Si miramos el mundo como un todo, nos damos cuenta de que casi nada funciona como es debido. La Tierra está enferma. Y como, por ser humanos, también somos Tierra —hombre viene de humus—, nos sentimos asimismo en cierta manera enfermos.
Parece evidente que no podemos proseguir en ese rumbo, pues nos llevaría a un abismo. Hemos sido tan insensatos en las últimas generaciones que hemos construido el principio de autodestrucción, al que hay que sumar el calentamiento global irreversible. Esto no es una fantasía de Hollywood. Entre aterrados y perplejos, nos preguntamos: ¿cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo vamos a escapar de esta situación global sin salida? ¿Qué colaboración puede aportar cada persona?
En primer lugar, hay que entender cuál es el eje estructurador de la sociedad-mundo, principal responsable de este peligroso itinerario. Es el tipo de economía que hemos inventado, con la cultura que la acompaña, que es de acumulación privada, de consumismo no solidario al precio de saquear la naturaleza. Todo se ha hecho mercancía para el intercambio competitivo. Dentro de esta dinámica sólo el más fuerte gana. Los otros pierden, o se agregan como socios subalternos o desaparecen. El resultado de esta lógica de competición de todos contra todos y de la falta de cooperación es la transferencia fantástica de riqueza para unos pocos fuertes, los grandes consorcios, al precio del empobrecimiento general.
Hay que reconocer que durante siglos, este intercambio competitivo ha conseguido abrigar a todos, mal que bien, bajo su paraguas. Creó mil facilidades para la existencia humana. Pero hoy, las posibilidades de este tipo de economía están agotándose como lo ha puesto en evidencia la crisis económico-financiera de 2008. La gran mayoría de los países y de las personas se encuentran excluidas. Brasil mismo no pasa de ser un socio subalterno de los grandes, para el cual se reserva la función de ser un exportador de materias primas y no un productor de innovaciones tecnológicas que le darían los medios de moldear su propio futuro. Todavía no nos hemos descolonizado totalmente.
O cambiamos o la Tierra corre peligro. ¿Dónde buscar el principio articulador de otra forma de vivir juntos, de un sueño nuevo hacia delante? En momentos de crisis total y estructural debemos consultar la fuente originaria de todo: la naturaleza. Ella nos enseña lo que las ciencias de la Tierra y de la vida hace mucho nos están diciendo: la ley básica del universo no es la competición, que divide y excluye, sino la cooperación, que suma e incluye. Todas las energías, todos los elementos, todos los seres vivos, desde las bacterias a los seres más complejos son interdependientes. Una urdimbre de conexiones los envuelve por todas partes, haciéndolos seres cooperativos y solidarios, contenido mayor del proyecto socialista. Gracias a esta urdimbre hemos llegado hasta aquí y podemos tener futuro por delante.
Aceptado este dato, estamos en condición de formular una salida para nuestras sociedades. Hay que hacer de la cooperación, conscientemente, un proyecto personal y colectivo, cosa que no se vio en Copenhague en la COP-15 sobre el clima. En vez del intercambio competitivo donde sólo uno gana y los demás pierden, debemos fortalecer el intercambio complementario y cooperativo, el gran ideal del «bien vivir» (sumak kawsay) de los andinos, mediante el cual todos ganan porque todos participan. Hay que asumir lo que la mente brillante del Nóbel de matemáticas John Nesh formuló: el principio gana-gana, por el cual todos, dialogando y cediendo, salen beneficiados sin que haya perdedores.
Para convivir humanamente inventamos la economía, la política, la cultura, la ética y la religión. Pero hemos desnaturalizado estas realidades «sagradas» envenenándolas con la competición y el individualismo, desgarrando así el tejido social.
La nueva centralidad social y la nueva racionalidad necesaria y salvadora están fundadas en la cooperación, en elpathos, en el sentimiento profundo de pertenencia, de familiaridad, de hospitalidad y de hermandad con todos los seres. Si no realizamos esta conversión, preparémonos para lo peor.
