En los emails que intercambio con Juan Hernández, hemos coincidido en que hay demasiada información cruzada en torno al 2012.Difícil de separar el grano de la paja.
Por esto es importante que personas con sentido común y dimensión espiritual ayuden en la tarea, aunque sea para concluir que el 21 de diciembre de 2012 no acontecerá nada especial: ni cataclismos, ni días de oscuridad, ni nada que se le parezca.
Simplemente, el solsticio de invierno del 2012 marca un punto especialmente álgido dentro de un proceso de carácter cosmogónico que será largo: comenzó lustros atrás y se dilatará en el tiempo.
Tal proceso cosmogónico es un ciclo más de la naturaleza -como lo es, por ejemplo, un cambio de estación dentro de un año cualquiera-, pero su envergadura no se cuenta por días o semanas, sino por milenios: sucede cada muchos miles de años y se corresponde con el movimiento cíclico de nuestro sistema solar -Ors- en el seno de nuestra galaxia -la Vía Láctea-.
¿Qué es lo que empieza a aportar -lo hará con más intensidad en el futuro- tal proceso cosmogónico?. Pues proporciona un suplemento energético al sistema solar, a la Tierra (con impactos en el cambio climático), a la humanidad y a cada persona; una sobrecarga de energía vibratoria y electromagnética que coadyuva a activar componentes durmientes o semi-durmientes del ADN humano y planetario.
Pero ¡ojo!, tal suplemento de nada servirá si cada uno no realiza un trabajo propio e interior que eleve su grado de consciencia y posibilite que el Yo verdadero, nuestro Ser divinal, coja las riendas de nuestra vida.
Esta es la clave: un trabajo íntimo que nos permita comprender, aceptar y asumir nuestra condición y dimensión divinal, así como la Unidad de cuanto existe. Y que abra las puertas a un Amor Incondicional que nos vuelque en el amor al prójimo.
Que nadie espere que este trabajo lo haga alguien por nosotros. Ni alienígenas, ni ángeles ni fuerzas cosmogónicas son responsables de nuestras vidas. Que cada cual asuma al 100 por 100 la responsabilidad de su vida. Por algo somos Hijos de Dios no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él. Ya sabéis: somos Todo y Uno; Creación&Creador; Creador&Creación.
Con Amor
Por esto es importante que personas con sentido común y dimensión espiritual ayuden en la tarea, aunque sea para concluir que el 21 de diciembre de 2012 no acontecerá nada especial: ni cataclismos, ni días de oscuridad, ni nada que se le parezca.
Simplemente, el solsticio de invierno del 2012 marca un punto especialmente álgido dentro de un proceso de carácter cosmogónico que será largo: comenzó lustros atrás y se dilatará en el tiempo.
Tal proceso cosmogónico es un ciclo más de la naturaleza -como lo es, por ejemplo, un cambio de estación dentro de un año cualquiera-, pero su envergadura no se cuenta por días o semanas, sino por milenios: sucede cada muchos miles de años y se corresponde con el movimiento cíclico de nuestro sistema solar -Ors- en el seno de nuestra galaxia -la Vía Láctea-.
¿Qué es lo que empieza a aportar -lo hará con más intensidad en el futuro- tal proceso cosmogónico?. Pues proporciona un suplemento energético al sistema solar, a la Tierra (con impactos en el cambio climático), a la humanidad y a cada persona; una sobrecarga de energía vibratoria y electromagnética que coadyuva a activar componentes durmientes o semi-durmientes del ADN humano y planetario.
Pero ¡ojo!, tal suplemento de nada servirá si cada uno no realiza un trabajo propio e interior que eleve su grado de consciencia y posibilite que el Yo verdadero, nuestro Ser divinal, coja las riendas de nuestra vida.
Esta es la clave: un trabajo íntimo que nos permita comprender, aceptar y asumir nuestra condición y dimensión divinal, así como la Unidad de cuanto existe. Y que abra las puertas a un Amor Incondicional que nos vuelque en el amor al prójimo.
Que nadie espere que este trabajo lo haga alguien por nosotros. Ni alienígenas, ni ángeles ni fuerzas cosmogónicas son responsables de nuestras vidas. Que cada cual asuma al 100 por 100 la responsabilidad de su vida. Por algo somos Hijos de Dios no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él. Ya sabéis: somos Todo y Uno; Creación&Creador; Creador&Creación.
Con Amor