31/8/16
El traidor
Entremos a degüello. Lo que destrozará
continuadamente tu ser en evolución no es otra cosa que las expectativas. Este
es el único traidor al que has de tener súper estrictamente custodiado y
vigilado.
Crearse
expectativas es caer en el tiempo lineal. Es crearse mental y artificialmente un posible o no posible
futuro, es decir, algo que ni existe ni existirá, pues lo único real es el aquí-ahora, el momento presente, la vida misma. Y las expectativas siempre se basan en un comparativo con lo que fue o no
en el pasado, que tampoco existe (existió cuando fue preente) y conducen, inexorablemente, a la frustración, tanto si se dan o
no las expectativas.
No
se dice con esto que todo no sea posible, al contrario, ya sabemos que en una
nueva espiritualidad todo es posible. Todo lo es si lo creas en presente. Si tu
compromiso es con el instante que transitas, o si quieres ampliar, con el día
que vives, has de estar centrado en eso que Eres en ese momento en lo que sea
que se esté desarrollando, y por tanto, viviendo. Es esta la forma exclusiva de
crear sin expectativas, sin futuribles posibles o no basados en la
esperanza.
Cuando
creas expectativas, lo que creas son expectativas y eso resultaran ser:
expectativas. Por tanto, se evidencia que una expectativa no es más que una
ilusión, una estrella fugaz que puede aparecer o no, pero que si lo hace dura
un instante, sin plasmar una realidad sólida y palpable.
Siempre
que hay una expectativa hay un engaño en sí. Si tienes la expectativa de que
te besen, puede ser que lo hagan y no sea como esperabas que fuese o puede ser
que no te besen; y, en cualquier caso, habrás estado trabajando con un futurible
no predecible ni tangible que termina frustrándote, aunque termina justo cuando
empezó, cuando se configuró en expectativas. En cambio, si no vas con expectativas
de que te besen, puede que lo hagan y sea todo una fiesta; y puede que no te
bese y no te frustrarás, pues no esperabas el beso que no llegó.
Sólo
puedes crear si generas una posibilidad real en el presente
actual en el que vives. Si tienes la posibilidad de dar un paso tras otro en un
paseo, sea el ejemplo, la expectativa no es tal, sino algo real. Y estarás creando un nuevo momento presente de un paseo gozoso a través de cada paso que das en el instante de darlo.
Si
esperas que los demás cambien, sea otro símil, vas a estar esperando una
eternidad en frustración con tu expectativa a cuesta. Indudablemente, no puedes
esperar que lo externo sea expectante si no ERES expectante en lo que ERES en
presente continuado.
Así,
pues, cuanto menos esperes expectativamente hablando, más gozarás con lo que
vaya sucediendo que no esperabas en expectación. De lo cual se deduce que las expectativas son inversamente proporcional al gozo: cuanto más esperes, menos gozas; cuanto más goces, menos esperas.
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Autor: Deéelij
Fuente: De su libro Alas sin plumas (Ediciones Ende,
2016):
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30/8/16
Amante
Soy el que vaga por este mundo,
Entonando tú Nombre.
Soy el que pinta cada rincón de su SER,
Con tu color.
Soy el que, habiendo perdido el mundo,
Ha ganado el Todo.
Soy el que ha desdeñado toda riqueza grosera,
Y ha encontrado el Gran Tesoro.
Soy sin Ser,
Soy él No-Ser,
Soy la Nada.
Tan solo Tú eres,
Tan solo tu Ser,
Tan solo Tú.
Amo el AMOR,
Amante y Amado,
Únicamente Tú
Tan solo Amante,
Tan solo Amado,
Tan solo TÚ.
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Autor: Matías Márquez (gaudapada@hotmail.com)
Fuente: De su libro Alma embriagada (Editorial: Visión
Libros)
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29/8/16
¿Es una utopía el Regreso al Hogar; cuál es nuestro verdadero Hogar (Entrevista a Emilio Carrillo)
Si para "Recordar" quién soy es necesaria la dualidad y para "Olvidarme" es necesario estar en Unidad, en ese AMOR INCONDICIONAL, ¿es una
utopía el Regreso al Hogar de manera eterna ya que todo es un proceso cíclico
de experimentación (recuerdo-olvido-recuerdo-olvido)? Entonces, si somos
impermanentes, si nuestro principio es a la vez nuestro final, si nunca nos
quedamos “en casa”, ¿cuál es nuestro verdadero Hogar?
Nuestro verdadero Hogar es
el Aquí-Ahora. El Hogar no es un espacio físico, no es un sitio donde tengamos
que estar, no es ni siquiera una especie de sentimiento o emoción. El Hogar es
el momento presente. ¿Por qué? Porque el momento presente es la vida. El pasado
no es la vida. Lo fue cuando fue presente, pero ya no lo es. El futuro… ni
siquiera alguna vez ha sido real. La Vida es nuestro Hogar. Es elemental, pero desde
la mente esto te tambalea. La vida es vivir viviendo el momento presente.
La gente empieza a hablar
contigo y mantienes una conversación con ella, pero te das cuenta que, de pronto, esa
persona se ha ido. Hay un momento de la conversación que ya no está ahí. Sí,
está ahí aparentemente, pero no lo está porque alguna cosa que has compartido le ha
llevado mentalmente a un recuerdo de “no sé qué” y ese pensamiento la ha situado en otro lugar. Y tú, estando delante, te has convertido en invisible para ella.
La gente va por la calle y
sí, está aparentemente en la calle, pero es sencillo darte cuenta que no lo están.
Las personas cuando pasean, por cualquier plaza, por cualquier calle de
cualquier ciudad, están ausentes, sumidas en sus pensamientos, en otro lugar. Nada más que hay que mirarlas a los ojos. Esas
personas no están ahí. Vete a saber dónde están: en el trabajo, peleándose con
la pareja… No están ahí.
