Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

30/4/20

Encuentro online con Emilio Carrillo (Jueves 7 de mayo, 19:00 horas de España): "Ante la crisis actual"


7 DE MAYO, jueves, 19:00 horas de España, SEVILLA 
Encuentros Mensuales Online con Emilio Carrillo

Ante la crisis actual: ¿qué la ha causado realmente?; ¿cuáles serán sus repercusiones en el medio y largo plazo?; ¿qué nuevos horizontes abre para la humanidad?

Sinopsis:
La crisis del coronavirus nos azota con fuerza, de una punta a otra del planeta. Y es obvio que sus efectos e implicaciones irán más allá de la propia pandemia.
En un escenario así, surgen numerosos interrogantes y dudas y circulan todo tipo de opiniones y planteamientos al respecto. Por todo lo cual, merece la pena realizar una reflexión serena, rigurosa y consciente ante lo sucede y ante lo que vendrá.
A ello se dirige este Encuentro Mensual con Emilio Carrillo, que, por las limitaciones de movilidad establecidas, pasa de su foro usual, en la Escuela Superior Politécnica de la Universidad de Sevilla, a un formato online.
Durante el Encuentro, se examinarán el origen de la pandemia y sus actuales consecuencias; sus impactos (económicos, políticos, sociales…) a medio y largo plazo; y las oportunidades que abre para cada uno de nosotros y para el conjunto de la humanidad, al objeto de hacer posible una forma de vida que deje atrás la deshumanización, la desnaturalización, y, en definitiva, la inconsciencia de un viejo mundo que ha colapsado y no da más de sí. 

Conferencia online (Formato web. Inicio: 19:00 horas en España. Cierre: 21:00 horas).
Para obtener el enlace de acceso a la misma, solicitarlo por email al siguiente correo electrónico:
rincondekiko@gmail.com

Aportación: 5 euros para sufragar el alquiler de la plataforma online y otros gastos de gestión y organización. 
Esta cantidad se podrá abonar:
+Mediante transferencia bancaria a la "Asociación El Rincón de Kiko", a esta cuenta de Caixa Bank: ES96 2100 7123 01 0200066766
+Por Paypal (acepta tarjetas): paypal.me/elrincondekiko

Ante cualquier duda o para mayor información, escribir al correo electrónico indicado

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El valor del tiempo


En una sociedad donde se le da valor a lo nuevo, a lo rápido y a lo único, el paso del tiempo y lo que éste ejerce sobre las objetos, las personas y las circunstancias, ha pasado a ser un valor molesto.

Hay culturas en las que la vejez, el tiempo, la erosión y la historia tienen un valor importante. Son sociedades más maduras. En ellos, los objetos envejecidos y erosionados son más bellos y valiosos, incluso pasan por varias familias. Se honran las historias que guardan las viviendas tras ser habitadas por varias líneas de vida o de generaciones. Los ancianos forman parte de grados altos de la sociedad simplemente por la cantidad de experiencias vividas, aunque estén en silencio. Y con las vivencias, ocurre lo mismo, saben que el paso del tiempo pondrá todo en su lugar preciso.

Todo lo que nos rodea, aunque parezca inmaterial, tiene vida, todo vibra. Todo tiene su propia Alma, su propia función y misión. Honrar el paso del tiempo en todo lo que concibes a tu alrededor lo dota de presencia y aumenta su vibración, incluida la que nos mantiene unidos a todos.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
https://andrestarazona.com/
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas
en el Diseño Sentidointeriorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida. 
Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de este enlace:
https://bit.ly/Habitar-PDF
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29/4/20

A todas las tierras de Al-Ándalus


Cuando viene la hermana tarde, y suspira y se mira en el valle, todo se nubla y languidece. Y el día se deshoja como un lirio cuando lo toca la mano del aire.
Él andaba en silencio por el camino que, en los años, dejaron miles de pies buscando.
Y miró hacia atrás y venían muchos detrás de él. Entonces sus ojos se turbaron y su rostro se cubrió de pena, pero pronto afloró una sonrisa a sus labios y, parándose, así les decía:

