Tu
vida está repleta de paradigmas, pautas, conductas y comportamientos que
consideras inalterables. Sin embargo, son sólo hábitos que pueden ser reemplazados
por otros.
Observa que la inmensa mayoría de
esos viejos hábitos llegaron y entraron en tu vida sin que ni siquiera te dieras
cuenta. Lo han hecho comúnmente en la infancia, la adolescencia y la juventud
bajo la influencia de familiares y amigos, por emulación del entorno o por el
ascendiente de normas y paradigmas socialmente establecidos. Pero, insisto,
tales hábitos no son inamovibles, sino que pueden ser sustituidos por otros
nuevos.
Valga el ejemplo del vicio de fumar,
presente en la vida de tantos hombres y mujeres. Si se les pregunta al
respecto, la mayoría no suele recordar por qué comenzaron a fumar. Vagamente
pueden rememorar el influjo de padres y amistades o de pautas sociales que los
impulsaron a ello. Sin embargo, ese hábito no es definitivo ni invariable. Al
contrario, puede ser reemplazado por otro hábito: el de no fumar. Y así lo ha
hecho mucha gente.
Ahora bien, es muy importante
percatarse de que mientras las viejas rutinas, aquellas que actualmente están
arraigadas y acomodadas en tu vida, llegaron a ella por inercia e influencia
exterior, su sustitución por nuevas rutinas exige una determinación, una toma
de consciencia por tu parte. Volviendo al ejemplo del hábito de fumar, su
relevo por el de no fumar es absolutamente posible, pero requiere una clara
toma de consciencia sobre los perjuicios que el tabaco ostenta para tu salud.
Esa consciencia que posibilita mutar unos
hábitos por otros y que puede ser denominada de múltiples maneras, encaja
dentro de lo que Jesús de Nazaret llamó "fe", vocablo que viene del
latín, aunque deriva del término griego pistis, cuyo significado es una
armoniosa simbiosis de “confianza”, “compromiso” y “perseverancia”.
Los contenidos que se despliegan a
continuación conllevan a prescindir y desentenderse de antiguos hábitos muy
enraizados en tu vida, pero que solo te causan sufrimiento e inconsciencia, e
incorporar en su lugar otros nuevos que harán aflorar y florecer Consciencia y
Felicidad. Y no es fácil ni difícil. Es simplemente, como vas ver, cuestión de
confianza, compromiso y perseverancia: la fe de la que habló Cristo Jesús y
sobre la que afirmó que puede mover montañas.
¿Estás dispuesto a mover y remover
todas las que hay en tu vida? Si es así, continúa leyendo.
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Texto extraido del libro de Emilio Carrillo titulado Sin mente, sin lenguaje, sin tiempo:
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