Esto es totalmente absurdo. Lo consideramos normal cuando no lo es. Es
frecuente, pero no es normal. Hay cosas frecuentes que son profundamente
anormales; y hay cosas normales que son muy infrecuentes. Vivir en ese mundo
absurdo de la mente, de estos vaivenes que acabo de comentar, es frecuente, pero
profundamente anormal. El Aquí y Ahora es la vida.
Entonces, cuando la gente me
habla del Hogar, del Amor, de “no sé qué”, de “no sé cuanto”… ¡Vive, vive! Es
la vida. ¿Qué es lo que somos? ¿Tú qué eres? ¿Yo qué soy? Ese conductor al que
hago referencia lo podemos llamar de muchas formas: consciencia, espíritu,
alma, amor, energía. Pero, realmente, ¿qué es, más allá de los nombres que le
queramos dar? Es Vida: vivo, existo, soy.
El Aquí-Ahora, el momento
presente, tiene dos dimensiones: la dimensión que podemos denominar superficial
y la dimensión que podemos llamar subyacente. La dimensión superficial del
momento presente es aquella parte del momento presente que va cambiando de
momento en momento. Tú y yo llevamos ya una hora aproximadamente hablando y de
momento en momento han ido cambiando las cosas: mi postura, la mano, el movimiento
de cabeza, las palabras que he utilizado, tu movimiento… Sin embargo, el
momento presente tiene una dimensión subyacente: aquello que de momento en
momento no cambia, aquello que es inmutable, aquello que no varía, aquello que
era, es y sigue siendo igual de momento en momento. Aquello que cuando tú y yo
nos sentamos a iniciar la conversación estaba ahí y de momento en momento sigue
estando sin cambio. Y cuando terminemos esta conversación y cerremos Skype,
seguirá estando.
Y la pregunta que hace la
mente es: ‘¿Y qué es eso que no cambia? ¿Qué es eso que permanece inmutable?
¿Cuál es el contenido de la dimensión subyacente del momento presente?’. Muy
sencillo. El hecho de que yo vivo. Yo vivía y existía cuando comenzamos esta
conversación. Yo vivo y existo en cada momento que se ha ido desplegando nuestra conversación. Ahora, en este momento presente, vivo, existo, soy. Y
cuando terminemos, vivo, existo, soy. Y, además, como la muerte es un imposible
porque es el coche “el que muere”, pero el conductor nunca muere, eso significa
que por los siglos de los siglos Yo Soy: vivo, existo, soy... fuera del tiempo y
del espacio. En cada momento, eso no cambia. La dimensión superficial sí,
cambia mucho. Pero Yo no.
Cuando percibimos esto, podemos percatarnos igualmente de lo siguiente. Cuando te das cuenta de que Tú
Eres, que Yo Soy y sigo siendo de momento en momento, te percatas de un hecho
que a la mente la distorsiona tremendamente. Y es que la vida existe porque yo
existo. Si yo no existiera, tú no existirías. Si yo no existiera, los demás no
existirían. Si yo no existiera, la vida no existiría. Ante esto, ¿qué es lo que
nos dice la mente?: ‘No Emilio, no. Estás equivocado. Si tú no existes, el mundo continúa existiendo. Si tú no existes, la vida sigue’. Pues no. Eso es una
falacia mental. Si yo no existo, tú has dejado de existir. Te has diluido. Tu
presunta existencia es un juego mental. Si yo dejara de existir, la vida entera
dejaría de existir conmigo. Mi existencia es infinita y eterna.
En los textos antiguos, por
ejemplo en la
Biblia cristiana , a la divinidad se le asocia al Yo Soy. Y
muchas corrientes conscienciales más recientes (Saint Germain,
por ejemplo) insistieron mucho en el Yo Soy. Esto es el Yo Soy. El Yo Soy es
percatarte de lo que tú eres, de que existes, de que vives, de que tú eres la
vida. Y la vida está en el momento presente, en el Aquí-Ahora. No está en el
antes, ni en el después. Éste es tu Hogar. Y tú y yo, Aquí-Ahora, estamos compartiendo esta charla por Skype encarnados en seres humanos. Éste es nuestro Hogar: el aquí-ahora, la vida. No hay otro Hogar. No hay un sitio donde ir, al que llegar.
Por supuesto que de momento
en momento, tú y yo, que no cambiaremos nunca (vivo, existo, soy), estaremos en muchos sitios. Y
hemos estado en muchísimos sitios. Y en otros mundos, en otros planos... Pero ahora la vida es ésta. Puede ser incluso que seamos multidimensionales, pero tú y yo ahora la consciencia que tenemos es de este momento aquí y ahora. Y éste es
nuestro Hogar. Este espacio sagrado de libertad. Este sitio que está siempre
leno de Amor y donde puedo moverme en libertad y decidir y modular (salvo que los sistemas de creencias y los viajes mentales por el tiempo me tengan aturdido) la frecuencia vibracional de las actitudes con las que vivo las experiencias cotidianas y las acciones que derivan de esas actitudes.
Una persona que ha
profundizado mucho en la práctica del Aquí y Ahora es Eckhart Tolle. Voy a
utilizar dos palabras que, a modo de mantra, se pueden tomar de la obra de
Tolle para no olvidar lo que estamos compartiendo, para que esté presente en tu
vida. Y son dos palabras muy sencillas traducidas al castellano: alerta y
espacio.
¿Qué es eso de alerta? No
olvidar lo que eres. No olvidar que existes. No olvidar el Yo Soy. Eso es estar
alerta. En tu vida pasan cosas. Unas, tu mente las califica de placenteras.
