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Autor: Sergio
Marina
Fuente: https://sergiomarina.com/
"Que ya solo en amar es mi ejercicio"
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Autor: Sergio
Marina
Fuente: https://sergiomarina.com/
Se poeta,
se cantor,
se pintor,
se dictador de musas,
señor de desvaríos,
arquitecto de estructuras incomprendidas.
Se creador.
Ser de seres únicos.
Se lo que quieres.
pero se inventor,
soñador,
loco,
pirado.
Se genio,
se plasmador,
escultor de tu nido,
picapedrero de tu tiempo,
minero del Amor,
astronauta del vértigo,
milenario maravillador,
especie de especias.
Se lo que quieras,
pero se innovador,
indomable,
incesante,
imparable,
impresionante,
inquietante,
no pares,
¡corre!.
Y se siempre buscador,
por encima del montón.
Ya se
terminó de publicar Memoria de un descarnado. En este enlace podrás encontrar los audiolibros
de todos los capítulos:
https://www.ivoox.com/podcast-memorias-descarnado_sq_f11142097_1.html
Posdata:
En el artículo del día
01/12/2020 (“¿Rojo octubre, peligroso noviembre y brillante diciembre? III
Parte”) comuniqué que personalmente había recibido por psicografía una serie de
técnicas y procesos para aplicar en
psicoterapia que solucionaba el 80% de los problemas psicológicos del ser
humano. La explicación resumida de esta psicoterapia es que elimina el ego, te
reconecta con tu alma (conecta la Particularidad con la Singularidad) y tienes
control emocional siendo feliz en tu vida actual; al mismo tiempo dije que lo
había transferido a dos Almitas maravillosas (psicólogas) que os los podía
ofrecer mediante terapia, obvio que, con remuneración, pues es su trabajo, y
que además ellas lo harán pues mis tiempos están contados para seguir en esa
labor. No se trata de dar una
formación, sino de recibir terapia para quien lo necesite. Durante un
tiempo os habéis puesto en contacto conmigo para luego realizar el contacto con
ellas (Rosario y Yesenia), pero ahora ya podéis hacerlo de forma directa
mediante su correo profesional: terapia.psico2@gmail.com También
podéis visitar su Web: http://www.psico2-internacional.es
Para las actualizaciones de “Todo Deéelij” y preguntas
sencillas: deeelij@gmail.com
Nota a la posdata: si quieres recibir esta ayuda terapéutica más vale que te comprometas contigo mismo, pues es exigente. Sólo apto para valientes y no timoratos. Ah, y hay lista de espera, que conste, así que ve pillando sitio, hueco o número.
Audio
libro testimonios:
https://www.ivoox.com/podcast-expresion-del-ser_sq_f11378086_1.html
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La cuestión es que Jesús le dejó claro a la mujer
que, bebiendo del agua del pozo de Jacob, todos los días tendría que volver a
sacar agua porque el agua del pozo sólo calma la sed, pero el agua de Jesús es
agua viva que quita la sed para siempre.
Así comenzaba un encuentro que tuvimos en 2008 con
la genial Consuelo Martín, que se titulaba así, “el final de la búsqueda”.
Comparaba el agua del pozo de Jacob con literalmente “todas las cosas de
nuestra vida”, todo aquello que tratamos de alcanzar para saciar esa extraña
sed que nos da sentirnos carentes de “algo”, que no tenemos bien claro lo que
es, pero que sentimos, nos incita a buscarlo. El problema es que no sabemos muy
bien qué estamos buscando.
La persona que no busca “algo”, es bien porque cree
que esto de aquí abajo es todo lo que existe o bien porque ha cosificado ese
“algo” y cree tenerlo y poseerlo. La primera es la persona intrascendente, que
no cree en la vida espiritual, con lo cual, todo se reduce a mejorar su cuenta
corriente y vivir lo más cómodamente posible, “carpe diem”. La segunda es la
persona adecuadamente educada en la religiosidad convencional donde Dios es una
cosa, un objeto de culto, todo lo sublime e inalcanzable que se quiera, pero un
objeto a fin de cuenta, al que adoramos (cubrimos de oro de 18 quilates), y así
el común de las gentes va al “tran tran”, reduciendo su relación con Dios al
cumplimiento de las obligaciones religiosas.
Pero cualquier calificativo y forma mental que le
demos a Dios, incluso el de la figura del Padre amoroso, no es más que su
representación mental “para entendernos”. Cualquier calificativo y atributo que
demos a Dios no es más que una burda aproximación; por eso, los hindúes a lo
sumo que alcanzan a decir es “Aquello”, la palabra que según ellos, “menos
traiciona a Dios”.
¿Cómo se puede buscar lo que no se conoce?
Y esta es la gran cuestión, ¿cómo podemos buscar lo
que no conocemos?
Esta es una pregunta de Pero Grullo, ¿cómo te pones
a buscar algo que no sabes ni qué es, ni cómo es, ni dónde está?
Los planteamientos científicos y filosóficos
preocupan a los humanos que Paul Radin, antropólogo estadounidense de comienzos
de Siglo XX denomina “hombres pensadores”. Porque por otra parte están los “no
pensadores”, que en realidad constituyen la mayoría de la Humanidad.
Cuentan que Knud Rasmussen, célebre explorador
groenlandés de finales del XIX y comienzos del XX, en una de sus exploraciones
árticas, conoció a una tribu de inuits (esquimales) en Alaska. De una
conversación con el anciano de la tribu, llamado Aua, os pongo el siguiente
fragmento tomado de la obra de Kurt Seeberger, “Mil dioses y un Cielo”:
“-A los hombres no les gusta pensar –explicaba
Aua-. Les molesta ocuparse de lo que resulta difícil de comprender. Quizás sea
este el motivo de que separamos tan poco sobre el cielo y la tierra, el origen
del hombre y los animales. Porque cuesta trabajo entender por qué nos formamos
y a dónde iremos a parar cuando ya no vivamos. El principio y el fin están
envueltos en la oscuridad ¿Cómo podríamos averiguar más sobre todo esto tan
importante que nos rodea y sobre ese ser que definimos como “hombre” y sobre
los animales, pájaros y peces de todos los países y ríos y mares?
