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El ignorante se pone trabas a sí mismo
y se encarcela en un grado de consciencia
que defiende con vehemencia,
blandiendo opuestos y dualismos
para sostener sus tesis y antitesis.
El ignorante se implica emocionalmente,
ve diferencias en todas partes
y divide el mundo en función de su particular grado de consciencia.
Se encadena a sí mismo en tal grado
y rechaza aquella parte de
pues no agrada a sus juicios, criterios y opiniones.
El ignorante llama bueno y bien a lo que considera adecuado;
y a lo que no, malo y mal.
Denomina amor a sus afectos y predilecciones;
a lo que carece de estos, su amor no llega ni pertenece.
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Las Meditaciones emanadas de la lectura del poema Hsin Sin Ming, obra de Seng Tsan, uno de los primeros maestros chinos de Zen, se publican en el Blog de lunes a viernes (Primera entrada e introducción: martes 23 de febrero de 2010). El sábado 20 de marzo se insertó el compendio de las 28 primeras Meditaciones; y el sábado 27, las cinco siguientes.
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