Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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7/12/20

Desarrollo entrópico (Visión sistémica del mundo: 47)

El tránsito al MODELO 2 supone, en aplicación de los principios básicos de la Bioeconomía, el frenado aéreo de la sociedad en su suicida carrera hacia la muerte térmica basada en el incremento inercial de la entropía social y económica.

1.- La Ley de la entropía

En pocas palabras y para entendernos, la Ley de la Entropía dice que “el trabajo genera desorden” (entropía) y para restituir el orden, es necesario aportar tiempo y esfuerzo (también trabajo) para restituir el orden perdido. Este esfuerzo que Rudolf Clausius (1850) cataloga de “Termodinámica de los procesos irreversibles” se denomina “negentropía” o entropía negativa y el químico ruso Ilya Prigogine (1967) aplicó a los fundamentos de la vida.

Ejemplo. Es fin de semana y vamos a hacer bricolaje en nuestro taller, unas cajoneras para el armario. Empezamos a las nueve del sábado tras el desayuno y durante toda la mañana nos afanamos en la tarea. Y de repente, cuando nos llaman para comer, nos damos cuenta de que nuestro pequeño taller está totalmente desorganizado pero nuestra cajonera casi acabada. Nuestro trabajo ha utilizado múltiples herramientas y elementos que “no hemos vuelto a poner en su sitio donde estaban antes de empezar” y en ocasiones nos hemos vuelto locos porque no sabíamos donde teníamos el destornillador de estrella. Y, además, está todo el taller lleno de virutas de serrín. Total, un desastre, pero la cajonera terminada.

Una vez terminada la cajonera, si queremos volver a hacer mañana una mesa de estudio para nuestro hijo, será difícil hacer algo si no reordenamos y limpiamos el taller para acometer esa nueva tarea.

Pues el desorden que hemos generado al hacer la cajonera se denomina “entropía” y el esfuerzo para reordenar el taller y que vuelva a tener “energía” es decir, orden para generar más trabajo, se denomina “entalpía” o esfuerzo “negentrópico”, que consiste en realimentar el orden perdido que tenía el taller.

Ignorar esta realidad en dos o tres trabajos de bricolaje, convertirá nuestro taller en una pocilga y nos supondrá recibir una bronca de nuestra parienta de proporciones bíblicas, probablemente.

Este ejemplo, si en vez en el pequeño taller de casa lo aplicamos a una carpintería, el problema escala en un orden de magnitud. Y si lo aplicamos a una fábrica de muebles, podemos tener el problema elevado a dos o incluso tres potencias de diez.

Es decir, como hemos referido una y otra vez, el incremento del tamaño supone el correspondiente incremento de la complejidad. Y aplicando la Ley de la Entropía, ese mismo incremento de tamaño y de complejidad supone también un incremento también de la entropía al desarrollar la actividad vital y por consiguiente un incremento también mayor del trabajo necesario para mantener y recuperar la energía interna, la entalpía, que nos permita poder vivir.

Así, a la entropía generada por el desorden que creamos al trabajar, se contrarresta la “negentropía” que supone una medida del grado de organización. Esta es la diferencia entre el valor máximo posible de la entropía, que corresponde a la desorganización total del sistema y su valor actual. En la desorganización del sistema, la entalpía y negentropía disminuyen mientras que la entropía aumenta y viceversa, el crecimiento de la organización y su complejidad siempre va acompañado de un aumento de la negentropía. Utilizando el concepto de entropía negativa se trata de explicar el funcionamiento de los organismos vivos. En 1943, Erwin Schrödinger usó esta noción de entropía negativa en un popular libro de ciencia ficción, “¿Qué es la vida?”, Para ilustrar este fenómeno de una manera más "positiva": el cuerpo importa desde el exterior de la entropía negativa y la almacena en su interior. En términos fisiológicos, la entropía o desorden interno aumenta con el “catabolismo” o trabajo necesario para conseguir movernos, relacionarnos, crecer, pensar, conseguir metas (hacer una cajonera para el armario), pero ese trabajo que gasta energía, que aporta energía, calor al medioambiente, tiene que compensarse con ese trabajo extra que consiste en captar esa energía libre y volverla a incorporar al interior, mediante un proceso de síntesis, de reconstrucción, de reordenación de lo desordenado, de “anabolismo”. Ambas funciones, catabolismo y anabolismo es lo que todos, más o menos, conocemos como el “metabolismo” o funciones que transforma la energía exterior en energía interior para de nuevo esta energía interior consumirse y devolverla al exterior y, así poder vivir.