—Pueblo de Runda, tu corazón es tierno; tu espíritu, limpio; y tu alma, honda como el Tajo.
»Pueblo de Runda, levanta tus ojos y mira al horizonte. Levanta tus manos y abraza a las montañas hermanas; y besa al viento para que lleve este beso de amor y paz a todas las tierras de Al-Ándalus.
»Pueblo de Runda, expande tus alas y vuela. Y no dejes que te adormezca la mezquindad de esta vida. Ni dejes que te lleven las palabras. Ni dejes que te arrastren por los cerros de las dudas, ni los desfiladeros del egoísmo y la envidia.
»Pueblo de Runda, toma ejemplo de las flores, mírate en los pajarillos y siéntete en las abejas. Y cuando te vistas del silencio, yo estaré a tu lado moviendo tu corazón.

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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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En estos tiempos de transformación: ¿Cómo te resistes al cambio?


Dicen que "la vejez sobreviene cuando el miedo a la vida hace achacoso el cuerpo”. Es una gran verdad. La resistencia al cambio es la razón de ser de múltiples desequilibrios físicos, emocionales, psicológicos y mentales.

Pero, ¿cómo nos resistimos al cambio? Siempre ha sido muy importante responder a esta pregunta. Pero la importancia se multiplica exponencialmente por los acontecimientos que vivimos, tras lo que, obviamente, nada va volver a ser como era antes.

         Brevemente expuesto, apuntaré cinco grandes tipos de resistencia al cambio:

+"Adicción  al sufrimiento": ¿Te resulta extraño? Vivimos en una cultura que privilegia la lucha, el esfuerzo y la superación de dificultades a cualquier costo. Esto termina generando una identidad: la del “sufridor/a”. Y pasa a convertirse en una forma de vida, en la que da seguridad de saber que seguirás padeciendo y enfrentando problemas para siempre.

+"Comunicación negativa": Contar todo el tiempo tus dificultades, tratando de que las entiendan y te compadezcan; o te valoren o te aprueben por ello. Es un gran obstáculo. Puede incluir escuchar las de los otros, siendo el oído perfecto y dando consejos;  y ayudando sin cesar porque así te crees bueno@.

+"Orgullo": Tal como puedes sentirte orgulloso de tus logros, también puedes estarlo de tus múltiples inconvenientes. Esto es insidioso y muy sutil, pero, ojo, quizás te haga sentir "especial" el estar cansado y lleno de cargas y, aún así, seguir adelante.

+”Búsqueda de entendimiento”: Pasar por la vida tratando de comprender las causas por las que eres como eres y las razones de lo que sucedió puede ser una espléndida forma de quedarte en lo mismo. No es necesario que rebusques tanto, ni que lo sepas todo para evolucionar.

+”Tiempo”: El estar demasiado ocupado, el no disponer de tiempo para ti, el entender que si no funciona todo rápido no te sirve… Son excelentes pretextos antes y ahora. Ciertamente, hemos vivido tiempos muy rápidos, pero a ello hemos contribuido pues es la mejor de manera de no ocuparnos de nosotros mismos.

Nada de lo que hagas fuera de ti te traerá la paz, la alegría de vivir y el Amor que anhelas.

Date cuenta que el cambio no es complicado, ni difícil. Es lo nuevo que viene. No requiere rituales, ni tanta información. Solo nos pide que te pongas en el camino de tu consciencia; y que desoigas la voz de las creencias limitantes y las programaciones instaladas en tu subconsciente.

Prueba y lo comprenderás: ¿acaso no te susurra tu corazón  también?

Dejo marchar todas mis limitaciones.

Estoy a salvo y confío en la vida.

La consciencia se asocia a la atención.

