Se reproduce bajo estas líneas una síntesis de la entrevista realizada a Emilio Carrillo por l@s amig@s de Stopped Everything Project (SEP).
Su título es “Cosmos,
Hologramas y Matriz Holográfica” y en ella se profundiza acerca de algunos de
los contenidos del capítulo sexto, “Física de la Deidad ”, del libro Dios que Emilio acaba de concluir y cuya "Introducción" se ofreció
en la anterior entrada de este blog:
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Hologramas y holografía
Hola, Emilio. Nuestro interés por hacerte esta entrevista nace al
leer tu último libro, titulado Dios. Más concretamente, su sexto y último
capítulo, dedicado a la Física
de la Deidad.
¡Aja…!
En él te refieres a la Matriz Holográfica y manifiestas que el Cosmos,
en su globalidad, y cada uno de sus componentes, también la experiencia humana,
son realmente hologramas.
No es que lo diga yo, que es lo de menos,
sino que ello se corresponde con la nueva visión que nos está ofreciendo la
ciencia contemporánea. Como se analiza con detalle en ese capítulo del libro Dios,
la “realidad” -el mundo y el Cosmos en el que el ser humano despliega su
experiencia vital y consciencial- es un magno escenario holográfico donde:
+la masa es sólo una “propiedad” que un bosón (vibración del vacío)
otorga a las partículas elementales;
+el volumen es, en sí mismo,
una ilusión; y
+la materia y la energía no son sino pura “apariencia”, pues su
esencia es vibracional y, en última instancia, vacuidad.
Me gustaría que ahondásemos en ello a lo largo de esta conversación.
Si te parece, puedes empezar aclarando qué es un holograma.
El término
“holograma” deriva de “holos” y “grama”, que en griego significan,
respectivamente, “todo” o “completo” y “mensaje” o “cosa escrita”. Por tanto,
etimológicamente, un holograma es tanto un medio de transmisión de información
(“cosa escrita”) como la información misma (el contenido del “mensaje”). Eso
sí, la información se caracteriza por ser total y completa.
Se relaciona de algún modo con el vocablo “holístico”.
Comparten la misma
raíz: “holos”. Más específicamente, “holístico” viene de “holismo”: “Doctrina
que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la suma de
las partes que lo componen”.
La interjección
“hola” que tanto utilizamos está igualmente relacionada con ello, por lo que
expresa, aunque en su uso cotidiano no se sea consciente, una salutación
“global”, que abarca no sólo a nuestro componente físico-corpóreo, sino a todos
los que se integran en la experiencia humana, también la dimensión espiritual
que todos atesoramos.
Curioso…
Con esta base, el Diccionario
de la Academia
Española de la
Lengua otorga al vocablo “holograma” dos posibles
acepciones: “placa fotográfica obtenida mediante holografía”; e “imagen óptica
obtenida mediante dicha técnica”.
Y ¿qué es la holografía”?
El mismo Diccionario
ofrece una definición bastante elaborada: “Técnica fotográfica basada en el
empleo de la luz coherente producida por el láser. En la placa fotográfica se
impresionan las interferencias causadas por la luz reflejada de un objeto con
la luz indirecta. Iluminada, después de revelada, la placa fotográfica con la
luz del láser, se forma la imagen tridimensional del objeto original”.
Expresado más
coloquialmente, la holografía es una técnica avanzada de fotografía consistente
en crear imágenes tridimensionales. Para esto se utiliza un rayo láser, que
graba microscópicamente una película fotosensible. Esta, al recibir la luz
desde la perspectiva adecuada, proyecta una imagen en tres dimensiones. Y estas
grabaciones reciben el nombre de hologramas.
¿De cuándo arranca la holografía y, por ende, el uso de hologramas?
Los principios
teóricos de la holografía fueron desarrollados por el físico británico de
origen húngaro Dennis Gabor en 1947, que obtuvo por esto el Premio Nobel de
Física en 1971. Originalmente, Gabor sólo quería encontrar una manera para
mejorar la resolución y definición de las imágenes del microscopio electrónico.
Llamó a este proceso holografía, ya que los hologramas mostraban un objeto
completamente y no sólo una perspectiva.