¿Qué está pasando con esta pandemia? Pues que vemos cómo para mantener la actividad económica estable, al simple hecho de vivir los seres humanos se requiere un trabajo extra y extremo que permita mantener la energía interna de la sociedad en niveles aceptables. De no ser así, de vernos obligados a parar nuestra actividad por mor de la epidemia, vemos cómo todo se hunde, el PIB se hunde, el empleo se hunde y nuestras vidas se van por el desagüe, más allá de que nos infectemos o no. Esto a escala social supone la debacle social y económica nacional e internacional que estamos presenciando. La entropía social aumenta y no puede verse compensada con la negentropía que requiere el trabajo.

Pues traducido todo esto en términos termodinámicos, en el lenguaje de la Bioeconomía supone lo siguiente.

El desarrollo humano es un proceso holístico, sistémico, que comprende tanto los aspectos económicos como social, biológico, ético, ambiental y cultural. El fundamento radica en el balance entre el óptimo biológico y socioeconómico.

La sostenibilidad biológica obliga al uso frugal de los recursos no renovables al tiempo que se mantiene exquisitamente la capacidad de regeneración de los renovables. Es imperativo asegurar que los desechos humanos no excedan la capacidad de absorción y autodepuración ambiental. Y, en suma, aplica una coevolución de ambas actividades, la humana y la de la Naturaleza.

Este es el modelo de Economía de Tercer Camino, del MODELO 2 del Mundo.

El modelo 1 de desarrollo actual exige un consumo espectacular, astronómico de energía. Esta energía debe ser el excedente después de haber satisfecho las necesidades básicas de toda la Humanidad, no acosta de ella. En palabras de Kofi Annan (Secretario General de la ONU entre 1997 y 2006), el desarrollo económico ha sido desarrollo sólo para unos pocos y suma pobreza para el resto de los seres humanos. El mundo como islas de riqueza en medio de un inmenso océano de pobreza.

La persona debe pasar de ser un agente económico para ser un sujeto libre y con necesidades básicas y afectivas cubiertas por el simple hecho de existir. El desarrollo bioeconómico obliga a sentarse a una mesa de negociación y disfrute al sector necesitado, y además depende de un diseño de abajo – arriba en tándem con la iniciativa civil.

Por eso, el modelo bioeconómico se fundamenta en la gestión sobre la base de los principios de la termodinámica. Porque el incremento de entropía social se manifiesta y equivale a desigualdad, a pobreza, a la nueva esclavitud de una inmensa población camino de ser convertida en “épsilons”, esclavos digitales e integrales, programados para trabajar a cambio de un plato de lentejas. Cuando uno vive en la milla de oro de las ciudades, en los “down towns” erizados de rascacielos, parece que todo está perfectamente organizado, pero sólo basta para salir a los barrios de aluvión y ver cómo vive la gente en los barrios bajos o en las favelas brasileñas o en los bordos hondureños o en el Harlem neoyorkino, para darse cuenta de hasta qué punto, los ricos ejecutivos de las ricas ciudades occidentales viven en esas islas de riqueza, rodeados de la inmensidad oceánica de la pobreza. Es una distribución paretiana de la riqueza, un 80/20 y creciendo hacia el 90/10, “un rico por cada mil pobres, considerando rico aquel que tenga trabajo”, como sentención el segundo informe al Club de Roma “La Humanidad en la encrucijada” de 1974.