-Nadie sabe con certeza el principio de la vida.
Sin embargo quien tiene los ojos y los oídos abiertos y recuerda los relatos de
nuestros antepasados, siempre se entera de algo con que llenar el vacío de
nuestros pensamientos. Por eso, a todos nos gusta escuchar a nuestros sabios
ancianos, que nos hablan de lo que dijeron nuestros antepasados ya muertos.
Porque nuestras creencias y nuestros mitos son las palabras de los muertos.”
Esta profunda declaración de un humilde esquimal,
que se da cuenta de hasta dónde los humanos estamos a merced de fuerzas que no
conocemos, explica por qué al común de las gentes les va mejor en la vida sin
hacerse pregunta y sobre todo seguir al rebaño guiado por el pastor, porque si
a una oveja le da por ¿pensar? Puede que termine perdida y, entonces, el pastor
tendrá que dejar las 99 a buen recaudo y buscar a la oveja perdida.
Puede que alguno, al leer estos apuntes, a lo largo
de estos 44 capítulos, piense que critico demasiado a la religión y a la forma
en la que la Iglesia procede con la gente. Pero la cuestión es que,
probablemente, sobre la base del desarrollo consciencial y evolutivo de los
seres humanos en esta quinta raza raíz, que refiere la Teosofía (las anteriores
fueron los lémures y atlantes y la próxima aparecerá en la Era de Acuario), el
común de las personas es espiritualmente simple y puede que se aturdan si se
salen del sota, caballo y rey de los dogmas y doctrinas religiosas. Meister
Eckhart tuvo este problema con el Vaticano. Fue condenado con el Acta “In
agro dominico” por el riesgo en el que ponía a las gentes sencillas al
hablar en sus sermones del modo en que lo hacía, es decir, por hablarles de
mística y espiritualidad. Por eso no se le admite como uno de los mejores
teólogos de la Historia.
De este modo, el común de las gentes no se puede
plantear una búsqueda de algo que nadie sabe, por mucho que se esfuerce, qué es
ni dónde está. Por eso las religiones elaboran a lo largo de los siglos
doctrinas fáciles de cumplir y de seguir, de modo tal que el común de las
gentes, que ni sabe, ni quiere saber ni hacerse preguntas, esté razonablemente
encarrilada y no se pierda.
El problema está cuando, con el desarrollo
intelectual y espiritual de los seres humanos, cada vez es más numeroso el
porcentaje de personas que se hacen preguntas y se cuestionan ese “me falta
algo” que no encuentran en la rutina religiosa que les enseñaron sus mayores. Y
claro, cuando esa rutina religiosa cambia tan lentamente que apenas evoluciona
a lo largo de los siglos (entre el Concilio de Trento y el Vaticano II han
pasado cuatro siglos), mientras la Humanidad evoluciona cada vez más rápido, el
desfase entre las necesidades intelectuales y espirituales de la gente y lo que
le puede ofrecer la doctrina religiosa, es cada vez mayor, lo que se manifiesta
por una pérdida cada vez mayor de ovejas del rebaño. La Iglesia lo califica de
ovejas perdidas, echadas a la perdición del pecado, cuando realmente lo que
sucede es que son ovejas que han evolucionado a ciervos que se echan al monte
buscando nuevas fuentes de agua y de sabiduría. Son buscadores de “Algo”, de
“Aquello”, que dirían los hindúes, de lo que han perdido toda referencia y sí,
puede que estén perdidos.
El proceso de búsqueda
San Juan de la Cruz, uno de los grandes buscadores
de Dios que, tanto molestaban a la Iglesia, que fue encarcelado y perseguido
por ella, en el Cántico Espiritual describe cómo, al sentirse perdido con
ese “¿A dónde te escondiste Amado y me dejaste con gemido?” el alma
busca desesperadamente al Amado por bosques y espesuras y pregunta a las
criaturas “decidme si por vosotros ha pasado”, a lo que ellas le
responden ese genial “mil gracias derramando, pasó por estos sotos con
presura y mirándonos, vestidos nos dejó de su hermosura”.
De este modo, los pensadores, los nuevos
buscadores, buscan “Aquello” que no conocen en lo más hermoso por nosotros
imaginado, pero las criaturas dicen que “por ellas ha pasado y las ha dejado
vestidas de su hermosura”, pero se fue. Eso causa a la postre un gran
desengaño, y sucede lo que decíamos al principio de la Historia de Marta y
María, el búho diciéndole a María “error, por aquí no”.
Al final, después de pasarnos años, muchos años,
acaso toda nuestra vida buscando con nuestros propios medios (esto es muy
importante), lo que no sabemos qué es ni dónde está, ojalá nos pase lo de aquel
joven que quería escuchar las campanas del templo sumergido tras la
construcción del embalse, como describe Toni de Melo en esa preciosa alegoría
en “El canto del pájaro”. Sólo cuando dejó de esforzarse en escuchar y quedó en
silencio a la orilla del pantano, mientras esperaba el autobús de regreso, fue
cuando escuchó las campanas del templo sumergido.
He aquí la paradoja, cuando dejas de buscar y
quedas en silencio, y te abandonas a “Aquello”, que no sabes lo que es ni dónde
está, es cuando lo encuentras, porque no lo encuentras tú, sino que te es
manifestado y, mira por dónde, sí que está en todas las criaturas, en todo lo
que ves.
¿Qué ha sucedido? Pues que hemos tratado de buscar
lo que no podemos encontrar porque no lo conocemos, con nuestras capacidades
intelectuales, con nuestra mente (Marta) Y sí, descubre cosas como que
“Aquello” debe estar en las cosas bellas, en lo que somos capaces de
identificar como la belleza, la paz, el amor, la amistar y cosas así. Pero son
cosas que vemos bajo la luz de nuestra linterna en medio de la noche. Pero sólo
cuando nos rendimos a la evidencia de nuestra incapacidad, nos relajamos y
dejamos que el tiempo pase y que llegue la alborada y la luz del Sol ilumine
todo el horizonte, es cuando nos damos cuenta de que ¡ya está! Hemos llegado al
final de la búsqueda, porque Todo nos ha sido dado con el amanecer del Sol
sobre la Tierra.