Otras, de turbulencias. Vale, ahí están. Incluso en tu cuerpo físico puede
aparecer la enfermedad, el dolor o el placer. Eso va a ir mutando. Eso va a ir
cambiando. De momento en momento va a haber cambios. ¿Qué es lo que no cambia? El hecho de que vivo, existo, soy: tu Yo Soy. Eso hace que te conviertas en observador. Esa alerta, te lleva a
que veas que tu Yo Soy es una cosa y lo que va cambiando es otra. Y a que no te
identifiques con lo que va cambiando, con tu yo físico, mental y emocional, que
va cambiando de momento en momento. Tú eres otra cosa. No te identifiques con
lo que cambia. Date cuenta que lo que realmente eres es lo inmutable. Y cuando
en tu vida ocurran cosas, tranquilo. No pierdas nunca la quietud, la calma de
tu Yo Soy. Forma parte de la lógica de la vida. Tú mantente alerta. No te confundas.
Vive la experiencia, claro que sí, plenamente, aceptánsola en su integridad, pero no te identifiques con ella. Tú estás en el hecho de
que existes, en el hecho de que vives y de que esa existencia no tiene tiempo y
se va desplegando en un momento presente continuo que es lo Eterno.
La segunda palabra es espacio.
¿Qué significa? Darte cuenta de que Yo Soy es el espacio en el
que la Vida se
produce, en el que la vida acontece y se desenvuelve. La vida sin mí no existiría. Y a partir de
ahí, yo interacciono con la vida y empiezo a adquirir una percepción de la vida
muy distinta porque la vida ya no es distinta a mí. Yo Soy y la vida, a su vez,
soy yo porque la vida se está desplegando en mi existencia.
La gente habla de que somos
co-creadores, de que podemos crear la realidad… No es que seamos co-creadores,
es que la vida soy yo. Es algo mucho más que co-crear. Es algo mucho más
íntimo, muchísimo más directo. Y lo más espectacular de esto es que desde este Yo Soy
alerta y este Yo Soy espacio, puedo afirmar con toda legitimidad que la vida existe porque yo existo y
que la vida es porque Yo Soy. Pero con la misma legitimidad puedes decirlo tú. Cada ser vivo lo puede decir.
Esto es espectacular. Cuando me di cuenta de esto, del Yo Soy y del espacio en cuanto a que yo soy
la propia vida, tuve un tiempo donde me sentí solo, muy solo en el sentido
emocional. Hay una parte consciencial de la soledad que es magnífica que es la Edad del Sol, que yo llamo.
Son las dos palabras que forman la soledad: Sol y Edad, la edad del Sol. Pero yo
estoy refiriéndome aquí-ahora al mundo emocional: la soledad tal y como
entendemos desde el mundo de las emociones. Me sentí solo porque digo, vamos a
ver: Yo Soy. Yo existo. Siempre (entendiendo por siempre esa eternidad de un
momento presente continuo). Y la vida es mi propia existencia. Yo soy el
contenedor de la vida y la vida soy yo. No hay más. ¿Dónde está la gente? ¿Con
quién me relaciono? ¿Con quién interacciono en realidad? Emma está ahí porque yo te estoy
creando a ti. Tú eres yo. Entonces, emocionalmente tuve una serie de
turbulencias, de sentirme solo. Hasta que me di cuenta de que no, de que Emma
está viviendo lo mismo que yo. Entonces es como si el Yo Soy de cada uno y la
vida que cada uno estamos haciendo posible por el hecho de que existimos, se
empezara a relacionar con eso mismo que están viviendo los otros. Tú estás en
mi vida porque yo te he creado, pero yo estoy en tu vida porque tú también me
has creado. Y estoy en la vida de mucha gente como tú estás en la vida de mucha
gente.
Esto es francamente
divertido porque me he dado cuenta de que yo estoy en la vida de mucha gente, pero en la vida de cada uno soy distinto porque cada uno me ve de una manera
determinada que es diferente según cada cual. Mis seres queridos me ven, sí, pero cada uno me ve
a su manera. En función de su estado de consciencia, en función de cómo
son, ven de mí cosas distintas. No me ven exactamente igual. Por expresarlo
matemáticamente sería como una especie de esfera donde cada punto es la esfera
entera. Yo puedo verme como punto, pero no soy un punto, soy la esfera entera. Y
lo más maravilloso es que tú también eres un punto y eres, igualmente, la esfera entera.
Y aquí-ahora, en lugar de
sentirme solo, lo que me veo es absolutamente acompañado y en una vida que es
francamente divertida porque es una vida que yo estoy viviendo, que depende
enteramente de mí y que yo percibo. Y sé que la que están viviendo los otros
depende enteramente de ellos, aunque no se den cuenta ni por asomo alguno.
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Fuente: Reproducción parcial de la entrevista efectuada a Emilio Carrillo por Emma Vázquez publicada en Regreso al Hogar:
La entrevista se realizó por Skype para su posterior trascripción.
Dada su extensión, su divulgación en este blog se realiza en nueve entregas, publicadas todos
los lunes de agosto y septiembre de 2016.