Mientras la Sociedad y el Planeta han podido aguantar el tirón entrópico, hasta la desafortunada frase que Keynes dijo una vez en 1939: “lo que es justo es ofensivo y lo ofensivo es justo, porque lo ofensivo es útil y lo justo no lo es”, frase que justifica “bordear la legalidad sin que importe la moralidad”, hemos podido vivir como nobles salvajes (y nuestros políticos, nobles salvajes elevados a la quinta potencia). Pero resulta que queda muy poco, creemos, para que la cuerda se rompa, para que ni el Planeta, ni nosotros podamos soportar tamaña cantidad de entropía social.

2.- La necesaria conquista de Marte

La Economía de la Naturaleza ha crecido de una manera muy lenta a lo largo de los evos del Planeta, pero la Economía humana, cumpliendo las funciones exponenciales, comenzó a crecer lentamente, pero en los últimos lustros ha crecido al ritmo del 5-6 e incluso 10% (y no hablemos de China, con cifras del 20%). Y a esta barbaridad se le ha denominado “¡desarrollo sostenible!”. A la Economía natural le es imposible crecer a este ritmo que es biológicamente insostenible. La capacidad de regeneración del Planeta no da para tanto. Se ha llegado a decir que con este ritmo de crecimiento se llegaría a necesitar, si ello fuera posible y por eso están decididos a intentarlo (en serio), un planeta como Marte, además de la Tierra, para satisfacer las necesidades de la Humanidad en los próximos cien años. Y este desfase entre consumo y regeneración llega al paroxismo con el agotamiento de los recursos biológicos de los países del Sur obligados a devolver sus deudas y para ello, tienen que quitarles el pan a sus hijos, para venderlo a los países ricos como forma de pagar la deuda. Recordemos el informe NSSM200 de Henry Kissinger en 1974, que instaba a mantener en la pobreza a continentes enteros como África, Asia y Latinoamérica, porque sus recursos los necesitaría Estados Unidos en el Siglo XXI.

Una forma de saber de qué estamos hablando con esta impronta medioambiental ha sido el concepto de “huella ecológica” esto es, las consecuencias negativas sobre un biosistema terrestre y/o marítimo, equivalente a lo que se necesita para abastecer una cierta población, asimilar sus desechos y generar nuevos productos y servicios. En el caso de los países industrializados, esta huella es más grande que la capacidad de carga para estas zonas geográficas (el número máximo de población a la que una ciudad/país podría abastecer, dar refugio y espacios para absorber desechos. La diferencia entre huella y carga es el déficit biológico. Según Donella Meadows (coautora con Jay Forrester de varios informes al Club de Roma), a finales de Siglo, el déficit de Holanda era de quince unidades (huella ecológica quince veces más grande que la superficie de ese país). Un estadounidense medio, para vivir como vive, precisaba de 4,85 Ha. El impacto de un bebé de este país es (era en los noventa cuando lo escribieron) trece veces mayor que el de un bebé de la India. Londres tiene (tenía) un déficit biológico de 58 unidades. Como dentro de sus países es imposible satisfacer la demanda, ésta tiene que venir del Sur (de las colonias a la City), por lo que esto demuestra de forma palmaria, hasta qué punto vivimos a costa de ellos, y encima les exigimos que nos paguen la deuda que supuestamente han contraído.

El crecimiento económico no hace otra cosa que aumentar indefinidamente esta huella, y hace tiempo superó el 50% de la capacidad biológica de las regiones terrestres y marinas. Un informe de WWF de 2001 indicaba que la Humanidad necesitaba de media 2,2 Ha de tierra cultivable por persona para sostener su estilo de vida, mientras que el Planeta tiene 1,8 Ha por persona disponibles. Un ciudadano de Estados Unidos necesitaba de 9,5 Ha. Uno de la Unión Europea, de 4,5 Ha. En América latina, 3,5. En Oriente medio, 2 Ha, y el resto del mundo (7700 Millones de seres humanos en 2020) dispone de facto, de menos de 1 ha para vivir, situándose el umbral de biocapacidad en 1,8 Ha.