Sin embargo, los
hologramas de Gabor eran muy primitivos a causa de las fuentes de luz tan
pobres de las que se disponía. Hubo que esperar años para que la holografía se
perfeccionara gracias al desarrollo del láser.
Holismo y reduccionismo
Y ahora, aunque suponga apartarnos momentáneamente de lo científico
para entrar en lo filosófico, la doctrina holística que antes mencionaste choca
frontalmente con la perspectiva reduccionista hoy imperante en la ciencia.
Como insisto en el
libro Dios, la
Humanidad , en su proceso consciencial y evolutivo, camina hacia
una visión superadora de la “experiencia dual” con la que hasta ahora ha venido
contemplado la vida y la realidad. Así, dejará atrás la vigente “consciencia
egocéntrica” y los dualismos y dicotomías a ella asociados e irá adquiriendo
–lo está haciendo ya- una “Consciencia de Unidad”. Desde esta nueva
consciencia, las escuelas filosóficas denominadas “holismo” y “reduccionismo”
no se hayan enfrentadas, sino que ofrecen ópticas complementarias acerca de una
misma cosa.
Como antes recordé,
el holismo propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la
suma de las partes que lo componen. El reduccionismo, en cambio, parte del
postulado central de que la naturaleza de las cosas complejas se reduce a la
suma de cosas más simples o fundamentales. Pero ambas percepciones no chocan,
sino que complementan al integrarlas en lo que, desde tiempos remotos,
corrientes y escuelas espirituales muy diversas han compartido: “todo es suma
de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada parte es a su vez el
Todo”.
Pero ¿cómo una parte, cada parte, puede ser el Todo?
Se entenderá mejor
cuando, a lo largo de este diálogo, nos adentremos en la percepción holográfica
del Cosmos y en la
Matriz Holográfica. Ahora, quizás baste con subrayar que los
hologramas pueden fraccionarse y cada una de las partes resultantes contiene
información suficiente para reproducir la imagen completa.
En la fotografía
convencional se almacena un registro punto por punto de la intensidad y color
de la luz. Si cortamos la fotografía con una tijera, la zona descartada se
pierde para siempre y ya no la podemos recuperar del resto de la imagen. En un
holograma, en cambio, lo que se graba no es sólo la intensidad, sino el patrón
de interferencia de la luz incidente en cada punto de la imagen con respecto a
un láser de referencia. Para hacerlo se usa un rayo de referencia que es
combinado con la luz de la escena. Si ambos rayos provienen del mismo láser, se
crea una interferencia óptica debido a la superposición de ondas de luz. Ese
patrón es almacenado en la placa holográfica. Si alguien decide cortar un
holograma en trozos, cada uno de ellos seguirá reproduciendo la escena
completa, sólo que a menor calidad.
La observación de la Naturaleza nos
proporciona numerosos casos de “hologramas naturales”. Sin ir más lejos, el
propio cuerpo humano: cada una sus cien billones de células porta toda la
información genética de una persona.
¿Estamos, entonces, ante el fin del reduccionismo?
No estamos ante su
“fin”, sino ante la necesidad de su plena y coherente integración en una
perspectiva unificada –ni parcial ni dualista- de la vida y la realidad. El
reduccionismo, sus aportaciones, son importantes y deben ser tenidas muy en
cuenta. Pero la Humanidad
se está adentrando ya en una nueva consciencia desde la que se percibe la
necesidad de desarrollar paradigmas más avanzados para entender la realidad y,
en paralelo, resolver ciertos problemas.
El paradigma holográfico
El núcleo central de este nuevo paradigma es el que ofrece la
llamada Hipótesis Holográfica
El físico David
Bohm fue el primero en describir el paradigma holográfico. Su pensamiento
estaba en entera oposición al reduccionismo y a la idea asociada de que el
tiempo, el espacio y la materia son objetos independientes de su medición. Para
Bohm, el mundo es complejo e interrelacionado: un objeto holístico al estilo de
la metafísica de los místicos. Bohm, además, colaboró con el cirujano Karl
Pribram en la elaboración de una teoría de la memoria humana, que la describe como
una impresión holográfica.