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28/8/16
Lo exterior depende de lo interior: enfermedad y muerte (Recordando lo que es: 57)
A lo largo de estas entregas de Recordando lo que Es se ha utilizado con
frecuencia el símil del “Conductor” y el “coche”, muy útil para conocerte a ti
mismo: el “yo” físico, mental y emocional es sólo el coche en el que tú -lo que
realmente eres, Conductor- has encarnado y utilizas para vivenciar la
experiencia humana. Ciertamente, mientras permaneces encarnado en el plano
humano, ese “yo” (el cuerpo físico, los sentidos corpóreo-mentales, los
pensamientos, los sentimientos, las emociones, la personalidad…) es uno contigo
–no hay esquizofrenia alguna– y se encuentra enteramente a tu servicio –cosa
distinta es que tú lo olvides–. Es como cuando te sientas al volante del
vehículo que usas en tu vida diaria, que se transforma en una extensión de ti
mismo y está a tus órdenes. Además, ese “yo” es una maquinaria perfecta, siendo
tan divino como todo lo es, sin excepciones, en la Creación. Sin
embargo, tiene “fecha de caducidad”, no es eterno como tú; y llegado un momento
concreto de tu experiencia humana, lo abandonarás. El tránsito que la Humanidad llama muerte
es el criterio para distinguir entre el Conductor y el coche: lo que no
sobrevive a la muerte y con ella se descompone y transfigura, es el coche; y
“eso” (el nombre es lo de menos) que sigue vivo tras la muerte es el Conductor.
Por tanto:
+Cuando te digan que alguien ha muerto,
también si se trata de un ser querido, no olvides que es mentira, que sigue muy
vivo. La muerte forma parte de la vida y no es muerte en el sentido que una
gran parte de la Humanidad
todavía le otorga, sino un renacimiento, una puerta que se abre para pasar de
una habitación (“plano físico”) a otra habitación (“plano de luz”) de la vida.
+Y si el médico te dice que tienes una
enfermedad, ten presente que es falso, porque es imposible que tú, Conductor,
enfermes: es, simplemente, el coche el que se ha averiado. Aún más, es el
Conductor que eres el que genera la enfermedad en el coche en pro de su
desarrollo consciencial y evolutivo: ninguna enfermedad es fruto del azar y
todas tienen su origen y razón de ser en los procesos conscienciales, que son
interiores, no exteriores.
¿No terminas de entenderlo? Hablemos de los
icebergs… Trae a tu memoria uno esos enormes icebergs que, tras desprenderse de un
glaciar o de una plataforma de hielo, surcan flotando las aguas oceánicas
arrastrados por las corrientes marinas. Del iceberg sobresale del agua solo una
octava parte de su volumen total, que es la porción del mismo que puedes ver
con tus ojos, mientras que más del 85 por ciento se mantiene por debajo de la
superficie, invisible para tu mirada. Y en un momento determinado de su
travesía oceánica, el iceberg comienza a deshelarse, lo que podrás detectar
porque su parte exterior, la que emerge por encima del agua, empezará a
descongelarse y menguará. ¿Por qué se produce el deshielo? Quizás pienses que
debido a que se ha elevado la temperatura ambiente del entorno que rodea al
iceberg, situándose por encima de los cero grados, lo que provoca el
descongelamiento. Sin embargo, si mides dicha temperatura, puede suceder que
sea claramente inferior a los ceros grados, a pesar de lo cual el licuado está
teniendo lugar. ¿Qué está ocurriendo? Muy sencillo: la razón del deshielo del
iceberg no se encuentra en su parte exterior, la que sobresale de las aguas y
percibes por medio de tus sentidos físicos, sino en su parte interior, la que
permanece dentro del océano, por debajo de la superficie. Es esta precisamente
la que entra en contacto directo con corrientes submarinas de aguas templadas
(el Niño, la Niña ,
la Corriente
del Golfo, etcétera), provocando la descongelación y la reducción del tamaño
de la masa de hielo… Aplicando lo anterior al ser humano, el “coche”
coincidiría con la parte exterior del iceberg, la que es visible y asoma fuera
del océano; y el Conductor, con su parte interior, la que está sumergida y
oculta para los sentidos corpóreo-mentales... Lo exterior (los síntomas, por ejemplo, en una
enfermedad) depende de lo exterior. Y las experiencias que se viven en el exterior
interactúan, a su vez, con el interior.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
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¿Quieres recuperar las riendas de tu vida y no sabes cómo?
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Y en Facebook (evolucionpersonal) encontrarás referencias de actividades, textos y videos interesantes que te ayudarán a reforzar tu poder personal y el de tu organización.
Nuestro deseo es que todas ellas sean herramientas útiles en tu momento actúal.
Si hay algo que nos caracteriza es que somos personas con ilusión, enamoradas de la vida, que disfrutamos cada día por hacer realidad los sueños de quienes nos dan su confianza.
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27/8/16
Video del programa “Muchas crisis: respuestas a vuestros emails", de 22 de julio de 2016
Vídeo (duración: 01:05:07) del programa de Recuerda TV titulado Muchas crisis: respuestas a vuestros emails, de fecha 22 de de julio de 2016, en el que los profesores y economistas Juan Torres y Emilio Carrillo responden en directo a las preguntas que llegan al siguiente email de la Fundación Espató:
En esta ocasión, se abordan temas de actualidad como: elecciones en Estados Unidos; ¿en qué invierto mi dinero?; vida, ciclos vitales y eutanasia; el efecto sustitución, frente al efecto renta aplicado a tu vida cotidiana; y la “lógica” de
la especulación y la voracidad del sistema financiero.
Recuerda TV es la web-televisión con contenido consciente las 24 horas del día los 365 días del año. Para ver sus emisiones sólo tienes que entrar en este enlace:
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CORE
CORE es el centro interior
de nuestro cuerpo donde la consciencia-energía individual entra en resonancia con
la consciencia-energía global, lo cual hace posible sentirnos parte integrante
(fractal) del Universo. Desde este centro interior emanan las cualidades
básicas del ser humano:
Amor, Confianza Básica, Paz
Interior, Impulso Vital
Estas cualidades dan
soporte a nuestra capacidad de sentir y actuar con buenos resultados en las
distintas facetas de la vida, siendo la plataforma básica para tener una vida
con sentido y con capacidad evolutiva.