Así que nuestra tarea de búsqueda termina cuando el
pensamiento se vacía y aparece la quietud y la plenitud. El final de la
búsqueda es simplemente despertar a la consciencia que somos, con los primeros
rayos del Sol en nuestros ojos. Y ese despertar es “lo último”; no es un
proceso temporal, sino la libertad primera y última. La continuidad temporal es
simplemente falsa. El despertar NO ES un proceso en el tiempo, está fuera de
él. Todas las religiones coinciden en la “atemporalidad” de la vida espiritual,
aunque necesariamente, porque nuestra mente no da para más, porque ella sí que
vive en el tiempo y en el espacio, ya lo veíamos en el “capítulo 40.-Tiempo y
eternidad”, necesitamos construirnos modelos de realidad espiritual bajo
símiles témporo-espaciales, tales como el Camino, la Subida al Monte Carmelo,
el Castillo, etc., cosas que nos son familiares para poder imaginarnos lo que
es imposible de imaginar, el camino de regreso a Casa.
En el fondo, las doctrinas religiosas, los ritos y
las liturgias, no son sino una forma sencilla de conseguir que las gentes
sencillas (el conjunto casi total de la sociedad) pueda relacionarse con
“Aquello” que, no sabiendo ni qué es ni dónde está, pueda más o menos imaginárselo
bajo la idea de “abba” papaíto amoroso que cuida de sus hijos, como
cuida de los lirios del campo.
El Camino, la Verdad y la Vida
Es lo que vino a hacer Jesús; ante la imposibilidad
de que el hombre se pueda salvar por sí mismo, es decir, ante la imposibilidad
de que el hombre pueda encontrar lo que no conoce, Él, que es la encarnación de
“Aquello”, viene a mostrarnos la forma de poder encontrarlo, trazándonos una
hoja de ruta (echadle un vistazo a Mateo seis), desde la Verdad y con la Verdad
de la luz de Dios y en definitiva, a enseñarnos a vivir (Las bienaventuranzas).
Es por eso que, en una época en el que la Iglesia,
tras la contrarreforma, era tan espirituosa que trataba de elevar a las almas a
las más altas cotas de la espiritualidad, Santa Teresa de Jesús, a la que todos
tenemos la tendencia a colocarla en la cumbre de la espiritualidad con esos
cuadros barrocos rodeada de angelotes trompeteros y transverberada, fue la que
descubrió y nos mostró al Jesús de carne y hueso, al Jesús humano y carnal, la
que nos hace pisar tierra y comprender que Marta y María han de convivir
juntas, que no es momento de elevarnos por encima de las nubes celestiales,
sino de aterrizar en lo concreto de nuestro día a día y en esa cotidianidad
decirle a Jesús.
Es decir, el final de la búsqueda no es haber
encontrado lo que no sabemos qué estamos buscando, sino dejar que eso que
estamos buscando nos encuentra a nosotros, descansar y contemplar, o como diría
la genial Consuelo Martín, no interrogarnos por qué caen las hojas de los
árboles sino, simplemente contemplar “cómo caen las hojas de los árboles”.
Es la actitud de María, la hermana de Marta,
quedarse embobada contemplando y escuchando las palabras del Maestro.
Llegando a Compostela, las hermanas, cobre todo
Marta, la mente, podría enorgullecerse de haber alcanzado el Pórtico de la
Gloria, pero el encuentro con el Océano supuso la total humillación para Marta,
al reconocer que hacerse a la mar era algo que jamás se podía haber imaginado.
Porque simplemente fue “dejarse llevar”.
El final de la búsqueda
The End. El final de la búsqueda resulta ser
simplemente un ser encontrado por Aquel al que tú buscabas, pero que era
imposible que lo lograras.
Es ese reconocer quién eres en realidad; es darte
cuenta de que tu auténtica naturaleza que, aún siendo temporalmente híbrida, física
y espiritual, es una con el Todo; que aún siendo ola, eres el Mar.
Todo esto sólo es “esperable”, no “alcanzable”, es
decir, sólo puedes abandonarte, hacer silencio y esperar. Por eso la mística
está más allá de la ascética religiosa, mucho más allá.
Por eso, la Iglesia, al ver cómo tanta gente
abandona el rebaño y la sociedad europea de profundas raíces cristianas está
perdida en ese supuesto laicismo que el progresismo de izquierdas ha sabido
astutamente abanderar con esas nuevas filosofías de pensamiento progre centrado
en el feminismo, el igualitarismo, la diversidad de géneros, el regreso del
socialismo-comunismo y demás tendencias que aparentemente buscan un mundo
mejor, ahora una nueva normalidad, debe (la Iglesia, las religiones en
general), comprender el signo de los tiempos y no considerar a toda esa gente
que abandera las nuevas megatendencias sociales, como ovejas perdidas, sino
como gente que busca en su corazón, lo que jamás podrán ni sabrán encontrar.
Y la actitud no es una “nueva evangelización” para
conseguir que las gentes vuelvan a llenar las iglesias y acudan los domingos a
misa de una, sino un tomar consciencia (el clero), de la verdad que encierra la
frase que el teólogo Karl Rahner dijo allá por los años setenta, tras el
Concilio…
“El cristiano del Siglo XXI será un místico,
alguien que ha experimentado Algo, o ya no será nada”
Esta frase lapidaria, es una seria advertencia a
todos aquellos que se empecinan en no moverse de posturas tradicionales como si
el mundo no evolucionara.
La frase es de un artículo donde indica “los tres
acentos que habrá de tener una espiritualidad cristiana para hoy”, 1º una
relación personal e inmediata con Dios (o el cristiano es místico o no será
nada), 2º la vida temporal y el servicio al mundo como espiritualidad (aquello
de que Marta y María han de convivir juntas) y 3º una nueva ascética de la libertad
(la capacidad de superar los apegos sin límite con una vida sencilla).
