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El presente texto se inscribe en una serie de cuatro artículos escritos por Manolo López (glocalismo@gmail.com) y que se publican en este blog en siete entregas, conforme al siguiente calendario y orden temático:
1. El fin de la maternidad natural: lunes 14 de enero de 2019.
2. El imperio de la pederastia (I): jueves 7 de marzo de 2019.
3. El imperio de la pederastia (II): jueves 14 de marzo de 2019.
4. ¿Qué hay detrás del transhumanismo? (I): jueves 21 de marzo de 2019.
5. ¿Qué hay detrás del transhumanismo? (II): jueves 28 de marzo de 2019.
6. La Falocracia y el Nuevo Orden Mundial (I): jueves 4 de abril de 2019.
7. La Falocracia y el Nuevo Orden Mundial (II): jueves 11 de abril de 2019.
Todos
ellos forman un todo, por lo que para su mejor comprensión conviene
leerlos desde el principio hasta completar las 7 partes que lo componen.
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A estas alturas, supongo que muchos os habréis preguntado lo siguiente:
¿Para qué una reducida élite humana querría
crear una IA con capacidad de dominar el mundo si también corren el riesgo de
ser dominados ellos mismos? La respuesta está en que todos los miembros de
dicha élite ya están perfectamente programados y controlados desde muy niños
(incluso desde que estaban en el vientre materno), como si fuesen robots, para
cumplir el diabólico plan de servir a los fines de la agenda oculta Illuminati que desde hace siglos vienen
persiguiendo, es decir, tratar de consolidar definitivamente el gobierno
mundial o el nuevo orden mundial de manera total y absoluta, sobre una
población de más de 8.000 millones de habitantes, bajo el yugo del transhumanismo
que, como ya he comentado, daría como resultado a dos clases de seres humanos:
unos pocos superhumanos mejorados
tecnológicamente, frente a los innumerables infrahumanos.
Tal minoría elitista nos trataría a la gran mayoría como si fuéramos simple
“ganado biológico”, explotándonos y estrujándonos vitalmente al máximo, al
igual que se hace en los campos de concentración de animales destinados a la
alimentación humana, pero en nuestro caso sin darnos cuenta de esto, puesto que
todo el planeta Tierra, y quizás también otros planetas, serían usados como
gigantescos campos de concentración de infrahumanos,
siendo lo más valioso para ellos: la energía mental y emocional de la
“infrahumanidad” que, según hemos visto, a partir de 2045 podría incluso llegar
a encapsularse en máquinas de realidad virtual.
Ahora bien, tened muy en cuenta que dicha minoría de “superpoderosos” superhumanos de la élite oculta (unos
pocos miles) son y serán siempre mucho más esclavos y estarán mucho más
controlados que la gran mayoría (miles de millones) de nosotros. Ellos han
sido, son y seguirán siendo víctimas de programación y control mental mediante
trauma (“control duro”), mientras no se atrevan o no sepan salir de la cárcel
mental de máxima seguridad en la que están. El resto de nosotros (programados
mediante “control mental blando”), estamos en mejores condiciones para buscar y
encontrar la solución ideal a este “eterno” problema, puesto que nuestros
“barrotes mentales” son más fáciles de eliminar. Por tanto, si seguimos considerando
que ellos son las fuerzas del Mal y
nosotros las fuerzas del Bien, poco
avanzaremos hacia la solución definitiva. Realmente ellos son las mayores
víctimas del Mal, mucho más que nosotros. Si nos damos cuenta que dichas
fuerzas (Bien y Mal) viven dentro de ellos, al igual que dentro de cada uno de
nosotros y, por tanto, si dejamos de luchar contra ellos, también estaremos
dejando de luchar contra nosotros, y entonces sí que estaremos avanzando hacia
la solución ideal que plantearé al final del próximo artículo.