Nacemos siendo la plena
expresión de CORE, pero durante el proceso de maduración orgánica, emocional y
cognitiva, éste se va grabando como consecuencia de unas creencias, hábitos y
expectativas, tanto familiares como escolares y sociales. Con el tiempo, este
centro que llamamos CORE acaba siendo encubierto por unas actitudes imitativas,
y apagado por unos bloqueos musculares (la máscara o “falso self”) que buscan
asegurar la pertenencia al grupo familiar/social, aún a costa de modificar la
expresión genuina. Vivir desde esta expresión genuina de CORE despierta unas comprensiones
nuevas sobre el sentido de nuestra existencia:
+El amor como sustancia vital que se recibe desde el interior.
+La confianza aparece al sentir cómo la Vida te sostiene y sustenta.
+La paz surge al constatar la Vida como nexo común entre todas las criaturas.
+La mente se calma y aparece el impulso vital cuando el tiempo se
convierte en la oportunidad siempre presente de materializar tu propósito de
vida.
CORE ALIVE te permite vivir
la experiencia de tomar consciencia del CORE como centro, e iniciarte en el
proceso de trabajo interior a través de la práctica psico-corporal. La labor de
CORE ALIVE es rescatar ese potencial con el cual veníamos a la vida, cuya
utilidad es aplicable a toda esfera en la que el ser humano participe, ya que
es el potencial de base desde donde creamos nuestras vidas, situado y
memorizado en el cuerpo humano.
Todo este proceso se hace
aprendiendo a sentir cómo cada ser es una bioenergía única que se manifiesta en
la fisiología y forma del cuerpo, la cualidad de las emociones, la flexibilidad
de la mente, y la intención del
espíritu. Explorando las áreas destinadas al despliegue del CORE llegamos a una
compresión más completa de nuestra biografía personal. Áreas como la lectura de
la biografía emocional registrada en las tensiones y la morfología del cuerpo,
cómo el ego nace del miedo y la resistencia al dolor, y la recuperación del
estado basal del cuerpo, donde el mismo podrá experimentar el placer de su
equilibrio, y la posibilidad y apertura a nuevas posibilidades a medida que
deshace bloqueos. En un proceso de CORE ALIVE se realizan ejercicios basados en
la carga y descarga de la pulsación energética, donde se toma consciencia de
las experiencias frustrantes latentes en cada bloqueo del cuerpo, y se
experimenta así cómo la energía vital atraviesa y deshace las capas defensivas
que aislaron o imposibilitaron, al cuerpo y al ser, de su expresión completa.
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Enviado por: Josefina
Ibarra
corealive@carlesavila.com
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26/8/16
Vídeo (4ª entrega de 9) del taller de Emilio Carrillo en Alozaina, el 6, 7 y 8 de mayo de 2016
Cuarta entrega (duración: 01:18:07) del vídeo del taller compartido por Emilio Carrillo en la Casa de Acogida de Pepe Bravo en Alozaina, los días 6, 7 y 8 de mayo de 2016.
El taller tiene como título general Mil gracias
derramando y se desarrolla en formato
de coloquio-abierto y al hilo de los temas planteados a su inicio por los asistentes.
En total, el vídeo completo se divide en nueve partes (duración total: 12:35:38) que se publican en este blog todos
los viernes de agosto y septiembre de 2016. Cada entrega del video se
puede seguir con independencia de las demás:
1ª Parte
(00:50:18)
2ª Parte
(01:22:00)
3ª Parte
(01:07:04)
4ª Parte
(01:18:07)
5ª Parte
(01:20:59)
6ª Parte
(01:20:59)
7ª Parte
(01:21:39)
8ª Parte
(01:08:30)
9ª Parte
(01:25:43)
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25/8/16
La no necesidad
Muchas personas hablan de
la "sed", que sería una manera de denominar ese impulso interior que
definitivamente les lleva a hacer determinadas cosas, sobre todo cuando nos
referimos al ámbito espiritual o de autoconocimiento. Lo cierto es, y da igual
como queramos llamarle, que ese impulso "existe": hay algo que te
empuja a darte cuenta de que eres mucho más de lo que percibes con tus sentidos
físicos, de que la vida es mucho más que lo meramente evidente.
No obstante, en muchas
ocasiones, si no en todas, ese estado de "estar sediento" tiene como
origen la frustración, la insatisfacción, la no aceptación de la vida tal cual
Es, o, mejor dicho, tal cual se está manifestando en este ahora para ti. Pues
dicha manifestación está directamente relacionada contigo. Es más, eres tú, es
la automática respuesta a tu estado vibratorio, que es lo que determina tu
gradación consciencial.
Por lo tanto, si no aceptas
absolutamente la vida que vives, si no estás plenamente en el momento que has
creado y elegido vivir, nunca estarás en ti y siempre permanecerás
"sediento". Te agarras, sin ser consciente del todo, a ese estado de
"estoy sediento y necesito que me des de beber"; y así reproducirás
una y otra vez una sed que se convertirá en eterna para ti, hasta que descubras
que tu sed no la puede saciar otro, que tu sed no existe en realidad, porque
todo tú eres agua.
A partir de dicho instante
comenzarás a ser uno con la vida, que eres tú mismo, y vivirás en un estado de
"no necesidad", pues la certeza se plasmará en ti y en todos tus
actos, sabiendo que a cada momento estás plasmando tu divinidad y que los
elementos que te acompañan son los justos y necesarios para que la expresión de
lo divino pueda ser recreada a través de ti, de tu creación, de tu experiencia,
con discernimiento, con sabiduría, con Amor.
