03:00 de la madrugada.
Pepe llega a su casa con una buena borrachera. Tras abrir la puerta del domicilio con sigilo y moverse despacio y sin hacer ruido para no despertar a Concha, su señora, entra en el dormitorio dispuesto a dormir la mona.
Cuando está a punto de meterse en la cama, se enciende la luz. Pepe comprueba que Concha no sólo no se encuentra dormida, sino que tiene los ojos muy abiertos y un rictus en la cara que denota que va estallar la bronca.
A pesar de la borrachera, Pepe recuerda aquello de que la mejor defensa es un buen ataque y toma la iniciativa:
Pepe: Qué
Concha: Qué de qué
Pepe: Qué de qué o qué
Concha: Qué de qué o qué de qué
Pepe: Qué de qué o qué de qué o qué
Concha: Qué de qué o qué de qué o que por qué
Pepe: Qué de qué o qué de qué o qué por qué pues qué
Concha: ¿Dónde andabas, sinvergüenza?
Pepe: ¡ No, no!. No me cambies ahora de conversación.
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