Lo que expongo a continuación trata de
explicar el porqué de la distopía (sociedad indeseable por la gran mayoría) en
la que actualmente vivimos. ¿Por qué unos pocos tratan de realizar una
disgenesia (degradación de la especie) con la gran mayoría que la sufre y una
eugenesia (mejoramiento de la especie) para ellos mismos? Está claro que esto
solo puede ser el resultado de una psicopatocracia tiránica congénita que
abarca todas las civilizaciones del pasado y del presente, es decir, como
consecuencia del poder ejercido por unos pocos psicópatas (o múltiples, como después veremos) que
desean continuar sometiendo de manera tiránica a la Humanidad, tal y como lo
vienen haciendo desde hace milenios. Y esto, solo lo pueden hacer unas mentes
muy programadas de seres totalmente insensibles que ayudan a perpetuar esta
situación insostenible para la vida tal y como la conocemos. Por tanto, veamos
ahora porqué existen estas mentes contra
natura.
Hoy día la hipocresía
está muy generalizada y la franqueza parece ser una grosería. Una cosa es ser
coherente con lo que pensamos, decimos y hacemos, siendo sinceros y empáticos a
la hora de comunicarnos y actuar y, otra muy distinta, la escisión brutal entre
el decir y el hacer que hoy domina. Como veremos, esta hipocresía, esta
escisión, nos lleva al corazón del sistema dominante, al abuso ritual de sexo y
sangre, y a la disociación mental que esto produce. Este es el contexto ideal
que la élite oculta promueve para que siga perpetuándose la escisión entre el
decir y el hacer del que hablamos. Y esto solo puede ocurrir cuando nuestras
mentes están disociadas, siendo el ejemplo más paradigmático el de las personas
conocidas hoy día como múltiples.
Actualmente, el
trastorno mental de personalidad múltiple se conoce en la psicología y en la
psiquiatría modernas como trastorno o desorden de identidad disociada (TID o
DID), porque consideran que en una persona solo puede existir una mente y una
personalidad y, por tanto, un único ser humano que la utiliza. Sin embargo, es
posible la fragmentación ilimitada de la mente en múltiples pedazos o
compartimentos que, cuando son estancos, pueden manifestarse a través de
identidades distintas dentro de la misma personalidad, sin que la mayoría de
las veces unas sepan de la existencia de las otras. Además, está comprobado que
la perfecta división de la mente como si se tratara de un disco duro de un
ordenador, solo se produce cuando ocurren traumas muy severos en la vida de la
persona. Se trata de un maravilloso mecanismo de defensa que, de alguna manera,
impide a la víctima tener que recordar y revivir los insoportables traumas
padecidos, que de otra manera podrían paralizarla y derrumbarla
psicológicamente. De este modo, estas personas pueden llevar una vida más o
menos normal hasta que estén preparadas para resolver el conflicto interior
causado por los traumas relegados al “olvido”.
Las distintas
identidades de un múltiple, pueden
emerger a la luz de la consciencia (algunas podrían no emerger nunca) en
determinadas circunstancias. Tales
identidades, algunas independientes y otras interdependientes que conviven en
una única persona, producen pensamientos, emociones y comportamientos,
generalmente muy distintos, según sea la identidad frontal que emerja,
existiendo identidades muy ocultas que se pueden programar para que nunca
emerjan o sólo en muy raras ocasiones. Y de este conocimiento se sirve y se ha
venido sirviendo siempre la élite oculta.
Ellos saben perfectamente como desestructurar, desintegrar o compartimentar la
mente para que el cerebro no funcione como una unidad. Siempre han usado este
conocimiento para fragmentar el núcleo (o “core”) de la mente en los fetos,
bebés y niños menores de 6 meses, para posteriormente subdividirlos en muchos
fragmentos más a partir de los dos años de edad, que es cuando se empieza a
formar el “yo” o “ego”. Y lo hacen mediante trauma, claro está, porque no hay
otra forma de conseguirlo.