En otras palabras y en resumen, la vida mística y
contemplativa ha de desprenderse del estereotipo conventual de las órdenes de
clausura (aunque también), para impregnar la calle, las familias, los trabajos
y la vida corriente, porque vivir la mística es el final de la búsqueda, la
relación directa del ser humano con su creador.
¿Una utopía en una sociedad distópica?
Acaso sí, pero por eso, la inevitable flecha
temporal nos aboca a una solución apocalíptica, con el obligado trance de
grandes tribulaciones sociales.
Pero todo está bien, así debe ser, porque…
“Todo está dentro del guion de la peli”.
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Autor: José Alfonso Delgado
Nota: La publicación de las
diferentes entregas de La Física de la Espiritualidad
se realiza en este blog, todos los lunes
desde el 4 de enero de 2021.
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Vídeo (duración: 00:58:01) de la entrevista de Emilio Carrillo para Aprendiendo a vivir, con fecha 6 de noviembre de 2021, titulada Despertar de la consciencia.
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Las ventanas de nuestro hogar
nos proporcionan una oportunidad bonita de ampliar nuestro nivel de consciencia
y de unidad.
Las ventanas, a nivel vital,
tienen dos lecturas:
+Por una parte, su limpieza
refleja la forma en que las personas que habitan la vivienda ven el mundo.
Respecto a esto, hay quienes
siempre buscan la limpieza y la transparencia, hay quienes normalizan la
dificultad para ver y hay quienes prefieren la opacidad.
+La otra lectura sobre el uso
vital de las ventanas trasciende la forma de ver el mundo y va unos grados de
vibración más arriba; tiene que ver con la forma en que nos
abrimos al mundo.
La apertura consciente de una
ventana puede generar en tu interior esa misma consciencia.
El simple acto de abrir una
ventana sintiendo que, al hacerlo, tu hogar se fusiona con el resto del mundo y
la división desaparece, genera en ti la misma consciencia de unidad.
Es el mismo proceso que
vivimos internamente cada vez que inspiramos o expiramos; la idea de separación entre nosotros y el resto del mundo
desaparece.
Tomar consciencia de esta
posibilidad de unidad cada vez que abres una ventana, te acerca al regalo más
elevado de esta posibilidad: la apertura interior a recibir lo que la vida
tiene para ti.
De la misma forma que cuando
estamos ante un ser de una vibración elevaba nos abrimos para recibir su guía y
sabiduría, cuando abrimos las ventanas de nuestra casa podemos sentir cómo todo
el universo entra en ella, se mimetiza y o impregna todo elevando su frecuencia
vibratoria y facilitando la elevación de la tuya por el mismo proceso en tu
interior.
Puedes probarlo durante unas
semanas y observar cómo te sientes tras ellas:
+Presta atención a su limpieza
para que, veas con nitidez la vida.
+Cada vez que las abras, trata
de conectar con la gratitud ante la apertura de tu vida interior al resto del
mundo.
+Dedica unos segundos a
integrar esa apertura mediante tu propia inspiración y expiración tomando
conciencia de que al inspirar y expirar tú también te integras con la
totalidad.
+Una vez sientas tu apertura
interna con gratitud, disfruta de sentir cómo tu vivienda está, en esos
momentos sintiendo lo mismo que tú.
+Cuando llegue el momento de
cerrar las ventanas, hazlo con cariño, con gratitud y con la consciencia de que
en el interior de la vivienda y de ti, queda también contenida una realidad
global que puedes tratar con respeto y amor de forma que, cuando al día
siguiente las vuelvas a abrir, lo que tú compartas con el resto del mundo sea
también se un gran valor.
El planeta en el que vivimos
tiene una vibración muy alta en el amor, en cuidar, proteger, nutrir y
unificar. Abrirnos internamente a su consciencia, mimetizarnos con su vibración
y facilitar con intención que impregne también nuestras viviendas, hace que
aumente nuestro respeto global, integremos sus cualidades vibratorias y estás
iluminen nuestra vida.
Cuando nos sentimos de nuevo
parte de todo, la lucidez, la armonía y el orden se dan con naturalidad.
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Autor: Andrés
Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de
publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de
viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.
Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de
este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=1BAv3AOuSPY
Vídeo (duración: 01:48:05) de la charla de Emilio Carrillo en con Sergio Marina en Sant Cugat del Vallés, el 6 de noviembre de 2021, titulado ¿De qué forma podemos
prepararnos para morir conscientemente?
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Un refugio se alisa por la
colina.
Por el alto de una encina.
Por los huecos de una repisa.
Por los túneles de la prisa.
Montañas nevadas y heladas.
Mares perdidos y lejanos.
Cielos vacíos de pájaros.
Bosques llenos de lavas.
Caminos áridos y polvorientos.
Inviernos de soles quemados.
Veranos impensables de plomo.
Primaveras que no despiertan.
Otoños dormidos.
Noches fustigantes.
Días apagados.
Horas muertas.
Minutos inacabados.
Segundos que no retornan.
Pesadillas que aplastan.
Sueños imposibles.
Penumbras distantes.
Distantes las farolas de la
calle.
No hay nadie.
No hay quien pase.
Vivir incesante.
Retornos imposibles.
Vueltas sin miradas.
Hielos en el cuello.
Sólo de pensar lo que callaste,
mi hada.
Bolsillos huecos.
Sin fondos.
Vacíos.
Que desastre.
¿Hasta dónde hay que esperarte?
No faltes.
Astro sin rumbo.
Cometa sin destino.
Estrellas sin brillo.
Galaxias sin lastres.
Me ahogo en el aire.
Me caigo.
No hay donde agarrarse.
Sólo hay que soslayarse.
El ocho se torna tieso.
- ¿Acabaste amor?...
- Acabé mi amor... acabé mi
parte.