Nos expresamos libres y gozosamente.

Por tanto, tenemos en nuestro interior un manantial de sabiduría conectamos con lo que Somos…

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Autora: Paqui Vinuesa (accionyevolucionsevilla@gmail.com)
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28/4/20

Sobre el nuevo orden mundial, por Emilio Carrillo



Vídeo (duración: 01:02:55) de la entrevista realizada a Emilio Carrillo por Endika Drame (Canal Ciencia-Consciencia), el 20 de abril de 2020, titulada Sobre el nuevo orden mundial y en la que se analizan los cambios en el mundo y la consciencia de la humanidad derivados de los presentes acontecimientos planetarios. 
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El COVID19 y sus efectos sobre la Ecología (Parte 3 de 3)


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Fechas de publicación en el blog:
+Parte 1: Miércoles 15 de abril de 2020.
+Parte 2: Martes 21 de abril de 2020.
+Parte 3: Martes 28 de abril de 2020.

Audios de las tres publicaciones:
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Gaia: una Supraconsciencia que regula el equilibrio intra e interespecies

El esquilmado planeta donde vivimos, Gaia, no solo alberga Vida, sino que, también, y de manera misteriosamente inteligente, “ha gestionado y gestiona” la preservación y el desarrollo de todos los ecosistemas que sobre Ella han existido y, en menor medida hoy, siguen existiendo. La autorregulación planetaria de la Tierra a nivel de su propia biosfera está suficientemente documentada y más que observada científicamente. Cada especie vegetal y animal, de los cientos de miles o millones que pueden existir en algunos casos y en determinados espacios, son eslabones muy importantes dentro de una cadena de interrelación que inciden los unos sobre los otros. Del mismo modo, esa conexión interespecies puede verse afectada por el lugar, la altitud o profundidad y las condiciones atmosféricas y metereológicas de cada momento. Siendo nosotros, sin embargo, una sola especie entre las más de ocho millones existentes, pero, desafortunadamente, la única capaz de producir la extinción de decenas de miles de ellas en todo el planeta y en poco tiempo e, inclusive, la única con capacidad de autodestruirse y aniquilarse a sí misma.
Afortunadamente, Gaia tiene múltiples formas y maneras de defenderse ante los despiadados ataques -mayoritariamente inconscientes- que la raza humana le está infligiendo conforme vamos destruyendo su preciada biodiversidad. Ya hemos superado un umbral muy peligroso para el sostenimiento presente y futuro de los millones de especies que convivimos en este preciado planeta y no es de extrañar que tan maternal Ser Planetario, en estos momentos de crisis pandémica, aparte de darnos una gigantesca lección mostrando, por una parte, su belleza y su alegría, a modo de “sonrisa”, mediante la manifestación exhuberante y alegre de sus múltiples formas de vida ante nosotros, en estos difíciles momentos por los que estamos atravesando como especie, como también, por otro lado, nos está mostrando su “firmeza y compromiso” por defenderse a sí misma preservando a todas y a cada una de las millones de especies que compartimos el mismo Hogar Planetario, incluidos nosotros sus hijos humanos, aunque esto suponga la pérdida de un número reducido de individuos que no sepan o no puedan adaptarse. Esto sería como una especie de “limpieza” o “poda” ecológica.
Por tanto, deberíamos confiar plenamente en la Sabiduría-Compasión de Gaia, podemos aprender muchísimo de Ella y, asimismo, reverenciarla y rendirnos ante su magnificencia. Esto no significa que debamos adorarla ni generar una religión o sectas en base a los principales e innegables atributos que podemos conferirle: Voluntad, Amor, Belleza e Inteligencia, o lo que es lo mismo: Consciencia. Nada de adoración ciega ni de sectarismo interesado hacia la Madre Tierra, que ya los hubo históricamente y aún los sigue habiendo por distintos motivos, principalmente por inconsciencia. Gaia, únicamente nos debería inspirar a observarla, a conocerla, a comprenderla, a respetarla, a ayudarla y, en consecuencia, a evolucionar junto a Ella en Consciencia, a través de sus principales atributos antes mencionados.
Según distintas teorías científicas los virus y las bacterias aparecieron en este planeta hace unos 3.500 millones de años, como la base sobre la que se desarrolló la vida celular para posteriormente impulsarla a formas de vida más complejas. Según se ha podido demostrar, en la Tierra siempre han existido más virus que bacterias y, sin ir más lejos, ya sabemos a ciencia cierta que en nuestros cuerpos hay muchas más bacterias que células y muchos más virus que bacterias. Por tanto, veamos a estos minúsculos seres con buenos ojos y confiemos plenamente en ellos, pues existían mucho antes que nosotros y gracias a ellos, estamos aquí.

