Se reproduce bajo estas líneas una síntesis de la entrevista realizada a Emilio Carrillo por l@s amig@s de Stopped Everything Project (SEP).
29/7/13
Cosmos, Hologramas y Matriz Holográfica
Se reproduce bajo estas líneas una síntesis de la entrevista realizada a Emilio Carrillo por l@s amig@s de Stopped Everything Project (SEP).
Su título es “Cosmos,
Hologramas y Matriz Holográfica” y en ella se profundiza acerca de algunos de
los contenidos del capítulo sexto, “Física de la Deidad ”, del libro Dios que Emilio acaba de concluir y cuya "Introducción" se ofreció
en la anterior entrada de este blog:
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Hologramas y holografía
Hola, Emilio. Nuestro interés por hacerte esta entrevista nace al
leer tu último libro, titulado Dios. Más concretamente, su sexto y último
capítulo, dedicado a la Física
de la Deidad.
¡Aja…!
En él te refieres a la Matriz Holográfica y manifiestas que el Cosmos,
en su globalidad, y cada uno de sus componentes, también la experiencia humana,
son realmente hologramas.
No es que lo diga yo, que es lo de menos,
sino que ello se corresponde con la nueva visión que nos está ofreciendo la
ciencia contemporánea. Como se analiza con detalle en ese capítulo del libro Dios,
la “realidad” -el mundo y el Cosmos en el que el ser humano despliega su
experiencia vital y consciencial- es un magno escenario holográfico donde:
+la masa es sólo una “propiedad” que un bosón (vibración del vacío)
otorga a las partículas elementales;
+el volumen es, en sí mismo,
una ilusión; y
+la materia y la energía no son sino pura “apariencia”, pues su
esencia es vibracional y, en última instancia, vacuidad.
Me gustaría que ahondásemos en ello a lo largo de esta conversación.
Si te parece, puedes empezar aclarando qué es un holograma.
El término
“holograma” deriva de “holos” y “grama”, que en griego significan,
respectivamente, “todo” o “completo” y “mensaje” o “cosa escrita”. Por tanto,
etimológicamente, un holograma es tanto un medio de transmisión de información
(“cosa escrita”) como la información misma (el contenido del “mensaje”). Eso
sí, la información se caracteriza por ser total y completa.
Se relaciona de algún modo con el vocablo “holístico”.
Comparten la misma
raíz: “holos”. Más específicamente, “holístico” viene de “holismo”: “Doctrina
que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la suma de
las partes que lo componen”.
La interjección
“hola” que tanto utilizamos está igualmente relacionada con ello, por lo que
expresa, aunque en su uso cotidiano no se sea consciente, una salutación
“global”, que abarca no sólo a nuestro componente físico-corpóreo, sino a todos
los que se integran en la experiencia humana, también la dimensión espiritual
que todos atesoramos.
Curioso…
Con esta base, el Diccionario
de la Academia
Española de la
Lengua otorga al vocablo “holograma” dos posibles
acepciones: “placa fotográfica obtenida mediante holografía”; e “imagen óptica
obtenida mediante dicha técnica”.
Y ¿qué es la holografía”?
El mismo Diccionario
ofrece una definición bastante elaborada: “Técnica fotográfica basada en el
empleo de la luz coherente producida por el láser. En la placa fotográfica se
impresionan las interferencias causadas por la luz reflejada de un objeto con
la luz indirecta. Iluminada, después de revelada, la placa fotográfica con la
luz del láser, se forma la imagen tridimensional del objeto original”.
Expresado más
coloquialmente, la holografía es una técnica avanzada de fotografía consistente
en crear imágenes tridimensionales. Para esto se utiliza un rayo láser, que
graba microscópicamente una película fotosensible. Esta, al recibir la luz
desde la perspectiva adecuada, proyecta una imagen en tres dimensiones. Y estas
grabaciones reciben el nombre de hologramas.
¿De cuándo arranca la holografía y, por ende, el uso de hologramas?
Los principios
teóricos de la holografía fueron desarrollados por el físico británico de
origen húngaro Dennis Gabor en 1947, que obtuvo por esto el Premio Nobel de
Física en 1971. Originalmente, Gabor sólo quería encontrar una manera para
mejorar la resolución y definición de las imágenes del microscopio electrónico.
Llamó a este proceso holografía, ya que los hologramas mostraban un objeto
completamente y no sólo una perspectiva.
Sin embargo, los
hologramas de Gabor eran muy primitivos a causa de las fuentes de luz tan
pobres de las que se disponía. Hubo que esperar años para que la holografía se
perfeccionara gracias al desarrollo del láser.
Holismo y reduccionismo
Y ahora, aunque suponga apartarnos momentáneamente de lo científico
para entrar en lo filosófico, la doctrina holística que antes mencionaste choca
frontalmente con la perspectiva reduccionista hoy imperante en la ciencia.
Como insisto en el
libro Dios, la
Humanidad , en su proceso consciencial y evolutivo, camina hacia
una visión superadora de la “experiencia dual” con la que hasta ahora ha venido
contemplado la vida y la realidad. Así, dejará atrás la vigente “consciencia
egocéntrica” y los dualismos y dicotomías a ella asociados e irá adquiriendo
–lo está haciendo ya- una “Consciencia de Unidad”. Desde esta nueva
consciencia, las escuelas filosóficas denominadas “holismo” y “reduccionismo”
no se hayan enfrentadas, sino que ofrecen ópticas complementarias acerca de una
misma cosa.
Como antes recordé,
el holismo propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la
suma de las partes que lo componen. El reduccionismo, en cambio, parte del
postulado central de que la naturaleza de las cosas complejas se reduce a la
suma de cosas más simples o fundamentales. Pero ambas percepciones no chocan,
sino que complementan al integrarlas en lo que, desde tiempos remotos,
corrientes y escuelas espirituales muy diversas han compartido: “todo es suma
de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada parte es a su vez el
Todo”.
Pero ¿cómo una parte, cada parte, puede ser el Todo?
