TALLER DE ESPIRITUALIDAD PARA BUSCADORES
(Se publican en el Blog las entradas correspondientes a los distintos Módulos que configuran el Taller conforme éste se va desarrollando para l@s que lo siguen de manera presencial, comenzando el sábado 6 febrero y concluyendo el domingo 16 de mayo de 2010)
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Taller de Espiritualidad para Buscadores:
+ Módulo 1: Ver entradas del sábado 6 y domingo 7 de febrero.
+ Módulo 2: Ver entradas del sábado 13 y domingo 14 de febrero.
+ Módulo 3: Ver entradas del sábado 20 y domingo 21 de febrero.
+ Módulo 4: Ver entradas del sábado 6 y domingo 7 de marzo.
+ Módulo 5: Ver entradas de los sábados 13 y 20 y domingos 14 y 21 de marzo.
+ Módulo 6: Ver entradas de los sábados 27 de marzo y 10 de abril y domingos 28 de marzo y 11 de abril.
+ Módulo 7: Ver entradas del sábado 17 y domingo 18 de abril.
+ Módulo 7: Convivencia vibracional y Espíritu encarnado (continuación):
Sábado de abril 24:
61. ¡Toma el mando y Ama!
62. La encarnación en una “cadena de vidas” (“reencarnaciones”)
63. La elección de cada nuevo eslabón en la cadena de vidas
Domingo de abril 25:
64. Final del “gran olvido”:
65. Hablamos de ti y de mí: estamos en acto de servicio por Amor
66. Hijos de Dios, no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él
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64. Final del “gran olvido”:
La encarnación inmanente del Espíritu en el plano humano culmina cuando alcanza su cénit la dinámica vibratoria interactiva y el alma alcanza el mayor rango consciencial y vibratorio posible en el plano humano. La vida física en la que esto se consigue habrá sido en un ser humano con consciencia sobre su dimensión espiritual, con discernimiento acerca de lo que “es” y “no es” y plenamente consciente de su verdadero ser: ¡soy el que soy!. Ha superado el “gran olvido” y se contempla por fin como lo que realmente es: Dios mismo o, si quiere, un “estado de Dios”.
San Bernardo describió muy bien a un hombre o mujer así: “aspira tranquilo a las bodas del Verbo (…), deja de temer iniciar una alianza de comunión con Dios (…) ¿A qué no podrá aspirar con seguridad ante él si se contempla embellecido con su imagen y luminoso con su semejanza?. ¿Por qué puede temer a la majestad, si su origen le infunde confianza?. Lo único que debe hacer es procurar conservar la nobleza de su condición con la honestidad de vida; esforzarse por embellecer y hermosear con el digno adorno de sus costumbres y afectos la gloria celestial que lleva impresa por sus orígenes » (San Bernardo; SC 83:1).
La presencia subyacente del Espíritu es tan viva, pujante y poderosa que el ser humano disfruta de
Tal como ya se recogió en la primera parte de este texto, de manera espectacular lo describió San Agustín: “Tarde os amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde os amé. Y he aquí que Vos estabais dentro de mí y yo de mí mismo estaba fuera; y por defuera yo os buscaba. Y en medio de las hermosuras que creasteis irrumpía yo con toda la insolencia de mi fealdad. Estabais conmigo y yo no estaba con Vos. Manteníanme alejado de Vos aquellas cosas que si en Vos no fuesen, no serían. Pero Vos derramasteis vuestra fragancia, la inhalé en mi respiro y ya suspiro por Vos” (Confesiones, Libro X, 27).
El cambio de tornas que la “Iluminación” representa es completo: ahora es la fuerza vibracional del Espíritu la que contagia y “tira” vibracionalmente hacia arriba de la materialidad, y no al revés. Este intenso tirón vibratorio que la dimensión espiritual da a la dimensión material lo experimenta el alma, que gozará de toda la energía vibracional que ha ido acumulando durante la dinámica vibratoria interactiva y la cadena de vidas en la que ha estado adherida a la materia; y estará lista para pasar a otros planos de existencia de mayor frecuencia vibratoria (como se examinará más tarde, especialmente en el epígrafe sobre el “Juicio Final” del Módulo 8, el paso del alma a otro plano existencial y vibracional no suele ser “individual”, de un alma específica, sino en un contexto de unidad con las almas de los demás seres humanos, produciéndose un salto consciencial colectivo de almas que están energéticamente preparadas para ello).
Se trata de algo fascinante. Como se ha insistido, todo comienza “de arriba hacia abajo” y tiene su correlato “de abajo hacia arriba”: una colosal dinámica que evidencia la unión entre Creador y Creación, sin separación alguna, con la consciencia como hilo conductor y el Amor como energía nutriente.
