Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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28/4/10

Una nueva mente, una nueva educación

Por aquello de las causalidades, en los últimos días se han insertado en el Blog varias entradas centradas en la interrelación entre consciencia y educación que han despertado mucho interés entre l@s amig@s del Blog (Un salto cuántico en la educación, Proyecto “La Educación Prohibida y Modales y buena educación, de 22, 23 y 26 de abril, respectivamente). Siguiendo la Ley de Atracción, desde la revista Uakix (http://www.uakix.com) remiten un artículo de Reyes Ollero que profundiza en varias de las reflexiones recogidas en las entradas citadas.

Reyes se presenta como madre, terapeuta transpersonal y facilitadora, coordinadora de la Asociación Conciencia, tutora y terapeuta de la Escuela Española Transpersonal (reyes@transterapia.com). El título de su artículo es Una nueva mente, una nueva educación y gira en torno a tres grandes preguntas: ¿qué está ocurriendo en occidente con el sistema educativo?; ¿dónde nace la crisis de este sistema educativo?; y ¿cómo podemos llevar la sanación de mente?.

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¿Qué está ocurriendo en occidente con el sistema educativo?

El sistema educativo actual está en crisis y un claro reflejo de la misma es el aumento sostenido del fracaso escolar, la ansiedad, el estrés y la depresión que acompaña a profesores y alumnos, así como la creciente tasa de suicidio en adolescentes y el aumento de la violencia en las aulas. Algo no está funcionando de la manera correcta.

La gestión consciente de esta crisis está motivando que en los países “desarrollados” se estén llevando a cabo importantes iniciativas donde se comienza a considerar al ser humano como multidimensional: mente, cuerpo, espíritu. La idea es cultivar cada una de estas dimensiones en un nuevo sistema educativo holístico. La intención de estas iniciativas es autentica, pero aunque cada vez son más numerosas y más profundas, no dejan de ser investigaciones puntuales lejos de ser transferibles actualmente al sistema educativo general. Algunas de estas iniciativas se centran en introducir espacios donde los niños puedan expresar y reconocer sus emociones, incluyendo también otras prácticas como el yoga y la meditación. La puesta en marcha de estos proyectos son un reflejo de un cambio en la conciencia global que es lo que finalmente posibilita la implantación de un nuevo paradigma, una nueva forma de mirar, que integra a la anterior para posteriormente transcenderla.

La educación precisa de un cambio, un nuevo enfoque, un reinventarse desde el fondo, postulando nuevos fines y adaptando la estructura formal para encarrilar un nuevo rumbo.

¿Dónde nace la crisis de este sistema educativo?

La educación ha estado centrada en satisfacer las necesidades más básicas del ser humano. Tomando como referencia la pirámide de Maslow, la educación ha dado prioridad al desarrollo de las habilidades adecuadas para que los seres humanos atiendan sus necesidades fisiológicas (respiración, alimentación, descanso) y de seguridad (física, de empleo, familiar, de salud), evolucionando en las últimas décadas a contemplar otras necesidades como la de afiliación (amistad, afecto) y reconocimiento (autoestima, respeto, éxito), dejando prácticamente en la sombra el cultivo de otras facetas tendentes a la autorrealización (plenitud). Todo ello se desenvuelve en un paradigma de fondo basado en la escasez y la competencia, conformado por creencias reduccionistas como “solo sobreviven los más fuertes”, “no hay suficiente para todos”, “los seres humanos estamos separados”, y así podríamos continuar con una larga lista que refleja el estado de conciencia en el que la humanidad se ha desarrollado.

Desde esta concepción de la vida y atendiendo a la etimología de la palabra ‘educar’ emparentado con educare, en cuyas acepciones encontramos “conducir”, “sacar afuera”, parece que estamos vulnerando el fin de la educación. Cabe preguntarnos: ¿Estamos siendo fieles al propósito real de la educación? ¿Estamos proporcionado espacios seguros de expresión, expansión, exploración de la identidad de los niños? ¿Les permitimos que brote de ellos toda su grandiosidad? ¿Les guiamos y señalamos las vías para que construyan una mente feliz más allá de las circunstancias que se den en sus vidas? ¿Estamos orientando a los niños hacía la autorrealización, la autoconciencia, la responsabilidad y la compasión?

En contraposición, la educación está basada en el sistema temor, lo que nos lleva a motivar en los niños el aprendizaje de múltiples titulaciones, idiomas y habilidades, con la intención de crear una falsa sensación de seguridad. Cuando pregunto a las personas que asisten a mi consulta ¿Sientes que hay algo seguro en la vida?, tras una breve pausa contestan “solo la muerte”. Vivimos nuestra existencia tratando de hacer real lo irreal con el consiguiente grado de frustración y hasta locura. El opuesto al sistema temor sería el amor. ¿Pero cuándo estoy expresando uno u otro en lo referente a nuestra relación con los niños? No siempre es fácil reconocerlo.

