Como se recogió en la entrada Lea esto si quiere saber cuánto dinero de sus impuestos ha ido a manos de la banca privada, del 20 de noviembre, las declaraciones públicas efectuadas por Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), descubrieron la gigantesca magnitud de las ayudas públicas otorgadas a la banca. A escala mundial, ascienden a 10 billones de euros, mientras que en el ámbito de la Unión Europea, las ayudas de los Gobiernos a la banca privada autorizadas por el BCE suponen 6 billones de euros, de los que 220.000 millones de euros corresponden a España.
Como también se señaló entonces, con tamañas cifras y sus inevitables impactos en el déficit público, no era difícil de prever que entre los que han dado las ayudas -jefes de gobierno, ministros,...- y, aún más tremendo, entre los que las han recibido -los banqueros-, se alzaran pronto voces reclamando medidas de tipo “liberal”, desde recortes de los gastos sociales (pensiones, educación, salud, programas sociales,...) a otras medidas “flexibilizadoras” de la economía para aumentar su “competitividad”. Sí, ya sé que tiene guasa que los que ponen la mano para coger de los contribuyentes -del Estado- billones de euros sean ahora los que hablen de “liberalización” y de minoración de los servicios públicos y prestaciones que corresponden a esos mismos contribuyentes. Pero qué quieren que les cuente que ya no sepan de sobra.
Entre tales medidas “liberalizadoras” no podía faltar la manida reforma del mercado laboral, mero eufemismo para enmascarar cambios legislativos y del marco de relaciones laborales que coadyuven a reducir tanto la estabilidad en el puesto de trabajo como los niveles salariales. Y poco ha tardado en cantar la gallina. Lean, por favor, el resumen de la información que hoy pública el diario El País:
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, alertaron ayer en Madrid de los peligros que entraña retrasar lo que a estas alturas resulta prácticamente inevitable: una nueva reforma laboral.
En opinión de Trichet, esa montaña rusa exige cambios inmediatos, reformas estructurales "que no se pueden evitar ni posponer" (...) En el futuro, "la flexibilidad salarial tendrá que ser más amplia", destacó en la clausura de unas jornadas organizadas por la Asociación de Mercados Financieros.
El Ministerio de Economía traslada esa amplitud al ámbito de la negociación colectiva. "Los acuerdos en los convenios deben ser capaces de realizar una adaptación en cada empresa a las condiciones económicas de cada momento", explicó ayer la vicepresidenta Elena Salgado en unas jornadas de The Economist. "El ajuste no puede ser en términos de paro y más paro: debe incluir la posibilidad de variar las horas de trabajo e incluso en salarios", indicó.
Para Fernández Ordóñez, la reforma no sólo es necesaria para afrontar el paro, sino también para solucionar otros problemas acuciantes: el déficit público (...) Crear empleo, en opinión del gobernador, requiere cambios profundos en la normativa laboral. Ayer sólo apuntó en dos direcciones (...): "Resulta necesario innovar en las modalidades de contratación con el fin de facilitar al máximo la creación de puestos de trabajo. A su vez, la negociación colectiva debe reformarse para permitir que la organización interna y los costes laborales se adecuen a la situación específica de cada empresa", dijo, en línea con la ministra Salgado.
Por tanto, no es suficiente que, de lo que pagamos con nuestros impuestos, una media de 12.300 euros por trabajador (por afiliado a la Seguridad Social) vaya como ayuda a la banca privada. Ahora, además, el trabajador debe asumir la “necesidad de innovar en las modalidades de contratación” -traducción: minorar la estabilidad en el empleo, incrementar la precariedad y facilitar el despido- y que “los costes laborales se adecuen a la situación específica de cada empresa” -traducción: reducción de los salarios-.
¡Pobre banca!. Tan afectada anda por la crisis que se ve forzada a aceptar ayudas públicas billonarias, limitar a 3 millones de euros per cápita la prejubilación de sus directivos (ver entrada Uno que vale por 4.500, de 30 de septiembre) y conformarse con ganar, como el BBVA, sólo 4.179 millones de euros durante los nueves primeros meses del año (No comment, de 27 de octubre). Menos mal que cuenta con la solidaridad generosa de los que tenemos el mal gusto de ganarnos el sueldo con nuestro trabajo.
