Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

30/10/21

"Congreso Internacional Consciencia y Sociedad Distópica: de la distopía a la libertad", entrevista a Emilio Carrillo

Audio (duración: 00:34:37 –del minuto 2:25 al 37:02 de la grabación-) de la entrevista compartida por Emilio Carrillo para Mágica Vida Radio, el 8 de octubre de 2021, titulada Congreso Internacional Consciencia y Sociedad Distópica: de la distopía a la libertad:

https://www.spreaker.com/user/ninomd/mv-246-emilio-carrillo-congreso-internac

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28/10/21

Gestión del estrés interior

Entre las diversas fuentes de estrés, una que suele obviarse y que tiene una incidencia muy alta en nuestra calidad de vida interna, proviene, precisamente, de nuestro propio interior.

Al margen del estrés que recibimos de nuestro entorno o circunstancia de vida, la forma en que nosotros mismos nos posicionamos en nuestro interior, puede ser una fuente de tensión que emana desde nuestra esencia más profunda hacia el exterior. Si esta tensión no se gestiona bien, puede expandirse y convertirse en una causa de estrés para las personas de nuestro entorno y convertirnos con ello, en personas tóxicas.

ACOMÓDATE EN TI

• Hay un reflejo muy marcado entre la forma en que sientes comodidad dentro de ti y la comodidad que te procuras de forma física.

• Intenta, cada día, poner consciencia sobre aquello que te incomoda dentro de ti y observa tu postura física en ese momento. Si no estás en una postura cómoda, invierte el proceso unos instantes. Crea un espacio para adoptar una postura física cómoda y observa entonces, al acomodarte físicamente, si la percepción interior de tu incomodidad mejora o surgen nuevas formas de posicionarte.

• Poner atención a procurarte comodidad, te la creará también dentro de ti.

SUELTA EL JUICIO Y SIENTE

• Cuando tomas contacto con una persona cuyo nivel de consciencia está próximo a la iluminación (una gran cantidad de lucidez) lo primero que te dice sobre lo que siente es precisamente eso, que solo siente. El juicio ha desaparecido y con él, toda actividad emocional.

• No juzgar lo externo, dentro de la complejidad que supone, es relativamente fácil comparado con soltar el juicio hacia nosotros mismos.

• Negarnos a sentir lo que sentimos, cuestionar nuestra intuición, forzarnos a estar dónde o quién no nos sentimos bien y tratar de acallar nuestra verdad para no incomodar a los demás, es una fuente de estrés tan dañina, que puede generar, incluso, dolor a nuestro alrededor.

• Para soltar el juicio no es preciso cultivar el hábito de meditar. Si lo tienes puede ayudar, pero no se requiere.

• Busca o crea un lugar sereno. Si es posible, la mejor postura para esto es estar de pie de forma firmemente cómoda, pero también puede valer sentarse en una silla con la misma actitud.

• Trata de conectar tu sentido de la vista con el de tu sentimiento en lugar de con tu juicio y siente lo que te dice aquello que te rodea. Una vez logres no juzgar tu entorno y solo lo sientas, cierra los ojos físicos y, desde el punto vital de tu entrecejo, mira hacia adentro de ti y conecta de nuevo esta mirada con tu sentimiento. En el momento en que te mires sin temor y no emitas juicio sino amor, ese mismo amor lo emitirás también a tu alrededor.

CONSTRUYE TU PAZ

• Una de nuestras cualidades esenciales para alcanzar nuestra plenitud es cultivar nuestra capacidad de crear.

• La creatividad la podemos usar para múltiples funciones: crear nuestro futuro, crear nuestro hogar, resolver un problema, cocinar un nuevo plato, para encontrar trabajo, para dar una sorpresa... pero invertirla en la posibilidad de construir tu paz, es una decisión que, solo por el hecho de tomarla, ya puedes sentir el efecto del primer ladrillo.

• Cultiva hábitos y actividades que amplíen tu silencio interior.

• Crea un rincón en tu hogar para regar y hacer crecer tu paz. Para ello, como reflejo, puedes tener una sencilla y sutil planta en este lugar cuyo cuidado y atención a su riego y crecimiento, lo vivas como un reflejo del que haces con tu propia paz.

• Cada día, anota aquello que dentro de ti te quitó paz y aquello que te la aporta. Una vez lo ves, es más fácil gestionarlo desde la ausencia de juicio.

• Recuerda que tu paz interior será, además, una consecuencia de hacer las paces contigo. Perdonarte será un ingrediente esencial. Por lo tanto, un sencillo detalle decorativo que muestre cada uno de tus avances, (puede ser un hilo imantado donde cuelgas imágenes, dibujos o notas de tus avances) también te ayudará a reforzar tu compromiso.

En la misma proporción en que consigues soltar el estrés que creas en tu interior, logras fortalecer el músculo interno capaz de evitar que el estrés ajeno te influya.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)

https://andrestarazona.com/

Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en

el Diseño Sentidointeriorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.

Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de este enlace:

https://bit.ly/Habitar-PDF

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26/10/21

La libertad es primordial para el propósito de Dios


Desde la nada y el no saber,

acepto la vida con respeto y amor.

La vida de la incertidumbre, de la duda...

de los tiempos de cada actualidad… 

 

Mi ser profundo es consciente de que todo tiene un sentido;

y mira el orden del Universo, el Orden Natural,

donde lo humano parece expresar

el sinsentido del Gran Orden.

