Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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5/8/10

Swedenborg: Muerte y seguidores

+Emanuel Swedenborg: Introducción (26 de julio)

+Borges y el misterio de Swedenborg (27 de julio)

+Swedenborg: Infancia, formación y primeros viajes (28 de julio)

+Swedenborg: Actividad pública y política (29 de julio)

+Swedenborg: Actividad científica (30 de julio)

+Swedenborg: Obra filosófica (2 de agosto)

+Swedenborg: Sueños, clarividencia y quehacer teológico (3 de agosto)

+Swedenborg: Reacciones entre sus contemporáneos (4 de agosto)

+Swedenborg: Muerte y seguidores (5 de agosto)

+Un ensayo de Borges acerca de Swedenborg (6 de agosto)

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Últimos viajes y muerte

La terminación de la obra teológica que coronaría todos sus escritos lo ocupaba totalmente. Aunque tenía 82 años de vida, emprendió su último viaje por el extranjero con el propósito de promover este esfuerzo. Aparentemente sentía que ya no habría de regresar a Suecia, porque se despidió de todos los miembros de la Junta de Minas, de sus amigos y de sus seguidores. Hizo arreglos para que su fiel amo de llaves recibiera una pensión, hizo listas de sus posesiones para que fueran distribuidas y dijo a su viejo amigo y vecino, Cari Robsahm: "No sé si volveré a Suecia, pero puedo asegurarte una cosa, que el Señor me ha prometido que viviré hasta ver publicada en forma impresa la obra en que actualmente estoy trabajando". Se refería al manuscrito que aparecería en 1771 en Holanda, bajo el título de La verdadera religión cristiana.

Un visitante escéptico, pero amistoso, llegó hasta Swedenborg en Amsterdam, mientras se imprimía e informó que el vidente, aunque recargado por los años, trabajaba "infatigablemente, y aun de manera pasmosa y sobrehumana", leyendo las pruebas y devolviéndolas corregidas al editor. Agregó que Swedenborg estaba convencido de que servía, como lo dice la portada del libro, como "siervo del Señor Jesucristo".

Cuando se terminó de imprimir este libro Swedenborg cruzó el Canal y llegó a Londres en septiembre de 1771. Aquí nuevamente alquiló un cuarto en la casa de una familia particular, los Shearsmith, en la calle Great Bath. Aunque su salud declinaba manifiestamente, continuó trabajando en sus libros. Pero en diciembre sufrió un ataque que anuló su capacidad de hablar y lo dejó inconsciente durante la mayor parte de tres días seguidos. Durante enero y febrero recobró gradualmente el habla y volvió a conversar con las personas que iban a visitarle.

Escribió a John Wesley, un destacado ministro inglés de la Iglesia, diciéndole que le agradaría mucho poder conversar con él sobre asuntos religiosos, siempre que. le fuera posible llegarse hasta Londres. Swedenborg había manifestado que sabía, gracias a sus contactos en el mundo de los espíritus, que Wesley estaba muy interesado en hablar con él sobre temas teológicos. Wesley expresó enorme sorpresa entre sus amigos al recibir esta carta, porque según su propia declaración, nunca había hablado a nadie de su interés en la carrera del vidente sueco. Escribió a Swedenborg una carta diciéndole que, en efecto, estaría muy interesado en conversar con él, pero que sería necesario esperar hasta que terminara la gira de seis meses en la que estaba embarcado. Cuando Swedenborg recibió la respuesta de Wesley manifestó que seis meses serían demasiado, porque él entraría permanentemente en el mundo de los espíritus el 29 de marzo de 1772. La sirvienta que atendía al barón Swedenborg durante los últimos meses de su vida, también ha dado testimonio de que su señor había predicho con exactitud el día de su muerte.

Varios amigos visitaron a Swedenborg durante el mes de marzo de 1772, y algunos lo invitaron a que escribiera una declaración final con respecto a la verdad o mentira de la nueva revelación que había fluido de su pluma durante tantos años. Swedenborg respondió agudamente: "No he escrito otra cosa que la verdad; y de esta verdad recibiréis cada día de vuestras vidas más y más confirmaciones, siempre que os mantengáis cerca del Señor sirviendo con fidelidad a El sólo, evitando todas las clases de mal como pecados contra Él, buscando diligentemente en su Palabra, que desde el principio hasta el final da testimonio incontrovertible de la verdad de las doctrinas que yo he entregado al mundo". Y en otra ocasión, respondiendo a una pregunta similar, Swedenborg dijo: "Tan verdaderamente como me ves delante de tus ojos, así es verdadero todo lo que he escrito; y hubiera podido decir más si se me lo hubiera permitido. Cuando entres en la eternidad lo verás todo y, entonces, tú y yo tendremos mucho sobre lo que hablar".

El domingo 29 de marzo de 1772, la señora Shearsmith y Elizabeth Reynolds, la sirvienta, observaban a Swedenborg mientras despertaba de un largo sueño. Les pidió a las mujeres que le dijeran la hora. "Son las cinco de la tarde", le contestaron, "Muy bien —dijo Swedenborg, y agregó—: Les doy gracias. Que Dios les bendiga". Muy suavemente suspiró y ese fue el modo de su muerte.

Seguidores

Muy poco después del fallecimiento, un enérgico londinense llamado Robert Hindmarsh encontró una copia de El Cielo y el Infierno, se convirtió a las enseñanzas de Swedenborg y convocó el primer grupo de seguidores. Reuniéndose frecuentemente en Londres, el grupo de Hindmarsh comenzó a exponer las ideas fundamentales de la teología de Swedenborg. Los seguidores suecos se organizaron bajo la dirección de Johan Rosen y Gabriel A. Beyer, dos destacados intelectuales que habían estado leyendo las obras de Swedenborg durante algún tiempo. En 1784, James Glen, miembro del grupo londinense, llevó a Filadelfia algunos ejemplares de las obras de Swedenborg y el swedenborgianismo en los Estados Unidos data de sus esfuerzos por organizar un grupo de lectores en la ciudad cuáquera y en otros lugares. Aun cuando la cantidad de los seguidores de Swedenborg nunca ha sido multitudinaria, hay grupos adherentes activos en todos los países del mundo.

Las enseñanzas de Swedenborg ejercen una influencia clara y directa sobre todos los que se consideran a sí mismos seguidores de la nueva fe. Los swedenborgianos se dedican al estudio de los escritos teológicos del vidente sueco y procuran poner en practica en sus propias vidas como los miembros de cualquier otro grupo religioso, los principios que profesan creer. La influencia menos tangible —sobre el pensamiento universal— aún no ha sido evaluada a rondo. Los eruditos que ensayan esta colosal tarea muy probablemente concluyan, haciendo eco a las palabras de Arthur Conan Doyle, que se encuentran ante "una de las cumbres del pensamiento humano".

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