Ya se terminó de publicar Memoria de un descarnado. En este enlace podrás encontrar los audiolibros de todos los capítulos:
https://www.ivoox.com/podcast-memorias-descarnado_sq_f11142097_1.html
Posdata:
En el artículo del día
01/12/2020 (“¿Rojo octubre, peligroso noviembre y brillante diciembre? III
Parte”) comuniqué que personalmente había recibido por psicografía una serie de
técnicas y procesos para aplicar en psicoterapia que solucionaba el 80% de los problemas psicológicos del ser
humano. La explicación resumida de esta psicoterapia es que elimina el ego, te
reconecta con tu alma (conecta la Particularidad con la Singularidad) y tienes
control emocional siendo feliz en tu vida actual; al mismo tiempo dije que lo
había transferido a dos Almitas maravillosas (psicólogas) que os los podía
ofrecer mediante terapia, obvio que, con remuneración, pues es su trabajo, y
que además ellas lo harán pues mis tiempos están contados para seguir en esa
labor. No se trata de dar una formación,
sino de recibir terapia para quien lo necesite. Durante un tiempo os
habéis puesto en contacto conmigo para luego realizar el contacto con ellas
(Rosario y Yesenia), pero ahora ya podéis hacerlo de forma directa mediante su
correo profesional: terapia.psico2@gmail.com
También podéis visitar su Web: http://www.psico2-internacional.es
Para las actualizaciones de “Todo Deéelij” y preguntas
sencillas: deeelij@gmail.com
Nota a la
posdata: si quieres recibir esta ayuda terapéutica más
vale que te comprometas contigo mismo, pues es exigente. Sólo apto para
valientes y no timoratos. Ah, y hay lista de espera, que conste, así que ve
pillando sitio, hueco o número.
Audio
libro testimonio terapéutico de Mario:
https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-01-audios-mp3_rf_69779795_1.html/
Audio
libro testimonio terapéutico de Marisol:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2021/06/testimonio-presentacion-por-deeelij.html/
Audio
libro testimonio terapéutico de Jordi:
https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-03-audios-mp3_rf_71720654_1.html/
Audio
libro testimonio terapéutico de Angelika:
https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-04-audios-mp3_rf_74763047_1.html
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Podría
hacer un viaje desde la periferia hacia el centro, cruzando infinitos círculos
concéntricos, como las ondas que se forman en las aguas del lago, cuando rompe
su quietud una pequeña piedra, pero de afuera hacia dentro.
Entre dos
circunferencias de las más alejadas del centro, que curiosamente son las más
grandes, podríamos situar a todos los seres humanos.
¿Qué podría
hacer por ellos, cómo expandir mi afecto para que llegara tan lejos?
¿Cuántas
barreras tendría que saltar: la del idioma, la distancia física, las
culturales, de costumbres, idiosincrasia?
Pues ahí
están hoy en día las redes sociales, que pueden ayudar. ¿Qué idioma hay que
hablar para entender una sonrisa?
Un poco más
adentro, tal vez podría poner a los ciudadanos de mi país, a los que hablan mi
lengua y pueden entender el significado profundo de una frase como: ¡Hoy será
un maravilloso día, si nos lo proponemos de corazón!
Aún más
adentro podríamos agrupar a los compañeros de trabajo, a aquellos con los que
nos relacionamos personalmente, los vecinos, los amigos, conocidos, compañeros
de estudio.
A estos
últimos hay que tener bien claro que los tenemos al alcance de un saludo, un
poco de hospitalidad, que no es necesariamente brindarles una habitación de nuestra
casa (¿y por qué no, si fuera necesario?) sino, un rato de nuestro tiempo de
calidad, compartir una añoranza, esa presencia salvadora que tanto necesita el
alma.
Ya, casi
llegando al centro, nuestros familiares cercanos, esos donde se pueden engrosar
los afectos filiales: hermanos, padres, hijos que se han independizado.
Con ellos
hay una especial confianza y a la vez un mayor compromiso, porque nos quieren
más cerca, nos reclaman a veces sin decir nada. Nos sentimos jugadores del
mismo equipo, abejas de la misma colmena y si necesitamos apoyar la espalda
para enfrentar los retos de la vida, queremos que sea en ellos.
Cerrando
aún más el cerco están esos convivientes, la pareja, los que por diferentes
razones comparten nuestro techo.
A los que
vemos todos los días, nos sentamos juntos a la mesa y con algunos compartimos
el lecho.
La
generosidad que podemos cultivar en la vida, la paciencia, la compasión y una
lista interminable de cualidades que llevamos dentro, ahí se quedarían, como la
mariposa sin salir de la crisálida, si no fuera por ellos.
Son esos
cuadernos de figuras a los que los niños dan colores: de azul o rosa pálido
nuestras parejas, de arcoíris los niños, de campos de trigo al atardecer a
nuestros padres y abuelos.
Y por fin,
en el centro de la diana, esa perla que has de amar más que a nadie, has de
perdonar y hacer responsable de todo.
Lo que no
puedas hacer por ti, tampoco podrás por nadie. Lo que no te des, no puedes
entregarlo.
Si algo no
es bueno primero para ti, no lo será para nadie de esos círculos concéntricos
de los que la vida te ha rodeado.
Cuida tu
cuerpo, tu mundo mental y emocional, cuida tu espiritualidad, busca la armonía
y el balance entre tu capacidad para dar lo mejor de ti y encontrar la forma de
llenar tus arcas.
Las nubes
no podrían regar los campos si no bebieran del mar, los árboles no darían
frutos, si antes no extrajeron los minerales y nutrientes de la tierra.
Llena tus
alforjas en el silencio, en el contacto con la naturaleza, con el murmullo de
la cascada, las olas del mar. Abre las compuertas del granero de tu alma con
los atardeceres, la música, el vuelo de las mariposas, el olor de los campos
después de los aguaceros y entonces, ve con humildad a tu diana de colores y
deja que el corazón derrame su perfume sobre los pétalos de las flores.
No olvides
tener a mano un zurrón, donde puedas recoger de otras almas el néctar para
hacer la miel de la nueva humanidad.
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Autor: José Miguel Vale (josemiguelvale@gmail.com)
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Si uno busca el término “Acuario” en Google, una de las referencias
que salen en primer lugar es la canción que popularizó el grupo musical Quinta
dimensión (5th dimension) en 1967 y que es tema central del musical “Hair”.
La letra habla de la conjunción de planetas y todas esas cosas,
como lo de que el Sol entrará en la casa de Acuario próximamente y eso provocará
el advenimiento de una nueva Humanidad de paz y amor.