 

Pero mi ser aprende que la libertad,

que puede traer el desorden,

es primordial para el propósito del Vacío, del Principio, de Dios...

cuya expresión es el Universo mismo.

 

El Hijo del Hombre, Cristo, expresión máxima de Dios,

experimentó la incertidumbre -"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"-

y la vivió como parte de los planes del Padre:

"Todo se ha cumplido".

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Autora: Concha Redondo (concharedondo@gmail.com)

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Más allá de Deéelij: Si la vida te da la espalda… ¡cógele el culo!

Hay sabios dichos que albergan en ellos una profundidad que la mayoría de las veces pasa desapercibida, quedándose en un uso superficial de ellos y pasan a ser simples frases usadas continuadamente lejos de comprenderse lo que conllevan en sí, como el famoso: TODO ES PERFECTO”.

Y pregunto: ¿qué significa?

Hace unos años no comprendía la amplitud de tan poderosa frase. Hoy día me siento más próxima a la comprensión de la misma, resonando en mí cada palabra como un caño de energía vibracional que sacude cada parte de este cuerpo 3D.

Estimado lector, procuraré ser lo más directa, sencilla y llana posible dentro de la complejidad de lo que quiero transmitirte, para compartir las percepciones que se hacen presente en mí a través de estas palabras.

Partamos del diálogo.

Aquí hacemos uso de la usual Como es adentro, es afuera, de la mano de La ley del espejo”.

Hablaré en primera persona, para que así cada ser pueda hacer su propio auto-análisis al exponerse cada cuestión.

Bien. Si mi comunicación conmigo es destructiva en el día a día… ¿Cómo puedo ser comunicativa desde la asertividad con el mundo?

Creemos tener una comunicación sana, basada en el “respeto” (de este entrecomillado ya hablaremos en otro momento, pero animo a buscar el significado real de esta palabra en un diccionario de los años 70, antes de que modificasen el mismo para más adoctrinamiento; os sorprendería el uso que se le da muy lejos de su significado real); continúo, pero lo real es que se tiene muy normalizado un diálogo destructivo.

El simple hecho de dar una opinión no solicitada, ya es destruir un diálogo y de la forma más dolorosa que pueda darse, pues cuando ejercemos este auto-adjudicado derecho de decir abiertamente a otros como deben Ser-Tener-Hacer sin que hayan solicitado nuestra opinión y/o ayuda, ya se le está privando de su libertad, sin dejarle ser en la perfecta experimentación del momento que esté viviendo en su vida como ser encarnado en este plano 3D.

Cuando entro en esta necesidad de decir a otros como vivir su vida, por aparentemente pequeño que sea ese acontecimiento que se está efectuando, dejo de empatizar con el otro, por tanto, ¿con quién no estoy empatizando?

En primera instancia conmigo, pues “como es adentro, es afuera; perdiendo mi total libertad y capacidad volitiva al verme condicionada por un concepto que no me deja entender en ese instante la perfección del momento que acontece para el otro y para mí. El mismo concepto que me ha hecho reaccionar desde la irracionalidad de la mente, pues al verlo en el otro, la mente reniega del espejo y aquí comienza la vorágine de sufrimiento.

Llega la queja: “tengo ansiedad, me duele el pecho, me duele la cabeza, el estómago…” ¿Cuántas veces me habré enfrentado conmigo y el mundo hasta somatizar de tal forma mi cuerpo?

Aquí paso a entrar en la no “asertividad”, siendo esta, básicamente la capacidad de llegar a un acuerdo sin necesidad de entrar en conflicto. Preguntémonos: ¿Cuántas veces entro al conflicto al cabo del día?

Entrar en conflicto es entrar en enfrentamiento, primero conmigo pues me sustento en un sistema de creencias y luego con el otro, al procurar imponerle mi punto de vista. Diferenciemos, una cosa es debatir desde una asertividad para compartir experiencias, y otra muy diferente es discutir desde la oposición y no apertura a nueva información.

Y aquí entrará la mente a decir: “Yo nunca entro en conflicto”.

Bien, parece una aparente aceptación, y aquí me pregunto: ¿Me somatizo en mi día a día?

Si hay somatización en el cuerpo, no hay aceptación, por tanto, no asertividad, por consiguiente, no hay empatía ni diálogo constructivo, pues el hecho de no expresar abiertamente un descuerdo hacia el exterior, no quiere decir que interiormente no se esté dando, por tanto, aquí hablamos de resignación y la mente maquillando con falsa aceptación del momento, y aquí es donde viene el Ego espiritual.

¿Tan soberbia y egoísta soy para no deja ser a otros?

No, es la mente quien usa esas pautas, yo no soy mi mente, pero mi mente es parte de mí y mi trabajo aquí conmigo y con el mundo es hacerme responsable de ir transmutando estos patrones que hacen emerger en mí una reacción poniéndome en guerra con el mundo físico.

¿Y por qué esta imperiosa necesidad?

Por querer TENER RAZÓN. Sí, sí, esta es la mayor preocupación de la mente, tener razón pues el no tenerla sería bajarse a la humildad de ser aprendiz, pero… ¿Cuándo dejé de ser aprendiz? Ven que te lo digo bajito al oído… NUNCA

Llegados aquí, hay quienes se cuestionarán y dirán para sí: “Yo nunca busco tener razón, pues siempre cedo”. ¡Vaya! Otro juego de nuestra mente.