Las guerras biológicas y la inoculación del miedo

Cosa distinta es la finalidad de la manipulación genética y la experimentación de laboratorio que hacemos con los virus y las bacterias. Las modificaciones que hagamos sobre ellos y su posterior exposición para el contagio intencionado, bien sea para probarlos o bien como armas biológicas, pueden tener consecuencias desastrosas hasta ciertos límites. Las cepas, víricas o bacterianas, son poblaciones de microorganismos de una sola especie descendientes de una única célula. Si esta primera célula ha sido modificada genéticamente en un laboratorio y luego se experimenta con ella para probar su contagiosidad, puede producir efectos peligrosos sobre la salud de la especie destino, pero como la Naturaleza es muy sabia, el cuerpo etérico del virus o bacteria -el “molde” esencial que lo sostiene- no puede ser modificado desde el plano físico, por lo que tenderán a regresar a su estado original al cabo de multiplicarse durante varias generaciones. En estos casos se habla de mutación natural de las cepas. Lo mismo ocurre con las especies animales sobre las que se han hecho modificaciones genéticas o hibridaciones. Tras varias generaciones éstas regresarán a su especie original como, por ejemplo, los cerdos o los perros que puedan sobrevivir libres en la Naturaleza, tras varias generaciones devendrían en jabalíes y lobos respectivamente. En los planos de existencia más sutiles, los cuerpos etéricos de las especies modificadas e hibridadas por nosotros, siempre tenderán a regresar al estado original de la especie en cuestión, salvo que desde el plano etérico seres de planos superiores intervinieran sobre dichos cuerpos sutiles para consolidar los cambios realizados por nosotros.  
Cosa distinta es, mantener y replicar las cepas modificadas artificialmente y lanzarlas continuamente sobre las poblaciones humanas como arma vírica o bacteriológica. Para ello haría falta fumigar regularmente a las poblaciones diana mediante los llamados chemtrails -estelas químicas que dejan algunos aviones tras de sí-, de lo contrario solo afectaría negativamente a los primeros en tomar contacto con los agentes patógenos. Posteriormente, y dada la altísima velocidad con la que se reproducen los virus y las bacterias, tras varias generaciones, las cepas artificiales perderían su patogénesis y serán cada vez más suaves y menos letales.
Cosa distinta son los efectos del miedo, pánico o terror que este tipo eventos provocan en las poblaciones desinformadas y manipuladas mediáticamente. Puesto que, en una pandemia declarada oficialmente, aunque los virus o bacterias puedan perder virulencia en el plano físico con el paso del tiempo, se podría producir una mayor letalidad no por el virus o bacteria en sí, sino por la poderosa influencia del plano mental sobre los planos emocional y físico, lo que provocaría una rápida bajada de las defensas naturales inmunológicas, sobre todo en las personas más desinformadas y temerosas haciéndolas, por tanto, más vulnerables. Éstas al creerse que los virus y las bacterias son unos “enemigos” invisibles que hay que combatir, somatizarían los mismos síntomas o peores que los huéspedes afectados por los virus inicialmente modificados. Al bajar la barrera inmunológica, otras bacterias u otros virus, distintos a los que se usaron como arma biológica, activarían similares respuestas fisiológicas, inclusive con resultados letales en algunos casos. Por tanto, podríamos concluir en este sentido, que la desinformación y el miedo -muy contagiosos a través de las tecnologías de la información y comunicación- son los principales “enemigos” para la salud y el bienestar de las personas.
Por tanto, los virus no son unos micro-enemigos a los que hay que combatir y vencer, más bien todo lo contrario. Son nuestros mejores aliados para la supervivencia de nuestra especie, perfectamente dirigidos y administrados por Gaia. Y al igual que podemos hacer con el Macro-Ser llamado Gaia, también podemos estudiar y comprender la naturaleza y funciones de los seres vivos más básicos y más antiguos de la Naturaleza. Dejemos de manipularlos para que dejen de perjudicarnos y, en definitiva, empecemos por aceptarlos y respetarlos por su indudable función beneficiosa para nosotros y para todas las especies. Y ante su existencia como forma de vida básica y primigenia, solo queda reverenciarla como parte esencial de Gaia. Su presencia entre nosotros, ya sea artificial o natural, solo nos debe mover a actuar en Consciencia, dejando de prestar atención a los medios de desinformación, informándonos bien y compartiendo información veraz, suficientemente contrastada, sobre todo por nuestra sabiduría interior o intuición. Y a nivel de nuestra salud, simplemente debemos adoptar hábitos saludables para fortalecer nuestro sistema inmunológico y garantizar así, no solo nuestra supervivencia y la de las personas que nos rodean, sino también la Felicidad y la Alegría de Vivir.