Lo de la inclusión del Sol en la casa de
Acuario es astronómicamente cierto y significa que, sobre la base del peculiar
movimiento de la Tierra denominado de precesión, el Sol en el equinoccio de
primavera recorre todo el Zodiaco cada 25.776 años, en el momento justo en el
que el Sol abandona el hemisferio celeste austral para entrar en el septentrional
(Punto vernal o gamma ♈), el 21 de marzo, momento en el que el día y
la noche son iguales (equi-noccio: igual noche-día). El Sol,
cada 2.148 años (25.766/12), va adelantando las constelaciones del Zodíaco en
dirección Oeste (precesión de los equinoccios), de modo que en la actualidad
estamos saliendo de Piscis y entrando en Acuario. Se nota que los creadores del
horóscopo tuvieron que hacerlo hace más de 2200 años, cuando el Sol estaba el
21 de marzo en la casa de Aries (el horóscopo del periódico, a los nacidos
entre 21 de marzo a 21 de abril son catalogados bajo el signo Aries -aunque en
realidad son Piscis- con lo que ello, a nivel astrológico parece implicar; y
así todos los demás signos).
A partir de este hecho astronómico, los astrólogos, supongo, se han
montado la peli de la Era de Acuario, con el deseo de que los astros nos sean
propicios y nos ayuden a superar crisis tan espantosas como las guerras
mundiales, la pobreza, la tiranía y logremos entrar en una nueva era de paz y
amor, que es lo que proclamaba la generación hippie de los años sesenta, con el
amor libre y todo eso.
Por otra parte, en Acuario está la Nebulosa Hellix (la Hélice, NGC
7293), a unos 700 años luz de la tierra. Es una de las nebulosas planetarias
más espectaculares y cercanas a la Tierra. Tiene casi 6 años luz de diámetro.
Descubierta en 1824, se le ha bautizado con el sobre nombre del Ojo de Dios. Es
como si Dios nos mirara desde el Cielo, en la constelación de Acuario.
Por otra parte, si acudimos a las enseñanzas de Helena Blavatsky,
compiladora de los textos teosóficos en el Siglo XIX, se describe cómo la
Humanidad, a lo largo de los milenios, ha atravesado varios ciclos de
existencia de lo que se denominan razas-raíces, las últimas han sido: la
tercera ubicada en el continente Lemuria, y la siguiente, la cuarta, fueron los
atlantes. La actual, la nuestra es la quinta, que se denomina “aria”, aunque
nada tiene que ver con el sueño de la Alemania de Hitler.
Es decir, la Teosofía sostiene la tesis de que la evolución humana
no ha sido lineal sino cíclica, siendo cada final de ciclo un desastre global
que supuso el renacimiento de una nueva raza raíz más evolucionada. La Biblia
hace alusiones a estos finales de ciclo, con los episodios del libro del
Génesis, de Sodoma y Gomorra, en los que Dios muy enfadado por la perversión
humana envía fuego de azufre, o la confusión de lenguas en Babel, con la
dispersión de la Humanidad o, la más representativa de un final de ciclo, que
además está reflejada en diferentes culturas en todo el Planeta, el Diluvio
universal, que bien pudo significar la destrucción de la Atlántida.
En otras palabras, desde el primer homínido con incipiente
consciencia de sí mismo, hasta el Homo sapiens actual, la evolución, en su gran
contexto lineal, se ha forjado en base a sucesivos ciclos de comienzo,
desarrollo, esplendor, declive y destrucción.
Los ancestrales sabios de la teosofía refieren la época actual como
la de transición entre la quinta raza raíz y la sexta que, por otro lado,
coincide con la transición entre la era de Piscis, que comenzó con el inicio de
la era cristiana (más o menos) y la de Acuario, que está comenzando en estos
siglos XX y XXI.
Así que cuando las diferentes religiones anuncian el final de los
tiempos, esto se puede tomar de dos formas, por la tremenda, es decir, de modo
lineal, con un solo ciclo de principio a fin, que termina con, literalmente,
“el fin del mundo”, que es como las religiones occidentales se lo toman o, como
el final de “esta generación”, como refiere el propio Jesús de Nazareth en
Mateo 24, sin que ello suponga el fin total y absoluto de todo lo creado, sino
sólo el fin de “esta generación”. Y ahí queda la cosa.
Sobre todo este tipo de cuestiones, recomiendo encarecidamente los
libros y conferencias de Emilio Carrillo, que ha profundizado en este tema y yo
no me atrevo a ir más allá de esta breve referencia.
Con lo expuesto, todo parece indicar que la Era de Acuario es algo
más que una fantasía astrológica o un desideratum social sin fundamento. Hay
algo más que nos hace tomar en serio que la Humanidad está a punto de
introducirse en una nueva era de paz y amor, con un paso trascendental desde el
individualismo predominante de la Era de Piscis (de la que estamos saliendo), a
una Era bajo el predominio de lo espiritual. A esto también se apuntan los
milenaristas entusiastas del fin del mundo y de las profecías mayas. Esto aporta
una pizca de chispa de humor a algo de por sí para tener en cuenta.
No quiero entrar demasiado en estos detalles, no sea que además de
hereje, por lo que digo y cuento aquí, encima me tache la Iglesia de neoerista,
o seguidor de la Nueva Era. Pero lo que sí es un hecho constatado es el
surgimiento a escala mundial de una tendencia a la búsqueda de lo espiritual,
acaso como rebote de un cierto cansancio del materialismo desmedido en el que
el Occidente “cristiano, por cierto”, nos ha metido en los últimos dos siglos,
así como de sus frutos más memorables, como la crisis del 1929, las Guerras
Mundiales y las Crisis del 1973 y de 2008 y el cambio climático y el Covid,
etc.
Con independencia de cuándo cruce el Sol el punto Vernal en
primavera hacia la casa de Acuario, parece que dos hechos acaecidos en la
segunda mitad del Siglo XX han precipitado el desplazamiento de la Humanidad
hacia la Era de Acuario. Estos han sido, según Caroline Myss en su libro “La
Medicina de la Energía”, la invasión del Tibet por la China comunista y el
Concilio Vaticano II, como he referido en anteriores capítulos.
