Mi querido amigo, fíjate a qué riesgos nos vemos expuestos cuando el Yo Verdadero no lleva las riendas de nuestras vidas. ¿Ha de extrañarnos el que estemos ciegos y engañados a la hora de interpretar el significado espiritual de ciertas expresiones, especialmente si somos tan ignorantes de nuestras propias facultades y de su funcionamiento?.
Has de darte cuenta de que siempre que estás ocupado en cosas materiales, por buenas que sean en sí mismas, estás ocupado en algo que es exterior a ti y que está por debajo de ti en el orden de la creación. Otras veces estarás absorto en introspección en el ámbito más sutil de tu consciencia, pues a medida que crezcas en el conocimiento propio y en la humana perfección, tus facultades espirituales se dirigirán hacia tu desarrollo espiritual, los buenos hábitos que vas adquiriendo, los malos que vas dominando y tus relaciones con los demás. En tales momentos estás ocupado en algo que es interior a ti mismo y que está a tu mismo nivel de ser humano. Pero habrá veces también en que tu alma se vea libre de toda ocupación en algo material o espiritual y totalmente absorta en el Ser, en tu divinidad, en Dios mismo. Esta es la actividad contemplativa que he venido describiendo en este libro. En esos momentos te trasciendes a ti mismo y percibes más allá de los conceptos y las palabras tanto tu divinidad como tu plena integración en
Mi querido amigo, ¿comprendes todo lo que estoy diciendo?. Todo aquel que desconoce sus propias facultades espirituales y su funcionamiento es propenso a tergiversar las palabras usadas en sentido espiritual.
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