Autor: Leonardo Boff
Fuente: Koinonia
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Las Aportaciones para la plasmación de la consciencia expandida y la red consciencial se publican en el Blog los martes, miércoles y jueves. Hasta ahora se han insertado las siguientes:
0. Solicitud de aportaciones (entrada de fecha 19 de enero) 1. La hora y el turno de la “ecología mental” (Leonardo Boff) (20 de enero) 2. Más de lo mismo. ?No! (Federico Mayor Zaragoza) (20 de enero) 3. 2010: Año del Amor Incondicional y del Paraíso en la Tierra (Domingo Díaz) (20 de enero) 4. Es tiempo de los ciudadanos (Xavier Caño Tamallo) (21 de enero) 5. 2010: Latido Mundial (Latido Mundial) (21 de enero) 6. Ser Dios mismo, aplicándonos en conseguir las cualidades que le atribuimos (José Manuel Piñero) (21 de enero) 7. Consciencia ampliada (José Julio Ruiz Benavides) (21 de enero) 8. Elogio de la metamorfosis (Edgar Morin) (22 de enero) 9. Pautas de Sintonización y Activación Energético-Vibratoria (Asthar Sheran) (23 de enero) 10. Consciencia y “participation mystique” (José Tamayo) (25 de enero) 11. Expansión de la consciencia: Redes de consumo local (Pilar S.) (26 de enero) 12. Más allá del horizonte (Julio Andrés Pagano) (26 de enero) 13. Consciencia y unificación de la física en el marco de la nueva ciencia (Rafael López Guerrero) (27 de enero) 14. Organización del trabajo e invasión de la privacidad: correr por correr (Sidi Mohamed Barkat) (29 de enero) 15. Aprovechemos la crisis para transformar el sistema (José Carlos García Fajardo) (29 de enero) 16. La crisis del ego (Jordi Pigen) (01 de febrero) 17. Ciencia de la Totalidad (Fernando Narayana) (02 de febrero) 18. ?Cuánto dinero es suficiente para una vida buena? (Robert Skidelsky) (05 de febrero) 19. Un nuevo paradigma (Freeman) (10 de febrero) 20. Tertulia: una práctica concreta para la expansión consciencial (Concha Redondo) (10 de febrero) 21. El cambio en lo religioso y en el “modo de conocer” (Enrique Martínez Lozano) (10 de febrero) 22. Hay que dejar de ver tragedias y noticias negativas (Nathan Romano)(16 de febrero) 23. La ciencia en su Totalidad (Fernando Narayana) (17 de febrero) 24. Islam y altermundismo (Yafar Abdellah) (18 de febrero) 25. La Era de la Libre Ascensión (?ngel González) (23 de febrero) 26. Cambio de perspectiva o nueva percepción de la realidad (Ana Valle) (24 de febrero) 27. ?Utopías? ?No!: Derechos Fundamentales ineludibles (Freeman) (25 de febrero) 28. Democratizar la educación (Shakira) (2 de marzo) 29. Nos veremos en el Viaje (Emilio Carrillo) (3 de marzo) 30. Crece el voluntariado (Bernardo Kliksberg) (4 de marzo) 31. De súbditos a ciudadanos, la gran transición (Federico Mayor Zaragoza) (9 de marzo) 32. Nueva etapa (Espiritualidad y Política) (10 de marzo) 33. Red consciencial (Emilio Carrillo) (11 de marzo) 34. Red consciencial y protocolo general de actuación (Freeman) (11 de marzo) 35. Espiritualidad, acción y desapego (Vandana Shiva) (23 de marzo) 36. Criterios para una percepción auténtica de la realidad (Ana M? Schlüter Rodés) (24 de marzo) 37. La civilización empática (Jeremy Rifkin)(25 de marzo) 38. La que estamos liando entre todos (Karolus)(30 de marzo) 39. Caminos de búsqueda (Cristina Vega)(31 de marzo) 40. La práctica de la relajación en las aulas (Mª Mar Pérez López) (1 de abril) 41. Importancia de las creencias positivas en nuestra vida (Mónica Cáceres) (6 de abril) 42. Un Tiempo de Gran Liberación (Sananda) 43. El paradigma que viene (Ken Wilber) (8 de abril) 44. Querer para poder (Adama) (13 de abril) 45. Lo importante no es lo que nos ocurre, sino como actuamos ante ello (Enrique Álvarez) (14 de abril) 46. Sumergirse más profundo, volar más alto y percibir con mayor comprensión (Arcángel Miguel) (15 de abril) 47. La masa crítica y la teoría del centésimo mono (Enrique Martínez Lozano) (20 de abril) 48. Miedo, rebelión, libertad (Federico Mayor Zaragoza) (21 de abril)
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