En la web aparece
un extenso e interesante artículo con el título El control mental basado en el trauma, por
Adonay Nunes, que dice lo siguiente: “A través de los traumas y su estructuración, en un niño pequeño se
puede crear un ser humano con varias personalidades y que muchas de
ellas ni tan siquiera sepan la existencia de las demás. Cuanto más fuerte es el
trauma más fuerte son las paredes que se crean. Estas paredes de amnesia
permiten la creación de personalidades múltiples”.
La tendencia
natural de un niño sano que nace y vive en un entorno cálido, amoroso y
respetuoso es la de mantener y desarrollar una única identidad, que puede
mantenerse durante toda la vida si de adolescente, joven o adulto no sufre
traumas o miedos que le subdividan su mente, cosa improbable hoy día porque la
inmensa mayoría somos, en cierto modo, cuasi
múltiples (aunque no exista amnesia
entre las distintas identidades o roles que frecuentemente ejercemos en
determinadas circunstancias) debido al “control mental blando” al que estamos
sometidos desde que nacemos. No obstante, la “programación mental blanda” es
más fácil de eliminar que la “dura”, como ya hemos dicho y seguiremos viendo.
Cuando una
identidad o álter de un múltiple
actúa de manera manipuladora, insensible, sin empatía y perjudicando gravemente
la vida de otros seres vivos, podríamos llamar a esa parte “identidad
psicópata”. Incluso podría darse el caso de que puedan emerger en el múltiple
de manera alternativa distintas identidades psicópatas. Esto desmitifica la
figura del psicópata puro que nace como tal, puesto que dentro del aparente
psicópata siempre existe una identidad básica, más otras posibles identidades
sensibles, sufrientes y empáticas pero que, sin embargo, quedan soterradas ante
la fuerza preeminente de la parte psicopática cuando ésta tiene el entorno
apropiado donde desarrollarse. Esto significa que, si las circunstancias de un
múltiple son propicias, la recuperación de la unidad del “yo” mediante la
integración de todos sus fragmentos sería totalmente posible si se consiguen
derribar todos los muros de amnesia que lo mantienen dividido. Esto desde luego
no es tarea fácil, pero cada vez existen más terapeutas profesionales que están
consiguiendo “desprogramar” a múltiples
muy fragmentados. Pero antes de conocer cómo se está logrando esto, conozcamos
un poco la historia sobre la programación mental mediante trauma sacada de la
memorable Conferencia de Greenbaum, impartida por el psicólogo norteamericano
Corydon Hammond, y del artículo “Proyecto Monarca:
Control Mental Nazi” del profesor
británico Ron Patton, experto en control e ingeniería de sistemas inteligentes
y director del laboratorio C&ISE de la universidad de Hull.
Tanto el Dr.
Hammond como el profesor Patton hablan del proyecto
Paperclip, que empezó justo antes de que finalizara la segunda guerra
mundial. Esta operación de inteligencia británico-estadounidense fue iniciada
para permitir escapar a Josef Mengele (médico y oficial alemán de la “SS” en el
campo de concentración de Auschwitz) junto a la élite nazi y otros científicos
y médicos. El presidente de los EEUU, Harry Truman, aceptó autorizar el proyecto Paperclip, con el objetivo de
importar científicos alemanes para trabajar en América durante la “Guerra
Fría”. Mengele desapareció de Auchwitz en enero de 1945. A decir verdad, viajó
por todo el mundo, trabajando para el Instituto Tavistock en Londres y en los
Estados Unidos, donde era conocido como el Dr. Green o Greenbaum. La
Inteligencia Militar de EEUU limpió previamente las referencias nazis y, por el
año 1955, más de 760 científicos alemanes se convirtieron en ciudadanos
norteamericanos, otorgándoles posiciones prominentes en la comunidad científica
internacional. Muchos de ellos habían sido miembros del Partido Nazi y la
Gestapo y habían realizado terribles experimentos con humanos en los campos de
concentración.