Esto se traduce en el saqueo indiscriminado de la Tierra y de la inmensa proporción de seres humanos sumidos en la pobreza

Es por eso y, puede sonar a coña, la razón por la que los gobiernos, agencias espaciales y el sector privado con Elon Musk a la cabeza, están empeñados en programas como Artemisa Moon para recolonizar la Luna o la propia conquista de Marte, como fuentes “inagotables” de materias primas para la Tierra, un planeta que ya está agotado.

3.- La negentropía del capital social

Los recursos no pueden ser considerados bajo el enfoque sistémico sólo como insumos, sino también como gasto, como consumo del sistema global. Y el capital social, entendido como el conjunto de todos los activos y pasivos de la sociedad, que varían constantemente durante la vida social, es uno de los bienes más preciados. Ignorarlo como lo hemos hecho está poniendo en entredicho nuestras generaciones venideras. Mohammadian se pregunta si tendrá la Humanidad reserva de capital social necesaria para cumplir los requisitos del proceso de sostenibilidad. Y la respuesta es absolutamente “no”.

A nivel macroeconómico, a pesar del crecimiento económico del primer mundo, éste también sufre el zarpazo de la pobreza en un sector propio que sufre de igual modo que sus homólogos del tercer mundo (favelas, bordos, barrios bajos, villas miseria a dos millas de la Quinta Avenida, “homeless” viviendo en improvisadas tiendas de campaña en las calles del “down town” de San Francisco). Sumados todo este sector, su imposibilidad de acceder al crédito le incapacita para poder desarrollar su vida con normalidad. Recordemos los tres pasos del economista Hernando de Soto: paz, ley y crédito como la vía del desarrollo de los pueblos y su inversa, como forma de degradación social.

A nivel microeconómico, en muchos países no desarrollados, la pobreza está infiltrándose hasta en la minoría asalariada dado que no es capaz de gestionar sus propias necesidades. ¡Nuestros hijos!, hijos de padres de clase media, nacidos en hogares plenos de confort, en su vida actual independiente mileurista (en el mejor de los casos), empiezan a ver cómo se les acerca peligrosamente el umbral de la pobreza a sus vidas y hasta se ven obligado a ponerse en las colas del hambre.

A nivel de política internacional, los regímenes arancelarios hacen imposible la competitividad de los productos de los países pobres en los mercados mundiales.

A nivel ambiental, todo el éxito tecnológico del ser humano se ha ido por el desagüe al ser incapaz de controlar el deterioro ambiental provocado.

En Política social, se está transformando el poder de la mano de obra en poder intelectual, con una capacidad productiva muy superior a la mano de obra o al capital, que pasará al entorno robótico. Esto cuestiona la fuente de empleo en el futuro. La propuesta de la Bioeconomía es la promoción del autoempleo y la autarquía, así como la promoción de sistema de aprendizaje que permita a la gente ser más autosuficiente en varias tareas y sistemas de salud con cobertura universal.

Otro elemento crítico para la sostenibilidad es el gobierno democrático. Bajo nuestros actuales regímenes quasi-dictatoriales (aunque nos permitan acudir a las urnas cada cuatro años), el futuro está literalmente condenado al sufrimiento de la población, de la sociedad, una sociedad literalmente invertebrada que no es capaz de desenvolverse por sí misma. Y en este sentido, seguimos anclados en las tesis que Don José Ortega y Gasset exponía en su ensayo, “España invertebrada” (1920) donde la desarticulación de España como nación radica en la crisis histórica de su proyecto de vida en común: “es la propia España el problema” antes de que cualquier niñato, político del tres al cuarto decida destruir el país y la gente permanezca impasible… o no y, entonces se desencadene un conflicto armado que, en la actual situación algunos empiezan a ver en el horizonte.

