Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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31/1/19

Nueve más uno


Autor: Deéelij


1.       Aconteciéndonos

En un instante sin instantes, somos, estamos. Somos eternos. Estamos eternos.
Sabemos de nuestro Ser, y del No Ser; del Estar y del no Estar. Todo lo sabemos, y a todo alcanzamos, siendo el Todo. El Todo, todo lo abarca, todo lo cubre, todo lo diseña, todo lo manifiesta; en un sin nada concreto que lo pueda expresar. La expresión de la Esencia es no descriptible, sólo Perceptible en Uno, en la Mismidad de su expresión sin expresión.
Mientras que en el Ser se sabe, en el No Ser se experimenta lo que se sabe. Y todo es al instante en el Todo y en el todo donde el Todo se acontece en el todo; siendo el todo un acontecimiento del Todo en todo su manifestar eterno sin inicio ni final.
Todo es todo. La Esencia acontece en la sustancia, y la esencia se impregna de la Esencia.
En el Todo no hay linealidad. Sí la hay en el todo. Para acontecer al Todo desde el todo, hay que romper la linealidad; entonces se da una alineación desde el todo al Todo.
 En y desde el Todo Nos amanecemos.


2.       Amaneciéndonos

Al pronto el tiempo es el nuevo hogar, una nueva dimensión e incluso densidad. Entramos, con más o menos elegancia. Hacemos y deshacemos. Es un nacer continuado a incontables experiencias, integrándose al instante en el no instante desde distintos instantes medidos, a veces, quizá muchas, desacompasadamente, visto desde los instantes contables. Es lo visto y no visto, el ahora en cada instante sin dejar de ser el ahora; aunque la inmersión produzca cierta distancia, incluso nostalgia. 

Cada amanecer es un acontecer distinto en la linealidad del tiempo; por igual lo es desde el no tiempo.
Nos acompañamos unidos olvidándonos de lo pactado, del recuerdo de ser el Todo. En el olvido nos encontramos, y al hacerlo anhelamos el regreso al Todo. Aunque no es necesario el regreso si en conexión, despierto en el amanecer del recuerdo olvidado, permanecemos.
Nos amanecemos al amanecer en Uno. Cuando otro amanece en Sí, y ambos se unen, juntos permanecen amaneciéndose en mutuo acuerdo.
Incluso aunque en cada amanecer no se despierte y el olvido permanezca echado,  es un amanecer aprendido, experimentado, absorbido, integrado; pues sea lo que suceda, todos nos nutrimos desde todos, y en el Todo.


3.       Nutriéndonos

Con apoyos o sin los mismos en cada amanecer, Nos alimentamos mutuamente con las particularidades realizadas.
La ingesta, mientras nos amanecemos, puede no ser la más productiva, pero mientras en el amanecer se esté, nutriéndonos estamos. En el devolverse, todo es sumatorio y multiplicativo, integrado y derivado. Todo nutriente es un alimento para la Singularidad que lo comparte en la Unicidad y la Totalidad.
Compartir es el verdadero hacer del nutriente del alma en sus amaneceres. Incluso cuando el compartir no parece que sea la fórmula, es la fórmula que se use lo que se comparte.
La cuestión es que absorber el alimento de la experiencia en vida puede resultar dificultoso para ese amanecer, pero siempre es un amanecer del que alimentarse, aunque en la linealidad no se note ni se entienda. En ello estamos en cada amanecer, nutriéndonos e ilustrándonos al instante, como espejos, como somos olvidando que Somos. 


4.       Ilustrándonos

El aprendizaje de lo que no se Es, constituye un sumatorio elocuente de las múltiples experiencias que componen la ilustración de conocimientos empíricos.
Desde la oscuridad el aporte lumínico de nuevas ilustraciones aportan datos suculentos desde los que desarrollar nuevas muestras concluyentes en lo individual y colectivo.
Las velas del conocimiento experimental van encendiéndose, progresivamente, mostrando claro lo que era opaco, traslúcido y hasta oscuro.
La inmersión en la oscuridad representa un aporte ilustrativo que conduce a una luminosidad clarividente, hermosa, siempre magnífica.
Poco a poco, supone el sumatorio que conduce a la asimilación propia y de conjunto.

5.       Asimilándose

Si me asimilo, asimilo. Asimilo al asimilarme. El fruto evidente de la ilustración se manifiesta en un cordón de acontecimientos que me acontece y nos acontece.
Asimilo desde el desconocimiento puro. Si poseyera un conocimiento, la asimilación inicial podría tener una asimilación contaminada por una ilustración no encadenada desde un inicio sin inicio, sin un partir concreto.
Parto desde la Nada a la nada, nadando en la nada hasta asimilarme en la Nada del Todo; cuando Todo es nada y Nada es Todo.
Siendo nada, puedo nadar asimilándome/nos, ilustrándome/nos, nutriéndome/nos, para al final amaneciéndome /nos.
Puedo partir desde la nada sin Nada, y con Todo a la vez; aun no sabiéndolo; o no creyendo que se sepa.
En la experiencia aprendo recordando lo que siempre he sabido.
Si no me comprendo, no te comprendo. Si me comprendo te comprendo y así florezco y florecemos.


