Cuando el amor no es suficiente

Amalia Caballos del Río me remite esta potente y hermosa reflexión sobre el amor. La comparto con tod@s vosotr@s en la seguridad que os producirá las mismas emociones interiores que en mí ha generado (también ella me ha enviado la foto anexa, un islote del lago Titicaca).

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Cuando el amor no es suficiente una observación se convierte en reproche, en aislamiento, en bronca, en incomunicación.

Cuando el amor no es suficiente los detalles se ignoran, pasan desapercibidos; por el contrario una falta, por pequeña que sea, se transforma en afrenta, se magnifica, se conserva para ser utilizada en cualquier momento.

Cuando el amor no es suficiente la memoria es selectiva, el pensamiento está distorsionado y las percepciones pasan por filtros personalísimos hasta conseguir una atribución que sea coherente con actitudes ancladas en la demanda.

Cuando el amor no es suficiente lo que viene de bueno nos lo merecemos, pero la crítica es recibida como una agresión.

Cuando el amor no es suficiente el alma se repliega, y entre tantas arrugas pierde toda su capacidad, su color, su plasticidad. El otro no existe, solo uno mismo, empobrecido, empequeñecido, en medio de un inmarcesible marco de soledad y reprobación.

Cuando el amor no es suficiente ya no se debería llamar amor, ni invocarlo para justificar nuestras conductas, decisiones y actitudes.

Por todo esto, a todos los hijos de la tierra, a los que tienen esta capacidad, a los que quisieran escuchar o pudieran leerme…; a todos ellos, esta es mi propuesta.

Quiero hablar del amor a secas, sin calificativos, ni amor romántico y pasional, paternal, filial, fraterno y amistoso. Solo del amor a secas. De esa emoción única, grande, que nos humaniza y nos hace sentir felices, dichosos, imbatibles. Este amor no entiende de medidas, tiempos ni distancias, no lleva contabilidades, no sabe de saldos deudores o acreedores. Este amor que yo proclamo es el que se nutre a sí mismo y siembra cualquier semilla que recibe, mima a los otros, los tiene en cuenta y como un potente imán atrae con generosidad y la reciprocidad fluye como manantial, aunque no sea en la forma y dirección esperadas. Este amor es grande en sí mismo como grande es la persona capaz de sentirlo, expresarlo y entregarlo con alegría.

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