Ya en el tránsito
entre el siglo XX y XXI, surgió y se desarrolló el llamado “Principio
Holográfico”, que arranca de las teorías de la gravedad
cuántica propuestas por Gerard 't Hooft (Premio Nobel de Física en
1999) y Leonard Susskind (en el año 2003 presentó la idea de la Teoría de Cuerdas, siendo
el primero en hacerlo). Sus propuestas giran en torno a un postulado central:
la entropía de una región del espacio o de una masa ordinaria es directamente
proporcional no a su volumen, sino a su área superficial. Por esto, la masa,
como señalaba al inicio de esta entrevista, no ocupa un volumen -tal como hasta
ahora pensábamos y nuestros sentidos corpóreo-mentales parecen mostrar-, sino
un área. Y esto desemboca en una conclusión sorprendente: el volumen es, en sí
mismo, ilusorio; y el Universo es, realmente, un holograma.
He leído que los denominados agujeros negros son una acabada y
completa plasmación, al alcance ya del ojo humano, de estos novedosos
paradigmas.
El estudio de los
agujeros negros, que con su apetito voraz son capaces de alterar la trama misma
del espacio-tiempo, ha dado pie a muchas teorías audaces de Universos paralelos
comunicados entre sí: Universos en racimos, que conviven en una continuidad
espacio-temporal en un eterno presente. Todas las épocas serían contemporáneas
en un presente infinito.
Y como todo está
interrelacionado y se despliega en la “Consciencia de Unidad”, hay personas que
fuera del ámbito científico han comenzado a percibir esta nueva visión de las cosas.
En la literatura no científica existen muchos exponentes al
respecto.
¡Muchos! Como
botón de muestra, ni más ni menos que Jorge Luis Borges, todo un pionero al
respecto, pues en su antología El jardín de senderos que se bifurcan,
incluye un cuento -Tlön, Uqbar, Orbis Tertius- en el que se anuncia el
descubrimiento de una enciclopedia que describe el mundo conforme a nuevas leyes
físicas.
En él se inspiró
el escritor chileno Sergio Meier para crear su espléndida novela La
Segunda Enciclopedia de Tlön, donde se describe un
futuro hipotético en el que un grupo de programadores, llamado los “Alquimistas
de la Matriz ”,
generan una serie de Universos virtuales, unos encajonados dentro de otros. Y
el autor nos sumerge en un mundo en apariencia extraño, donde las realidades
son hologramas sintéticos de dimensiones cósmicas.
¿Tienen contrincantes esos “Alquimistas de la Matriz ”?
Sí. Son un grupo de
personajes que emprenden una larga e intensa búsqueda para averiguar la verdad
acerca de esos Universos virtuales. Entre tales personajes se hallan las
recreaciones de Isaac Newton y Gottfried Leibnitz, quienes, enfrentados en un
titánico duelo intelectual, terminarán por descifrar el misterio que envuelve a
todos estos Universos: el "paradigma holográfico".
El Mega-Holograma Omniversal
Y tú, ¿qué nos dices?
No es sencillo de
sintetizar, pero lo intentaré. Lo primero es comprender que el Universo
actualmente conocido y reconocido por la Humanidad se integra en un Omniverso que es, en
su totalidad y plenitud, un inconmensurable Mega-Holograma, una colosal Matriz
Holográfica.
El Mega-Holograma
Omniversal está conformado por infinidad de hologramas multidimensionales de
muy diferente envergadura. Unos deviene de otros en escalas y niveles fractales
y todos se hallan interconectados e interrelacionados entre sí, a modo de
gigantesca red estructurada en una gran diversidad de Dimensiones.
¿Cuál es el origen de tamaño Mega-Holograma?
¿Te refieres a la
Vibración Pura y Primigenia de la que hablas dentro del
capítulo dedicado a la Física
de la Deidad en
tu libro Dios?
Así es. La Vibración Pura y
Primigenia (VPP) emana, de manera natural y en la instantaneidad, del Vacío:
del Todo Absoluto, que es la
Nada Absoluta.
El Todo Absoluto
(Vacío) es Inmanifestado (inabordable en ideas, pensamientos, conceptos,
palabras o esquemas mentales). Y la
VPP , fluyendo de él, es su Manifestación (Vibración)
primordial y exclusiva, desenvolviéndose en su seno y “llenándolo”
completamente. De este modo, otorga aspecto de “espacio” a lo que carece de
principio y de fin, pues es inabarcable. La gradación o frecuencia de la VPP es infinita y constante.