En suma, el Capital Social ha de ser entendido en una sociedad de MODELO 2 como la red de contactos personales capaz de promocionar en la sociedad los factores no económicos intangibles que den negentropía, robustez a la Ética humana. Esa red de contactos es un conjunto de plataformas que permiten el desarrollo de los individuos y la cooperación entre ellos (el lado luminoso de las Redes sociales). Debe crecer y reforzarse con el uso y la experiencia; pertenece a la Comunidad, y no a los agentes financieros. Refuerza las señas de identidad, está al servicio de la Comunidad y se complementa con otras formas de capital para resolver los problemas. Tiene valor instrumental y valor intrínseco. Y, además, es capaz de proteger a la sociedad de elementos indeseables y corruptos, saca a la luz las operaciones fraudulentas.

Estamos hablando de potenciar la vertebración de la sociedad civil, de los lobbies ciudadanos y su iniciativa creadora. Es la acción humanitaria. En el fondo es el lado luminoso de la Fuerza, de la actual Sociedad 4.0; es el trigo, una vez extirpada la cizaña que lo prostituye.

Que todos estos elementos sociales tengan una acción positiva tienen que ver con estar integrados, embebidos en la actividad económica, concepto de embeddedness (incrustación).

La revolución industrial se produjo de espaldas al capital social, al sentimiento y emociones de la gente, y nos sumergió en el escenario del capitalismo salvaje, en la desconfianza y el menosprecio de los demás. Esto ha hecho que toda la vida social y las relaciones humanas se basen en la desconfianza. No damos un solo paso en relación con alguien que no sea nuestra familia (y ni eso), sin papeles que justifiquen cada transacción, porque todo el mundo piensa que el otro va a tratar de engañarle. Recibos, facturas, albaranes, certificados, justificantes, etc., hacen que nuestra vida sea tan sólo papeles que justifiquen que no hemos engañado y que somos quienes decimos ser.

El propósito de la Economía del Tercer Camino es reconciliar los intereses de los individuos frente a los intereses de la Comunidad.

En este sentido, es necesario que las iniciativas de abajo arriba, promovidas por la sociedad civil, tengan su equivalente en las iniciativas de arriba hacia abajo. Como explicaba Hernando de Soto, tres son los condicionantes imprescindibles para el desarrollo social y económico de los pueblos, promovido desde las instituciones del Estado. El primero es la paz; después la imposición de la Ley y en tercer lugar el desarrollo de la actividad crediticia. Así pues, el desarrollo de iniciativas de convivencia ha de ser bidireccional para que el resultado final sea posible y creíble, para que el clímax socioeconómico, dentro de las leyes termodinámicas sea posible.

En 2004, fue publicado un libro titulado “An-entropía: el secreto de los negocios exitosos”, de Francisco López, donde el autor, asociando termodinámica con actividad empresarial, refleja que las empresas de más éxito “van solas”. Este libro trata de demostrar que la razón de que vayan solas es que evitan o neutralizan el exceso de entropía, o, dicho de otro modo, experimentan lo que en el libro el autor rebautiza como “an-entropía”, en realidad “negentropía” o entropía negativa, como hemos visto, un concepto físico, termodinámico. Esas empresas tienen una fuerza interior especial. Han alcanzado un modelo de negocio que las auto-impulsa, algo que no consiguen las empresas normales, recordemos las cinco disciplinas de las organizaciones inteligentes, cómo son organizaciones anetrópicas. El autor trata de introducir ese nuevo concepto: la an-entropía, recogido de la física por Schrödinger como negentropía (mantenimiento de la energía y el orden), y también trata de reflexionar sobre los elementos que hacen posible lo que llama la empresa anentrópica. Es decir, la gente espabilada hace tiempo que se ha dado cuenta de que vivimos sometidos a las leyes termodinámicas y, los que tratan de no retorcerle el brazo a la “energía libre”, parece que funcionan mejor. El libro “La quinta disciplina” de Peter Senge que mencionamos en varias entregas anteriores, va por el mismo sentido.