Como también se señaló entonces, con tamañas cifras y sus inevitables impactos en el déficit público, no era difícil de prever que entre los que han dado las ayudas -jefes de gobierno, ministros,...- y, aún más tremendo, entre los que las han recibido -los banqueros-, se alzaran pronto voces reclamando medidas de tipo “liberal”, desde recortes de los gastos sociales (pensiones, educación, salud, programas sociales,...) a otras medidas “flexibilizadoras” de la economía para aumentar su “competitividad”. Sí, ya sé que tiene guasa que los que ponen la mano para coger de los contribuyentes -del Estado- billones de euros sean ahora los que hablen de “liberalización” y de minoración de los servicios públicos y prestaciones que corresponden a esos mismos contribuyentes. Pero qué quieren que les cuente que ya no sepan de sobra.
Entre tales medidas “liberalizadoras” no podía faltar la manida reforma del mercado laboral, mero eufemismo para enmascarar cambios legislativos y del marco de relaciones laborales que coadyuven a reducir tanto la estabilidad en el puesto de trabajo como los niveles salariales. Y poco ha tardado en cantar la gallina. Lean, por favor, el resumen de la información que hoy pública el diario El País:
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, alertaron ayer en Madrid de los peligros que entraña retrasar lo que a estas alturas resulta prácticamente inevitable: una nueva reforma laboral.
En opinión de Trichet, esa montaña rusa exige cambios inmediatos, reformas estructurales "que no se pueden evitar ni posponer" (...) En el futuro, "la flexibilidad salarial tendrá que ser más amplia", destacó en la clausura de unas jornadas organizadas por la Asociación de Mercados Financieros.
El Ministerio de Economía traslada esa amplitud al ámbito de la negociación colectiva. "Los acuerdos en los convenios deben ser capaces de realizar una adaptación en cada empresa a las condiciones económicas de cada momento", explicó ayer la vicepresidenta Elena Salgado en unas jornadas de The Economist. "El ajuste no puede ser en términos de paro y más paro: debe incluir la posibilidad de variar las horas de trabajo e incluso en salarios", indicó.
Para Fernández Ordóñez, la reforma no sólo es necesaria para afrontar el paro, sino también para solucionar otros problemas acuciantes: el déficit público (...) Crear empleo, en opinión del gobernador, requiere cambios profundos en la normativa laboral. Ayer sólo apuntó en dos direcciones (...): "Resulta necesario innovar en las modalidades de contratación con el fin de facilitar al máximo la creación de puestos de trabajo. A su vez, la negociación colectiva debe reformarse para permitir que la organización interna y los costes laborales se adecuen a la situación específica de cada empresa", dijo, en línea con la ministra Salgado.
Por tanto, no es suficiente que, de lo que pagamos con nuestros impuestos, una media de 12.300 euros por trabajador (por afiliado a la Seguridad Social) vaya como ayuda a la banca privada. Ahora, además, el trabajador debe asumir la “necesidad de innovar en las modalidades de contratación” -traducción: minorar la estabilidad en el empleo, incrementar la precariedad y facilitar el despido- y que “los costes laborales se adecuen a la situación específica de cada empresa” -traducción: reducción de los salarios-.
¡Pobre banca!. Tan afectada anda por la crisis que se ve forzada a aceptar ayudas públicas billonarias, limitar a 3 millones de euros per cápita la prejubilación de sus directivos (ver entrada Uno que vale por 4.500, de 30 de septiembre) y conformarse con ganar, como el BBVA, sólo 4.179 millones de euros durante los nueves primeros meses del año (No comment, de 27 de octubre). Menos mal que cuenta con la solidaridad generosa de los que tenemos el mal gusto de ganarnos el sueldo con nuestro trabajo.
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