Ibrahima es un joven senegalés, musulmán, deportado a su país tras ser arrestado en España por no tener “papeles”. Antes de su expulsión pasó unas semanas en un centro de internamiento. Lo dirige una religiosa, Carmelita de
Ya en su tierra de origen, Ibrahima escribió a religiosa. Y ella ha distribuido la carta entre algunos amigos. Llegó así al hermano Abdón, monje cisterciense del Monasterio de Santa María de las Escalonias (Hornachuelos Córdoba), que, corrigiendo apenas un poco el castellano del muchacho, se lo ha remitido a Concha Redondo y ella al Blog.
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Me recuerdo de tus primeras palabras que has dicho en la primera clase: que en este curso vamos a aprender que lo que somos de verdad no es lo que creemos ser, porque no somos lo que pensamos ser…
Hoy estoy escribiendo con conocimiento de causa y por experiencia.
Cuando yo estaba en el centro de internamiento yo sabía que algo iba ocurrir en el futuro: yo tenía miedo y mi mente siempre estaba en el futuro. El centro fue un lugar muy triste y muy injusto: esa tristeza y esa injusticia estaban destruyendo mi espíritu y mis ganas de luchar por una vida mejor.
Cuatro aspectos del miedo –que son: la preocupación, la inquietud, la ansiedad y el estrés- eran mis constantes compañeros; este lugar estaba torturando mi conciencia, arrebatando mi humanidad y mi esperanza de un mundo mejor
Esta tristeza y este miedo estaban afectando a mi cuerpo: yo no tenía más hambre; había momentos en que tenía dolor de vientre por culpa del miedo psicológico que había creado mi mente.
Cuando usted ha llegado con el libro (El poder del Ahora), leyéndolo, casi todo ha cambiado. Yo hacía ejercicios, como en la pagina 79, diciendo: Cuando estás lleno de problemas no hay espacio para que pueda entrar nada nuevo, no hay lugar para una solución; por eso, cuando puedas, date espacio, crea el espacio que te permita encontrar la corriente de vida que subyace a tu situación; emplea tus sentidos plenamente; trata de estar donde estas; mira a tu alrededor, simplemente mira sin interpretar; observa la luz, las formas, los colores, las texturas…; sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa; sé consciente del espacio que permite que cada cosa sea; escucha los sonidos, no los juzgues; escucha el silencio, debajo de los sonidos; toca algo cualquier cosa y siente y reconoce su ser; observa el ritmo de tu respiración, siente cómo fluye el aire dentro y fuera…
Yo sé también que, por culpa de mi mente, me he creado mi falso yo. Yo sé ahora que no debemos entregar toda nuestra atención a la mente, porque casi todos los problemas son ilusiones mentales. Yo sé que nunca debemos convertir las cosas en un problema, y sé también que el mejor indicador de tu nivel de consciencia es tu forma de afrontar les desafíos de la vida.
Todas esas palabras de este libro me han ayudo a salir adelante. Te digo una vez más: gracias por todo, y que el Dios de los humanos, sea cual sea el tuyo, te bendiga.
Ibrahima
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Gracias Emilio Carrillo por transcribir el pensamiento, sensible y sincero, de este jóven senegalés (musulmán) que tan brillantemente asimiló la enseñanza de Eckhart Tolle; gracias Ibrahima por abrir tu corazón a esta religiosa y abrir tu mente más allá de los límites impuestos por la religión aprendida de niño y ser capaz de "renacer" y volver a ver todo con una nueva visión, convirtiendo tus ojos en FAROS DE LUZ y alejándolos de ser "proyectores de miedo"; gracias a la religiosa, a los amigos por los que circuló la carta y al hermano Abdón y Concha Redondo por ver en las palabras de Ibrahima (deportado y con experiencias tan dolorosas) el despertar de la conciencia y el "nacimiento" del hombre nuevo, porque él representa la Esperanza de toda la Humanidad y la inminente evolución del hombre "racional" al hombre "luminoso".
ResponderEliminarAMOR PARA TODOS VOSOTROS
Gracias a ti, Arito Leo, y todo nuestro Amor.
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