Esto traerá como
consecuencia que aun en esta dimensión dual en la que hemos elegido
experienciar, todavía rodeados de la polaridad que es la expresión misma de lo
creado en esta escala vibratoria, logremos trascender nuestras aparentes
limitaciones para ser lo que realmente somos, Dioses, y cumplir lo que el
maestro Jesús de Nazareth vaticinó en su día "Lo que yo hago vosotros lo
haréis, y más..."
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Autor: Juan Luna
Fuente:
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24/8/16
Condición humana y vocación divina
Tema,
en principio, algo complicado de tratar. A ver cómo lo resuelvo de forma
sencilla y tremendamente escueta.
La dinámica que se puede observar en lo
que llamamos personas en este mundo es la del ser humano. Y tal condición de
ser humano tiene una mentalidad humana con una vocación divina.
Tal es así, igualmente, en cada ser que habita
y existe en los miles de recónditos puntos del cosmos conocido y los no
conocidos. Todos esos millones de seres (si quieres, especies distintas a la
humana) poseen la condición propia del ser que habitan, en el que moran y desde
el que experimenta estos mundos físicos, más o menos densos o sutiles, a través de su Ser. Pero ninguno como
el ser humano posee la vocación divina tal elevada.
Que el ser humano posea la vocación divina
de modo excelso no quiere decir que el resto de las razas, seres o especies no
la posean, pero no en el rango más alto que se le ha otorgado al ser humano. Y
ello es debido a que posee, aunque ahora parezca increíble, pero tiempo al
tiempo, el mejor recipiente (cuerpo físico) desde el que poder experimentar
todos los rangos posibles de emociones que puedan darse en la infinitud de lo
Inmenso que encarna en cada ser concebido para recrearse en todo lo que es
posible en lo infinito que Es lo Infinito, la Inmensidad o, si quieres, la
propia Divinidad.
Mientras la condición humana puede estar
programada, para entendernos sencillamente, a modo de máquina
que posee una serie de funcionalidades y caracteristicas, las mismas potencian
el experimentar en lo físico como ningún otro ser físico puede alcanzar. Y si a
ello se le suma la vocación divina del humano, obtenemos lo excelso dentro de
lo que consideramos que no lo es.
Es decir, el ser humano es la proyección de lo perfecto e infinito dentro de lo que es imperfecto y finito (o así se le considera), haciendo que lo finito e imperfecto sea perfecto e infinito.
Es decir, el ser humano es la proyección de lo perfecto e infinito dentro de lo que es imperfecto y finito (o así se le considera), haciendo que lo finito e imperfecto sea perfecto e infinito.
¿Entendido hasta aquí? Espero que sí, si
no has de repasar, que lo que llega es quizá algo más complejo, sólo quizá...
Evidentemente (hay muchas pruebas de lo
que afirmaré, pero no las traeré a colación por lo largas que serían en su
exposición y te invito a que investigues), no hay más destino que el que cada
uno se forja en su ser de humano (ser humano), bien desde la condición humana o
desde la vocación divina. Por tanto, cualquier decisión que adoptes en total
coherencia y responsabilidad puede obedecer al conjunto de la condición y la
vocación. Aunque es mucho más brillante si es desde la vocación divina desde
donde se decide contando con la mentalidad humana.
Conclusión muy resumida: tuya
es la decisión, o te adecuas a la condición humana y listo, u optas por expresarse a través de la condición humana con todas las posibilidades que
tiene la vocación divina y las infinitas manifestaciones de la condición humana
no programada.
Así que define tu dinámica, la que quieras y del modo que quieras Ser: ser miedo, o Ser Amor.
Así que define tu dinámica, la que quieras y del modo que quieras Ser: ser miedo, o Ser Amor.
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Autor: Deéelij
Fuente: De su libro Alas sin plumas (Ediciones Ende,
2016):
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23/8/16
“La importancia de la desconexión del sistema”: encuentro familiar con Emilio Carrillo (5)
Vídeo (duración:
00:14:45) de la quinta entrega del encuentro
familiar con Emilio Carrillo celebrado en Tarrasa el 5 de marzo de 2016. Tiene
como título La importancia de la desconexión del
sistema.
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Entregas
anteriores de este encuentro familiar:
1.
¿Qué hacer?: hacer y no hacer (duración: 00:28:03):
2. Los
miedos (duración:
00:15:06):
3. El
ego (duración:
00:25:06):
4. Herramientas
para transformarse (duración: 00:18:22):
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/2016/08/herramientas-para-transformarse.html
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/2016/08/herramientas-para-transformarse.html
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22/8/16
¿Dudar de todo y de todos es lo más sabio? (Entrevista a Emilio Carrillo)
Si “sólo sé que no sé nada” y cuanto más Consciente me hago menos
“me sé”, ¿el dudar de todo y de todos (yo incluida…) es lo más sabio que puedo
hacer o lo más cobarde? ¿Por qué?
Dudar, tal como lo siento,
lleva a una experiencia que es a quitarte de la cabeza todos los sistemas de
creencias. Percatarte de que, desde que naciste hasta tu momento actual, la
familia, la sociedad, el instituto, el colegio, los amigos, los medios de
comunicación... permanentemente te están metiendo en la mente sistemas de creencias, programas informáticos. Todos
estos programas son mentiras; completamente
mentiras. Nos han acostumbrado a pensar y a teer ideas acerca de lo que no estamos
viviendo. Y eso es ridículo. Pensar sobre lo que no estás viviendo
es una ficción; es vivir un mundo absolutamente irreal. Pero nos hemos
acostumbrado a eso.
