Aquella tarde nos dirigíamos en el coche a casa de mi madre pues
íbamos a recogerla. Paramos el coche como solemos hacer en muchas ocasiones en
la esquina de más abajo. Enfrente de
ella se encuentra una plazoleta que está situada delante de la entrada de un
pequeño mercado de abasto. Esta placita es frecuentada por niños con sus mamás
que aprovechan la tarde para juntarse y jugar.
Esa era una tarde cualquiera de un día cualquiera.... Y allí
estábamos toda la familia esperando a mi madre. De pronto se oyó un estruendo,
mujeres gritando y niños corriendo hacia todas direcciones y aunque ese
ruidillo era algo normal por ser tan visitada, en esta ocasión era más fuerte
de lo normal. La verdad es que era muy muy exagerado, como si ocurriese una
catástrofe y además de fuertes estos parecían no parar. Tan grande era aquel
revuelo que no pudimos evitar poner atención preguntándonos que pasaría en tono
de preocupación...pues parecía que quizá algún niño pudiera haber tenido un
accidente de gravedad a juzgar por esos gritos y aspavientos propios de
película de terror...
De pronto pudimos ver como unos niños corrían como persiguiendo
algo hasta que vimos de que se trataba...corrían y tiraban piedras con una
fuerza descomunal a una ratita que intentaba salvarse. Le lanzaban piedras,
latas y todo lo que pillaban y la perseguían por todos lados... hasta que poco
a poco su ritmo disminuía.
En ese momento percibiendo una actitud de rendición por parte de la
ratita y llena de ternura hacia ella (y por supuesto animada por Armando y Lara
pues sintieron lo mismo que yo, ellos no entendían ni siquiera concebían por
que había niños que querían matarla) no pude evitar salir del coche.
Me bajé sin tener ni idea de lo que iba a hacer...pero la verdad es
que esto no me importaba....me movía un gran impulso y mis piernas casi andaban
solas.
Nada más entrar a la plaza en un rincón a la derecha había un árbol
con su cuadradito de tierra vista y fue allí donde coincidimos...la ratita y
yo... allí estábamos las dos, una al lado de la otra. Su parada allí fue
sorprendente pues desde la lógica y rodeada de tanto grito y agresión debería
haber aprovechado la tesitura para huir y esconderse, ya que al estar yo a su
lado dejaron de acribillarla... sin embargo no lo hizo....y sorprendida al
mismo tiempo que ilusionada por gozar de su confianza comencé a decirles a
todas esas madres fuera de si y a todos esos niños que por que lo hacían. Les
decía:"¿Solo es un roedor, no lo veis? ¿Porque lo queréis matar? ¿No veis
que no os quiere hacer daño?
Compartiré que hubo algo que me llamo enormemente la atención, esto
fue que algunas mujeres que afeaban mi comportamiento estaban subidas a los
bancos mientras sus niños montados en los cochecitos si que estaban al nivel
del suelo. No entendía como ante algo tan horrible y asqueroso para ellas,
dejaban a sus hijos más expuestos que ellas mismas. De lo poco que entendía
entre grito y grito decían:" Claro!!!! Llévatela a tu casa y te la metes
en tu cama!!!" o: "Ponle una mantica que no se resfríe!!!...¡Estas
loca, no estás bien de la cabeza!!! Todo esto adornado con calificativos que no
voy a reproducir. Pero en medio de todo aquel estruendo hubo un ser que
permaneció en quietud como observando todo. Alguien que si que entendió lo que
allí estaba sucediendo. Allí estaba Ratiti, inmóvil a mi lado y supe que me
entendió y creo que ella pudo sentir que por fin había alguien que vio en ella
algo mucho más grande que una sucia rata.
Y allí estábamos… Aquellas personas no escuchaban solo gritaban... Y
la verdad es que llegó un momento en el que yo también deje de oírlos. Por un
lado veía como sus caras no dejaban de gesticular alzando las manos y por otro
veía a ese precioso e inocente ser en forma de ratita a mi lado. Tengo que
decir que en ese momento y no se porque vino a mi este pensamiento "Esto
es lo que Jesús llego a ver..." y en ese momento pensé y me rendí a su
gran corazón por ver más allá y no quedarse con todas las agresiones e insultos
que en su momento recibió. Ante aquel recuerdo intenté despertar un sentimiento
de ternura hacia aquellas personas, intentar ser consciente de su olvido o
inconsciencia, al igual que Jesús cuando dijo “Señor, perdónalos porque no
saben lo que hacen” pero tengo que decir que no llegué a sentirlo. Lo que si
ocurrió fue que este discurrir si que me proporcionó algo parecido a cierta
indiferencia cesando en mi empeño de hacer llegar algo que era imposible de
entender para ellos… de modo que abandoné esa lucha… simplemente los
abandoné...