En el primer caso, la invasión china del Tibet obligó a finales de
los cincuenta al exilio de muchos lamas y monjes tibetanos que huyeron preferentemente
a Estados Unidos y Europa. Es lo que vi yo en la ciudad de San Francisco en
1973, a mis 17 años, en el que conocí a los Hare Krisna y a Krisnamurti en su
libro “A los pies del maestro”.
En el segundo caso, las conclusiones del Vaticano II propició la
apertura de la Iglesia católica al mundo, Al menos en los primeros años. Fue
suficiente como para que la espiritualidad cristiana saliera de los monasterios
y, a través de sacerdotes y monjas que pasaron a la vida laica, se difundiera
su experiencia a la sociedad, a aquellos que quisieron escucharlos. En
conclusión, la ascética y la mística de Oriente se encontraron con la de
Occidente. Los pesos pesados de la influencia oriental en Occidente están
siendo el Budismo, la filosofía Zen y Tao y sobre todo, el pensamiento místico
derivado del monismo advaita, y en concreto el Yoga como método de crecimiento
espiritual, (aunque también se vende en el mercadillo espiritual establecido al
calor de todo esto, como técnica anti estrés y para rebajar las lorzas y
michelines, que de todo hay, y todo hay que decirlo).
¿Tiene esto algo que ver con una nueva Epifanía? ¿Dios nos está
queriendo decir algo con esto?
Desde el punto de vista dogmático, evidentemente esto no significa
nada, salvo una seria amenaza a la estabilidad del catolicismo y otras
religiones, pues es una puerta de escape que se abre, por donde pueden escapar
no pocos feligreses desencantado con la disciplina diocesana.
A mí me dan mucha pena las posturas rígidas e intransigentes, las
que ven en todo lo que se mueve, una amenaza a la homeostasis interna, al
“steady state” establecido por las religiones.
Que las grandes soluciones surgen de grandes problemas que, no hay
más remedio que resolver, es un hecho desde los orígenes de la vida. Quiero
traer aquí una reflexión de Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química en 1977, a
propósito de todo esto:
“La fuerza de las organizaciones surge de su capacidad de
renovarse ante un mundo caótico. Es la gran paradoja de la vida. Por una parte
tienden al estado estable, pero una vez conseguido, parece como si fuera
necesaria una profunda convulsión que cuestione todos los sistemas para que
sólo los más fuertes puedan superar la prueba, y así eliminar por pura
selección natural los organismos, especies y organizaciones acomodadas. En el
origen de los grandes cambios, de las grandes ideas, de los nuevos paradigmas, está
siempre “un grupo pionero” de personas motivadas, ilusionada, comprometida,
inconformista, arriesgada, con clara visión de oportunidad”.
Decir esto ante las monolíticas barreras doctrinales es muy
peligroso. A Jesús de Nazareth, mismamente, le costó la vida.
Lamentablemente, creo que Nietzsche tiene razón cuando afirma que “La
certeza absoluta, la total convicción, es un enemigo más peligroso para la
verdad, que la propia mentira”.
Cuando uno está absolutamente convencido de que está en lo cierto,
y por casualidad no es así, irremediablemente cae en la paradoja de que “hay
que mantenerse en el error, cueste lo que cueste”, principio básico de la
Política, por cierto.
Vivimos en un mundo totalmente cambiante, donde las posturas
recalcitrantes son (y estoy de acuerdo con Prigogine), garantía de la extinción
por simple selección natural.
Los temas doctrinales no son sino interpretaciones intelectuales de
lo divino. La mística es en sí misma expresión pura de lo divino. Jesús vino a
este mundo a enseñarnos la Mística de Dios, por eso soy o trato de ser un fiel
seguidor de sus enseñanzas. Pero los hombres han convertido su mensaje en
textos doctrinales.
Pues resulta que con tanto atar doctrinalmente, al final es cierto
el proverbio que le escuché a Consuelo Martín, que dice, “la verdad une, la
mentira separa”. Tantas ataduras no
hacen más que complicar la vida a la gente, desvía la atención de lo
fundamental que es simplemente amar gratuitamente, sin esperar nada a
cambio.
¿Por qué hay tanto cuerpo legislativo en nuestra sociedad, que
regula hasta el tamaño máximo permitido de los rabos para boinas? Porque las
relaciones humanas se basan en la desconfianza, es decir, “como sé que me vas a
engañar y me la vas a meter doblada, la ley al menos, hará que te lo pienses
dos veces, a riesgo de que seas multado o castigado con la cárcel”. Esto
traducido a lo religioso es algo así como “amaos los unos a los otros”, dice el
Maestro, pero como sé que a los feligreses eso se la sopla, pongamos un código
moral “de la de Dios”, con castigos eternos, a ver si nos hacen caso.
Estamos liados con tantísimas ataduras religiosas, que, al menos a
mí, el panorama me impresiona de asfixiante, aunque para el común de las gentes
sencillas es su pasaporte para la Eternidad. En el fondo, entrar en la senda
estrecha resulta ser una invitación que Jesús nos hace a romper todas las
ataduras materiales, intelectuales y religiosas que nos acogotan, para
enfrentarnos a la vida en absoluta pobreza de espíritu.
Fíjate. Jesús de Nazareth llegó a Israel en una época de absoluto
estrangulamiento doctrinal por parte de las autoridades religiosas. Su mensaje
suponía la antítesis de todo eso. Como quiera que su mensaje suponía una seria
amenaza para el “steady state” del judaísmo, fueron estrechándole el cerco,
hasta que consiguieron matarle. Pero consiguió romper todas las ataduras
doctrinales sobre las que se basaba la religión veterotestamentaria…
Es tiempo de desatar, de desenvolver los envoltorios del único
caramelo, de dejar las apariencias y de regresar a la esencia. Durante toda
esta serie de entregas sobre espiritualidad, he pretendido dar un enfoque
heterodoxo a lo que sucede en el interior del ser humano en clave de Camino hacia…,
cuando en realidad es un Camino de regreso desde… nuestra triste realidad
actual, la de cada uno, para intentar volver a ser “tal como éramos” antes de
salirnos del tiesto y pretender ser lo que no somos.