Se entenderá mejor
cuando, a lo largo de este diálogo, nos adentremos en la percepción holográfica
del Cosmos y en la
Matriz Holográfica. Ahora, quizás baste con subrayar que los
hologramas pueden fraccionarse y cada una de las partes resultantes contiene
información suficiente para reproducir la imagen completa.
En la fotografía
convencional se almacena un registro punto por punto de la intensidad y color
de la luz. Si cortamos la fotografía con una tijera, la zona descartada se
pierde para siempre y ya no la podemos recuperar del resto de la imagen. En un
holograma, en cambio, lo que se graba no es sólo la intensidad, sino el patrón
de interferencia de la luz incidente en cada punto de la imagen con respecto a
un láser de referencia. Para hacerlo se usa un rayo de referencia que es
combinado con la luz de la escena. Si ambos rayos provienen del mismo láser, se
crea una interferencia óptica debido a la superposición de ondas de luz. Ese
patrón es almacenado en la placa holográfica. Si alguien decide cortar un
holograma en trozos, cada uno de ellos seguirá reproduciendo la escena
completa, sólo que a menor calidad.
La observación de la Naturaleza nos
proporciona numerosos casos de “hologramas naturales”. Sin ir más lejos, el
propio cuerpo humano: cada una sus cien billones de células porta toda la
información genética de una persona.
¿Estamos, entonces, ante el fin del reduccionismo?
No estamos ante su
“fin”, sino ante la necesidad de su plena y coherente integración en una
perspectiva unificada –ni parcial ni dualista- de la vida y la realidad. El
reduccionismo, sus aportaciones, son importantes y deben ser tenidas muy en
cuenta. Pero la Humanidad
se está adentrando ya en una nueva consciencia desde la que se percibe la
necesidad de desarrollar paradigmas más avanzados para entender la realidad y,
en paralelo, resolver ciertos problemas.
El paradigma holográfico
El núcleo central de este nuevo paradigma es el que ofrece la
llamada Hipótesis Holográfica
El físico David
Bohm fue el primero en describir el paradigma holográfico. Su pensamiento
estaba en entera oposición al reduccionismo y a la idea asociada de que el
tiempo, el espacio y la materia son objetos independientes de su medición. Para
Bohm, el mundo es complejo e interrelacionado: un objeto holístico al estilo de
la metafísica de los místicos. Bohm, además, colaboró con el cirujano Karl
Pribram en la elaboración de una teoría de la memoria humana, que la describe como
una impresión holográfica.
Ya en el tránsito
entre el siglo XX y XXI, surgió y se desarrolló el llamado “Principio
Holográfico”, que arranca de las teorías de la gravedad
cuántica propuestas por Gerard 't Hooft (Premio Nobel de Física en
1999) y Leonard Susskind (en el año 2003 presentó la idea de la Teoría de Cuerdas, siendo
el primero en hacerlo). Sus propuestas giran en torno a un postulado central:
la entropía de una región del espacio o de una masa ordinaria es directamente
proporcional no a su volumen, sino a su área superficial. Por esto, la masa,
como señalaba al inicio de esta entrevista, no ocupa un volumen -tal como hasta
ahora pensábamos y nuestros sentidos corpóreo-mentales parecen mostrar-, sino
un área. Y esto desemboca en una conclusión sorprendente: el volumen es, en sí
mismo, ilusorio; y el Universo es, realmente, un holograma.
He leído que los denominados agujeros negros son una acabada y
completa plasmación, al alcance ya del ojo humano, de estos novedosos
paradigmas.
El estudio de los
agujeros negros, que con su apetito voraz son capaces de alterar la trama misma
del espacio-tiempo, ha dado pie a muchas teorías audaces de Universos paralelos
comunicados entre sí: Universos en racimos, que conviven en una continuidad
espacio-temporal en un eterno presente. Todas las épocas serían contemporáneas
en un presente infinito.
Y como todo está
interrelacionado y se despliega en la “Consciencia de Unidad”, hay personas que
fuera del ámbito científico han comenzado a percibir esta nueva visión de las cosas.
En la literatura no científica existen muchos exponentes al
respecto.
¡Muchos! Como
botón de muestra, ni más ni menos que Jorge Luis Borges, todo un pionero al
respecto, pues en su antología El jardín de senderos que se bifurcan,
incluye un cuento -Tlön, Uqbar, Orbis Tertius- en el que se anuncia el
descubrimiento de una enciclopedia que describe el mundo conforme a nuevas leyes
físicas.
En él se inspiró
el escritor chileno Sergio Meier para crear su espléndida novela La
Segunda Enciclopedia de Tlön, donde se describe un
futuro hipotético en el que un grupo de programadores, llamado los “Alquimistas
de la Matriz ”,
generan una serie de Universos virtuales, unos encajonados dentro de otros. Y
el autor nos sumerge en un mundo en apariencia extraño, donde las realidades
son hologramas sintéticos de dimensiones cósmicas.
¿Tienen contrincantes esos “Alquimistas de la Matriz ”?
Sí. Son un grupo de
personajes que emprenden una larga e intensa búsqueda para averiguar la verdad
acerca de esos Universos virtuales. Entre tales personajes se hallan las
recreaciones de Isaac Newton y Gottfried Leibnitz, quienes, enfrentados en un
titánico duelo intelectual, terminarán por descifrar el misterio que envuelve a
todos estos Universos: el "paradigma holográfico".
El Mega-Holograma Omniversal
Y tú, ¿qué nos dices?
No es sencillo de
sintetizar, pero lo intentaré. Lo primero es comprender que el Universo
actualmente conocido y reconocido por la Humanidad se integra en un Omniverso que es, en
su totalidad y plenitud, un inconmensurable Mega-Holograma, una colosal Matriz
Holográfica.
El Mega-Holograma
Omniversal está conformado por infinidad de hologramas multidimensionales de
muy diferente envergadura. Unos deviene de otros en escalas y niveles fractales
y todos se hallan interconectados e interrelacionados entre sí, a modo de
gigantesca red estructurada en una gran diversidad de Dimensiones.
¿Cuál es el origen de tamaño Mega-Holograma?
¿Te refieres a la
Vibración Pura y Primigenia de la que hablas dentro del
capítulo dedicado a la Física
de la Deidad en
tu libro Dios?
