Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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25/2/21

El tabique interior

Cuando se toma consciencia de que los cambios que se desean por fuera son reflejo de los cambios que se desean por dentro, lo externo queda relegado a un segundo plano.

Esta es la historia de una persona que llegó a obsesionarse con la necesidad de reformar una vivienda y cómo logró tomar consciencia de que el tabique que deseaba tirar se encontraba en su interior.

"Recibí en el estudio una llamada por parte de una chica. Me contó que se había divorciado y se había visto obligada a irse a vivir con sus dos hijos a casa de su madre. La madre hacía poco que había enviudado. La chica me expuso la necesidad de hacer una reforma integral en la vivienda y solicitó una primera visita.

Cuando visité la vivienda, tras escuchar la idea de reforma de la chica, quise hablar un poco con su madre. La mujer, mientras la hija hablaba y exponía su idea mental, buscaba con su mirada un refugio que no encontraba y sentí la necesidad de averiguarlo.

Dos preguntas fueron suficientes para que la mujer expusiera sus reticencias a aquella reforma. Ella era feliz con su vivienda de toda la vida, había sido feliz así con su marido y aunque reconocía que la vivienda podría tener una estética o distribución diferente, ella no lo necesitaba. Se sentía bien pudiendo acoger a su hija y sus nietos tras el divorcio, pero no contaba con que su hija quisiera hacer esos cambios y, además, se alterase cada vez que la mujer exponía su punto de vista más conservador.

Desde mi posición era fácil ver el desorden familiar que aquella reforma podría generar; el reto era lograr que la chica lo entendiera.

Tomé datos para estudiar las zonas vitales de la vivienda y lograr, no sólo tener una perspectiva del estado actual, sino también una perspectiva futura en el caso de llevar a cabo los cambios deseados.

En una segunda visita puede exponer lo que había logrado percibir: La distorsión vital actual que vivían era fruto de una represión interna de la chica y que se veía previamente reflejada en las zonas que deseaba reformar.

Aquella actitud obsesiva e imponente, era un claro síntoma de represión interna y por las zonas que deseaba intervenir, tenía que ver con su inocencia y su bondad.

Ante esta exposición, la madre asintió y contó que su hija había sido siempre una chica bondadosa, paciente y dulce, pero desde hacía unos años su carácter se había transformado y era difícil tener opiniones opuestas a las suyas.

A su vez, la chica dejó entrever un poco de su mundo interior y reconoció que en su matrimonio había adquirido una posición de sumisión que le llevó a reprimir su bondad por considerarla un problema y una debilidad.

Les recomendé aparcar durante una semana la idea de la reforma y a la chica le ofrecí que, durante esa semana, habláramos personalmente sobre el bloqueo de su bondad -en muchas ocasiones, una simple conversación ha cambiado muchas cosas- y tras un primer rechazo reconociendo que no quería volver a sufrir por ello, decidió aceptar la invitación.

Durante la siguiente semana tuvimos un par de conversaciones en las que la chica se atrevió a abrirse internamente un poco más.

Quedamos de nuevo para una nueva visita y al subir de nuevo a la casa, me encontré con varias sorpresas; entre la madre y la hija había mejor clima, la hija había soltado su idea de realizar la reforma y me contó que, "casualidades de la vida" el mismo día en que se comprometió consigo misma a recuperar su bondad, se puso en contacto con ella un antiguo novio con el que fue feliz y por quien sentía un gran cariño.

Me contó que el chico se acababa de divorciar, tenía también dos niños y había encontrado de manera "casual" su contacto en un ordenador que creía estropeado.

Ambas, madre e hija, ilusionadas, me contaron que aquella casualidad parecía un regalo del Cielo. El reencuentro y volver a tener contacto con aquel chico, le llevó de bueno a ser ella misma, a soltar el miedo por amar. Desde entonces, ya no solo la reforma quedó en un segundo plano, sino que la bondad de la chica ante alguien que realmente le valoraba, volvía a reflejarse en su rostro".

Estos casos son muy comunes. Ponemos tabiques internos ante determinadas experiencias, pero, al igual que el agua busca su curso, nuestra verdad también lo hace.

En este caso, la chica buscaba espacio externo, pero la armonía nunca se crea con tensión, por ello es necesario poner el material de obra en el tabique adecuado. En este caso fue en su propia resistencia interior.

Una vez se movió el primer ladrillo de su muro interno, la lucidez personal que logró hizo el resto del trabajo.

Si en algún momento sientes un deseo tenso de realizar cambios a tu alrededor, tómate un poco de tiempo y busca primero serenar tu interior. Los cambios externos creados con tensión generan más tensión. Si en estos casos te comprometes a estudiar y a replantear tus tabiques interiores, probablemente encuentres mucha más satisfacción.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)

https://andrestarazona.com/

Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en

el Diseño Sentidointeriorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.

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