Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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8/1/19

Cómo describir con palabras y números el aroma del Sol


            EL SILENCIO POETIZADO DE LA MONTAÑA. Las voces del silencio han irrumpido las formas del intelecto. Estamos percibiéndolas. Permanecemos en el refugio, en las verdiazules montañas de la tenue neblina de los sueños. Jacinta, el ser místico y su guía espiritual silencioso, espíritu andariego, acompaña. Un cuaderno de notas recoge cada mensaje. Contemplamos, entramos en el silencio, todo va apareciendo en el flujo de energía que somos. Nuestra mano se mueve y aparecen las frases poéticas del andariego  cosmocultor.

            Los encuentros continuaron. En cierta ocasión, durante una fría mañana, fuimos nuevamente a la montaña de Jacinta, de vericuetos caminos y espesa vegetación. Nos aproximamos a su casita tejida de barro y cañabrava, pequeña, muy confortable, con una hermosa vista a los valles cercanos. Frente a la casita, sentada en una silla de madera, con un viejo y amarillento libro entre sus manos, estaba Jacinta, nos miró y sonrió De rasgos muy sencillos en sus vestimentas y una profunda mirada, como si  alcanzara la infinitud y con ella esbozara el sentido de todo, se levantó y abrazó a  a su “amigo andariego”, como así nos dijo al vernos. Luego nos tocó el hombro y  percibimos una paz incomprensible, luego nos abrazó nuevamente y dijo que entráramos al interior de la casita. Así lo hicimos.

            Todo el interior estaba muy ordenado. Unos muebles finamente tallados de madera y juncos, con cojines de diversos colores, hacían juego con las cortinas que ventilaban la única ventana. En un rincón, un estante con muchos libros. Los contemplamos y ella dijo que eran libros que la visitaban, que a veces estaban y otras veces no, dijo que los libros son viajeros y siguen su propio camino. Nos invitó a sentar. Ella hizo lo mismo, miró a su alrededor y después de un profundo silencio, fijó su mirada en el infinito. “Lo que quieras hacer”, nos dijo, “graba o toma nota”. Cerró sus ojos, y sus palabras fueron a su vez, el silencio poetizado de la montaña:

La tarde es hermosa,
aunque percibes la mañana.
El cielo se vistió de nubes.
El viento anunció la danza de la lluvia.
Las flores sonrieron y las avecillas del monte,
sus amores descubrieron.

La tierra suspiró,
y de ella,
emergió el silencio y las voces de los duendes,
esto fue lo que me dijeron:

Va a llover toda la noche,
aunque percibas la lluvia del amanecer,
De la lluvia, tú serás el viajero.

Muchos otros están invitados,
será el  gran concierto de los duendes aliados,
en el cuál la lluvia,
descifrará el misterio.
Llueve toda la noche,
aunque tus sentidos físicos contemplan la mañana.
No es una lluvia con estruendos.
Es una lluvia de melodías sublimes,
tenues y cargadas de ensueños.

Viaja al interior de ti mismo.
Comprende que tu también eres la lluvia.
Conoce que inventaste el invierno,
para que te descubrieran los buscadores del infinito cielo.

Y esa cantarina lluvia que soy yo mismo,
que es Jacinta,
pregunta sin exigencias:
¿Qué escuchas?
¿Ruidos?
¿Sonidos?
¿O acaso el silencio?

Si es el silencio,
si puedes captar el lenguaje del silencio,
entonces estás escuchando las voces de los abuelos;
de los abuelos de tus abuelos,
y estas voces no lo entiende el intelecto dominado por la razón,
ni los académicos imbuidos de números,
ni los doctores arropados de teorías,
no lo entienden porque estas voces no son voces,
no forman parte de un lenguaje codificado por el pensamiento.

¿Cómo describir con palabras y números el aroma del sol,
el color de las flores,
el néctar del amor,
la libertad del espíritu y la paz del infinito?

¿Como pintar de risas el pensamiento,
energía sublime secuestrada por el intelecto,
que lo pone al servicio de la razón, y con ella,
crea teorías que sostienen la efímera estadía de una ilusión?

Quien logra establecer contacto con el silencio, 
encuentra  y celebra otro tipo de comunicación:
la percepción espiritual.

Y es la naturaleza la gran aliada.
Quien viaja al interior de sí mismo,
ve en la naturaleza un libro abierto.
 
En una nube danzarina,
en una brisa sublime de una mañana decembrina,
en el canto de un ave,
y en una lluvia que reinventa el rocío,
descifrando una señal,
que es un juego de niños,
teorizado por adultos.

Y Quien descubre la señal es el espíritu que vive la libertad,
pero de inmediato,
el ego creado por la razón del intelecto, hace emerger el miedo,
la duda y la confusión.
 
Pero el ego,
la razón,
el miedo,
la duda y la confusión;
son una ilusión.
 
Es la misma ilusión que desencadena las guerras en estos mundos, donde reina el ego.
Reino que por cierto,
también es una ilusión.

Y en este reino de la ilusión,
sobre las bases del ego,
está organizado este mundo físico.
 