Así es. La Vibración Pura y
Primigenia (VPP) emana, de manera natural y en la instantaneidad, del Vacío:
del Todo Absoluto, que es la
Nada Absoluta.
El Todo Absoluto
(Vacío) es Inmanifestado (inabordable en ideas, pensamientos, conceptos,
palabras o esquemas mentales). Y la
VPP , fluyendo de él, es su Manifestación (Vibración)
primordial y exclusiva, desenvolviéndose en su seno y “llenándolo”
completamente. De este modo, otorga aspecto de “espacio” a lo que carece de
principio y de fin, pues es inabarcable. La gradación o frecuencia de la VPP es infinita y constante.
¿Y el Haz de Reverberación Coherente?
En su
desenvolvimiento en el Todo Absoluto, la
VPP reverbera (“hace eco”) en el propio Vacío. Esta
Reverberación de la VPP
(R-VPP) es vibración de frecuencia finita y se despliega y expande en el
“espacio” de vibración infinita configurado por la VPP al “llenar” el Vacío.
Lo hace partiendo
de una Reverberación Primordial (el “primer eco”) de altísima frecuencia vibracional
(cuasi-infinita). Y, a partir de ahí, en “ondas” sucesivas y concadenadas
(cadena de “ecos”) de gradación vibracional decreciente en la medida que se van
“alejando” (puede valer el símil de los círculos concéntricos que se crean a
partir del impacto de una piedra en el agua de una laguna, aunque, en este
caso, no son círculos, sino frentes de onda sin límite ni forma) de la Reverberación Primordial
que les dio origen.
Es de este modo
como la Reverberación
de la VPP (R-VPP)
se configura cual Haz de Reverberación Coherente que se despliega (“proyecta”)
en el “espacio” generado por el desenvolvimiento de la VPP en el Todo Absoluto
(Vacío), actuando así cual fuente de Proyección Holográfica. Su despliegue es
fractal y como frentes de onda de frecuencia finita y escalarmente descendente:
franjas vibratorias de frecuencias múltiples, con una amplitud predeterminada y
una cierta distribución de fase para cada nivel fractal y escalar.
El desenvolvimiento holográfico en el seno del Mega-Holograma
Volviendo al Mega-Holograma, ¿cómo se produce en su seno el
desenvolvimiento y despliegue hasta ir dando lugar a los Universos y mundos
holográficos?
Tal
desenvolvimiento es “descendente” –desde
los ámbitos holográficos mayores hacia los menores- y, como ya he resaltado, de
perfil fractal. Con estas bases, tal desenvolvimiento puede resumirse la
siguiente forma:
1º. El Cosmos está conformado por infinidad de MultiOmniversos. En
el seno de cada uno hay infinidad de Omniversos, de gran diversidad en cuanto a
su naturaleza y configuración, por más que en todos ellos se repitan una serie
de pautas y patrones comunes.
2º. El plano de existencia donde se desenvuelve la experiencia
humana se integra en un Omniverso concreto dentro de tal infinidad. Por ello y
desde la perspectiva humana, puede ser denominado Omniverso Local (OL). Y es
una proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF de Nivel 1 o PHVF-N1)
del Centro o Punto de Unificación del MultiOnmiverso al que pertenece.
3º. Por esto, el Omniverso Local es un colosal Mega-Holograma o
Matriz Holográfica. Y tiene un Centro –Centro Omniversal- desde el que surgen
como proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF de Nivel 2 o PHVF-N2) una
ingente cantidad de Unidades Multiversales y Supersimétricas (UMS), que se
agrupan en torno a él a modo de enorme red y son la estructuras de referencia
–nudos holográficos de una red virtual- del Omniverso Local.
4º. Cada UMS es un Multiverso dentro del Onmiverso Local. Y en su
seno se repite el modelo anterior, pues cada una cuenta con un centro (Cenums)
de cuya proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N3) aparecen
multitud de Subunidades Multiversales y Supersimetricas (SUMS), que se agrupan
como red en torno al Cenums. Igualmente, cada UMS tiene un límite exterior,
como si tratara de su “epidermis holográfica”, aunque, dada su pureza
vibracional, es tremendamente sutil.
5º. Cada SUMS, por su parte, es un Universo. Y tiene tanto un
centro (Censums) como un límite exterior, que se corresponde con lo que la
ciencia humana llama, por ejemplo, “Gran Muralla Sloan”. Repitiendo la pauta
descrita, del Censums surgen, como proyección holográfica, vibracional y
fractal (PHVF-N4), los Complejos de Supercúmulos o Hipercúmulos, que se agrupan
como red fractal en torno al centro de la SUMS.
6º. Los Complejos de Supercúmulos o Hipercúmulos se hallan
conformados por Supercúmulos, que son proyección holográfica, vibracional y
fractal (PHVF-N5) del centro del Hipercúmulo y se configuran cual red fractal a
su alrededor. Cada Hipercúmulo cuenta con un límite exterior, que es,
verbigracia, lo que la astrofísica denomina “Gran Muralla”.
7º. Los Supercúmulos están formados por Cúmulos o Grupos
Galacticos, que aparecen como proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N6) del centro del Supercúmulo,
estructurándose como red en torno a él.
8º. Los Cúmulos o Grupos Galácticos también tienen un límite
exterior y un centro, desde el que surgen las galaxias como proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N7).
9º. Y cada galaxia cuenta con multitud de estrellas y sistemas
planetarios que se agrupan alrededor del Centro Galáctico y son su proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N8).
Experiencia humana y Matriz Holográfica
Y la experiencia humana, ¿cómo encaja en todo esto?
Acabo de
sintetizar el desenvolvimiento holográfico en consonancia con su sentido
natural, que es “descendente” en escalas y niveles y Dimensiones a partir del Centro
o Punto de Unificación del MultiOnmiverso en el que el Onmiverso Local de
integra.
No obstante,
cuando la observación se realiza desde la perspectiva humana, la Matriz Holográfica
se percibe desde “abajo” y, en coherencia con ello, en sentido “ascendente”. Este
es el esquema básico de lo que así se contempla:
1º. La vida humana se desarrolla en el seno de la Tierra y dentro de un
sistema planetario que cuenta con un centro –el Sol- y un límite exterior –la Nube de Oort-.
