Como señala Ángel Almazán Soria (http://miradaesoterica.blogspot.com/), los diversos investigadores que han investigado sobre
Otros investigadores estiman que los templarios estuvieron en otros enclaves. Así, Javier Castán Lanaspa, en su libro Arquitectura templaria castellano-leonesa los sitúa en la iglesia leonesa de San Fiz do Seo, la iglesia de Santiago en Carrión de los Condes la iglesia del Castillo en Támara y posesiones en la burgalesa Villafrandovínez.
A su vez, Juan García Atienza amplía aún más los enclaves templarios, destacando, al comienzo y al final del tramo castellano leonés jacobeo un hospital y granja en Villafranca de Montes de Oca y la iglesia de San Juan en Villafranza del Bierzo.
Igualmente, los conventos cluniacenses y cistercienses atendieron a peregrinos, destacando por ejemplo el Hospital del Rey en Burgos, dependiente de las monjas de Las Huelgas, o el imponente convento antoniano de Castrojeriz.
¿Por qué estaban los templarios en el Camino de Santiago? Porque era una Orden con una doble función: monacal y militar. Esta doble vertiente de caballeros-monjes inevitablemente les hace estar en esta gran senda de peregrinación a Compostela, tanto para proteger inicialmente a la cristiandad de posibles ataques de los musulmanes, como para facilitar el paso de peregrinos y, también, para sus funciones religiosas y, en algunos casos, iniciáticas.
En este orden, Danie G. Rojo ha publicado un interesante texto en la web de Jacobeo 2010 (http://www.icaljacobeo.es/) dedicado a examinar la presencia del temple en el Camino de Santiago. Se recogen seguidamente sus contenidos:
Una orden también dedicada a facilitar el paso a los peregrinos
Los Caballeros Templarios, igual que otras órdenes militares, tuvieron una fuerte presencia en la ruta jacobea. Sólo en la región, diversos investigadores localizan diez enclaves como Villalcázar de Sirga y Ponferrada.
Aunque
Dada su doble función “monacal y militar”, el Temple se situó en la zona norte de España no sólo para “facilitar el paso de peregrinos”, sino “para proteger a la cristiandad de posibles ataques de la morisma” y “para sus funciones religiosas y, en algunos casos, iniciáticas”, según declara a
Fortalezas, iglesias, hospitales, casas, granjas, molinos... La orden se estableció de Oriente a Occidente de la península, Camino de Santiago y en otras zonas, gracias en buena parte a las “donaciones”, como afirma el también miembro de Templespaña Raúl Riesco Martínez en uno de los capítulos del libro Codex Templi (El País-Aguilar), donde también deja constancia de la fuerte presencia templaria en el Camino Francés a su paso por Castilla y León.
Diversos historiadores e investigadores, entre ellos el propio Riesco, localizan, con la seguridad que permiten las fuentes relativas a una orden desaparecida hace casi 700 años, hasta una decena de enclaves del Temple en la región, entre los que destacan los de Villalcázar de Sirga (Palencia) y Ponferrada (León), las “mayores encomiendas templarias del Camino” junto a la de San Fiz de Ermo (Lugo), según Riesco.
Villafranca Montes de Oca
La ruta comenzaría en Villafranca Montes de Oca (Burgos), donde el historiador Juan García Atienza identifica en su libro ‘Los enclaves templarios’ (Martínez Roca) una granja que “fue casa y hospital de templarios”, fundamentales para la protección de los peregrinos en unos montes en los que “se ocultaban numerosos bandidos”. Al sur de la capital burgalesa, en Frandovínez, los Pobres Caballeros de Cristo también tenían posesiones, según escribe Javier Castán Lanaspa en su libro ‘Arquitectura templaria castellano-leonesa’ (Universidad de Valladolid).
Ya en la provincia de Palencia, Gonzalo Martínez Díez localiza en ‘Los templarios en
En Palencia, Castán Lanaspa también asigna al Temple el antiguo hospital de peregrinos de Támara de Campos, hoy sede del Ayuntamiento y de un museo etnográfico, y la iglesia de Santiago, en Carrión de los Condes. “El friso de su fachada recuerda sospechosamente al pórtico de Villalcázar”, apunta Riesco, quien también reconoce como templario “un molino en la población, derruido en 1432”. El último enclave de la provincia tiene un nombre inequívoco, Terradillos de Templarios, donde la orden de freires tuvo “heredades” donadas por Alfonso VIII en 1191.