Criba porcentual dentro de una especie para su mejor adaptación

Desde un punto de vista más esotérico, abundando un poco más en lo que ya hemos compartido, los virus, las bacterias y sus distintas cepas, tienen una importante función en la regulación sistemática y selectiva de los individuos de cualquier especie en clave de protección y potenciación de su propia evolución, así como del conjunto de especies con las que se interrelaciona. Es decir, estos minúsculos seres, aparecen, se multiplican y se expanden no por casualidad. Gaia o la Vida Planetaria en su conjunto, los usa para proteger y reequilibrar sus innumerables ecosistemas y cada una de las especies que los integran, ya sea en un nivel geográfico limitado o bien a nivel continental o planetario, según sea preciso, a costa, únicamente, de la pérdida de un porcentaje reducido de individuos de la especie que está en plena crisis de adaptación. Ahora, por ejemplo, la Humanidad entera lo está.
Independientemente que este tipo de coronavirus haya sido modificado o no en un laboratorio y su propagación se deba a un escape accidental, o bien intencionado como arma biológica, lo que parece estar claro es que el COVID-19, posiblemente muy contagioso tal y como se dice, tiene un grado de penetración y de afectación celular muy limitado y a la vez muy selectivo, principalmente, en razón al nivel de fortaleza del sistema inmunológico de sus huéspedes. Por tanto, serán mucho más vulnerables las personas más frágiles de salud física y mental y, entre ellas, las más ancianas –los ancianos fuertes y sanos quedarían a salvo-. Sin embargo, ya sabemos que hay factores determinantes de alto riesgo que pueden hacer que el virus cause mayores efectos perniciosos sobre la salud de personas aparentemente fuertes y sin patologías previas, como son el miedo, la ansiedad, el estrés, la depresión, la angustia, la ira y, sobre todo, el pánico o el terror -las máximas expresiones del miedo-. Estas emociones y estados del ánimo, directamente relacionados con nuestro estilo de vida personal y con nuestros pensamientos -y con nuestra consciencia-, van a producir una caída de nuestro sistema inmunológico directamente proporcional a la intensidad de tales emociones y de su duración en el tiempo.
En el caso de los animales, posiblemente ocurra lo mismo, pero, más que por sus estados mentales y emocionales -que también los tienen-, los virus los atacarían más bien en razón a su debilidad física -ellos no son conscientes de lo que dicen los medios de comunicación-, pudiéndose producir, de este modo, una selección natural y una evolución de los más fuertes.

