No obstante, aunque las técnicas y métodos sean estériles a la hora de alcanzar la actividad contemplativa, todo aquel que aspire a ésta ha de cultivar el Estudio,
Otros han escrito sobre estas disciplinas con más detenimiento de lo que yo puedo hacer aquí, por eso no hay necesidad de que las trate en detalle. Pero diré lo siguiente a los que puedan leer este libro, tanto principiantes como un poco avezados (aunque no a los muy expertos en la contemplación): estas tres cosas son tan interdependientes que es imposible reflexionar sin primero estudiar; y los que no se esfuercen en reflexionar en su dimensión divina es muy difícil que realmente puedan orar. La experiencia confirma esto.
La palabra de Dios y la inspiración del Yo Verdadero y divinal que todos atesoramos en nuestro interior han sido plasmadas en textos muy diversos por mujeres y hombres inspirados de todas las épocas y culturas Y son como un espejo. El intelecto actúa como tu ojo espiritual; y la conciencia, cual tu semblante espiritual. Así como empleas un espejo para detectar algún defecto en tu indumentaria o persona, de idéntica manera, en el orden trascendente, usa la lectura y reflexión sobre lo escrito en tales textos santos y sagrados –también lo que personas de buena voluntad pueden divulgar y enseñar de palabra acerca de sus contenidos- para detectar tus carencias y defectos espirituales, tus acciones y omisiones faltas de amor.
Cuando un ser humano descubre la existencia de los mismos, está en condiciones de superarlos volcándose hacia su propio linaje divino y hacia Dios mismo, que es
Por eso quiero que entiendas con claridad que para los principiantes y los poco avezados en la contemplación, el estudio y la reflexión ponderada de la palabra de Dios ha de ser lo primero, ya que sin un tiempo a ello consagrado no puede haber oración genuina.
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