Los sistemas políticos,
económicos,
sociales,
culturales,
las leyes que rigen esta sociedad,
las estructuras y sistemas de poder y de justicia;
tienen su base en la razón,
que es lo mismo que decir, en la ilusión.

¿A qué se le presta más atención?
A lo cuantitativo.
¿Cuántos están de un lado?
¿Cuántos están del otro?
¿Con cuántos números se ganó?
¿Con cuántos números se perdió?
¿En cuántos se incrementó la ganancia de uno?
¿En cuántos disminuyó la pérdida del otro?
¿Cuántos quieren  más?
¿Cuántos quieren menos?
¿Quiénes tienen la razón?
¿Quiénes están equivocados?

Números,
cantidades,
cifras y tendencias.
Incrementos o decrementos.

¿Para qué se utilizan esas cifras?
Para llegar a tener razón.
Para tener como referencia quién gana y quién pierde.
Para poder definir quién es el más fuerte y quién el más débil. 
Y ¿Quién es el más fuerte?
¿El que tiene más?
¿Quién es el más débil?
¿El que tiene menos?
¿Dónde está el amor en uno?
¿Dónde está el amor en el otro?

Y la espiritualidad profunda en cada uno de ellos,
¿dónde está?,
¿dónde está la armonía infinita en el uno y en el otro?
Mientras sólo manejen el lenguaje de las cifras,
no podrán escuchar el silencio.

Esa voz silente,
que anulando el pensamiento y el análisis egoísta del intelecto,
los ayuda a volver a la nada,
y entonces reconstruirán sus memorias.

¿Quiénes son los que de un lado o del otro,
están dejando de aprender,
para recordar los universos que son?
¿Alguien tiene alguna explicación referente a la percepción espiritual que muestran las orquídeas desde la majestuosidad de los bucares?
¿Alguien está percibiendo, comprendiendo el nivel de amor alcanzado por la quebrada a su llegada al océano?
¿Alguien por fin,
se ha dado cuenta,
que no se trata de un país,
de un planeta,
de un sistema solar,
de una galaxia;
sino,
del infinito Cosmos?

¿Alguien está estudiando la poesía vibrante que emerge de los grillos  en las noches de plenilunio?

¿Alguien ha dejado de buscar,
de llamar,
de pedir,
¿Y se ha dedicado a encontrar y dar?

¿Quién está estudiando esto?
¿Cuánto miedo ciega las conciencias? 
¿Cuál es el nivel de libertad alcanzado por los aguaitacaminos?
¿Cuánto color emerge del canto de una guacharaca? 
¿Quiénes ahora hablan con la lluvia? 
¿Quiénes hablan con las piedras? 
¿Quiénes están inventando mientras soñamos y creando lo que ya existe? 
¿Quiénes están viajando hacia el interior de sí mismo y están haciendo Revolución en sus consciencias?
¿Quiénes se están desprendiendo de los prejuicios y dogmas preconcebidos por el ego?

Y,
¿Cuántos se están nutriendo con el amor que pintan los niños?
Si queremos poner los números,
las cifras al servicio de la consciencia espiritual que somos; preguntémonos,
¿A cuántos del uno o del otro lado miro a sus ojos, y percibo el amor cósmico, universal y sublime que somos todos? 
¿A cuántos les he sonreído hoy? 
¿A cuántos he alimentado y escuchado? 
¿Cuántos árboles he sembrado hoy? 
¿Cuántos he regado y abonado? 
¿Cuántos sonidos de la naturaleza he escuchado hoy? 
¿Cuántos te amo, ha pronunciado mi percepción física? 
¿A cuántos he enseñado a leer y percibir el lenguaje de la vida?,
que es el lenguaje del amor.

¿Cuántas estrellas pude contar anoche cuando alcé la vista al cielo, y vislumbré la luz infinita del cosmos?
¿Cuánto he caminado para descubrir que estoy en el mismo sitio?
¿Cuánto me he despegado del intelecto y del ego, de títulos y de conocimientos provistos de razón, pero indefensos de amor? 
¿Cuántos doblaron la lanza con la cual pretendían aniquilar al otro y ahora construyen un arado para abrir los surcos, desde donde emergerá la vida que le dará la libertad al uno y al otro?

Es una energía…
profundamente armoniosa y espiritual…
y este tipo de energía siempre está a favor de…
y no en contra de…

Comprenderlo,
requiere de viajar hacia la nada.
Y ese viaje está cargado de renunciamientos a los apegos,
dogmas y prejuicios que esconden el verdadero SER que somos...

            La vieja Jacinta, adormecida por el éxtasis sublime en el que había caído, unió sus manos y lentamente acarició su rostro. Al cabo de cierto tiempo, se dirigió a un rincón donde se encontraba un viejo garrote, encabuyado con hilos de diversos colores, lo tomó de manera pausada, volvió a su silla de cuero y  comenzó a trazar círculos en el piso, como si dibujara  luceros, soles, galaxias, nebulosas. Todo era silencio. La lluvia prosiguió y la tarde se convirtió en mañana.

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Autor: Hector Honorio Rodríguez Orellana (forimakius@gmail.com)
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