una sociedad más coherente, justa y solidaria, dando paso a una
medicina más humanista, centrada en potenciar la salud de los habitantes de
este país.
Es el momento de elegir:
¿una medicina integrativa o una medicina integrista?
NOTAS:
1.- Relman A, Weil A. Is Integrative Medicine the Medicine of the Future? Arch Intern Med. 1999;159:2122-26.
===========================================
Autor: Karmelo Bizkarra Maiztegi (Licenciado
en Medicina y Cirugía)
Fuente:
===========================================