Naqshabandîya y derviches

A propósito de la entrada Sobre la vía mística del sufismo, publicada el pasado jueves 5 de noviembre, Virginia, de la Asociación Amira,

(http://asociacionamira.blogspot.com/),

ha insertado en el Blog el siguiente comentario:

Somos muchos los que estamos buscando, los que estamos en ese camino, no exento de dificultades y también lleno de tesoros. Mawlana Sheikh Nazim, (Heredero de una Cadena ininterrumpida de Maestros Espirituales y Guía Espiritual en la actualidad de la Orden Sufí Naqshbandi), dice:

Estás preguntando:

¿Para qué venimos a esta vida?.

Es para ser testigos de nosotros mismos...

para alcanzar la perfección,

para mirarnos y...

reconocernos.

Agrego el link de una web por si alguien tiene interés: http://www.eneagramasufi.net/

Ante todo, Virginia, muchas gracias por compartir con tod@s nostr@s tus reflexiones y experiencias. Y permíteme un breve comentario acerca de la orden sufí que citas, la denominada Naqshabandîya.

A partir del siglo XII y bajo la influencia de grandes místicos, los sufís se agruparon en Cofradías (tariqâ). Por orden cronológico, estas son las mas notables: Quâdirîya, fundada por Abd-al-Qâir (1078-1166); Sohrawardîya, creada por Shihâd al-dîn Sohrawardî (1144-1234): Rifâiya, organizada en torno a Ahmad ar-Rifâi (1106-1182); Kubrâwîya, puesta en marcha por Najm al-dîn Kubrâ (1145-1221); Shâdhilîya, fundada por Abul Hassan ash-Shâdhilî (1196-1258); Mawlawîya, creada por Djalâl al-dîn Rumî, llamado Mawlânâ (1207-1273); y Naqshabandîya, debida a Bahauddin Naqshabandi (1340-1413).

Por tanto, está última orden, que es la que nos refiere Virginia, es la más reciente, en términos relativos, entre las Cofradías sufís de mayor significación.

La famosa práctica de balie –danza cósmica- practicada por los llamados derviches enlaza esencialmente con la orden Mawlawîya, fundada por Mawlânâ.

Para los sufís, la danza expresa la Creación divina mejor que cualquier otro arte. Valoran, especialmente, el hecho de que en otras actividades el artista no precisa estar presente, mientras en la danza la “consciencia presente” del bailarín es imprescindible, representándose de este modo la trascendencia e inmanencia divina.

Mevlana, también conocido como Rumi, fue el primer derviche bailarín. La música y la danza fueron la forma de expresar su reconocimiento a Dios. Enseñó entonces a sus discípulos cómo debían proceder: con los pies superpuestos, el izquierdo ritualmente sobre el derecho; la mano derecha en el aire, para recibir el don del cielo; la espada dirigida hacia abajo, para difundir el saber; y debiendo girar en torno a un centro, a semejanza de los planetas girando alrededor del Sol.

(Nota: El llamado Libro del Conocimiento está escrito –canalizado- por la persona que se considera la encarnación actual de Mevlana).