2º. El sistema solar pertenece a Dunga, la galaxia que la Humanidad llama Vía
Láctea, de cuyo centro -Centro Galáctico- aparecen, como PHVF-N8, todas las
estrellas y sistemas planetarios que la componen.
3º. La Vía
Láctea se integra en un Cúmulo o Grupo Galáctico –Cúmulo o
Grupo Local- compuesto por medio centenar de galaxias. Su centro se encuentra
en el centro de la galaxia Andrómeda y desde él surgen, como PHVF-N7, todas las
galaxias que lo constituyen.
4º. El Cúmulo o Grupo Galáctico Local se inserta en un Supercúmulo
que la ciencia humana llama Supercúmulo de Virgo o Supercúmulo Local. Su centro
es el “Gran Atractor”, que la astrofísica considera una anomalía gravitatoria
del espacio intergaláctico que arrastra las galaxias a lo largo de
una región de millones de años luz. En realidad, es un gigantesco
Proyector Holográfico desde el que emana, como PHVF-N6, la parte del Universo
mejor conocida actualmente por la
Humanidad.
5º. El Supercúmulo de Virgo pertenece a un Hipercúmulo que la
ciencia llama Complejo de Supercúmulos de Piscis-Cetus o Hipercúmulo Local, que
cuenta, igualmente, con un centro, desde el que aparecen, como PHVF-N5, todos
los Supercúmulos que lo conforman. La ciencia llama Gran Muralla al límite
exterior de este Hipercúmulo Local y lo localiza a doscientos millones de años
luz de la Tierra.
6º. El Complejo de Supercúmulos de Piscis-Cetus pertenece a una
Subunidad Multiversal y Supersimétrica (SUMS) o Universo Local. De su centro
–Censums- surgen, como PHVF-N4, la globalidad de Complejos de Supercúmulos o
Hipercúmulos que lo configuran. La astrofísica denomina llama Gran Muralla
Sloam al límite exterior de esta SUMS o Universo local y lo sitúa a mil
millones de años luz de la
Tierra.
7º. El Universo Local se inserta en una Unidad Multiversal y
Supersimétrica (UMS) o Multiverso Local.
De su centro –Cenums- emanan, como PHVF-N3, la totalidad de las SUMS que lo
conforman.
8º. El Multiverso Local se integra en un Omniverso, el Omniverso
Local (OL), de cuyo centro –Centro Omniversal- surgen, como PHVF-N2, todas las
UMS que lo componen.
9º. El Omniverso Local es una proyección holográfica, vibracional y
fractal de nivel 1 (PHVF-N1) del centro del MultiOnmiverso, MultiOnmiverso
Local, al que pertenece.
10º. Y este MultiOnmiverso Local es uno entre la infinidad de
MuliOmniversos que configuran el Cosmos.
En el libro Dios afirmas que en la Divinidad todo se
integra -pues no hay desunión posible con ella-, hablas de dos dimensiones
dentro de la Unicidad
y la Unidad de
Dios -la dimensión subyacente o ámbito de lo Inmanifestado y la dimensión
superficial o esfera de lo Manifestado- y muestras que, siendo lo Manifestado proyección
vibracional de lo Inmanifestado, la
Creación y, dentro de ella, el Cosmos son una especie de
gigantesca y descomunal Matriz Holográfica
Lo Inmanifestado está más allá de la razón y el intelecto y sólo puede
ser presentido e intuido desde una introspección interior que -guiada por el
Corazón- nos adentre en nuestro “verdadero ser” y “naturaleza esencial” hasta
la identificación con el Dios que es yo –cada uno, todos y todo-.
En cuanto a lo
Manifestado -que es todo lo engendrado y creado como proyección vibracional de
lo Inmanifestado-, es un campo vibratorio sin principio ni fin con tres características fundamentales:
+La base esencial de lo Manifestado -la causa directa de su
existencia- es la Vibración
Pura y Primigenia (VPP o
vibración del Vacío) que emana natural y espontáneamente de lo
Inmanifestado.
+La VPP ,
siendo Vibración Pura de lo Inmanifestado, reverbera (Verbo) en el propio Vacío
Inmanifiesto. Y este Verbo o reverberación constituye el “soporte existencial”
de lo Manifestado: una Red infinita de ADN preexistente a la Vida misma; una especie de
rejilla supercuántica, subcuántica, supersimétrica e interactiva de naturaleza
vibratoria y envergadura infinita.
+Y sobre esta Red se configura -vibracional y holográficamente- la Creación y, en el seno de
ella, el Cosmos, con todos sus componentes: formas, fenómenos, modalidades de
vida y existencia… Todos son Uno, aunque adquieran apariencia de diversidad al
condensarse en su desenvolvimiento vibratorio en infinidad de frecuencias
vibracionales (el ser humano intenta comprenderlas, agruparlas y catalogarlas a
través de las llamadas Dimensiones).
Y sigues diciendo en el libro que cada uno de los componentes de la Creación -a la escala
“macro” o “micro” que sea- son “hologramas” dentro del Gran Holograma que es la Creación y lo
Manifestado, como proyección vibracional de lo Inmanifestado; y no poseen
sustancialidad. Por tanto, la
Creación entera es una “realidad virtual” y carece de
tangibilidad y “aspecto” concreto.
¡Así es!
Y, por último, cada
modalidad de vida existente en la
Creación -siendo todas de entidad igualmente holográfica-
otorga a la Creación
y sus componentes el aspecto, forma, identidad y características derivadas de
las percepciones conscienciales asociadas al tipo de holograma (frecuencia
vibracional) que se trate, con las “ventanas” conscienciales que tenga
asociadas.
Y este esplendoroso marco, el ser humano…
El ser humano no
es, por supuesto, una excepción. Al identificarse con su componente material y
mental -que realmente es otro holograma-, contempla el Gran Holograma de la Creación desde las
ventanas conscienciales de su cuerpo físico; esto es: los sentidos
corpóreo-mentales.