Recuérdese el arranque, que es “de arriba hacia abajo”: 1. Concentración: en Consciencia Perfecta y Concentración Absoluta, emana
Y aquí se desencadena el proceso “de abajo hacia arriba” (también denominado Absorción): 1. Como consecuencia de tal convivencia vibracional y por el efecto heterodinaje, surge el alma como tercera gama energético-vibracional. 2. Espíritu, alma y cuerpo protagonizan una dinámica vibratoria interactiva (grado de consciencia, estadio de conciencia, experiencias). 3. Y conforme se eleva el grado consciencial del ser humano, el alma va ganando frecuencia vibracional hasta hallarse en condiciones energéticas de “subir” hacia planos de mayor rango vibracional.
La expansión de la consciencia del ser humano expande, así, la propia Creación, haciendo que
Como se enunció en Capítulo 6, la indisoluble identidad entre Creador y Creación, por lo que
65. Hablamos de ti y de mí: estamos en acto de servicio por Amor
Llegados a este punto, conviene traer aquí unas espléndidas reflexiones de Félix Gracia –Hijos de la luz: un pacto de amor- que vienen como anillo al dedo a propósito de lo hasta aquí sintetizado y su aplicación al ser humano y nuestra condición de “buscadores”. Porque los hechos narrados han sucedido siempre y están sucediendo ahora. No hablamos, pues, de éste o de aquél, sino de ti y de mí, de nosotros. De nuestro Espíritu, inmanente y subyacente en la tierra siendo su hogar el cielo. El grito desgarrado que pide salir de las tinieblas no es un eco traído por el tiempo, sino el de tu garganta y la mía. No evocamos la historia ni hablamos de teorías, sino de la lectura viva de nuestra alma. Somos lo que se ha reflejado en las páginas anteriores: ¡Hijos de
No, no nos hemos perdido; ni estamos exiliados. Caminamos por el mundo para que el mundo –la materia, la carne- resucite. Nadie nos ha obligado, pues esa era nuestra voluntad y nuestro destino. Nos hicimos uno con
Que callen todas las voces y cesen las músicas todas. Que todo pare un instante y que se detenga el mundo. Silencio, para que puedas oír dentro de ti. Para que escuches en ti las palabras anteriores. Para que sientas que, más allá de dogmas y creencias, ésta es la verdad que sale del corazón: ¡Dios y el ser humano jamás han dejado de ser Uno!. No estamos, pues, condenados, sino en acto de servicio para expandir nuestra consciencia desde la tridimensionalidad, provocando, así, pequeños “big-bangs” que extienden los efectos del principal e impulsan la expansión de
66. Hijos de Dios, no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él
Dios mira por nuestros ojos y camina con nuestros pies. Pero lo hemos olvidado y nuestra existencia se convierte en dramática, no por causa de una pérdida, sino por un eran olvido. Si Dios escribiera la historia de la humanidad, enseñaría cómo se extendió a sí mismo haciéndose múltiple sin dejar de ser Uno; y cómo, para lograrlo, estableció la ilusión de la separación que da consistencia a su multiplicidad. Constataría que el ser humano es fruto de su misma Esencia, porque es Él mismo hecho visible. Y confirmaría que no fue creado o hecho por Él, sino que es un estado de Dios y, por lo tanto, testimonio de su eterna Inmanencia. Esta es nuestra grandeza: mi título de Hijo de Dios señala la más alta dignidad imaginable, no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él.
Esta es la auténtica realidad, el orden natural en el que se establece el pacto de amor que precede a la encarnación. Su reconocimiento sobrecoge y cambia radicalmente la visión del mundo y de nosotros mismos. Nada puede seguir siendo igual para aquél que ha accedido a tan suprema verdad. No somos resultado del error, ni pesa sobre nosotros vejación alguna. Todo es santo, inocente de culpa, bienaventurado. No hay trasgresión ni condena, sino manifestación de Dios. Este es el sublime pacto de amor que nos trajo al mundo.
Y cuando en nuestro corazón sentimos el ansia de liberación es, en el fondo, la advertencia de que la misión está cumplida, que la dinámica vibratoria interactiva está llegando al culmen. Pero su realización no significa una victoria sobre el estado de encadenamiento -nada hay que vencer donde todo es
Como escribió Teilhard de Chardin (Adora y confía), las leyes de la vida y las promesas de Dios garantizan que cuanto nos reprima e inquiete es falso. Cesan, entonces, todas las inquietudes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Se quiere lo que Dios quiere; y se vive feliz, en paz, siendo sólo, ni más ni menos, que Amor. Nada altera ni es capaz de quitar esa paz: ni la fatiga psíquica ni los posibles fallos morales. En el rostro brota una sonrisa que es reflejo de la que el Padre/Madre permanentemente nos dirige. Y como fuente de energía y criterio de verdad se coloca todo aquello que nos llena de la paz de Dios.
Llegado a este punto, el ser humano, consciente de su verdadero Ser y presto a volcarse en
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FIN MÓDULO 7
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