4.- MODELO 2 o la Sociedad 4.0 exenta de cizaña

Cuando hemos reflexionado en las entregas sobre la Sociedad 4.0 y durante todo el libro “Consciencia y Sociedad distópica” sobre los dramáticos elementos negativos que está conduciendo a nuestro mundo 4.0, a nuestro MODELO 1 al borde del abismo de la extinción, no deja de producirnos una dolorosa tristeza y sufrimiento al ver cómo todas las excelencias del desarrollo científico y del avance tecnológico, al estar en manos de una oligarquía y una corporatocracia empeñada en convertir este mundo en un abracadabrante “mundo feliz” basado en un NOM eminentemente opresor y dictatorial, lo convierten (el actual Modelo 1) en un infierno en la Tierra. Sin embargo, si el ser humano fuera capaz de eliminar la cizaña que lo contamina todo, el MODELO 1 pasaría a ser MODELO 2, con todas las ventajas del desarrollo científico y tecnológico actual.

Sólo es necesario que el ser humano deje de ser un ser estúpido, que diría Einstein con su famosa frase “hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana, y del Universo, no estoy seguro

Sólo es necesario que el ser humano deje de ser un “egoísta guiñapo – en palabras de Bernard Shaw-, que no hace otra cosa que enfadarse porque el mundo no le hace feliz”.

El problema es que el ser humano NO PUEDE eliminar de sí mismo la cizaña que lleva dentro.

No sabe neutralizar la entropía. No sabe gestionar la entalpía. No sabe aplicar la anentropía, la negentropía para mantener el estado estable, el steady state que necesita para vivir en armonía con el entorno natural y con sus hermanos, los demás seres humanos cercanos y en el último rincón de la Tierra.

Es decir, aunque sabe qué es la ética y el amor (y hasta sueñe con la Arcadia feliz y las religiones le hagan soñar con un celestial paraíso tocando con el arpa cánticos inspirados eternamente), no es consciente de ello y, por supuesto, no es capaz de vivir ambas virtudes en plenitud; y se ve abocado a dejarse arrastrar por la entropía que impera en la Tierra.

Este es el problema raíz que impide que los seres humanos no podamos gozar colectivamente de nuestros propios avances, mejoras y descubrimientos que “sensu stricto” son fabulosos, si pudieran ser aplicables al conjunto de la población y del medio ambiente.

Y volvemos a enfocar el problema al entorno biológico, siendo conscientes de que la Humanidad es en sí misma un ser vivo, un sistema biológico altamente complejo.

5.- Inmunología

Ahora, que vivimos sumidos en una pandemia, aunque sólo sea por el bombardeo informativo de los medios, los hombres y mujeres de la calle saben que, para vencer al virus, hemos de desarrollar o conseguir por medio de la ansiada vacuna, inmunidad contra él. La inmunidad es un componente esencial de los sistemas biológicos, que explicamos en la entrega “14.- La función crea el órgano”, al referirnos al subsistema de Defensa.

La vida natural no está exenta de errores ni de ataques y, para eso dispone de todo un subsistema inmunológico, que es capaz de generar estructuras moleculares denominadas “anticuerpos” que actúan neutralizando los antígenos que son estructuras de los agentes infecciosos.