Pero, al “mirar”
por estas “ventanas”, no visualiza algo objetivo, sino un Gran Holograma que
toma la forma y los perfiles coherentes y congruentes con las características
de las propias “ventanas” y el estado consciencial que se proyecta a través de
las mismas.
Con lo que nos adentramos en la percepción de la vida como sueño,
con la que cierras el libro.
¡Sí, la vida es sueño! Ahora bien, no nos
olvidemos que el sueño puede ser experienciado “despierto” –es decir:
consciente de que de un sueño se trata- o “dormido” –sin esa consciencia y
sumido en la ensoñación-. Y lo que diferencia a un estado del otro es la toma
de consciencia sobre nuestro “verdadero ser” y “naturaleza esencial”, que son
absolutamente divinales.
Creo que es una buena manera de dar por finalizada esta
conversación. Muchas gracias, Emilio.
Gracias a ti. ¡Ha
sido un placer!
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17/7/13
DIOS: Introducción al libro realizada por Nagual, Chamán del linaje Anu-kui-ghano
En la anterior
entrada del blog se informó acerca del nuevo libro de Emilio Carrillo, titulado Dios, publicado por la Editorial Nous:
Anteriormente ya se
había insertado otra en la que se relacionan las charlas y encuentros que
Emilio mantendrá por toda España, a partir de septiembre, para compartir los
contenidos del texto:
Como complemento a ambas
y atendiendo a lo solicitado por numeros@s amig@s del blog, se publica
seguidamente la Introducción del libro, que ha sido realizada por Nagual, Chamán del linaje Anu-kui-ghano.
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Reencuentro en Wiñaymarca
Conozco a Emilio
Carrillo hace mucho, mucho tiempo. Tras un largo periplo vital sin coincidir,
nos reencontramos pocos días antes del solsticio de invierno de 2012, cuando
aceptó la invitación a gozar consciencialmente tal evento en compañía mía y de
mi gente, una pequeña comunidad enraizada étnicamente en el linaje
Anu-kui-ghano y ubicada en los aledaños de Wiñaymarca, la “Ciudad Eterna” del
Lago Titicaca, en la frontera entre Bolivia y Perú, de la que mi pueblo es
“guardián” desde épocas ancestrales.
Por ello, he sido testigo consciencial del Silencio interior que
Emilio mantuvo desde poco antes de aquellas fechas hasta finales de abril de
2013. Y cuando sintió de Corazón la conclusión del mismo, fluyó naturalmente
entre nosotros la conveniencia de que mantuviera una serie de conversaciones en
las que, a modo de sucesivas entrevistas realizadas en su domicilio en Sevilla
(España), volcara todo aquello que, tras casi cinco meses de quietud y
recogimiento, estimara oportuno compartir.
Así se fue
configurando, sin urgencias ni apremios y a caballo entre la primavera y el
verano de 2013, el texto que estas líneas introducen, que es fruto de tales
diálogos, además de los que sostuvo en paralelo con su amigo Deéelij. En todo
caso, la labor del entrevistador se ha circunscrito siempre a efectuar las
preguntas pertinentes para que Emilio se expresara. Y, vistos los resultados
que se recogen en este libro, se ha tratado de una experiencia francamente
extraordinaria.
Para aquellos lectores
que estén menos familiarizados con la trayectoria de Emilio, aconsejo visitar
tanto el que fuera su blog (http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/) como
la web El Cielo en la
Tierra (http://elcieloenlatierra.wix.com/descargasyenlaces),
en la que su buena amiga Sol, desde Buenos Aires (Argentina), recopila
altruistamente la mayor parte de sus libros, transcripciones de conferencias y
vídeos y audios de sus charlas, talleres y películas-documentales.
Dios
En un principio, lo
único que Emilio tenía claro en su interior es que el eje de las conversaciones
debía ser un tema del que, así, sin más, sin anestesia ni edulcorantes, se
suele hablar poco: “Dios”.
Recuerdo lo que me confió: “Siento que el momento evolutivo de la Humanidad impulsa
naturalmente a que entremos de lleno en el meollo de la cuestión y dejemos de
hablar de otros asuntos conscienciales y espirituales que, aun siendo
relevantes, no hacen sino girar alrededor del núcleo principal. Y este núcleo
es Dios: lo que es, supone y representa; y sus implicaciones para el ser humano
y su vida práctica y cotidiana. Sé íntimamente que éste es el momento”.
A partir de ahí y con
el diálogo iniciado como excusa y motor, Emilio desarrolló la honda
introspección -no puede calificarse de otra manera- que se recopila en las dos
entrevistas que configuran los primeros capítulos del presente libro, titulados El
Padre/Madre y La
Naturaleza de Dios, que es la nuestra.
Lo que el lector encontrará en ellos es imposible de resumir y,
desde luego, no se corresponde con la visión de Dios “ortodoxa” o “religiosa”.
Quizás sólo quepa adelantar, siendo un tema sobre el que he indagado con
dedicación y por el que siempre he sentido entusiasmo (vocablo que, como Emilio
subraya, procede del griego y significa “Dios en mí”), que creo que en ningún
escrito u obra contemporánea se aborda la Divinidad , así como sus impactos concretos y
prácticos en nuestra vida, con la sapiencia, precisión, armonía, ternura y Amor
que aquí se despliegan.
¿Exagero?. Les animo a
comprobarlo. Hallarán los contenidos y repercusiones de la “tragedia del
creyente”, la “tragedia del incrédulo”, la “tragedia de las religiones” y “la
insoportable levedad del ego”; una potente aproximación a la “nueva”
espiritualidad que brota en la
Humanidad ; y una atinadísima descripción del “Retorno al
Hogar”, a la Divina
Morada , anunciado por los místicos de todas las épocas y
corrientes espirituales y experienciado por Emilio.
Lo que servirá para constatar que Dios es yo -cada uno, todos y
todo- y que yo soy Dios cuando ceso de ser “yo”. Y detallar las dos dimensiones
-la “subyacente” o Inmanifestada y la “superficial” o Manifestada- que conviven
e interactúan en la Unicidad
y Unidad de Dios, así como sus impactos y efectos tanto en nuestro proceso
evolutivo y consciencial como en nuestro día a día.