Los registros
oficiales que detallaban la investigación de control mental de Mengele en
Alemania fueron llevados a EEUU al final de la guerra, permaneciendo los
millones de hojas de papel sobre tales experimentos con humanos en el Anexo
Suitland de Washington DC, donde son mantenidos bajo estricta seguridad. La
mayor parte de la investigación de Mengele en los campos de concentración
todavía está clasificada. Inspirados en estos descubrimientos nazis, la CIA comenzó
su propio proyecto sobre el control mental, llamándolo proyecto MK Ultra.
Durante los diez
años de vida del MK Ultra, se
investigaron técnicas hasta entonces no exploradas mediante trauma para el
control del comportamiento humano sobre esclavos mentales. Supuestamente MK Ultra dejó de estar operativo sobre
1963, aunque parece ser que ha continuado hasta la actualidad como proyecto de
control mental de masas o MK Ultra Social, tal y como plantea el periodista
español Rafael Palacios en su reciente libro “La locura moderna: MK Ultra Social”. Desde entonces han existido y se han
desarrollado otros programas de control mental, siendo el más conocido por el
número de víctimas, el proyecto Monarca.
Por otro lado, en la conocida conferencia de Greenbaum, el Dr. Corydon Hammond, psicólogo profesional de la hipnosis clínica,
profesor de la Universidad de Utah y ex presidente de la Sociedad Americana de
Hipnosis Clínica, empieza diciendo que es terrible pensar que “existen proyectos de alto nivel de
desarrollo y coordinación en los que la mente humana es hackeada y
compartimentada como si se tratara de un simple ordenador”. Dicha conferencia marcó un antes y un después en el
mundo de la psicoterapia por la forma en que se planteó abordar y tratar la
problemática de la desprogramación mental sobre las personas que iban escapando
de la magnética influencia de las estructuras de la élite oculta. Tuvo lugar el 25 de junio de 1992 en el Hotel
Radisson Plaza, de Alexandria, en Virginia (EEUU), y fue impartida por el
citado Dr. Hammond con el título “Hipnosis
en MPD: Abuso Ritual” que en aquellos momentos llevaba muchos años
trabajando con pacientes con MPD (Desorden de Personalidad Múltiple), hoy día
TID o DID. La conferencia la dirigió a profesionales de la hipnosis clínica y a
psiquiatras con experiencia en hipnosis, basándose en sus experiencias de
desprogramación con pacientes que habían sufrido una programación sistemática e
intencionada para crear alter-egos capaces de realizar acciones que escapan por
completo de su voluntad en estado consciente. El Dr. Hammond ofreció pautas a
otros terapeutas, que trabajaban a ciegas con este tipo de pacientes, para
poder desprogramar mejor a estas personas sin causarles daño, llegando incluso
hasta el núcleo más profundo de la programación para desactivarla por completo.
En 2017 se
estrenó la película
“Múltiple” donde claramente
se ve lo que desea transmitirnos la industria cinematográfica acerca de este
tipo de personas. En determinado momento del filme, la doctora Fletcher, quién
conoce perfectamente las 23 identidades que conviven en su paciente Kevin,
explica en una conferencia acerca de los alters de un múliple que: “Ellos son lo
que creen que son” o “Es posible que ahora ellos puedan hacer cosas que
nosotros no podemos” o “Según los escáneres cerebrales un individuo con TID
puede cambiar la química de su cuerpo con la mente (según pruebas
científicas esto es cierto): una
identidad puede tener el colesterol alto o ser alérgica a la picadura de las
abejas y las otras no” o “La diferencia entre distintas identidades puede ser
tan grande como la que existe entre dos personas distintas. Distinto cociente
intelectual y distinta fuerza física” (esto también está comprobado) o “Quizás esos individuos a través de su
sufrimiento hayan logrado desarrollar todo el potencial de la mente”. El
personaje Kevin fue maltratado y abusado cuando era niño y, por tal motivo,
desarrolló 23 identidades donde las más débiles quedan tapadas o protegidas por
las más fuertes. El caso es que la identidad más fuerte hasta ese momento,
Dennis, quién rapta a tres adolescentes, se verá superada con la llegada de “la
bestia”, la identidad número 24, un hombre muy fuerte y veloz que es capaz de
no sentirse dañado por las balas (esto representaría al futuro superhumano que nacerá del
transhumanismo), pero que tiene un deseo incontrolable de comer carne humana de
chicas puras (no así de la tercera adolescente que fue abusada y torturada
cuando era niña)”. Está claro el mensaje, ¿verdad?