¿A caso el ceder no es ser no asertiva conmigo?

Si cedo desde la resignación es por miedo al conflicto, ¿y qué se esconde detrás de esto? Miedo a que no me acepten, porque no me acepto, miedo a que no me den reconocimiento, por tanto, miedo a perder nuevamente la razón, de una forma más sutil, pero no menos dañina que quien la impone o pide a gritos.

Por tanto, ¿Qué es la perfección del todo?

La perfección lejos de la neurolingüística que nos programa con patrones de auto-exigencias, es lo más ancestral que hay en nuestro ser. Es dejar ser a cada persona, a cada situación sin interferir en sus procesos, dándome mi lugar sin intención de dañar a nadie, aceptando cada momento y comprendiendo que siempre aquello a lo que mi mente se resiste, es divinamente perfecto para mi evolución, la de los seres que me acompañan, para la Unidad Divina evolutiva en movimiento constante hacia un alumbramiento mayor donde no se rechazan sombras ni se enaltecen luces, simplemente se es desde la mayor honestidad hermanada con la humildad del ser en equilibrio.

Si entendemos esto así, la resiliencia se hará presente en mí, viendo oportunidad de evolución donde la mente ve fracaso. Por tanto, ahí verás claramente a la vida dándote la espalda y esta vez, en vez de ahogarte en un mar de lágrimas, te sorprenderás cogiéndole el culo y, consecuentemente, emprendiendo un nuevo vuelo cargado de aventuras divinamente perfectas.

TODO ES POSIBLE, TODO ES PERFECTO, TODO ES EVOLUCIÓN”.

Con amor

Fdo: Ajalàa.

ajalaadetrap@gmail.com

 

Ya se terminó de publicar Memoria de un descarnado. En este enlace podrás encontrar los audiolibros de todos los capítulos:

https://www.ivoox.com/podcast-memorias-descarnado_sq_f11142097_1.html

 

Posdata:

En el artículo del día 01/12/2020 (“¿Rojo octubre, peligroso noviembre y brillante diciembre? III Parte”) comuniqué que personalmente había recibido por psicografía una serie de técnicas y procesos para aplicar en psicoterapia que solucionaba el 80% de los problemas psicológicos del ser humano. La explicación resumida de esta psicoterapia es que elimina el ego, te reconecta con tu alma (conecta la Particularidad con la Singularidad) y tienes control emocional siendo feliz en tu vida actual; al mismo tiempo dije que lo había transferido a dos Almitas maravillosas (psicólogas) que os los podía ofrecer mediante terapia, obvio que, con remuneración, pues es su trabajo, y que además ellas lo harán pues mis tiempos están contados para seguir en esa labor. No se trata de dar una formación, sino de recibir terapia para quien lo necesite. Durante un tiempo os habéis puesto en contacto conmigo para luego realizar el contacto con ellas (Rosario y Yesenia), pero ahora ya podéis hacerlo de forma directa mediante su correo profesional: terapia.psico2@gmail.com También podéis visitar su Web: http://www.psico2-internacional.es

Para las actualizaciones de “Todo Deéelij” y preguntas sencillas: deeelij@gmail.com

Nota a la posdata: si quieres recibir esta ayuda terapéutica más vale que te comprometas contigo mismo, pues es exigente. Sólo apto para valientes y no timoratos. Ah, y hay lista de espera, que conste, así que ve pillando sitio, hueco o número.

Audio libro testimonio terapéutico de Mario:

https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-01-audios-mp3_rf_69779795_1.html/

Audio libro testimonio terapéutico de Marisol:

http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2021/06/testimonio-presentacion-por-deeelij.html/

Audio libro testimonio terapéutico de Jordi:

https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-03-audios-mp3_rf_71720654_1.html/

Audio libro testimonio terapéutico de Angelika:

https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-04-audios-mp3_rf_74763047_1.html

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25/10/21

De la práctica religiosa (Proyecto “La Física de la Espiritualidad”: 43)


 La Filosofía perenne entra en este capítulo, en una espinosa cuestión, dado que parece torpedear por debajo de la línea de flotación, lo que para la inmensa mayoría de la gente religiosa supone el fundamento de su Fe, la que le transmitieron sus padres y abuelos, la “práctica religiosa” o, como se suelen definir los católicos piadosos, como “católicos practicantes”, los que hacen práctica religiosa que, en general, no va habitualmente más allá de ir a misa los domingos. Lo mismo es aplicable en el resto de las religiones que basan su seguimiento en la realización de ritos, liturgias y solemnidades practicadas en los templos. Es por esto que soy consciente que las reflexiones a continuación pueden tener el demoledor efecto de un soplo sobre un castillo de naipes, si es este castillo el que sostiene y mantiene la Fe de las gentes, bien sean católicas, musulmanas o budistas.

Aunque ya lo dice San Pablo, más o menos en 1corintos 13: ya podría ir yo a misa todos los domingos y fiestas de guardar, rezar todos los días un rosario a la Virgen y echar veinte euros de limosna cada domingo, si no tengo amor, todo eso es chatarra inútil, ruidos estridentes y una gran mentira con apariencia de verdad.