Y ahora, la sociedad plantea, no sin fundamento físico y
espiritual, que vamos hacia un nuevo Eleusis (del griego eleusiV,
advenimiento), un nuevo y gran advenimiento de una nueva Humanidad, una nueva
generación o raza raíz que se antoja más evolucionada, más espiritual, más
llena y consciente de la Divina Realidad que predican la Filosofía perenne y la
Teosofía.
En el marco del Primer Congreso “Consciencia y Sociedad distópica”,
estamos viendo cómo parece como si todas las flechas temporales nos estuvieran
dirigiendo a lo que Jesús de Nazareth anunció en Mateo 24, con ese dramático
periodo previo que en las Escrituras cristianas se denomina “la Gran
Tribulación”, para finalmente emerger una nueva era para la Humanidad en
presencia de Dios. Luego está lo del Juicio final, que la Iglesia ha
aprovechado ampliamente para controlar las conciencias, pero que nos maliciamos,
será “el final de todos los juicios”, que diría Fidel Delgado, porque ya sabe
Dios de qué está hecho el corazón humano y cuál es su real responsabilidad,
como criatura salida de Sus manos, en todo este desaguisado en el que se ha
convertido nuestro mundo. Aunque “hijos de la gran meretriz”, haberlos,
hay-los.
En cualquier caso, la nueva sexta raza raíz, la nueva generación
de Acuario se está gestando en estos momentos en todas aquellas almas que
están comenzando a despertar; en todas aquellas Marías que están abriendo los
ojos y recibiendo el cálido beso del Amado. Está despertando en todas aquellas
Marías que están animando a sus correspondientes hermanas Marta (sus mentes), a
comprender que el camino que lleva la Humanidad bajo la pretensión del
autogobierno del mundo es un “camino hacia ninguna parte”, hacia el desastre
más absoluto.
Como refería en el capítulo anterior, las almas despiertas, al
practicar el exculpar y el perdón, están animando a las almas dormidas a que
despierten, a que aprendan a no juzgar y a perdonar. Y esto es una reacción en
cadena con un efecto expansivo que puede llegar a ser explosivo.
Dicen que una ficha de dominó puede tumbar otra de tamaño hasta 1,5
veces mayor y, esta a otra 1,5 veces mayor. Si una ficha de 1 milímetro tirase
a la siguiente de 1,5 milímetros y esta a otra de 2,25 milímetros, la ficha
número 32 de la secuencia tendría exactamente una altura de 287,62 metros, la
cual tumbaría a otra ficha 50 metros más alta (431,43m) que el edificio Empire
State de Nueva York, que mide 381 metros. Por eso las grandes tendencias
sociales siempre comienzan en el cerebro o en el corazón de una sola persona.
Es el proceso de contagio, largamente estudiado en Medicina y Epidemiología,
pero también en Sociología y Economía. El contagio 1x2, 1x3, …, 1xN hace que la
virulencia exponencial de la transmisión en pocas semanas e incluso días,
alcance el otro lado del mundo, como estamos evidenciando con la Covid19. Con
el fenómeno social del advenimiento a la Era de Acuario, está pasando lo mismo.
En el fondo todo depende de nuestra tasa de contagio, de nuestra capacidad de
despertar (de ayudar a despertar) a las almas dormidas.
Se considera que, en estos fenómenos sociales, la masa crítica que
convierte el proceso en exponencial explosivo está en torno al 10% de la
población.
Somos hacedores de santos. Hemos de
creer eso, porque si lo hacemos, si creemos serlo, si somos conscientes de ser
la mano de Dios que actúa en el mundo a través de nosotros, tanto más lo
creamos y así actuemos y vivamos, tanto mayor será la tasa de contagio del
mensaje del Nuevo Eleusis para la Humanidad. Y acaso le debamos el encendido de
esta mecha a los hippies norteamericanos que proclamaban el amor libre en los
años sesenta, mientras los obispos y cardenales católicos se daban cuenta en el
Concilio Vaticano II de hasta qué punto la Iglesia estaba fosilizada y los
chinos atacaban el Tíbet. Pues bendito sea, Dios se suele valer de recursos “no
convencionales” para darle un meneo a estructuras sociales arcaicas y
acomodadas en desfasadas tradiciones.
Sólo Uno es inmutable y eterno su mensaje, pero convertir todo tipo
de desarrollos doctrinales en inmutables puede ser el mayor de los errores que
cometen las religiones, que consideran las teologías inmutables, cuando no son
más que modelos mentales de hombres de ciencia, cuyas ideas, si no evolucionan,
se transforman en fósiles intelectuales a los que nadie ya hace caso.
El sociólogo Paul Ehrlich, el de la bomba demográfica, tiene una
frase muy cierta:
“El ser humano es bastante
efectivo ante las emergencias, pero es incapaz de prevenirlas”
Vivimos una emergencia planetaria que está poniendo en serio
peligro nuestra supervivencia como especie, esto ya nadie puede dudarlo, salvo
que sea un necio, pero la Evolución biológica nos demuestra una y otra vez, que
los grandes saltos evolutivos se dan a consecuencia de las grandes crisis
planetarias, de las grandes extinciones en masa.
Estamos ante el mismo desafío. Estamos entrando en un huracán
fuerza cinco, y dentro de la tormenta está surgiendo la intuición social de la
Era de Acuario, o de la vida eterna; da igual, que da lo mismo, es decir, la
intuición de que esto pueda parecer el final, pero de las grandes tragedias
surgen las grandes soluciones basadas en una profunda renovación, de un nuevo
renacimiento.
Esto comienza a ser Era de Acuario, o el fin del “este” mundo el término
revelador o apocalíptico.
Para crear algo nuevo, antes ha de ser derribado lo que está en
ruinas.
Antes de que “venga a nosotros Tu Reino”, ha de quedar hecho
añicos el nuestro, ya que ambos son incompatibles.
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Autor: José
Alfonso Delgado
Nota: La
publicación de las diferentes entregas de La Física de
la Espiritualidad
se
realiza en este blog, todos los lunes desde el 4 de enero de 2021.
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