Publiqué ayer una entrada relativa a los denominados Lugares Sagrados. Atendiendo a los requerimientos que de inmediato me han hecho distintos seguidores del Blog, voy a completar las reflexiones allí vertidas con otras referidas a la tradición de las “Vírgenes Negras”, que responde precisamente al interés y al deseo de distintos grupos y colectivos de fijar en el mapa los lugares sagrados.
Origen y señas de identidad
Las coloquialmente llamadas Vírgenes Negras son tallas mayoritariamente de madera, aunque no sólo, talladas entre los siglos XI y XVI, con predominio de las pertenecientes al XIII. Por lo general, reproducen modelos bizantinos de
Siguiendo el estudio de Montserrat Robrenyo titulado Los caminos de las Vírgenes Negras (Boletín Temple, Revista electrónica de
Ciertamente, no es fácil dar una explicación coherente y lógica a tal cantidad de tallas marianas negras repartidas a lo largo y ancho del continente europeo. Desde luego, el azar no es la respuesta adecuada al respecto. Como subraya Robrenyo, debe existir un motivo profundo diferente y, muy probablemente, arraigado en el fondo de los recuerdos colectivos.
Para avanzar en la búsqueda de dicho motivo, conviene analizar tres señas de identidad de este tipo de imágenes y en las que ahonda el estudio de referencia: la frecuente ubicación de sus santuarios de culto en lugares sagrados prehistóricos; su propio color y el significado que el mismo puede conllevar; y la extraña profusión de Vírgenes Negras que se detecta a partir del siglo XI -muy particularmente, en el XIII-, de la mano, en cuanto a adscripción tutelar o territorial, de órdenes religiosas medievales, con el Temple a la cabeza.
Localización en lugares sagrados
En lo relativo a lo primero, la localización de los santuarios de culto de las Vírgenes Negras en primitivos lugares sagrados se pone de manifiesto por la frecuente existencia de restos prehistóricos en los actuales sitios de devoción.
Se trata normalmente de lugares sagrados de la tipología reseñada en la entrada publicada ayer, auténticos “centros de poder” (manantial, cueva, acantilado,...) donde se realizaban hace milenios cultos ligados a la naturaleza.
El color de las tallas
Pasando a la segunda de las notas antes destacadas, el color de las tallas no obedece, desde luego, a las razones que algunos, de forma interesada, han intentado hacer creer. Así, es ridículo achacar la negritud al humo de las velas usadas para su veneración. Y no lo es menos responsabilizar a recubrimientos de plata que en su día, supuestamente, las adornaron. El color que distingue a las imágenes es, mayoritariamente, el querido y deseado por el autor o autores. Se trata de pintura, barniz, betún de Judea o lacado que, según los casos, da a la imagen un negro brillante o un simple oscurecimiento.
Pero, ¿por qué desear una Virgen Negra?. La respuesta se encuentra en reminiscencias de antiguos cultos ligados a
Por otra parte, no puede olvidarse que estas tallas surgen a partir de la primera cruzada. Lo que abre las puertas a pensar que la negritud mariana se extendiera por Europa bajo el influjo oriental. Un ámbito donde la talla negra se relaciona con el símbolo de la plenitud y la sabiduría: en árabe, los términos negro y sabio participan de la misma raíz; en sanscrito, “kâla” (negro) otorga el nombre a la diosa Kali; y la sabiduría,
Por lo demás, las Vírgenes Negras aparecen en ocasiones en grupos de tres, lo que recuerda al misterio de
La interrelación entre el color de estas tallas y
Lo cual, por otro lado, no es sino reminiscencia de las representaciones egipcias de Isis y su hijo Horus, así como de la tradición del Santo grial, que tras la teórica “Virgen con el Niño Jesús” ha escondido la figura de María Magdalena con el fruto de su matrimonio con Jesús -
Profusión a partir del siglo XI
En tercer y último lugar, en cuanto a la extraña profusión de Vírgenes Negras que se detecta a partir del siglo XI de la mano de órdenes religiosas, obedece a que determinadas órdenes medievales, con el Temple como protagonista, usaron la devoción mariana para introducir en su esfera de dominio territorial los antiguos lugares sagrados, a través de un plan preconcebido, de un programa de implantación sistemáticamente aplicado sobre esos puntos prefijados en el mapa. Normalmente, para justificar la ubicación de la imagen en tales sitios, por lo común alejados de la población, se tejieron piadosas leyendas ligadas al descubrimiento milagroso de la talla por un labrador o por un pastor.
Téngase en cuenta que se trata de un elevado número de tallas similares distribuidas por toda Europa. Mediante ellas, templarios y otras órdenes accedieron a privilegiados recintos telúricos, fijándolos en el mapa de forma discreta y sólo apta sólo para iniciados. Lugares sagrados, que constituyeron, además, una amplia red que bien les pudo servir también, tal como Montserrat Robrenyo pone de manifiesto en el estudio citado, como puntos de encuentro de peregrinos-mensajeros, que transmitían información, consignas y mandatos que se querían salvaguardar del conocimiento externo a la orden religiosa.
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