Aseveración y conclusión

Por todo lo explicado hasta ahora, podemos aseverar con gran rotundidad que la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, es una magnífica oportunidad que nos brinda la Naturaleza, ante las incesantes agresiones a las que la estamos sometiendo, para cambiar nuestra percepción acerca de la Madre Tierra, Gaia, Pacha Mama o como queramos denominarla. Por tanto, deberíamos replantearnos muy seriamente cómo vamos a relacionarnos con Ella a partir de ahora.
Para ello, y a modo de conclusión, vemos muy necesario que se reconozca a la Naturaleza -a Gaia- como sujeto político en todos los niveles de gobierno, desde lo local hasta lo internacional, tal y como explica muy bien el catedrático de Filosofía y Política Daniel Innerarity en su artículo El voto de los animales, analizado brevemente en el subepígrafe 5.1 del capítulo de Ecología de esta obra. Igualmente animamos al lector a que lo lea completo en la web www.sociedaddistópica.com, donde esencialmente explica que la política tiene que ser menos antropocéntrica y más biocéntrica y que, de algún modo, la Naturaleza tiene que estar convenientemente representada en nuestras democracias.

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Autor: Manolo López (Coordinador temático de Ecología del
Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica)
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27/4/20

¿Qué es el Gran Olvido?


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Funciones de producción (Visión sistémica del mundo: 15)


Continuando con la descripción de los subsistemas críticos que han de existir y funcional en cualquier ser vivo, tanto desde la escala celular, los organismos individuales y las comunidades, habiendo visto en la entrega anterior, los subsistemas que garantizan la perpetuación de los sistemas vivos más allá de la muerte de los organismos individuales y la defensa de su integridad, entramos en esta entrega en el análisis de los subsistemas de producción, necesarios para incorporar y evacuar, tanto la materia como la energía necesarios para el mantenimiento del estado estable.

Subsistemas que procesan materia y energía

Según Miller, todo sistema vivo ha de poseer una estructura que sea capaz de procesar materia y energía, por una parte y, por otra, información sobre el entorno y los procesos internos de materia y energía a fin de regular estos y adaptarlos a las circunstancias externas e internas. El conjunto de subsistemas que procesan materia y energía constituye los centros de actividad "per se" del organismo, presentes en la célula, en cada órgano, en el organismo individual y en las comunidades.

En cualesquiera de los casos, este conjunto de subsistemas constituye la “línea de producción” del sistema biológico y social.


3. Ingestor


El subsistema ingestor es el subsistema especializado en posibilitar la incorporación de materia y energía del exterior al interior del sistema, una vez pasados los controles de seguridad al acceso efectuados por los elementos del "subsistema cubierta".

Constituyen los elementos de este subsistema el carácter semipermeable y selectivo de la membrana celular, los orificios de entrada, la boca, garganta y esófago en los organismos individuales, así como los orificios respiratorios por donde los seres vivos incorporan el alimento, el agua y el aire, imprescindibles para vivir. En las organizaciones estos elementos los constituyen el personal y elementos materiales de recepción de clientes, de material (muelles), tomas de combustible, y el personal que efectúa dichas operaciones.

Las organizaciones especializadas en este proceso son las enmarcadas en el sector primario, minería, pesca, agricultura; aquellas que extraen de la Naturaleza la materia y energía para incorporarlas al sistema productivo de la organización.

Los seres individuales, tanto a nivel celular como organismos, son autónomos, es decir, “totipotenciales”. Ingieren materia, pero no energía en estado pura, salvo las células vegetales, capaces de transformar la radiación solar en energía útil interna. El resto disponen de los subsistemas necesarios para transformar internamente la energía que contiene el alimento en energía libre para realizar todas sus funciones, en forma de ATP.