¿Y el Haz de Reverberación Coherente?
En su
desenvolvimiento en el Todo Absoluto, la
VPP reverbera (“hace eco”) en el propio Vacío. Esta
Reverberación de la VPP
(R-VPP) es vibración de frecuencia finita y se despliega y expande en el
“espacio” de vibración infinita configurado por la VPP al “llenar” el Vacío.
Lo hace partiendo
de una Reverberación Primordial (el “primer eco”) de altísima frecuencia vibracional
(cuasi-infinita). Y, a partir de ahí, en “ondas” sucesivas y concadenadas
(cadena de “ecos”) de gradación vibracional decreciente en la medida que se van
“alejando” (puede valer el símil de los círculos concéntricos que se crean a
partir del impacto de una piedra en el agua de una laguna, aunque, en este
caso, no son círculos, sino frentes de onda sin límite ni forma) de la Reverberación Primordial
que les dio origen.
Es de este modo
como la Reverberación
de la VPP (R-VPP)
se configura cual Haz de Reverberación Coherente que se despliega (“proyecta”)
en el “espacio” generado por el desenvolvimiento de la VPP en el Todo Absoluto
(Vacío), actuando así cual fuente de Proyección Holográfica. Su despliegue es
fractal y como frentes de onda de frecuencia finita y escalarmente descendente:
franjas vibratorias de frecuencias múltiples, con una amplitud predeterminada y
una cierta distribución de fase para cada nivel fractal y escalar.
El desenvolvimiento holográfico en el seno del Mega-Holograma
Volviendo al Mega-Holograma, ¿cómo se produce en su seno el
desenvolvimiento y despliegue hasta ir dando lugar a los Universos y mundos
holográficos?
Tal
desenvolvimiento es “descendente” –desde
los ámbitos holográficos mayores hacia los menores- y, como ya he resaltado, de
perfil fractal. Con estas bases, tal desenvolvimiento puede resumirse la
siguiente forma:
1º. El Cosmos está conformado por infinidad de MultiOmniversos. En
el seno de cada uno hay infinidad de Omniversos, de gran diversidad en cuanto a
su naturaleza y configuración, por más que en todos ellos se repitan una serie
de pautas y patrones comunes.
2º. El plano de existencia donde se desenvuelve la experiencia
humana se integra en un Omniverso concreto dentro de tal infinidad. Por ello y
desde la perspectiva humana, puede ser denominado Omniverso Local (OL). Y es
una proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF de Nivel 1 o PHVF-N1)
del Centro o Punto de Unificación del MultiOnmiverso al que pertenece.
3º. Por esto, el Omniverso Local es un colosal Mega-Holograma o
Matriz Holográfica. Y tiene un Centro –Centro Omniversal- desde el que surgen
como proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF de Nivel 2 o PHVF-N2) una
ingente cantidad de Unidades Multiversales y Supersimétricas (UMS), que se
agrupan en torno a él a modo de enorme red y son la estructuras de referencia
–nudos holográficos de una red virtual- del Omniverso Local.
4º. Cada UMS es un Multiverso dentro del Onmiverso Local. Y en su
seno se repite el modelo anterior, pues cada una cuenta con un centro (Cenums)
de cuya proyección holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N3) aparecen
multitud de Subunidades Multiversales y Supersimetricas (SUMS), que se agrupan
como red en torno al Cenums. Igualmente, cada UMS tiene un límite exterior,
como si tratara de su “epidermis holográfica”, aunque, dada su pureza
vibracional, es tremendamente sutil.
5º. Cada SUMS, por su parte, es un Universo. Y tiene tanto un
centro (Censums) como un límite exterior, que se corresponde con lo que la
ciencia humana llama, por ejemplo, “Gran Muralla Sloan”. Repitiendo la pauta
descrita, del Censums surgen, como proyección holográfica, vibracional y
fractal (PHVF-N4), los Complejos de Supercúmulos o Hipercúmulos, que se agrupan
como red fractal en torno al centro de la SUMS.