Por lo mismo, tendrán una ocasión única para conocerse mejor; para
aceptarse y saber, a su vez, lo que realmente son, recordando o
descubriendo su “verdadero ser” y “naturaleza esencial”. Si abren el
Corazón, “escuchan” las palabras que se desparraman por los capítulos de la
presente obra y éstas resuenan en su interior, les aseguro que la vida, su
vida, será otra, pues la Paz ,
el Amor y la comprensión de las pautas de la Creación habrán anclado
en ella.
La idea de un Dios “exterior” y la búsqueda del bienestar: origen
y causa del sufrimiento
Tras los dos primeros
capítulos, las entrevistas que los siguen se desenvolvieron por derroteros no
programados inicialmente, surgiendo de la conversación de manera espontánea y
sin previsión de ningún tipo.
No obstante, ahora, con
lo compartido impreso ya en papel, se percibe fácilmente que la Providencia ha querido
que tengan un remarcado hilo conductor. ¿Cuál?. Poner de manifiesto que la idea
de Dios aún prevaleciente en la
Humanidad y la búsqueda del bienestar que orienta la vida de
la gente son el origen y la causa del sufrimiento humano: del sufrimiento que,
en mayor o menor medida, viven todas las personas; y del sufrimiento que usted,
lector, pueda experimentar en su propia vida. Me explico.
La idea de Dios que
mayoritariamente comparten todavía los seres humanos es la de algo o alguien
“exterior” a ellos. Esto provoca, por ejemplo, que la gente se posicione
mentalmente como “creyente” o “no creyente”. Los “creyentes” sí “creen” en la
“existencia” de ese Dios externo, por lo que suelen profesar un determinado
“credo” o religión; los “no creyentes” no “creen” en tal “existencia” y no
hacen suya ninguna “fe”. Ambas posturas –“creyente” y “no creyente”- parecen
rotundamente opuestas y sus agrias controversias son abundantes, tanto hoy día
como en la historia de la
Humanidad. Sin embargo, Emilio muestra en sus reflexiones
cómo las dos participan de idéntica base y tienen un mismo principio y
fundamento: la percepción de un Dios “exterior”.
Esta percepción sumerge
a hombres y mujeres en el olvido de lo que realmente son: en la ignorancia de
su “verdadero ser” y “naturaleza esencial”, que, como las páginas que siguen
exponen pormenorizadamente, son absolutamente divinales, pues Dios es
intrínsecamente yo –cada uno de nosotros-, todos y todo. Y el olvido e
ignorancia de algo tan sublime les impide, a su vez, sentir la Felicidad que es nuestro
Estado Natural.
Al concebir un Dios
exterior –para afirmarlo (“creyente”) o para negarlo (“no creyente”), da
igual-, el ser humano se desune mentalmente de la divinidad que constituye su
genuino ser y naturaleza y se contempla a sí mismo como algo separado de ella.
La consecuencia directa es la identificación con un “yo” material, emocional y
mental: el cuerpo físico, los sentidos corpóreo-mentales, los pensamientos y
emociones que, por medio de éstos, experimenta, la personalidad y, por fin, el
“ego” y la “naturaleza egocéntrica” a todo ello ineludiblemente asociados.
Es así -enunciado tan
esquemáticamente como a una Introducción corresponde- cómo la idea de
un Dios externo que comparten la mayoría de las personas las conduce a
aferrarse a un “yo” y a una “naturaleza egocéntrica” que no son reales, sino
puramente mentales, viviendo en un estado de “ensoñación” en el que no se
percatan de la “naturaleza esencial” y divinal que todos, sin excepción,
atesoramos y a todos, sin exclusión, nos caracteriza. Y desde esa “naturaleza
egocéntrica”, se lanzan con vehemencia hacia fuera de ellas mismas –hacia el
mundo y hacia los demás- en busca del “bien-estar” (placer, contento, cuidado,
protección, seguridad, éxito, conocimientos, reconocimiento,...), que no es
sino un pobre sucedáneo de esa Felicidad o “Bien-Ser” que constituye el Estado
Natural –innato, espontáneo, que no necesita ser buscado ni hallado- de lo que
Somos.
La búsqueda del
bienestar en el “exterior” es, por tanto, la derivación lógica de la visión de
un Dios “exterior”. Y se plasma en una cascada de deseos y anhelos de amplia
gama. El objetivo es su satisfacción; y se utiliza como herramienta para ello
la “experiencia dual”: el enjuiciamiento permanente de cuanto ocurre,
etiquetando y clasificando cada vivencia como “positiva” o “negativa”, “buena”
o “mala”, “agradable” o “desagradable”,… Pero -como Emilio explica con
paciencia y usando la bella metáfora de la imagen clásica de la diosa Justicia-
cuando la satisfacción no se consigue, el ser humano siente tristeza y dolor
(“mal-estar”), lo que genera sufrimiento. Y cuando sí la logra, no se da cuenta
de que esa satisfacción momentánea (“bien-estar”) es sólo el preámbulo de más
sufrimiento. Ello se debe a que el mal-estar y el bien-estar, aunque simulen
ser experiencias muy distintas, forman parte de una misma experiencia y beben
de idéntica fuente: la ignorancia acerca de nuestro “verdadero ser” y
“naturaleza esencial” y la identificación con un falso “yo” y una “naturaleza
egocéntrica”.
El bienestar que tanto
se busca y el malestar que siempre se rechaza parecen seguir caminos
radicalmente diferentes, pero en verdad parten de un mismo punto de salida –el
olvido de lo que Somos- y desembocan inexorablemente en un mismo punto de
llegada: el sufrimiento. El capítulo tercero se detiene especialmente en todo
ello: en las causas del sufrimiento, su auténtica dimensión cual mera ficción
del ego y, por supuesto, en cómo evitarlo y superarlo.
¿Cómo evitar el sufrimiento?. La clave radica en la toma de
consciencia de que Dios es yo y yo soy Dios cuando ceso de ser “yo”, es decir,
cuando dejo de aferrarme a cualquier noción de identidad (sea física, álmica o
espiritual; sea individual o colectiva) ajena a nuestro “verdadero ser” y
“naturaleza esencial”.