Ritos, símbolos y sacramentos

La liturgia es valiosa en cuanto nos recuerda lo que debería ser nuestra relación con la Divina realidad. En principio cualquier rito o sacramento es igual de bueno y válido que cualquier otro, siempre que sean un símbolo de la Divinidad.

El apego a los ritos

Nuestra querencia con las liturgias de nuestra etnia se debe a qué están adaptada a nuestra mentalidad y cultura, nada más.

Si estamos acostumbrados a pensar en Dios mediante una serie de símbolos, nos cuesta mucho cambiar y pensar en Él por medios de símbolos ajenos a nosotros.

La palabra es el más preciado de nuestros símbolos. Las imágenes, las pinturas, los iconos (a pesar de que una imagen vale más que mil palabras) comunica la Verdad de una forma mucho más vaga.

Los claustros de las iglesias medievales eran el equivalente escultórico del catecismo, del Evangelio y la teología, entre otras cosas porque la población era en su mayoría analfabeta, y además las misas se decían en latín, algo incomprensible para la mentalidad actual, salvo por considerar que la liturgia era o debía ser sólo propiedad de entendidos, por lo que el acceso a la palabra era muy limitado. Dicen (acaso sea una leyenda urbana), que el rezo del rosario se popularizó entre las gentes durante la misa, para mantenerla entretenida mientras el cura decía cosas ininteligibles. Pero a través de las imágenes, pinturas y bajorrelieves las gentes adquirían ideas y sus creencias. Los indios católicos americanos han distorsionado su fe a propósito de mirar las pinturas que los conquistadores dejaban en las iglesias.

El abigarramiento artístico de las iglesias católicas, inducían, según San Bernardo (refiriéndose a Cluny), a la tentación de leer antes en los mármoles que en los libros. Por eso, la austeridad cisterciense va dirigida a la contemplación pura y el conocimiento unitivo de la Divina realidad.

Según el Bhagavad Gita, el culto exotérico (que ven los demás), encierra un oculto deseo de éxito mundano en quien lo practica (para ser visto y admirado por su piedad). Y mira que Jesús se desgañitó recomendando rezar en lo escondido en vez de en los primeros bancos de los templos.

Nadie ve al que ora en su estancia a solas (y no puede ser admirado), pero todo el mundo ve el que va al frente de las procesiones y participa en las solemnidades ocupando los primeros puestos (y puede serlo).

Sigue diciendo el Bhagavad Gita, que hay cuatro tipos de adoradores de Dios, el cansado del mundo, el que busca conocimiento, el que busca felicidad y el hombre que alcanza el discernimiento espiritual. Este último es el mejor, porque no está embotado por deseos mundanos (que los demás tienen).

La práctica constante de ritos sacramentales con fe y devoción producen en la persona efectos duraderos en algo que no es ni su mente ni su cerebro, como un vórtice que comunica con una realidad inmaterial “allá fuera” (o “allá dentro”), distinto de algo generado por la propia imaginación y por algo que responde a las plegarias. Se puede pensar en los devas, (santos y vírgenes de nuestra devoción y de nuestro pueblo), o dioses locales, que centran la fe de las gentes sencillas. Parece ser que la devoción a los santos y vírgenes del lugar se debió a la obligación de sustituir en las aldeas rurales a los lares y penates (diosecillos locales de los campesinos paganos) por su equivalente cristiano, ya que Jesucristo y la Santísima Trinidad, en los primeros siglos del cristianismo como religión del Imperio, era para ellos como Júpiter o Saturno, dioses del Olimpo, allá en Roma.

El sacrificio ritual se basa en la creencia de que los dioses se alimentan de ellos. Es una idea ciertamente primitiva y tosca, pero con visos de verdad, porque cuando los rituales se abandonan y las gentes dejan de creer en ese mecanismo de alimentación del dios, éste enferma de olvido y finalmente muere. Esto sucede con las devociones pasajeras a un santo o una virgen (un deva), que otrora atraía muchos peregrinos y ahora ya no. Ermitas y capillas, centros de peregrinación, que ahora son casi restos arqueológicos que acogen el espíritu muerto de un deva que en otro tiempo lo fue y ahora ya no. Esto parece ser que ocurrió en Inglaterra con Thomas Becket. La razón de esta muerte del deva no es la de su espíritu, sino la de los pensamientos y sentimientos de las gentes hacia esa particular y limitada forma de dios.

El celo del Templo consume

La presencia que las gentes experimentan de la divinidad en los edificios consagrados, en los centros de peregrinación, sostenida por el continuo ir y venir de gentes que centran su fe en ese lugar, expresada en un conjunto de ritos sacramentales, no es en sí la de Dios o el Avatar, sino de algo que “evoca” la Divina realidad, pero que es distinto de ella. Es un “algo” que atrae a la devoción y el recogimiento. Pero nadie puede afirmar que Dios está más en esos edificios que en cualquier otro lugar.

w, (phanos) es el verbo griego que significa “dar luz”, alumbrar, hacer brillar, mostrarse. Así i(Epifanía) es la “manifestación sobre” unas gentes. Este mismo término se emplea para denominar a lo que en latín es un templo, un lugar de “manifestación” de lo sagrado, heroico, un lugar de hsiHierofanía. hrowV “héroe”). De esta raíz, "profano" es lo que se hace y vive delante del templo sin entrar en él, pero “fanático” se refiere a alguien dedicado a las cosas del templo, el protector del templo, tradicionalmente, el sacerdote (por alusiones se ha extendido a protector de la religión, y ha degenerado en aquellos con pasión exacerbada e irracional hacia algo, sobre todo aplica a los temas religiosos, de donde viene la etimología. De las etimologías, podemos deducir que los templos son lugares “más sagrados” que el resto, porque en ellos, mediante los rituales “se manifiesta lo sagrado” de un modo más explícito que en el resto de los lugares. Pero entre lo que es una sana devoción y la expresión del exceso devocional rayando en el “fanatismo” (obsesión por las cosas del templo) hay una imperceptible línea de separación, tan imperceptible que se puede cruzar sin darse uno cuenta.