6º. Los Complejos de Supercúmulos o Hipercúmulos se hallan
conformados por Supercúmulos, que son proyección holográfica, vibracional y
fractal (PHVF-N5) del centro del Hipercúmulo y se configuran cual red fractal a
su alrededor. Cada Hipercúmulo cuenta con un límite exterior, que es,
verbigracia, lo que la astrofísica denomina “Gran Muralla”.
7º. Los Supercúmulos están formados por Cúmulos o Grupos
Galacticos, que aparecen como proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N6) del centro del Supercúmulo,
estructurándose como red en torno a él.
8º. Los Cúmulos o Grupos Galácticos también tienen un límite
exterior y un centro, desde el que surgen las galaxias como proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N7).
9º. Y cada galaxia cuenta con multitud de estrellas y sistemas
planetarios que se agrupan alrededor del Centro Galáctico y son su proyección
holográfica, vibracional y fractal (PHVF-N8).
Experiencia humana y Matriz Holográfica
Y la experiencia humana, ¿cómo encaja en todo esto?
Acabo de
sintetizar el desenvolvimiento holográfico en consonancia con su sentido
natural, que es “descendente” en escalas y niveles y Dimensiones a partir del Centro
o Punto de Unificación del MultiOnmiverso en el que el Onmiverso Local de
integra.
No obstante,
cuando la observación se realiza desde la perspectiva humana, la Matriz Holográfica
se percibe desde “abajo” y, en coherencia con ello, en sentido “ascendente”. Este
es el esquema básico de lo que así se contempla:
1º. La vida humana se desarrolla en el seno de la Tierra y dentro de un
sistema planetario que cuenta con un centro –el Sol- y un límite exterior –la Nube de Oort-.
2º. El sistema solar pertenece a Dunga, la galaxia que la Humanidad llama Vía
Láctea, de cuyo centro -Centro Galáctico- aparecen, como PHVF-N8, todas las
estrellas y sistemas planetarios que la componen.
3º. La Vía
Láctea se integra en un Cúmulo o Grupo Galáctico –Cúmulo o
Grupo Local- compuesto por medio centenar de galaxias. Su centro se encuentra
en el centro de la galaxia Andrómeda y desde él surgen, como PHVF-N7, todas las
galaxias que lo constituyen.
4º. El Cúmulo o Grupo Galáctico Local se inserta en un Supercúmulo
que la ciencia humana llama Supercúmulo de Virgo o Supercúmulo Local. Su centro
es el “Gran Atractor”, que la astrofísica considera una anomalía gravitatoria
del espacio intergaláctico que arrastra las galaxias a lo largo de
una región de millones de años luz. En realidad, es un gigantesco
Proyector Holográfico desde el que emana, como PHVF-N6, la parte del Universo
mejor conocida actualmente por la
Humanidad.
5º. El Supercúmulo de Virgo pertenece a un Hipercúmulo que la
ciencia llama Complejo de Supercúmulos de Piscis-Cetus o Hipercúmulo Local, que
cuenta, igualmente, con un centro, desde el que aparecen, como PHVF-N5, todos
los Supercúmulos que lo conforman. La ciencia llama Gran Muralla al límite
exterior de este Hipercúmulo Local y lo localiza a doscientos millones de años
luz de la Tierra.
6º. El Complejo de Supercúmulos de Piscis-Cetus pertenece a una
Subunidad Multiversal y Supersimétrica (SUMS) o Universo Local. De su centro
–Censums- surgen, como PHVF-N4, la globalidad de Complejos de Supercúmulos o
Hipercúmulos que lo configuran. La astrofísica denomina llama Gran Muralla
Sloam al límite exterior de esta SUMS o Universo local y lo sitúa a mil
millones de años luz de la
Tierra.
7º. El Universo Local se inserta en una Unidad Multiversal y
Supersimétrica (UMS) o Multiverso Local.
De su centro –Cenums- emanan, como PHVF-N3, la totalidad de las SUMS que lo
conforman.
8º. El Multiverso Local se integra en un Omniverso, el Omniverso
Local (OL), de cuyo centro –Centro Omniversal- surgen, como PHVF-N2, todas las
UMS que lo componen.
9º. El Omniverso Local es una proyección holográfica, vibracional y
fractal de nivel 1 (PHVF-N1) del centro del MultiOnmiverso, MultiOnmiverso
Local, al que pertenece.
