La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)
Con respecto a lo que algunas personas dicen sobre san Martín y san Esteban, debemos recordar que, aunque tuvieron visiones de Jesús, fueron gracias extraordinarias destinadas a confirmar una verdad espiritual. Jesús no llevó nunca la capa de san Martín. Esta manifestación fue para nuestra instrucción acerca de nuestra condición de miembros del único cuerpo de Cristo, el Cuerpo Crístico.
Toda revelación hecha a los seres humanos tiene un profundo significado espiritual. Y por mi parte, creo que si la persona que la recibe pudiera captar este significado profundo de manera distinta, la visión sería innecesaria. Aprendamos, pues, a ir más allá de la dura corteza y morder en lo jugoso del fruto.
¿Cómo haremos esto?. No debemos comer tanta fruta que lleguemos a aborrecer el árbol, ni hemos de beber tan desenfrenadamente que rompamos la copa cuando nos hayamos llenado. Ahora bien, el árbol y la copa representan visiones extraordinarias y otras gracias sensibles tales como los gestos de devoción que he señalado. La fruta y el vino representan el profundo significado espiritual de estas gracias. Si estos gestos están inspirados por el Espíritu, tienen sentido y son genuinos; de lo contrario, son hipócritas y falsos. Cuando son auténticos, son ricos en fruto espiritual, por eso no debemos despreciarlos.
Por lo que respecta a la ascensión física de Jesús, ¿han de entender esto los contemplativos como una invitación a estar absortos durante la oración, esperando contemplarle entronizado en su gloria o de pie en los cielos como lo vio san Esteban? Ciertamente, él no espera que escudriñemos el cielo durante el tiempo de nuestra actividad espiritual con el fin de contemplarle de pie, sentado, echado o en cualquier otra postura. No sabemos ni necesitamos saber qué hace, sino tan sólo que se posee a si mismo en completa libertad. Cuando en una visión se revela a si mismo en esta o aquella postura, lo hace para poner de relieve su mensaje espiritual y no para manifestar su semblante celestial.
Espero que entiendas ahora que estas revelaciones físicas van dirigidas a manifestar una verdad espiritual, aunque pueda quedar oculta a un observador superficial.
Con respecto a lo que algunas personas dicen sobre san Martín y san Esteban, debemos recordar que, aunque tuvieron visiones de Jesús, fueron gracias extraordinarias destinadas a confirmar una verdad espiritual. Jesús no llevó nunca la capa de san Martín. Esta manifestación fue para nuestra instrucción acerca de nuestra condición de miembros del único cuerpo de Cristo, el Cuerpo Crístico.
Toda revelación hecha a los seres humanos tiene un profundo significado espiritual. Y por mi parte, creo que si la persona que la recibe pudiera captar este significado profundo de manera distinta, la visión sería innecesaria. Aprendamos, pues, a ir más allá de la dura corteza y morder en lo jugoso del fruto.
¿Cómo haremos esto?. No debemos comer tanta fruta que lleguemos a aborrecer el árbol, ni hemos de beber tan desenfrenadamente que rompamos la copa cuando nos hayamos llenado. Ahora bien, el árbol y la copa representan visiones extraordinarias y otras gracias sensibles tales como los gestos de devoción que he señalado. La fruta y el vino representan el profundo significado espiritual de estas gracias. Si estos gestos están inspirados por el Espíritu, tienen sentido y son genuinos; de lo contrario, son hipócritas y falsos. Cuando son auténticos, son ricos en fruto espiritual, por eso no debemos despreciarlos.
Por lo que respecta a la ascensión física de Jesús, ¿han de entender esto los contemplativos como una invitación a estar absortos durante la oración, esperando contemplarle entronizado en su gloria o de pie en los cielos como lo vio san Esteban? Ciertamente, él no espera que escudriñemos el cielo durante el tiempo de nuestra actividad espiritual con el fin de contemplarle de pie, sentado, echado o en cualquier otra postura. No sabemos ni necesitamos saber qué hace, sino tan sólo que se posee a si mismo en completa libertad. Cuando en una visión se revela a si mismo en esta o aquella postura, lo hace para poner de relieve su mensaje espiritual y no para manifestar su semblante celestial.
Espero que entiendas ahora que estas revelaciones físicas van dirigidas a manifestar una verdad espiritual, aunque pueda quedar oculta a un observador superficial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.