Resulta pues que lo sagrado de los templos no está en función tanto de una presencia real de Dios de un modo más intenso que en otras partes, sino que el imaginario popular atribuye a ese lugar esa propiedad, “real”, en tanto se mantenga esa fe en ese lugar. Es decir, no depende de Dios, sino de la fe de las gentes. Cuando un templo se consagra, y antes no había nada sagrado, a partir de la consagración “ya está allí lo sagrado” cuando ¿antes no estaba allí lo sagrado? Pero si por razones las que sean, ese templo tiene que desmontarse y deja de dar servicio, ¿deja de estar allí lo sagrado? Es todo cuestión de la fe de las gentes.

Por tanto, la fe intensa de muchas gentes, objetivada en la práctica ritual en determinados lugares hacen de estos lugares, lugares sagrados, numinosos.

Ritualismo vs espiritualidad

Hay dos grandes formas de vivir la religión, y no siempre van parejas; a veces desgraciadamente se contraponen. Es la ritualidad y la espiritualidad.

La ritualidad, el ritualismo religioso, supone una fe expresada en ritos visibles, externos, que hace sutil frontera con el ocultismo y la magia blanca (refinada y bienintencionada). Rito, etimológicamente procede del latín “ritus”, algo que tiene que realizarse según una secuencia preestablecida e inalterable de acciones.  Mientras se sea consciente de que esto es sólo un medio de expresión externa de la espiritualidad, es correcto, y tiene grandes beneficios como aglutinante comunitario de la fe común de las gentes. El problema es cuando se convierte en un fin en sí mismo, como si fuera la única forma válida de mostrar a la deidad la fe y la devoción. Entonces el ritualismo y todo lo que le rodea se convierte en auténtico fanatismo.

La espiritualidad en [sentido amplio], es una cualidad humana que permite o favorece el desarrollo de la dimensión trascendental del ser humano bien a través del conocimiento ya sea proveniente de alguna religión o filosofía, o bien a través de la experiencia empírica. La espiritualidad, en el extremo, puede prescindir de cualquier manifestación ritual, porque la relación entre el alma y la Divina realidad es directa, sin intermediarios, sin expresiones elaboradas. Sólo hay una expresión total que manifiesta clarísimamente la espiritualidad de una persona, el Amor que derrama en los demás. Así, el Amor se convierte en la expresión visible y evidente de la fe que lleva una persona dentro de sí, en su alma, en su cuerpo, que se ha convertido literalmente en Templo del Espíritu Santo.

Ambos, ritualidad y espiritualidad conviven y deben convivir, porque la primera es una ayuda para entrar en la segunda. Y así debe ser. El problema es el paroxismo expresivo de la primera, que anula todo lo demás devaluándolo en mera idolatría. Se cae en idolatría cuando se adora una imagen de Cristo o de la Virgen por sí misma. Se cae en idolatría cuando lo que se valora del rito es la “suavidad afectiva y sentimental”, el “emotivismo” que provoca su práctica, así como las facultades que supuestamente confiere.

Casi todos los profetas judíos se oponían al ritualismo: "Desgarrad vuestro corazón y no vuestras vestiduras." "Deseo misericordia y no sacrificio." "Detesto, desprecio vuestras fiestas; no hallo ningún placer en vuestras solemnes asambleas." Pero el Templo de Jerusalem ha sido a lo largo de la Historia el centro ritual de una religión esencialmente ritual (incluyendo el sacrificio de sangre del cordero).

El cristianismo, con la total oposición de Cristo, ha seguido los pasos de los judíos en este sentido. El Cristo del Evangelio es un predicador y un sanador de corazones destrozados, no un repartidor de sacramentos, ni ejecutor de ritos. Habla de las vanas repeticiones en Mateo 6, donde insiste en que la auténtica oración debe hacerse “allí, en lo escondido” (en el corazón del hombre) y no en los primeros puestos de los templos. No le interesa para nada los sacrificios, y menos los templos, transfiriendo su ubicación al cuerpo y corazón de cada persona. Pero como las religiones no las desarrollan sus fundadores, sino sus seguidores, estos, con la innata tendencia al ritualismo hace de una predicación pura, un elaborado código canónico y ritual, que obliga bajo pena, que en el caso de los católicos pueden ser de ¡penas infernales! No asistir a misa un domingo sin causa justificada era hasta hace nada (y no sé si seguirá), nada menos que pecado mortal, o sea, pena irremisible del infierno y, cuidado con verse uno desnudo ante el espejo demasiado tiempo…

Algo parecido ocurrió con el budismo. Para el Buda pali el rito es una atadura que retiene el alma y la mantiene apartada de la liberación. Sin embargo, el budismo actual es tan ritualista como el catolicismo, con sus ritos, ceremonias, vanas repeticiones y ritos sacramentales.