Un “alter” por
definición es una parte disociada del cerebro que el programador desarrolla
dándole una identidad, una historia, una ocupación y un lugar en la mente para
crear una aparente personalidad completa. El propio alter se disocia del dolor,
miedo y recuerdos de la tortura creando un fragmento en la propia mente que,
sin embargo, siempre estará asociado a un trauma. Una persona disociada puede
sentirse mal, sin que sepa por qué, cuando simplemente toma contacto con un
objeto igual o parecido al que fue usado para su tortura, o bien, porque entra
en un lugar donde hay colores, olores o sonidos iguales a los que había en el
lugar donde fue abusada. Estas memorias se alojan en el subconsciente y solo
emergen cuando hay ciertos detonantes o disparadores que los traen a la luz de
la consciencia que, en el caso de los programados sistemáticamente mediante
trauma, son sus programadores quienes mejor los conocen (una palabra, una
frase, un gesto, un toque, un símbolo, …) y quienes pueden hacer emerger tales
memorias o alters cuando quieran y como quieran.
En los casos más
extremos, como el de las personas integrantes de la élite oculta, pueden
existir miles de alters en la misma persona, debido a los miles de traumas que
han tenido que sufrir a lo largo de sus vidas, desde el vientre materno hasta
la adultez. De hecho, el núcleo mental de un feto o de un bebé se puede dividir
(y siempre se divide en los seleccionados por la élite oculta) antes de que se
forme su “yo” o “personalidad base”, según cuenta Svali Waldrop en “Rompiendo la
cadena”, para luego ser
subdivididos cada uno de ellos en otros muchos e, incluso, tales
subdividisiones podrían subdividirse aún más. Lo que hace que la mayoría de los
traumas queden muy escondidos y sumergidos en rincones muy perdidos del
subconsciente.
Para los
programadores mentales, el conjunto de miles de alters forman
un sistema, es decir, el mundo interno de la persona. Dependiendo del futuro
cargo de esa persona, el formato del sistema se puede configurar de una u otra
forma. Normalmente, para ser más fáciles de manejar, los alters están agrupados
en clusters. Cuando se pretende que uno de esos alters tome el control de la
persona se lo llama mediante el disparador correspondiente para que la
programación subconsciente pase a dominar a la mente consciente y así el
“robot” reemplace al humano.
En cuanto a la
programación de masas o “control mental blando”, éste se viene ejerciendo desde
siempre por una élite de “marionetas o robots” humanos, víctimas de víctimas,
que necesitan mucha comprensión y ayuda por parte de las personas más
despiertas y menos programadas para que tales víctimas de la élite puedan tener
la oportunidad de salir definitivamente del “agujero negro” donde se encuentran
y, por tanto, para que dejen de atraer a otros hacia ese mismo “agujero”.
Decir también,
que hay grandes corporaciones internacionales desde las que se diseñan las
mejores estrategias de control mental para la población, como son los servicios
de inteligencia nacionales y otros análogos a nivel internacional, siendo el
instituto Tavistock el principal referente mundial (según afirma David Icke en
su libro “El mayor secreto”), creado
en Londres en 1947 precisamente poco después de finalizada la segunda guerra
mundial y tras la fuga de cerebros nazis con el Dr. Mengele a la cabeza.