El castillo de Ponferrada
Bajo el dominio de la poderosa encomienda de Ponferrada (León) se encontraba la casa de Rabanal del Camino, situada frente a la parroquia de Santa María de
La iglesia de San Juan de San Fiz, a las afueras de Villafranca del Bierzo, también perteneció a los Pobres Caballeros, según García Atienza, así como la iglesia de San Fiz do Seo, consagrada a San Pelayo y
Así, y como recalca Ángel Almazán de Gracia, “hubo otras órdenes militares que tuvieron mayor dedicación a atender a los peregrinos que los templarios en Castilla y León, como la famosa Orden de Santiago”, con hospitales en Villalcázar de Sirga, Santa María de las Tiendas (Palencia), San Marcos, en León, y su hospital dependiente de San Miguel del Camino; “los Sanjuanistas u Orden de los Hospitalarios de San Juan”, conocida posteriormente como Orden de Malta; y “los conventos cluniacenses y cistercienses”, que igualmente asistieron a los romeros.
El Temple, entre iglesias y hospitales
En torno al Camino Francés a Santiago de Compostela se ubican seis enclaves templarios en Burgos y Palencia, entre los que brilla con luz propia Santa María
Protectores de la cristiandad en su conjunto antes que simplemente de los peregrinos a Compostela,
Los historiadores localizan en las dos primeras seis enclaves pertenecientes a los Pobres Caballeros de Cristo, pero, al tratarse de una orden disuelta en 1312, apenas queda nada de su memoria en muchos de los lugares donde vivieron, como una casa y hospital de Villafranca Montes de Oca (Burgos), borradas de la historia y del recuerdo de los actuales habitantes.
Las huellas del invierno todavía se palpan en la fuente cercana a
Hito fundamental en la ruta jacobea, Villafranca se sitúa en plena etapa de Belorado a San Juan de Ortega y sus Montes de Oca fueron siempre un paso peligroso para los peregrinos, tanto por los lobos como por los bandidos. Por esa razón, el Temple se situó en la zona, como afirma Juan García Atienza en su libro ‘Los enclaves templarios’ (Martínez Roca). Sin embargo, de esa presencia sólo queda un rastro de papel en los libros.
Lo mismo ocurre en Frandovínez, situada al sur de la ciudad de Burgos, donde el profesor titular de Historia del Arte Antiguo y Medieval de
Palencia
La huella de los Caballeros del Templo de Salomón comienza a hacerse más tangible al cruzar la frontera de Palencia, que alberga una de las tres encomiendas templarias más importantes del Camino de Santiago, la iglesia de Santa María
La primera parada de la ruta palentina se encuentra a la vereda del Camino de Santiago, en Támara de Campos, en cuyo punto más alto descansa un antiguo hospital de peregrinos de
A pocos kilómetros de allí, el peregrino puede maravillarse con uno de los hitos más monumentales de la ruta jacobea, la iglesia de Santa María
Ese cerdo, como recuerda el sacerdote, sustituyó misteriosamente al buey o toro de San Lucas en el tetramorfos del templo, una bella muestra de la transición del románico al gótico, entre cuyas joyas figura la talla de
En los dos primeros, como explica Jesús Fernández a quien quiera que visite el templo, se pueden contemplar varios relieves que representan a caballeros templarios, con sus mantos, cruces y escudos. Un retablo dedicado a los milagros de Santiago Apóstol rubrica la unión del Camino con la iglesia y la orden militar nacida en Tierra Santa.
Un molino, desaparecido en 1432, y la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes pertenecieron también a
La provincia más templaria de Castilla y León
La sombra de la orden templaria, desaparecida hace siete siglos, se convierte en una impresionante realidad en el Castillo de Ponferrada, pero en tierras leonesas, al paso del Camino de Santiago, se localizan tres enclaves más de los monjes guerreros.