Básicamente el proceso es de transporte de fuera a dentro. En este paso, se produce una primera acción sobre los materiales. El proceso ingestor en los seres vivos tiene una primera fase de trituración del alimento en la boca, y una fase de transporte por deglución hasta la siguiente cavidad equivalente al estómago, pero este elemento (el estómago), pertenece ya al digestor o convertidor. En el caso de las organizaciones humanas, el proceso de incorporación al sistema implica la recepción de las mercancías, firma de albaranes y primer transporte al siguiente elemento, que bien puede ser el subsistema convertidor o almacén. En el caso del personal éste ha de ser afiliado, recibir una determinada información y formación respecto de su cometido en la organización. Los clientes han de ser canalizados hacia los lugares donde recibirán el servicio concreto. Y el material ha de ser introducido según un determinado proceso con un orden concreto, y con una determinada cadencia que se puede analizar con las técnicas de tratamiento de las colas.

Si se produce saturación de entrada, ha de activarse algún tipo de proceso y dispositivos capaces de tratar las listas de espera que se generen.


4. Distribuidor


Es el subsistema que permite el establecimiento de rutas de comunicación y desplazamiento de materia y energía por el interior del organismo o la organización de todos aquellos materiales, personal y elementos energéticos entre los diferentes subsistemas.

En los seres vivos individuales y las organizaciones, los procesos tienen una descripción básicamente lineal, algo entra en cada proceso como materia prima o energía utilizable, y algo sale de ella como materia elaborada o residuos. Siempre habrá que llevar algo a alguna parte del sistema. Esta función ha generado la ciencia de la logística.

Como elementos distribuidores, los individuos vivos disponen de tubos tales como el propio tubo digestivo, aunque en sí mismo como veremos, es el subsistema ingestor – convertidor – evacuador. Por otro lado, está la red de arterias y venas y los canales linfáticos, y la red bronquial preferentemente.  En las organizaciones, se dispone de elementos físicos y humanos. Como elementos humanos tenemos a los conductores, conserjes, celadores, y en general todos aquellos que manejan algún tipo de vehículo o dispositivo de transporte interno. También aquellos trabajadores que mantienen operativas las instalaciones de distribución. Como instalaciones físicas tenemos los ascensores, conductos de combustible líquido, gases, redes eléctricas, cintas de transporte.

En los individuos los sistemas de transporte están vehiculados básicamente por la sangre, que bombeada por el corazón, llega a todos los confines de los tejidos y células del organismo. Al alcanzar el nivel tisular, la red se atomiza en infinidad de vasos denominados capilares donde se establece el intercambio de nutrientes y de oxígeno, así como se incorporan al canal los residuos de la combustión celular. En las organizaciones el mantenimiento de la circulación de los diferentes elementos motores a través de las vías de comunicaciones internas. La distribución de materia y energía requiere la conversión en trabajo de cierta cantidad de energía. Tanto más importante es este proceso cuanto más extensa es la organización, más centros de actividad y personal se mueve dentro de ella.

5. Convertidor


En principio, las entradas de materia y energía en una organización precisan una determinada transformación para que puedan ser utilizadas en los usos de producción interna. En los individuos el proceso convertidor está a cargo del tubo digestivo. En él, los alimentos son digeridos y transformados por la acción de los jugos gástricos, de los fermentos pancreáticos e intestinales y los ácidos biliares en los principios inmediatos elementales, hidratos de carbono, lípidos y aminoácidos (los elementos constituyentes de las proteínas), que sólo así podrán ser absorbidos por las vellosidades intestinales y pasar al torrente circulatorio. En las organizaciones el elemento convertidor se da como ejemplo claro en las centrales térmicas que transforman los combustibles primarios (petróleo, carbón, gas, agua, energía nuclear) en electricidad, o bien los Altos Hornos que transforman los minerales en metales útiles para su proceso posterior de fabricación de bienes estructurales, de equipo o consumo.