Razones antropológicas del ritualismo

Pero existen razones antropológicas para esta evolución. La primera, que el común de las gentes no desea realmente el camino de la espiritualidad, sino la práctica ritual que le procure satisfacciones emotivas, poder aplacar sus remordimientos de conciencia mediante ritos de perdón y penitencia, y practicar fórmulas de plegaria para conseguir sus fines particulares en este mundo; y finalmente una salvación apañada en alguna suerte de cielo póstumo. Para el movimiento Cursillos de Cristiandad la máxima es vivir una felicidad desbordante, estar “de colores”, en un clímax de frenesí espiritual, emotivismo extremo, cosa que entendida literalmente, es humanamente imposible y por ahí no van los tiros de la vida espiritual… “dulce pena y triste alegría”.

La segunda está en aquellos que deseando ciertamente la espiritualidad, tratan de conseguirla y canalizarla a través de ritos, ceremonias y mantras, pues en estas prácticas ellos reconocen la presencia del Eterno al que tratan de llegar por estos medios. En el fondo es una exaltación de sí mismos, y una forma de que la fuerza fluya del fascinador psíquico al universo de los yoes encarnados.

Papel del clero profesional

Además de lo explicado, las religiones excesivamente sacramentalizadas o ritualizadas, confieren un poder a la casta sacerdotal que tiende al abuso a través del dominio de las conciencias. Se ha enseñado a toda una sociedad que la salvación viene preferentemente a través de la administración de un conjunto de sacramentos y prácticas rituales, que no se pueden hacer sin la participación directa del clero profesional, los únicos que pueden administrarlos. Ser conscientes de ese gran poder es una permanente tentación a la satisfacción individual y al corporativismo.

A esta tentación sucumben prácticamente todos los seres humanos que no sean santos. Por eso Jesús recomendaba rogar a Dios para no caer en la tentación de la soberbia. Así que sólo reduciendo el número de ocasiones de tentación, siendo como somos los seres humanos, podemos tener ciertas garantías de habitabilidad.

La tentación a considerarse superiores al resto de los mortales, en una sociedad que acepta la administración sacramental como única vía de salvación, es tan descomunal que difícilmente un sacerdote puede escapar a ella, salvo que sea realmente un santo. En el extremo, que un hombre proclamado Papa, sepa que toda la iglesia católica le considera nada menos que el representante de Jesucristo en la Tierra… en fin; hay que estar en la séptima morada y haberse desvanecido el yo personal, para no caer en la tentación del poder total y absoluto.

Todos los maestros de la vida espiritual, desde los autores de los Upanishads a Sócrates, de Buda a San Bernardo, convienen en que sin conocimiento de sí mismo no puede haber adecuado conocimiento de Dios; en que sin constante recogimiento no puede haber liberación completa. El hombre que aprende a mirar las cosas como símbolos, las personas como templos del Espíritu Santo y los actos como sacramentos, es un hombre que aprende a recordarse constantemente quién es, dónde está en relación con el universo y su Base, cómo debería conducirse con sus semejantes y qué debe hacer para alcanzar su finalidad última.

Liberación de los sacramentos

Cuando el concepto sacramental consigue liberarse de su soporte ritual, es como si se produjera una total liberación del pensamiento simbólico, que es la base de la espiritualidad. Entonces, el alma descubre que cualquier cosa, cualquier ser vivo, cualquier acontecimiento de la vida puede ser y es una manifestación de lo sagrado, en sí mismo un sacramento. El rostro de un niño, de un enfermo, de un pecador, un amanecer, la noche oscura, la muerte de un ser querido. Todo, puede ser, si el alma vive la Divina realidad, un sacramento. Pero para la mayoría de los creyentes, los sacramentos son sólo los siete que define la doctrina católica, y que administra el clero profesional. No hay más manifestación oficial de lo sagrado, que sea cauce de salvación.

Que el Logos está en las cosas, vidas y mentes conscientes, y ellas en el Logos, fue enseñado mucho más enfática y explícitamente por los vedantistas que por el autor del cuarto Evangelio, afirma Huxley. A no ser que no se haya querido entender al evangelista, cosa bastante probable.

La historia de Europa durante la baja Edad Media y el Renacimiento es en gran parte una historia de confusiones sociales, que se presenta cuando gran número de los que hubieran debido ser videntes abandonan la autoridad espiritual por el dinero y el poder político. Y la historia contemporánea es la horrenda crónica de lo que ocurre cuando caudillos políticos, hombres de negocios o proletarios con intensa conciencia de clase asumen la función brahmánica de formular una filosofía de la vida, cuando los usureros conducen la política y discuten el problema de la guerra y la paz, y cuando el deber de la casta del guerrero es impuesto a todos, sin tener en cuenta la constitución psicofísica ni la vocación.

Todo lo que ves, soy Yo

El final del Camino que emprendieron Marta y María las llevó a su fusión con el Océano, a que la ola comprendiera que es el Mar. Cuando ello sucede, abres los ojos y todo lo que ves es Dios o, Dios está presente en todo lo que ves, así que todo lo que ves es un sacramento de Dios, con lo que tienes todo el camino libre para amar sin tasa ni límites.