6.       Floreciéndonos

Florezco en mí al florecer en ti. Si tú floreces, ambos logramos la apertura de los pétalos al asimilarnos.
Florecer es un ir y venir sin cesar, agradable y amable.
Germinamos desde un arroyo que brota incesantemente hacia el río de nuestras ilustraciones. Germinamos gestándonos de un inicio quizá incierto, quizá granándose, pero creciendo, emergiendo hasta consumar en un océanos de hojas coloridas que flotan dejándose mecer por la olas de los vientos de una voluntad decidida, entendida; no obstante hemos de entendernos al florecer para madurar en una oxigenación original, perpetua, incesante.
Al estar en lo incesante, incesantemente fluyendo, dentro de lo perecedero, surgimos y resurgimos emergiendo a un nuevo manantial desde el que contemplar el sumatorio; por ello, nos encontramos en un incremento sustancial, esencial y vital de un brotar hacia una multiplicación continuada que nos conduce, suavemente, a un incrementar y un incrementarnos.


7.       Incrementándonos

Partimos de cero, hasta incrementarnos floreciendo, luciendo, brillando. Es la secuencia de nuestras secuelas libremente acogidas.
Intensificamos la intensidad, crecemos, nos expandimos, nos elevamos y volamos sin un final concreto, sin un concreto declinar, sólo inclinándonos hacia lo que más bien es cierto: Uno, y Todos: Todo.
El Todo no nos incrementa si se incrementa, el Todo es el incremento incesante, y manifiesto.
En el incrementarnos nos dilatamos hacia un final sin final; sólo y quizá, si así se quiere, es un crecer sabido sin necesidad de una expansión concreta, pues lo concreto es que somos la expansión incrementándonos.
     Entonces se despeja la ecuación, sin que por ello aparezca una solución, pues ambos somos la solución a todo y desde Todo.
     Extendemos el abrazo sin ceñirlo en un guiño apretujado, más bien liberador y dulcificador.
    En el incremento propio y solidario acompasa el recompensarnos sin una compensación específica, sin una recompensa terminal; solo nos recompensamos. 


8.       Recompensándonos

¿Acaso necesitamos o buscamos la recompensa? En modo alguno es así. Recompensarnos es admirarnos, potenciarnos desde nuestras esencias expandidas.
Nunca la recompensa es efímera, pues si lo fuera no sería más que engaño. La recompensa es un homenaje perpetuo que nos ofrecemos al mostrarnos. Es una remuneración sin retribución y mucho menos sin retención. La fiscalización de la recompensa al recompensarnos es inviable; no posee sentido, está al margen de lo que es esencial.
El laurel del premio es la virtud de la valía sostenida, amparada en Sí. La medalla posee valor infinitamente relativo, pues la cuestión es la cuestión de la medalla, no la medalla en sí.
Poseemos sin poseer. Tenemos sin tener. Pertenecemos sin pertenecer. Somos sin dejar de Ser. Y en el Ser, al Ser de nuevo, lo que siempre Somos mientras estamos siendo eso que somos, salta la corona de la inspiración. Y en la inspiración nos inspiramos. El Ser nos inspira, y nos inspiramos en Él.



9.       Inspirándonos

Si en el Todo nos inspiramos y desde Él inspiramos ¿qué nos inspira?
La percepción obedece a lo interno del Ser. Las sensaciones proceden de lo recibido mediante los sentidos; y esto es lo que nos puede inspirar, inspirar a lo que no se Es. Es lo que nos puede perder.
En la inspiración mutua mediante sensaciones no productivas dejamos de inspirarnos desde Nosotros en el Ser.
En el dejar de inhalar el humo de las sensaciones vacías y sin sentido encontramos la auténtica inspiración, la del Ser el Todo en el todo pese a que lleguen reflujos de sensaciones que aletargan y retrasan la devolución a la única pertenencia: al Todo.
Sin inspiraciones externas a nuestro Ser, recuperamos la creatividad propia de nuestro Ser esté donde esté y resida al modo que resida donde sea que fluya, pues en el fluir de la inspiraciones propias nos devolvemos a la Esencia de la que nos acontecimos, amaneciéndonos, nutriéndonos, ilustrándonos, asimilándonos, floreciéndonos, incrementándonos y recompensándonos al inspirarnos definitivamente en el devolvernos a nuestro Ser. 

10.   Nueve más uno: Devolviéndose

El Devolviéndonos, nos encadenamos sin cadenas a un rodar sin  rueda; a un ir sin marchar; a una marcha sin jornada; a un punto sin inicio ni final.
Devolviéndonos regresamos sin partidas, sin salidas, sin llegadas, sin metas ni objetivos. Sólo nos dedicamos a ir devolviéndonos una y otra vez sin que haya una vez, ni un instante ni momento medible.
Nos devolvemos sin un deber. Devolvemos devolviéndonos, Siendo; Siendo el Ser sin momento medible; en una eternidad perpetua; en Amor estallando; estallándose sin nada que demoler.
¿Nos devolvemos ni un nada concreto en el qué hacer?

Terminado de escribir a día 21/11/18


Nota 1: Si quieres  en formato PDF todo lo escrito, por mí, en este blog, desde junio de 2018 hasta ahora, sólo ha de solicitarlo en mi correo electrónico: deeelij@gmail.com

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