Está claro que el
Mal mueve todo el sistema, pero tiene que enmascararse tras un frente
aparentemente bueno. Con este doble juego es como siempre han tratado de
engañarnos, sobre todo, a través de las religiones de masas, siendo estas las
más eficaces en cuanto al adoctrinamiento y el control mental de la población,
porque es más fácil esconder el Mal detrás de la falsa bondad de las más altas
instituciones y autoridades religiosas: papas, cardenales, obispos, rabíes,
imanes, brahmanes, lamas, etc., aunque he de decir que dentro de las distintas
religiones, mayoritariamente en los niveles inferiores, hay maravillosas
personas de buena voluntad que hacen una gran labor social, humanitaria y
espiritual.
Según Cisco
Wheeler (ex programadora Illuminati procedente de la familia Wheeler, una
ramificación de una de las 13 dinastías más poderosas del mundo) y Fritz
Springmeier (investigador, escritor y periodista), autores del libro “La fórmula Illuminati
utilizada para crear un esclavo de control mental indetectable”, aparte de los niños Illuminati de
linaje generacional que empiezan a ser programados desde que están en el
vientre materno (mediante trauma al feto o a la madre), también son
metódicamente programados y maltratados, en centros especiales repartidos por
el mundo, los hijos de muchos empleados (principalmente de altos cargos),
siempre que pertenezcan a alguna de las siguientes organizaciones: Inteligencia
de los distintos ejércitos de EEUU, Comisión de Energía Atómica, Inteligencia
británica MI5 y MI6, Instituto Tavistok, la CIA, el FBI, la Iglesia de Satán,
la Iglesia de la Cienciología, grupo Walt Disney, departamentos de Justicia,
distintas organizaciones de la Masonería, Inteligencia alemana SHABACK,
Hollywood, la MOSSAD de Israel, la NASA, la NSA, la iglesia Mormona, Neo-nazis,
la KGB, la USAF, etc, etc, etc (en el libro aparecen más de 50 organizaciones
que envían a los hijos de sus trabajadores a centros de programación mental
dura para que más adelante puedan estar preparados para relevar a sus padres).
Está claro que la
élite oculta actual (Illuminati) es la organización terrorista más sofisticada,
refinada y poderosa que existe, y que ha hecho del terror y del sadomasoquismo
una verdadera ciencia del control mental. Su inhumanidad a la hora de actuar se
puede resumir en dos palabras: sadismo
sublimado.
Como conclusión
de este extenso artículo, puedo afirmar que el transhumanismo es la última
vuelta de tuerca de un proceso milenario de programación, control y dominación
mundial. Que el terrorismo estructural de la élite oculta atraviesa toda su organización de cabo a rabo y, por
extensión, sus tentáculos de poder y de maldad alcanzan, penetran y traspasan
al resto de las estructuras organizacionales humanas más importantes en todas
las partes del mundo. Por otro lado, también me atrevo a afirmar que todos y
cada uno de los seres humanos más poderosos del planeta son múltiples o, dicho
de otro modo, que “sus manos derechas no saben lo que hacen sus manos
izquierdas y viceversa”. Por tales motivos, los Illuminati se han convertido en
la secta más poderosa del mundo. Sin embargo, por muchos conocimientos que
ellos posean, y aunque crean que sí, realmente no saben quiénes son ni las
profundas consecuencias que tienen sus actos sobre sí mismos y sobre los demás.
Carecen de una consciencia unificada que les guíe. Y, además, no saben qué es
el Amor Incondicional. Nunca lo han experimentado. De ahí la famosa frase de
Jesús de Nazaret cuando estaba siendo crucificado: “Padre, perdónalos porque no
saben lo que hacen” -Lucas 23-24- (y Jesús no solo se refería a los romanos que
lo clavaron en la cruz, sino también a quienes previamente le condenaron, a los
que posteriormente lo celebraron y al pueblo judío en general).
Por último, solo me queda decir que, más que esperanza,
tengo plena confianza en el Desenlace
Final que pronto terminará liberando a la Humanidad del yugo de los múltiples más poderosos que, como
veremos en el último artículo de esta serie, también cumplen una función
esencial para la evolución de toda la Humanidad y de la Vida sobre este
planeta.
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