Y esto, lejos de ser una reflexión “teológica” o un artificio
mental, es una experiencia eminentemente práctica que, como Emilio recalca, se
materializa y despliega en la vida diaria, en el Aquí y Ahora, hasta permitir
que el Amor que Somos -pues Amor es la esencia de nuestra naturaleza divinal-
se vaya liberando de todas las capas conscienciales que, en nuestro
proceso evolutivo, tapaban su Presencia e interferían su Frecuencia. Se
posibilita así que la Frecuencia
de Amor impregne e impulse la globalidad de las actitudes con la que, de
instante en instante, afrontamos los hechos, situaciones y circunstancias de la
vida diaria.
“Innecesariedad de hacer” y “Evolución”
Sin embargo, en lugar de ello y queriendo escapar del sufrimiento
que experimenta, el ser humano se introduce en una dinámica egóica en la que
sobresalen dos necesidades imperiosas generadas exclusivamente desde el “yo” y
la mente: la “necesidad de hacer” muchas cosas, cuantas más mejor, y “realizarse”
en ellas; y la “necesidad de cambio”, sea de uno mismo, de aquéllos con los que
convivimos, o del mundo y las cosas en general. Pero ambas necesidades son,
simplemente, una huida hacia delante. Y producen, a la postre, el mismo
sufrimiento que se quería evitar o superar.
Lo Real es que no hay
necesidad, requerimiento, obligación, exigencia, compromiso o deber alguno de
hacer nada. Y esta toma de consciencia, que ocupa el capítulo cuarto, se halla
ineludiblemente unida, como en él se indica, a la percepción de que la Providencia actúa a
cada instante, que la Vida
es un Milagro continuo y que ya todo Es y nosotros mismos Somos todo aquello
que nuestro Corazón puede anhelar. El ego nunca admitirá lo Real, pues es un
“objeto mental” y su entidad y esencia es virtual y especulativa. Y la
“innecesariedad de hacer” le resulta inadmisible. Tiene motivos para ello, ya
que tal innecesariedad desvela el gran secreto del que depende su propia
supervivencia: todo aquello que mentalmente creemos necesario hacer, que es de
lo que el ego se alimenta, es pura fantasía y vanidad egóica.
Y lo Real es que en la Creación nada se halla
estancado o inamovible. Como se recoge en el quinto capítulo, todo se encuentra
en persistente Evolución; y ésta constituye el Orden Natural, tal como
evidencian, por ejemplo, el Principio Hermético del Ritmo, la visión oriental
en torno al Tao o el “Ordo Amoris” (el Orden de Amor) de San Agustín. La idea o
voluntad de cambio supone desconocer esa Evolución inmanente, con sus procesos
y ritmos naturales, y pretender neciamente “marcar el paso” desde el ego para
que las cosas se ajusten a lo que “yo” deseo, cuando “yo” deseo y de la manera
que “yo” deseo. Nada se logra con ello, salvo provocar que la Evolución natural marche
“cuesta arriba”: al fluir desde la aceptación, la Evolución discurre
armónicamente; por el contrario, el propósito de cambio distorsiona el devenir
evolutivo y hace fatigoso y sufrido lo que en sí es puro fluir en completa
Libertad (que es la total ausencia de miedos).
Acompañamiento
Y si no es preciso “hacer” nada y no hay necesidad alguna de
“cambio”, ¿por qué Emilio comparte sus inspiraciones, intuiciones, vivencias y
experiencias en las entrevistas que aquí se recopilan?. Él mismo se encarga de
aclararlo en el transcurso de las mismas, subrayando que no pretende que
nada ni nadie “cambie”, pues, como ya se ha insistido, todo se halla en proceso
evolutivo, cada cual el suyo, y, en su seno, todo tiene su porqué y su para
qué. Y tampoco persigue “ayudar” a nadie, pues ha comprendido e interiorizado
la citada “innecesariedad de hacer” y la enorme carga de vanidad que supone
querer incidir o interferir en el desenvolvimiento de algo que fluye, refluye y
confluye en el Amor de cuanto Es y Acontece.
¿Qué hace entonces?.
Pues practicar lo que la etnia a la que pertenezco heredó de sus ancestros:
“Vivir Viviendo”, de instante en instante, centrado en su “verdadero ser” y
“naturaleza esencial” y divinal, que bien sabe que es la de todos, con
Confianza en la Providencia
y en la Vida y
en Frecuencia de Amor. Y en ese “Vivir viviendo”, ante los hechos, sucesos y
acontecimientos que la propia vida -no la programación mental ni la búsqueda de
bienestar- va poniéndole por delante, ejercita sus dones y talentos –cada cual
cuenta con los suyos- de manera espontánea y natural y sin querer levantar en
los demás ni admiración –que es lo que le gustaría al narcisismo del ego,
siempre queriendo “seducir” a los demás para reafirmarse- ni reconocimiento o
valoración positiva –que es lo que pretende la parte del ego que se halla en
constante actitud defensiva-.
Y en ese ejercicio de
dones y talentos, practica el Acompañamiento: acompaña en el aquí y ahora, con
Amor y en Amor, a sus congéneres y se siente acompañado por ellos, cada cual en
su estado consciencial y momento evolutivo, ninguno “mejor” o peor, “superior”
o “inferior”. El Acompañamiento requiere respeto absoluto al otro y Aceptación
plena de su proceso y de las experiencias que en él vivencia, incluido, desde luego,
el estado de ensoñación y el sufrimiento que en él puedan estar sintiendo como
real. Y el Acompañamiento se desarrolla con “Con-Pasión”, es decir, poniéndose
en el lugar del otro para compartir lo que siente y llenando esa “Con-Pasión”
de la Frecuencia
de Amor que emana de nuestro “verdadero ser”.
“Física de la
Deidad ”
Así, como ejercicio
natural y espontáneo de sus dones y talentos y desde el Acompañamiento, ha
emanado y brotado el presente texto, que se cierra con un maravilloso capítulo,
el sexto y último, dedicado a la “Física de la Deidad ”.