Mientras el ritualismo de la práctica religiosa se ayude a avanzar en tu particular camino de perfección, bendita sea la práctica religiosa. Pero llega un momento en el que esa práctica, sin ser un estorbo, supone tan sólo un valor añadido y, por supuesto, un entrañable nexo de unión con tu comunidad, como “punto de encuentro” espiritual. Pero entonces eres consciente de que la práctica religiosa no es sino un importante valor añadido al hecho fundamental de que “sólo Dios basta”, de que lo tienes dentro de ti y guía tus pasos, e impide que caídas en la tentación y te aporta el pan de cada día (aunque pases necesidad económica) y, por supuesto, te libra de todo mal.

El signo más evidente de este proceso es cuando comienzas a sentir que te cuesta trabajo rezar (plegarias y oraciones verbales) y, que lo que deseas es simplemente contemplar en silencio, “cómo caen las hojas de los árboles”. En ese momento, querido amigo, querida amiga, has entrado en la auténtica vida de Oración contemplativa, donde…

“En todo lo que ves, le ves a Él”

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Autor: José Alfonso Delgado

Nota: La publicación de las diferentes entregas de La Física de la Espiritualidad

se realiza en este blog, todos los lunes desde el 4 de enero de 2021.

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22/10/21

"Cuando una sociedad "mata a Dios", por Emilio Carrillo


La sociedad anunciada por Cristo Jesús y la enfermedad diagnosticada por Rudolf Steiner

Haciendo nuestras las palabras de Cristo Jesús recogidas en el capítulo 24 del Evangelio de Mateo, se puede afirmar que la humanidad contemporánea  sufre los males de siempre (injusticias, alienación, guerras, hambre, daño a la Madre Tierra…) pero con más intensidad que nunca y, además, nuevos males (de la big data –almacenamiento y tratamiento masivo de la información para el dominio y control social- a la manipulación genética) que nunca antes había conocido.

¿A qué se debe? Pues a que son muchos los seres humanos que padecen la enfermedad descrita por Rudolf Steiner, en ¿Cómo puedo encontrar al Cristo?, consistente en “la negación de lo divino”: “Un real y auténtico defecto físico, una enfermedad física, una carencia física (…) Se trata de una enfermedad que no curan los médicos; sucede que ellos mismos frecuentemente la padecen”.

Mirando a nuestro alrededor, podemos comprobar que, efectivamente, esta dolencia se halla muy extendida. ¿Cuál es la causa de que la enfermedad descrita por Steiner sea hoy una verdadera pandemia? La respuesta es tan sencilla como compleja, tan simple como profunda: la causa radica en que esta sociedad ha matado a Dios. Conviene explicarlo, aunque se sea de modo sintético.

El destierro de la Espiritualidad

Se suele a atribuir Friedrich Nietzsche la frase: “Dios ha muerto y yo lo he matado”. Pero el gran filósofo germano no aludía a la muerte de Dios, sino a la muerte de la idea de Dios, que es muy distinto, entendida como una humanidad que rechaza, por acción y omisión, cualquier idea e ideal de transcendencia. Un hecho que él observaba nítidamente en la sociedad de su época y preveía que ganaría intensidad en el horizonte venidero.

De lo que deriva la predicción nietzscheana de una gigantesca oleada distópica originada y removida por una corriente profunda y potentísima de materialismo galopante que tiene su razón en ese haber “matado a Dios” y, por tanto, en vivir bajo unos paradigmas y unos parámetros existenciales que se aferran a lo material y al pequeño yo –el efímero yo físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada-, con olvido de nuestro genuino ser imperecedero. Lo que no tiene que ver con el creciente abandono de esas religiones que han tergiversado y manipulado la genuina Espiritualidad, sino al destierro de esta, de la Espiritualidad con mayúscula, con independencia de la tradición concreta en la que se plasme, mediante una práctica y una visión de la vida –la de uno mismo, la de los demás y la del mundo- que repudia lo trascendente y se echa en los brazos de lo evanescente y superficial.

Y cuando una sociedad “mata a Dios”… ¿qué queda?

Expulsada la Espiritualidad y la trascendencia de nuestras vidas y de la sociedad, ¿qué queda? Pues un uniformismo materialista disfrazado de teóricas opciones personales tan vanas como inconsistentes; y una globalización que arrasa los principios y fundamentos relevantes y extiende y asienta los falsos valores del rebaño… Lo que acerca a la condición de “suicidas” a los seres humanos que caen en esta insensata dinámica, puesto que, al matar a Dios, lo hacen, igualmente, con la divinidad que atesoran en su Esencia y, por lo mismo, a su auténtico ser y naturaleza.

Nietzsche les dio el apelativo de “los últimos hombres”: hombres y mujeres pusilánimes que, expuestos a los caprichos del mercado y renunciando a lo espiritual, profesan la religión de la indolencia y la comodidad; que dan la espalda a los ideales transformadores y desafiantes; que se encadenan a la apariencia y se olvidan de la esencia; que se esconden en la tímida mediocridad como única forma de supervivencia; que subliman sus preocupaciones narcisistas, tribales y triviales para disimular la hosquedad y poquedad de su día a día; que se auto-engañan en la autocomplacencia; que se dicen a sí mismos que son felices y se sumergen en un falaz “sentirse bien” en medio de la insoportable miseria vital en la que han convertido su cotidianeidad; que miran una estrella -el potencial de una vida desplegada en plenitud y consciencia- y no tienen deseo alguna de perseguirla, solo parpadean y, entre parpadeo y parpadeo, se les va la vida… Un mundo asustado ante sí mismo; miedoso ante la vida y temeroso ante la muerte; receloso ante los valores superiores, mientras celebra lo mundano; desconfiando ante la grandeza de miras y el criterio propio…

¿Qué hacer ante estos “últimos hombres”?