La vida social, que tampoco está exenta de errores ni de ataques, dispone de nuestro propio subsistema de defensa inmunológica, los Cuerpos y Fuerzas de Defensa y Seguridad del Estado, la Ley y el Poder Judicial para neutralizar aquellos agentes que se disponen a atacar las estructuras y elementos del sistema. Heilbronner decía, ya lo vimos, que la Democracia tiene un sistema de defensa, estos que he mencionado, pero que es capaz de mantener el orden institucional en tanto en cuanto los agentes perturbadores de éste no excedan un porcentaje no demasiado alto de población, de lo contrario puede entrar en shock séptico y morir dictatorialmente.

Igual que en los organismos vivos, la amenaza puede venir desde fuera, por una invasión microbiana, también puede venir desde dentro, por la aparición de procesos displásicos que podrían terminar en tumores malignos si el organismo no fuera capaz de detenerlos, lo que ocurre cuando aparece el diagnóstico de cáncer.

Pues en la Tierra, en la Humanidad (la suma de todo, ricos y pobres), las islas entrópicas de riqueza extrema, esa que va a necesitar conquistar la Luna y Marte para seguir creciendo y el océano de pobreza que las rodea, comienzan por carcinomas in situ (los pequeños nuevos ricos), para convertirse en auténticos cánceres invasores de todas las estructuras orgánicas y sistémicas (las oligarquías, las grandes corporaciones, la Élite, etc.). Entre todas ellas, la Humanidad actual y el Planeta es simple y llanamente un enfermo de cáncer terminal, al que ridículamente se le dice que deje de fumar (desarrollo sostenible), cuando puede que le queden pocos meses o años de vida.

En conclusión, los seres humanos disponemos (por disponer) de medios operativos e intelectuales para contrarrestar las amenazas entrópicas. El único problema es que ahora, esas amenazas ya no lo son, en tanto probabilidad, sino que son certezas de un final seguro.

Dicho de otra forma, si “in illo tempore” el ser humano habría podido erradicar la cizaña de sus estructuras sociales, por vivir en sociedades primitivas y sencillas, mas no pudo, ahora, por la extensión del cáncer entrópico, es imposible. Hasta sería un alivio poder fumar, ya que tan poco tiempo nos queda. Un alivio.

Y volvemos a la inevitable tesis. No podemos efectuar el tránsito del MODELO 1 al MODELO 2, tratando de extraer quirúrgicamente y con sumo cuidado la cizaña del trigo, porque la cizaña es consustancial con el trigo y no se puede separar.

Y aquí es donde vuelve la burra al trigo, sólo una intervención divina puede conseguir ese milagro, recogiendo el trigo y arrojando la cizaña al fuego; de ahí las creencias de las religiones en una Segunda Venida del Hijo de Dios.

O dicho de otra forma y, a efectos prácticos, aplicarnos la parábola de las vírgenes prudentes y necias, mantener nuestras lámparas con aceite de reserva para que cuando llegue el esposo, las tengamos encendidas.

Yo creo que Jesús de Nazareth no estaba contando cuentos chinos (o infantiles) cuando explicaba en el Evangelio de Mateo, capítulos 24 y 25, esta parábola y el escenario del fin de “esta generación”, sino una forma, suficientemente clara de entender de cómo será el final de los tiempos, el tránsito del MODELO 1 al MODELO 2, de la Quinta a la Sexta Raza Raíz o el definitivo salto evolutivo de la Humanidad, un salto en el que es imposible que se mantenga la cizaña que ha contaminado y prostituido la Humanidad hasta ahora. Un salto imposible para el ser humano, pero totalmente posible para Dios, así les fastidie a los ateos, y a costa del desplome integral de las estructuras del MODELO 1.

Nuestro discurso trata de humanizar y de hacer comprensible estos escatológicos relatos del Evangelio, y en qué puede consistir, salvo disposición divina diferente, el MODELO 2, o eso que deseamos que es “vivir el Cielo en la Tierra”, título, por cierto, de nuestro querido blog de Emilio Carrillo.

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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y

en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)

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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en

este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes

desde el 20 de enero de 2020.

Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto

por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/

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