Se ocupa ésta del
discernimiento de Dios y su Naturaleza, con todo lo que conlleva, compaginando
la introspección interior con las aportaciones científicas más de vanguardia,
sobre todo de la física y la astrofísica, desde la sabiduría profunda de que,
más allá de los dualismos ficticios derivados de la “experiencia dual”
anteriormente citada, no hay división entre Ciencia y Espiritualidad.
Como Emilio señala,
ambas son realmente como la letra y la música de una misma y hermosa canción
que armónicamente nos revela que nada está vedado o escondido: que basta con
mirar para poder “ver”.
Y a esto, a “ver”, les
invitan las páginas que siguen. ¡Disfrútenlas desde la Felicidad que configura
el Estado Natural de nuestro “verdadero ser” y “naturaleza esencial” y
divinal!. Y háganlo sin prisas, sosegadamente, saboreando cada reflexión, cada
inspiración, cada intuición y cada meditación de las muchas que llenan el
libro.
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NOTA IMPORTANTE:
Aunque la publicación
del libro se producirá el próximo mes de septiembre, en la web de la editorial
ya se puede adquirir tanto en versión "ebook" (PVP: 5 euros)
como en versión "papel" (PVP: 15 euros) (los envíos desde la web son
gratuitos):
Conforme al contrato
de edición suscrito entre el autor y la editorial, los derechos de autor por la
venta de este libro se han fijado en el 10% de su precio de venta al público,
que es de 15 euros. Por tanto, 1,5 euros por cada ejemplar vendido, restando de
esta cifra el IVA.
En el caso del formato
ebook, cuyo precio de venta es de 5 euros, los derechos de autor se han
establecido en el 25%, es decir, 1,25 euros por cada ejemplar vendido, quitando
de este importe el IVA.
Los ingresos que de todo ello se puedan
derivar para el autor, han sido donados íntegramente a la Fundación Andaluza Nuevo
Mundo (FANUM) para la financiación de proyectos de cooperación al desarrollo e
iniciativas de ayuda social.
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6/7/13
DIOS: nuevo libro de Emilio Carrillo
A comienzos del próximo mes de
septiembre verá la luz un nuevo libro de Emilio Carrillo, titulado “Dios”.
Será publicado por la Editorial Nous , dentro de la colección Nueva Consciencia. En su web ya se puede adquirir tanto en versión "ebook" (PVP: 5 euros) como en versión "papel" (PVP: 15 euros) (los envíos desde la web son gratuitos):
El libro recoge seis entrevistas
concadenadas realizadas a Emilio Carrillo por Nagual, Chamán de los
Anukuighanos (comunidad ubicada en Wiñaymarca, la “Ciudad Eterna ” del
Lago Titicaca, de la que este pueblo es “guardián” desde épocas ancestrales),
tras el periodo de Silencio que Emilio vivió entre diciembre y mayo pasados. Cuando sintió de Corazón su conclusión, fluyó espontáneamente entre ambos
la conveniencia de mantener una serie de conversaciones en las que volcara todo
aquello que había “visto” y experienciado durante los meses de recogimiento
e introspección.
En un principio, lo
único que Emilio tenía claro era que el eje de las entrevistas debía ser un
tema del que, así, sin más, se suele hablar poco: Dios (o como cada cual quiera
denominarlo). ¿Por qué? Pues porque, tras los meses de Silencio, percibió que
el momento evolutivo de la
Humanidad impulsa naturalmente a que entremos de lleno en el
meollo de la cuestión con prioridad sobre otros asuntos conscienciales y
espirituales que, aun siendo relevantes, no hacen sino girar alrededor del
núcleo principal. Y este núcleo es Dios: lo que es, supone y representa; y sus
implicaciones para el ser humano y su vida cotidiana.
A partir de ahí, el diálogo entre
Nagual y Emilio se fue desenvolviendo desde una visión de Dios nada ortodoxa y ajena
a “credos” y religiones. Y desde una espiritualidad “nueva”, aunque en parte es la que siempre ha latido en los místicos y
místicas de todas las corrientes espirituales, que descubrieron en su interior
que Dios es yo –cada uno, todos y Todo- y que yo soy Dios precisamente cuando
ceso de ser “yo”.
Con este telón de fondo, el libro abarca una amplia batería de temas.
Y lo hace no desde una perspectiva teórica o “teológica”, sino eminentemente práctica,
ahondando en asuntos como: la
Naturaleza de Dios, que es la nuestra; las nuevas
aportaciones científicas que ayudan discernir lo que la Divinidad significa y
conlleva y la falacia que representa concebir un Dios “exterior”, es decir, “algo”
o “alguien” ajeno y separado de nosotros mismos; las causas del sufrimiento
humano y cómo evitarlo; la “innecesariedad de hacer” y el ejercicio de los
dones y talentos de cada cual como expresión de la “santidad”; la Evolución y las pautas
que rigen la Creación
y el Cosmos; la nueva “Consciencia de Unidad” que hoy emerge en la Humanidad en sustitución
de la “consciencia egocéntrica” que hasta ahora ha prevalecido; y un amplio
etcétera.
Se ofrece información sobre los encuentros y charlas que Emilio mantendrá en torno a
los contenidos del libro en la entrada de este blog titulada Charlas de
Emilio Carrillo: septiembre – noviembre 2013:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/2013/06/charlas-de-emilio-carrillo-entre.html
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la Fundación Andaluza
Nuevo Mundo (FANUM) para la financiación de proyectos de cooperación al
desarrollo e iniciativas de ayuda social.
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NOTA
IMPORTANTE:
Conforme al contrato de edición suscrito entre el autor y la editorial, los derechos de autor por la
venta de este libro se han fijado en el 10% de su precio de venta al público,
que es de 15 euros. Por tanto, 1,5 euros por cada ejemplar vendido, restando de
esta cifra el IVA.
En el caso del formato ebook,
cuyo precio de venta es de 5 euros, los derechos de autor se han establecido en
el 25%, es decir, 1,25 euros por cada ejemplar vendido, quitando de este importe
el IVA.
Los ingresos que de todo ello
se puedan derivar para el autor, han sido donados íntegramente a =========================================================
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