Ilusiones, proyectos, futuro…
Todo pasó.
Se detuvo el tiempo.
De repente se esfumaron
Personas que antes juzgaba imprescindibles.
Se fueron y no pasó nada.
Seguía yo, pero Yo con Paz.
Este Yo no sabía nada de egos.
No se miraba a sí mismo.
No tenía ningún reconocimiento.
El único que tenía era el propio.
Saberme sola y a la vez en compañía,
En esa Soledad infinita, que una vez aceptada,
Se tornaba suave, esperanzadora,
Alentadora y cálida.
Solo disfrutando de la sensación
De no depender de otros, ni de los juicios.
Yo Soy, aunque los otros no lo vean,
Aunque no lo sepan…
No los necesito para ser feliz, para estar en Paz.
“Esta Paz no me la pueden arrebatar”- Pensaba.
y por ser su efecto es imposible arrebatarla,
no procede de ningún apego.
Es el regalo que nos da la
Vida
Cuando nos entregamos.
Por tanto… no espero Nada.
Tengo Paz ¿Qué más quiero?
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Autora: María Ferrer (mariafconciencia2@gmail.com)
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