Estos “últimos hombres”, presas del materialismo y de la enfermedad descrita por Steiner, ¿qué interés puede tener en temas y asuntos relativos a la Consciencia, en sentido amplio, y a todo lo que la Espiritualidad conlleva?; ¿cómo compartir con ellos al respecto sin despertar su desdén y menosprecio?

Ante ellos, lo único que cabe hacer es proyectarles, desde nuestro ser más íntimo, el Amor del que Cristo Jesús hizo gala, respetando su libre albedrío, su proceso evolutivo y el estado de consciencia en el que este se configura, aunque sin justificar el sufrimiento que su materialismo produce en tantos seres sintientes inocentes (humanos, animales…) y procurando paliarlo desde nuestra acción consciente.

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Autor: Emilio Carrillo

Fuente: Revista “Tú Mismo” (octubre, 2021)

https://tumismo.es/articulos/conciencia/cuando-una-sociedad-mata-a-dios/

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21/10/21

Reforzar tu vitalidad

Cuando visito la vivienda de una familia o de una pareja, suelen mostrarse con frecuencia diferentes puntos de vista y de necesidades vitales para lograr la armonía que desean.

La necesidad de mejorar la comunicación, el refuerzo del orden, el anhelo de tiempo juntos, la sensación de falta de tiempo o el deseo de que uno o varios habitantes se comporte de forma diferente, son algunas de las causas más comunes que me solicitan cuando visito este tipo de viviendas.

Aunque siempre valoro y tomo en serio las necesidades y anhelos de cada miembro de la pareja o familia, soy consciente de que la voluntad de la vida puede ser diferente a la inercia que ellos mismos sienten sobre ella. Es entonces cuando, al reforzar la vitalidad de cada uno, la vida muestra su propio orden. Siempre perfecto.

Este es el caso de una chica que contactó conmigo ante lo lejano que percibía a su marido. El hombre, por lo que me contó, desde hacía unos meses mostraba indiferencia hacia ella y además exponía a las personas de su entorno versiones de su vida que distorsionaba la realidad para quedar él como un ser merecedor de atención en detrimento de su mujer.

La chica, creyendo que todo se debía a un momento de debilidad de la pareja, se había entregado en todos los aspectos al marido creyendo que, dándole apoyo, libertad y comprensión, su centro volvería a ser la pareja; pero la chica estaba agotada al ver que cuanto más se entregaba, más se fortalecía la distancia del hombre y la debilidad de ella.

Cuando contemplo estos casos, lo primero que busco en la vivienda es la zona que muestra la energía de ambos.

Curiosamente, en esta vivienda, la zona vital de cada uno de ellos estaba en uno de los dos cuartos de baño de la vivienda: la de la chica en uno y la del chico en otro.

Cuando la zona vital de una persona coincide en un cuarto de baño, suelen ocurrir dos cosas como reflejo de la fragilidad que sienten: o se convierten en abusadores o en víctimas.

Sin duda, ambas posiciones inconscientes se toman en base al carácter de la persona; una persona dominante, ante su fragilidad se posiciona en el abuso y una persona sumisa, se posiciona en el victimismo. Ambos, en este caso, al habitar juntos, se retroalimentan.

Para lograr ayudar a la chica lo único que sentí hacer fue reforzar su zona de energía. El deseo de ella era reconducir la relación y que actuara de forma que le vivienda reforzase ambos, pero le expliqué que no puedo intervenir en la vitalidad de quién no me lo solicita por respeto a su propio camino y lo entendió. Cosa distinta sería si la otra persona se implicase en el proceso (algo a lo que él se negó).

Le di por tanto unas sencillas pautas para llevar a cabo en su baño. Había que potenciar el elemento Agua y lo hicimos con una decoración sutil y económica.

Conforme pasaron los días (un poco menos de una semana) comencé a recibir noticias suyas. Me indicaba que no sabía cómo ni por qué, pero estaba viendo con claridad que la relación con su marido era complemente tóxica para ella y que sentía abandonar el esfuerzo por retenerlo y convencerlo de seguir.

De forma gradual se fue sintiendo fuerte e íntegra y en menos de un mes recuperó el valor necesario para salir de la vivienda y rehacer su vida.

El hombre reaccionó casi al final, pues no llegaba a creer que su mujer iba a dar el paso de irse, pero cuando quiso reaccionar, la lucidez de ella era tan firme que pudo ver la falsedad que ocultaba el hombre y aún salió más rápido y más convencida.

Una de las cosas más bonitas de mi sensibilidad es cuando, tras acompañar a una persona a recuperar su luz personal, la veo caminar por sí sola manteniendo su lucidez interior.

No era casual que ambos hubieran elegido estar en aquella vivienda. La mujer, sin embargo, tras aumentar su luz interna, se comprometió con ella y la siguiente vivienda donde habitó ya tenía fuerte, de forma innata, su zona vital.

Su fortaleza llegó con su deseo del orden natural y su apertura y confianza en él.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)

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