Los sistemas de creencias
son francamente divertidos. Hacen que sepas lo que tienes que hacer cuando no
estás viviendo eso de que se trata. Es absurdo. La mente dice: ‘No, no. Eso no es absurdo. Es
estupendo’. No es estupendo. Eso es precisamente lo que te impide vivir. La
vida significa que tú hagas en cada momento lo que en ese momento salga de ti,
de tu corazón. Eso es vivir. Pero claro, eso sale de tu corazón en el preciso y exacto momento
en el que lo estás viviendo, ni antes ni después. Cuando lo estás viviendo,
confía en ti y actúa. Actúa en ese momento en el que lo estás
viviendo sin dejarte influir por nada que en la mente, antes de que lo estés
viviendo, ya te dice lo que tienes que hacer.
Cuando teóricamente sabemos qué hacer,
no como consecuencia de lo qué emana de nosotros cuando lo estamos viviendo, sino
que ya antes lo tienes en la mente, eso es un sistema de creencias. Y la gente vive inmersa en un momtón de sistemas de creencias. No vive el momento en
consonancia con lo que en ese momento está sintiendo, sino como reacciones de
los programas informáticos que ya tenía metidos en la cabeza y que te dicen
cómo tienes que vivir ese momento. Eso es absurdo y provoca multitud de disfunciones
en la vida... No vives, sino que te compartas como un robot. Han introducido en tu mente una batería de programas informáticos y, ante las cosas que van apareciendo en tu vida, no te permites el espacio sagrado de libertad que es el aquí-ahora, tu momento
presente... Yo actúo. Mi acción dependen de mí y hago lo que siento en ese momento. No le voy a hacer ningún caso a lo que me han dicho
o dejado de decir de lo que tengo que hacer en ese momento. Hay que vivir el
momento, no reaccionar ante él bajo el influjo de los sistemas de creencias.
Me gusta compartir una
experiencia de una charla que seguí en un momento determinado, hace ya de esto
tiempo, en un vídeo. Es una charla de un un Lama en Nueva York. Él está
hablando de cosas parecidas a lo que estamos tú y yo compartiendo. Al final de
la charla hay un coloquio y hay una persona al fondo de la sala que se levanta,
hace una síntesis interpretativa (que es como siempre hacemos) de lo que el
Lama había dicho y le pregunta: ‘Usted va por un puente, por un puente muy
alto, y hay una persona en la barandilla que se va a tirar. Usted, ¿qué haría?
¿Dejaría que se tire?... Como hay que confiar en la vida… ¿O usted haría algo? Porque
claro, no va a permitir que alguien se suicide. Usted, ¿qué haría?’
Cuando termina de formular
la pregunta, el Lama guarda silencio. No habla. El silencio es nuestro
lenguaje, nuestro auténtico verbo: nacemos en silencio y desencarnamos en
silencio. El lenguaje es algo que nos enseñan aquí, artificialmente, para
relacionarnos, lo cual está muy bien. Pero nuestro verdadero lenguaje es el
silencio y lo hemos olvidado. Y eso hace que el silencio se vuelva muy pesado e, incluso, presionante en determinadas circunstancias. Y en ese gran auditorio lleno de público, 20 segundos, 30 segundos de silencio… Ya se notaba el
peso del silencio. La gente empezó a sentirse incómoda, pero el Lama no
abría la boca. Imagínate al señor que había formulado la pregunta esperando la respuesta, pero no hay
respuesta. Y pasa un minuto, dos munutos... Y el Lama no abre la boca. Entonces, ante esa falta respuesta, ante su silencio,la tensión se mascaba en el
ambiente y tenía que romperse por algún lado. Finalmente, la misma persona que había realizado la
pregunta estaba ya tan agobiado -veías que el auditorio lo miraba como
diciendole: ‘Idiota, que te has cargado la charla"- que se sintió forzado a ser el mismo el que rompiera el silencio, volviendo a hablar al Lama y diciéndole: ‘¿Qué sucede, que no sabe usted qué decirme¿’. Y entonces sí, el Lama tomó la palabra y le contestó: ‘Efectivamente, no tengo ni idea de qué decirle. Lo sabré cuando me ocurra’.
Ya está. Ahí no hay ningún
sistema de creencias. Ante una persona que tú veas que se va a suicidar, ¿tú
qué harías? Pues yo qué sé. Cuando me suceda, ya veré lo que siento. Porque esa
es la clave: el vivirlo. El corazón es la clave, no la mente. Sin embargo, lo
hemos olvidado y vamos por la vida siempre con la mente perfectamente preparada y ante cualquier cosa que ocurra ya tenemos perfectamente programada la respuesta... Es una quimera, una imbecilidad. Pero es así como la gente va por
la vida, sin permitirse disfrutar de ese espacio sagrado de libertad que es
el aquí-ahora en el que, sin dejarte influir por los sistemas de creencias, tú y sólo tú, desde el corazón y lo que sientes, creas las actitudes y las acciones con las que vives las experiencias del momento presente.
Yo ya sí me lo permito. Yo
ya no consiento tener nada en la cabeza que me diga cómo tengo que vivir y actuar lo que no estoy viviendo. Y cuando viva lo que sea, ya sentiré lo que tengo que hacer, ya percibiré
desde mí cómo he de actuar, ya me movilizaré de la forma que tenga que
moverme en función de lo que sienta, pero no en función del parámetro que tenga metido en la mente cual programa informático.
Esto viene al hilo de la duda.
Yo podría decir que mi vida es una especie de gran duda porque no tengo ninguna
referencia, ningún sistema de creencias, no creo absolutamente en nada.
Podríamos decir que es una duda elevada al infinito. Todo el mundo se acerca a mí y me cuenta sus cosas… ¿quién soy yo para decir si eso es
verdad, si eso es mentira? Esa persona lo está viviendo así, pues ya está.