Yo por mi parte sentí ser testigo de una preciosa complicidad entre
formas o especies, pues solo podía ver a un ser compañero con el que
perfectamente pude establecer una comunicación en algún sentido.
Y así fue como después de permanecer allí sin poder hacer cambiar
de actitud a aquellas mujeres y niños hubo un muchacho que me facilitó una
cajita de cartón la cual puse delante de ella y le dije: "Súbete
bonita".
Ocurrió que así lo hizo, entró en ella sin absolutamente ningún
titubeo, como correspondiendo cortes y tranquilamente a mi invitación y una vez
dentro quedo quietecita.
Después de esto y sin pensarlo me dirigí al coche con ella dentro
de la cajita de cartón. La verdad andaba llena de orgullo por esa nueva
compañera, sabiendo que Armando y Lara estaban siendo testigos de que cuando
actúas desde el corazón nada te puede parar pues ocurren cosas mágicas.
Mientras me dirigía al coche podía oír como las mujeres decían, más
bien gritaban: ¡¡ Esta loca!!!! ¡¡¡Lleva una rata y se la va a meter en el
coche!!!!! Pero le verdad es que me importaba un bledo que la gente me mirase.
Ya una vez dentro la acomode a mis pies y como teníamos pensado
esperamos a que mi madre viniera. Así sucedió y no paso ni 5 minutos cuando
vino... mientras…. allí estuvimos los cinco juntos….dentro del coche ya no
había gente gritando e insultando, dentro del coche solo estábamos nosotros.
Armando y Lara estaban muy contentos y emocionados por tener a Ratiti dentro
con ellos y inundados por esa ilusión hablaban con ella "Tranquila te vas
a salvar" - le decían -"Todo irá bien". Mientras tanto cuando
nos asomábamos para verla ella permanecía tranquila, como si de un roedor
doméstico se tratara.
Decidimos salir a las afueras de la cuidad para llevarla a un sitio
seguro y ya con mi madre allí nos pusimos en marcha...
Durante el camino ella seguía permaneciendo quieta...y lo que
sentíamos mientras la mirábamos seguía siendo esa sensación de confianza y
tranquilidad.
Por fin llegamos a un terreno, era un olivar cerquita de la cuidad.
Paramos el coche y nos dispusimos todos a bajar....mi mami, Javi, Armando, Lara
y yo....y Ratiti por supuesto. Empezamos a andar y buscar para ver donde
podríamos dejarla libre. Pasábamos al lado de un olivo y otro y otro....pero de
pronto allí apareció....el perfecto para ella. Tenía un agujero en la base del
tronco que casi parecía la puerta de una casita.
"Llego la hora"- dijo Armando, Lara estaba entusiasmada y
poco a poco volqué la caja. Ratiti en un principio no se decidía a salir, tanto
fue así que en ese transcurso de tiempo Lara abrió la posibilidad de ponerle
nombre. Allí pasaron unos momentos debatiendo las propuestas de unos y
otros...allí estábamos todos juntos y Ratiti actuaba como si estuviera
esperándolo hasta que Lara dijo: “¡¡Ratiti es su nombre!!" y así nos
dirigimos a ella.
Con expectación, ilusión y con el ánimo de todos y volcando un
poquito más aquella caja por fin salió. Una vez fuera se dirigió sin
absolutamente ninguna prisa y sin dejar ver ni una pizca de miedo o inquietud,
justo donde habíamos pensado que sería una casita estupenda para ella....entro
hasta que no la pudimos ver. Pero ocurrió que no habiendo pasado ni un minuto
de pronto se asomó y se quedó allí mirándonos a todos durante unos instantes.
En ese momento Armando, Lara, mi madre y yo nos dimos cuenta...nos estaba
diciendo "gracias" y con la tranquilidad que había habitado en ella
desde el momento en el que estuvimos una al lado de la otra... se fue...
Volviendo a casa supimos que Ratiti ya será siempre parte de nuestra
historia, que siempre estaría con nosotros, que siempre vivirá en nuestros
corazones...y que su existencia y esta bonita historia no se iba a quedar ahí,
pues esta es la historia de como
"una rata cualquiera" fue capaz de entrar y llegar al corazón humano
a través de su entrega y complicidad con un grupo de ellos.....y este grupo
tuvimos la suerte de ser nosotros...
Ese día Armando, Lara, mi madre y yo supimos que esa tarde nos
encontramos con una gran amiga y una vez más supimos que si miramos bien todos
los habitantes de este planeta, todos, absolutamente todos, entienden y hablan el lenguaje del amor.
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Autora: Sisi
Bocanegra (sisibocanegra@gmail.com)
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