10º. Y este MultiOnmiverso Local es uno entre la infinidad de
MuliOmniversos que configuran el Cosmos.
En el libro Dios afirmas que en la Divinidad todo se
integra -pues no hay desunión posible con ella-, hablas de dos dimensiones
dentro de la Unicidad
y la Unidad de
Dios -la dimensión subyacente o ámbito de lo Inmanifestado y la dimensión
superficial o esfera de lo Manifestado- y muestras que, siendo lo Manifestado proyección
vibracional de lo Inmanifestado, la
Creación y, dentro de ella, el Cosmos son una especie de
gigantesca y descomunal Matriz Holográfica
Lo Inmanifestado está más allá de la razón y el intelecto y sólo puede
ser presentido e intuido desde una introspección interior que -guiada por el
Corazón- nos adentre en nuestro “verdadero ser” y “naturaleza esencial” hasta
la identificación con el Dios que es yo –cada uno, todos y todo-.
En cuanto a lo
Manifestado -que es todo lo engendrado y creado como proyección vibracional de
lo Inmanifestado-, es un campo vibratorio sin principio ni fin con tres características fundamentales:
+La base esencial de lo Manifestado -la causa directa de su
existencia- es la Vibración
Pura y Primigenia (VPP o
vibración del Vacío) que emana natural y espontáneamente de lo
Inmanifestado.
+La VPP ,
siendo Vibración Pura de lo Inmanifestado, reverbera (Verbo) en el propio Vacío
Inmanifiesto. Y este Verbo o reverberación constituye el “soporte existencial”
de lo Manifestado: una Red infinita de ADN preexistente a la Vida misma; una especie de
rejilla supercuántica, subcuántica, supersimétrica e interactiva de naturaleza
vibratoria y envergadura infinita.
+Y sobre esta Red se configura -vibracional y holográficamente- la Creación y, en el seno de
ella, el Cosmos, con todos sus componentes: formas, fenómenos, modalidades de
vida y existencia… Todos son Uno, aunque adquieran apariencia de diversidad al
condensarse en su desenvolvimiento vibratorio en infinidad de frecuencias
vibracionales (el ser humano intenta comprenderlas, agruparlas y catalogarlas a
través de las llamadas Dimensiones).
Y sigues diciendo en el libro que cada uno de los componentes de la Creación -a la escala
“macro” o “micro” que sea- son “hologramas” dentro del Gran Holograma que es la Creación y lo
Manifestado, como proyección vibracional de lo Inmanifestado; y no poseen
sustancialidad. Por tanto, la
Creación entera es una “realidad virtual” y carece de
tangibilidad y “aspecto” concreto.
¡Así es!
Y, por último, cada
modalidad de vida existente en la
Creación -siendo todas de entidad igualmente holográfica-
otorga a la Creación
y sus componentes el aspecto, forma, identidad y características derivadas de
las percepciones conscienciales asociadas al tipo de holograma (frecuencia
vibracional) que se trate, con las “ventanas” conscienciales que tenga
asociadas.
Y este esplendoroso marco, el ser humano…
El ser humano no
es, por supuesto, una excepción. Al identificarse con su componente material y
mental -que realmente es otro holograma-, contempla el Gran Holograma de la Creación desde las
ventanas conscienciales de su cuerpo físico; esto es: los sentidos
corpóreo-mentales.
Pero, al “mirar”
por estas “ventanas”, no visualiza algo objetivo, sino un Gran Holograma que
toma la forma y los perfiles coherentes y congruentes con las características
de las propias “ventanas” y el estado consciencial que se proyecta a través de
las mismas.
Con lo que nos adentramos en la percepción de la vida como sueño,
con la que cierras el libro.
¡Sí, la vida es sueño! Ahora bien, no nos
olvidemos que el sueño puede ser experienciado “despierto” –es decir:
consciente de que de un sueño se trata- o “dormido” –sin esa consciencia y
sumido en la ensoñación-. Y lo que diferencia a un estado del otro es la toma
de consciencia sobre nuestro “verdadero ser” y “naturaleza esencial”, que son
absolutamente divinales.
Creo que es una buena manera de dar por finalizada esta
conversación. Muchas gracias, Emilio.
Gracias a ti. ¡Ha
sido un placer!
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