Asunto solucionado. Muchas veces, lo que percibo es que esa persona realmente no
lo está viviendo, que lo que me está contando es simplemente lo que su programa
informático ‘no sé qué’ le está ahí descargando en ese momento con relación a
ese asunto. Pero lo respeto profundamente y lo que he hecho en mi vida,
que en definitiva es lo que me importa y me interesa, es borrarlo todo. Y dentro, en mi ser, lo que hay es un enorme interrogante, por decirlo de alguna forma, en
plan de broma. No hay creencias y lo que hay es “duda”, pero no hay duda en el
sentido de que yo sé que hago lo que de mi salga en cada momento u situación. Ahí no hay duda ni interrogante alguno. Y confío en mí y en la vida.
Vivir viviendo y darte
cuenta que el aquí-ahora, el momento presente, es un espacio sagrado de
libertad, por más que haya gente en el mundo “que nos manipula, que nos quiera
manipular”. La realidad es que el momento presente es tuyo. En el aquí-ahoraa
tú eres tú, o puedes serlo. Es tu espacio de libertad. Cosa distinta es que
renuncies a él y lo conviertas en una reproducción sistemática de los sistemas
de creencias que ya tenías en la cabeza.
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Fuente: Reproducción parcial de la entrevista efectuada a Emilio Carrillo por Emma Vázquez publicada en Regreso al Hogar:
La entrevista se realizó por Skype para su posterior trascripción.
Dada su extensión, su divulgación en este blog se realiza en nueve entregas, publicadas todos
los lunes de agosto y septiembre de 2016.
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21/8/16
Cuando cesas de ser yo, te transformas en Dios (Recordando lo que Es: 56)
Tu existencia es la vida y la vida es
tu existencia. Eres la vida en su totalidad e integridad, sin excepciones: la
vida que en ti bulle y palpita y sobre la que ahora permaneces alerta (vivo,
existo, soy); y la vida toda que se mueve y desenvuelve a tu alrededor y de la
que tú eres el espacio que la hace posible. Y en esta toma de consciencia, cesa
todo lo que antes conjugabas como “yo”, “me”, “mí”, “mío” o “mi”… Flotando en
el Río de la Vida, percibes que no es que flotes en él, sino que eres el río,
que eres la Vida: ¡la vida eterna!... Eres mucho más allá de lo que hasta ahora
venías considerando “tu” vida porque eres la propia vida –Unicidad– en todas
sus manifestaciones y expresiones –diversidad–. Eres todas las formas y
modalidades de vida de la Creación y el Cosmos y, a la vez, no tienes ninguna
identidad concreta –ni física, ni álmica espiritual; ni individual, ni colectiva–.
Eres Nada y, por lo mismo, eres Todo; eres Todo y, por lo mismo, eres Nada. Vives la experiencia de "Nadeidad", que abre las puertas a la experiencia de "talidad", y naces de nuevo -"Nataldeidad"- para no ser nada, siendo todo; para ser todo, siendo nada... Ya
no hay límites ni separación. No existe un punto, un lugar, una frontera donde
termines tú y empiecen las cosas y los otros. Ya no hay ruptura ni
fragmentación alguna… La Humanidad, la Naturaleza, el mundo y el Cosmos siguen
ahí. Sin embargo, sus componentes ya no son objetos, sino que forman parte de
ti: la roca ya no se sostiene en el exterior, sino dentro de ti; la flor ya no
florece fuera, sino que brota en ti; los pájaros ya no vuelan en el cielo, sino
en tu interior; el Sol ya no es una luz distante, sino que brilla en tu seno;
las estrellas ya no son destellos en el espacio, sino que vibran en ti; el otro
ya no es otro, sino que vive en ti y es tu propia vida. ¡Desde la Nadeidad, vives
la talidad, la totalidad! Ha saltado hecha añicos la barrera que te separaba de lo real.
Esa barrera era la mente y ya no existe. Ella hacía que percibieras objetos a
tu alrededor y a ti como sujeto distinto de ellos, pero ahora ves más allá de
la mente y te percatas de que la división entre los objetos y el sujeto era
sólo un sueño… Ciertamente, la roca, la flor, los pájaros, el Sol, la estrella
o el otro no se evaporan. Continúan estando ahí. Sin embargo, ahora carecen de
fronteras, no están limitados: la figura y el fondo se vuelven uno, sus
identidades han desaparecido. Ya no son objetos y tú dejas de ser un sujeto. Lo
observado está en función del observador; y el observador se convierte en lo
observado. Esto no significa que te hayas convertido en roca. Pero al no haber
mente, no existe ninguna línea divisoria que te separe de ella; y la roca ya no
tiene ningún límite que la separe de ti. Ambos os habéis encontrado y fundido.
Tú sigues siendo tú, la roca sigue siendo la roca, pero existe una unión… La
visión acerca de tu existencia como sujeto se debía a la percepción que tenías
de los objetos de tu entorno: tus límites existían a causa de los límites que a
través de tus sentidos corpóreo-mentales conferías a las cosas que te rodean. Y
al perder ellas sus límites, tú pierdes los tuyos. Entonces estalla la
Unicidad: la unidad de la vida, de la existencia… Ya no está el “yo”. Ya no
eres y aun así eres. Realmente, por primera vez existes. Eso sí, como el todo,
no como el individuo, lo sujeto, lo limitado, lo demarcado. Esta es la paradoja: te
pierdes a ti, pero ganas el todo. Es la paradoja implícita a la vivencia y la
experiencia del Yo Soy, que es, a la vez, la del no-ser: cuando te pierdes a ti
mismo, te conviertes en el mundo entero; cuando cesas de ser yo, te transformas
en lo que siempre has sido, es decir, Dios.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
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