Estimados amig@s:
En estos días tan señalados e importantes para el humano en particular y para la humanidad en general, me atrevo a redactar y recopilar estás simples reflexiones y citas de otros autores, que llevan días, por no decir semanas, saliendo de mi alma y rondando por mi mente.
A la simple y profunda pregunta de ¿qué hacer en estos momentos?,
brota de mi corazón e intuición los siguientes postulados y acciones.
Esquemáticamente, los dividiría en tres apartados correlacionados y
jerárquicamente expuestos. De tal forma que, si no siento e interiorizo el
primero, el siguiente queda incompleto y posiblemente sin efecto.
1. La comprensión y aceptación del momento presente:
Es vital comprender lo que está pasando y por qué estoy aquí. Este
tiempo que llevamos estudiando, reflexionando e interiorizando las enseñanzas,
es la parte teórica de la comprensión que necesitamos para desarrollar y
adoptar una actitud teosófica en la vida que nos ayude cada día en nuestra
evolución humana y espiritual.
Cuántas veces hemos leído y escuchado:
+"Todo es perfecto".
+"Todo está en su sitio".
+"Todo tiene su por qué y para qué" (Emilio Carrillo).
+"Estad atentos a la señales porque no se sabe ni el día, ni
la hora" (Jesús de Nazaret).
En este momento, que es parte de los acontecimientos anunciados,
desde el silencio y ecuanimidad, debo asimilar y comprender que estas
afirmaciones están dentro de la VERDAD.
El comprender e interiorizar el momento presente debe aportar paz,
tranquilidad, sosiego, esperanza, alegría y gratitud.
+Estoy dónde estoy porque lo he elegido.
+Estoy dónde estoy porque es el momento que necesito para avanzar
en mi crecimiento espiritual.
+Estoy dónde estoy porque es la cosecha de mis vidas anteriores.
+Estoy dónde estoy porque es lo que he pactado antes de venir.
+Y estoy dónde estoy porque esta vida es la almazara que necesito
para llenar la lámpara de aceite, no para darle brillo, sino para irla llenando
poco.
2. Qué hacer ahora:
Lo que me resuena es NADA… No hay que hacer nada que no esté
haciendo.
No es el momento de llenar la mente con más conocimientos, sino de
llenarla de sabiduría, que no es otra cosa que la práctica del conocimiento.
Es el momento de confiar en la vida, de abrir los brazos
dándole gracias a la Divinidad por estos momentos de crecimiento,
solicitándole al mismo tiempo, que sean lo menos dolorosos para todos los
seres sintientes
¿Qué más puedo hacer?.
+"Situarme en el centro del huracán", en silencio y
tratando de percibir las señales.
+" Vivir, viviendo".
+"Ser un vividor".
+"Ser un buen amigo".
+"No confundir la generosidad y la compasión con el
buenísmo" (Emilio Carrillo).
+"Nariz vertical, mirada horizontal" (Dogen).
Qué maravilla, cuánta enseñanza acumulada.
En definitiva, vivir estos acontecimientos cómo el final de una
fase de aprendizaje (conocimiento) y el comienzo de un nuevo mundo (sabiduría).
3. Qué hacer para el nacimiento de un nuevo mundo:
+"Aquello que para la oruga se llama fin del mundo, para el
resto del mundo se llama mariposa" (Lao- tse).
+"Ojos nuevos para un mundo nuevo" (Gandhi).
+"El que tenga oídos para oír que oiga".
+"Bienaventurados vuestros ojos porque ven; y vuestros oídos
porque oyen" (Jesús de Nazaret).
Más claro imposible, más profundo tampoco. No olvidemos que nuestra
evolución espiritual es individual, personal e intransferible. "No puedo
dar aceite de mi lámpara a las necias", pero cuánto mayor sea mi
evolución, más se reflejará y proyectará en la humanidad.
Expuesto esto con mi mayor humildad y sinceridad, hay otra pregunta
que también me mueve. Si Jesús de Nazaret (lo pongo como ejemplo porque es mi
referente) estuviera ahora encarnado físicamente entre nosotros, ¿qué
haría? Me atrevería a decir, que en este momento, se hubiera retirado otra vez
al desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. ¿Y después? Pongamos cada
uno un poquito de imaginación.
Un abrazo para tod@s.
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