Qué diferente serían nuestras relaciones si como pauta previa a la acción nos preguntáramos ¿Qué estoy eligiendo expresar en este momento?

Expreso amor cuando al percibir al otro reconozco todo su potencial; lo siento capaz, lo miro más allá del papel que esté representado en ese momento a través de un determinado comportamiento o actitud. Expreso amor cuando veo en él su fortaleza, su autenticidad, el Ser que se oculta tras la persona. El amor es expansión.

Expreso miedo cuando me centro en la vulnerabilidad del otro, lo percibo como un ser limitado y por tanto mis acciones van encaminadas a protegerle de forma incapacitante, no permitiendo la exploración natural de la vida y de lo que es, con el fin de que no tome contacto con el dolor y de esta manera yo evite experimentar el propio. El temor es contracción. ¿No es esta la sensación predominante en la educación?

La necesidad de cambio y reorientación de la educación es una experiencia que vivo día a día en mi rol de madre y en el ejercicio de mi vocación en mi consulta privada como terapeuta, donde a menudo soy testigo de la desorientación y el abismo que invade a la persona al abordar la educación. La culpa y la impotencia a menudo se hacen presentes en los educadores, sobre todo de los adolescentes, cuando se sienten presas de un sistema de pensamiento obsoleto que ha quedado muy lejos de poder señalar un camino motivador adecuado a las verdaderas necesidades de niños y jóvenes.

La educación, como cualquier otra estructura, es una proyección del estado de salud en el que se encuentra la conciencia colectiva. La noción de conciencia colectiva se refiera a las creencias compartidas y a las actitudes morales que funcionan como una fuerza unificadora dentro de la sociedad. Esta fuerza se encuentra separada y es, generalmente, dominante en comparación con la consciencia individual.

Desde este paradigma el cambio se producirá en la medida que aumentemos el nivel de conciencia individual, lo que implica por un lado una gran toma de poder que llevará aparejada una total responsabilidad.

El cambio real viene dado por darse cuenta de esta visión y abrirse a la misma para poder comenzar a entrenar en lo que en verdad puede llevar a transformaciones profundas, la sanación de nuestra mente.

¿Cómo podemos llevar la sanación de mente?

El camino es sencillo y no por ello fácil. Son muchas las resistencias que surgen en el camino pero sin lugar a dudas la elección de iniciarse en esta empresa es la más importante y las más autentica a la que puedes dedicar tu existencia.

Todo cambio comienza por un darse cuenta, el cual a su vez sólo es posible si decidimos comenzar a practicar la observación de todo lo que acontece en nuestra vida. Para posibilitar este estado de atención sostenida comenzaremos por incluir en nuestro día pequeñas rutinas de observación de la respiración y posteriormente del flujo de pensamiento, el cual y en contraposición a la creencia generaliza de la necesidad de controlar los mismos, los dejaremos pasar, sin engancharnos a las historias que de forma inevitable surgirían.

Esta práctica nos permitirá estar atentos a nuestras programaciones mentales de dolor que podremos ir abandonando en la medida que vayamos venciendo las resistencias, que de seguro a lo largo del proceso surgirán, abrazando y acogiendo con amabilidad lo que inevitablemente se manifiesta.

Comenzando el cambio de dentro a fuera podremos entre todos generar una nuevo sistema educativo cuyo elemento clave sea la transformación del individuo por medio del autoconocimiento.

Me surge cerrar este espacio aludiendo a Krishnamurti, sabio del siglo XX que realizo importantes aportaciones al establecimiento de una educación holística. Sostenía que la práctica educativa debe descansar en tres fundamentos básicos cuya aplicación debe llevarse a cabo en el siguiente orden de prioridad:

+Despertar en el niño un profundo interés por la totalidad e integridad de la vida.

+Descubrir y cultivar sus talentos innatos.

+Facilitarle al alumno la adquisición de los conocimientos y capacidades necesarios para desenvolverse en la sociedad.

Una nueva práctica educativa cuyo fin primordial implica el desarrollo armonioso de cuerpo, corazón y mente se está gestando en la mente de una masa crítica cada vez más numerosa y lúcida, como expresión del irrefrenable incremento de conciencia al que estamos asistiendo.

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2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho porque soy educadora ypienso que la clave de la educación es sentir que el educando es una persona como tú a qiuien respetas y amas.La base de la educación ha de ser el amor desprendido,nunca el poder falso que te da ser padre o profesor. Si el educando percibe esto,habrá una auténtica autoridad y el niño sacará de si mismo lo mejor y será el arquitecto de su propio destino

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  2. El arquitecto de nuestro propio destino. ¡Que maravilla, Concha!.
    ¿Te acuerdas?: "La vida de cada cual es una película donde uno mismo es el guionista, el director, el cámara y el protagonista.
    Un beso

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