La primavera está a un tiro de piedra y el sol de marzo brilla con fuerza, pero la nieve ha vuelto a cubrir, con un manto inmaculado imposible de igualar en la ciudad, Rabanal del Camino y sus alrededores. En este pueblo leonés se situaba antaño un enclave templario -hospital, según unos; casa relacionada con la explotación de las minas de Las Médulas, según otros-, el primero de la orden en el Camino Francés a Compostela a su paso por León, provincia que cuenta con una de las huellas más impresionantes de la presencia del Temple: el Castillo de Ponferrada.
El secretario de la junta vecinal de Rabanal, Juan José Prieto, presume de pueblo y de iglesia (la de Santa María de
A poca distancia, Prieto señala una casa que a los ojos de un visitante no destacaría del resto: “Es la casa de las cuatro esquinas, donde supuestamente pasó una noche Felipe II”. Unos pocos metros después, el secretario vuelve a detenerse ante otra vivienda: “Aunque no quede nada de la original, ésta era una casa de los templarios, un hospital”, afirma. Así es la sombra del Temple; se proyecta, desdibujada, en muchos puntos del Camino de Santiago, donde su presencia se pierde entre la historia y la leyenda, gracias en parte a contribuciones literarias como la famosa novela romántica ‘El señor de Bembibre’, del berciano Enrique Gil y Carrasco.
A veces, como para recordar que muchas tradiciones tienen una base de realidad, esa sombra se torna inequívocamente real, inmensa. Es el caso del Castillo del Ponferrada, que
Los templarios, el Conde de Lemos, los Reyes Católicos... Todos dejaron su huella en un edificio que “ha evolucionado de forma compleja, como un juego de construcción, como un castillo con muchos castillos dentro”, explica García Bueso, quien no tiene reparos a la hora de referirse a la historia más “esotérica” de la fortaleza. Ubicada en pleno casco antiguo de la villa, domina Ponferrada desde un promontorio, sobre “un eje de fuerzas, en la confluencia de los ríos Sil y Boeza”. Algo que, tratándose de los templarios, no fue casual.
A partir de 1994, con la redacción y posterior ejecución de un plan director -financiado por el Ministerio de Cultura,
El Camino de Santiago bordea parte del perímetro del castillo, cuya muralla exterior fue “reforzada y ampliada” por los templarios, que en 1308, un año después de que Felipe IV de Francia y el Papa Clemente V comenzaran su persecución, tuvieron que huir de la capital berciana, “primero al norte de Badajoz, a Albuquerque, y luego a Portugal”.
San Juan de San Fiz
Construida entre finales del siglo XII y principios del XIII, la iglesia de San Juan de San Fiz, en Villafranca del Bierzo, también estuvo vinculada con “las órdenes del Temple y de los hospitalarios”, según afirman historiadores como Juan García Atienza y tal y como se indica en un cartel informativo colocado junto al templo, exponente del románico rural de El Bierzo y ubicado a las afueras de Villafranca, en la carretera hacia Corullón.
Las imágenes de San Juan Bautista y María Magdalena presiden la iglesia, restaurada en 1987 y construida sobre unas ruinas romanas que pueden verse bajo las escaleras de acceso al altar. “Santo Tomas de Ollas, Santiago y San Juan de San Fiz, de Villafranca, y San Esteban de Corullón representan el románico más característico de El Bierzo”, recalca el párroco de Villafranca, Tomás Alija, para luego resaltar que San Juan de San Fiz ya era “un lugar emblemático en tiempos romanos y un lugar sagrado en el medievo”.
En la localidad de San Fiz do Seo, a la sombra de
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He visitado recientemente San Fiz do Seo y me ha llamado mucho la atención el retablo de su iglesia. He buscado información en Internet y ésta ha sido la única mención que he encontrado sobre la Iglesia, aunque no se mencione el retablo.
ResponderEliminar¿Puede recomendarme algún libro, blog, o web donde pueda saber algo sobre los orígenes, autor, época etc. del retablo? Se lo agradeceré mucho.
Te aconsejo visitar el siguiente enlace:
ResponderEliminarhttp://www.de-leon.com/default.asp?t=Religioso&act=6&id=2387
Las personas que lo gestionan probablemente disponen de la información que buscas.
Cordiales saludos.