Es justamente este subsistema el que más ha favorecido la división del sector productivo industrial en dos subsectores, el primario, que convierte la materia prima en materia elaborada, capaz de ser procesada en el sector secundario, para obtener bienes de equipo y bienes de consumo. Es muy raro que, como tal una empresa tenga elementos convertidores “stricto sensu” dentro de su sistema. Acaso, los grandes hospitales y otras empresas de importante tamaño, incorporan una central térmica para autoabastecerse. Pero es cada vez más raro.

En cualquier caso, a falta de disponer por simple criterio de economía de escala, de un elemento convertidor tal cual, como sucedáneo, podemos admitir con una cierta licencia, que todas aquellas funciones destinadas a “preparar” los inputs materiales para el proceso productivo, se podría considerar como elemento convertidor. Por ejemplo, si en el servicio de farmacia se recepcionan los medicamentos en cajas de 1000 comprimidos, así de esta forma no se puede llevar a los pacientes hospitalizados; el personal de farmacia tiene que desembalar la mercancía, colocarla en estantes, disponerlas en cajas dispensadoras y preparar los carros de dosis unitarias en función del pedido individual de cada planta. Ese proceso “convierte” una entrega en una salida lista para entrar en el proceso productivo del hospital, que es el tratamiento, en este caso farmacológico de los pacientes. El fármaco, como tal no ha sido transformado, pero sí de alguna forma adaptado en sus condiciones externas para la administración.

6. Productor


Es el subsistema que establece la asociación estable que relaciona las entradas de materia y energía utilizables, y el objetivo final de la organización que es la generación de "outputs", bien sean materiales para el crecimiento, reparación de daños o provisión de energía para el movimiento autónomo del sistema. El resultado de este subsistema se valora en la propia supervivencia del sistema, pues digamos que todo lo demás gira en torno a éste, que es el que realmente añade valor final a la cadena. En el caso de las organizaciones, el resultado de este subsistema da origen a los bienes y servicios que tras su venta generarán la facturación final de la organización, y con ello la capacidad económica de incorporar más materia, energía e información para mantener la actividad y la vida de la organización.

El subsistema productor es el "núcleo" de la organización como fuerza laboral de bienes para la sociedad.

En lenguaje empresarial el subsistema productor es el que soporta en las empresas de bienes lo que se suele denominar “proceso principal o troncal”, el núcleo central del negocio, aquel que le confiere su identidad y su razón de ser, el que nadie puede hacer por él, y que no puede delegar en terceros, sin dejar de ser prescindible para el suprasistema en el que está integrado. “Sensu stricto”, el proceso troncal es aquel que participa de forma definitiva en la cadena de valor de la organización.

El resto de los subsistemas de la organización ejecutan respecto de este, “procesos de apoyo o de soporte” a todos aquellos que coadyuvan en el servicio a realizar su proceso estratégico, como por ejemplo, los procesos internos de mantenimiento y chequeo de aparatos y material, de transporte, de vigilancia, etc.

El proceso troncal o fundamental en los organismos vivos es, sin lugar a dudas, las rutas del metabolismo intermediario, aquellas que transforman los principios inmediatos a través de las rutas metabólicas como la Glucólisis, el ciclo de Krebs o cadena respiratoria, en moléculas denominadas ATP (adenosín trifosfato), unidades energéticas básicas del organismo, y el proceso anabólico de síntesis proteica. Todo esto se ejecuta en el horno celular. En realidad, todo el organismo está al servicio de los millones o billones de células que lo componen.

7. Almacenador de materia y energía


Este subsistema lo componen los diferentes dispositivos que permiten el almacenamiento de reservas de material y energía en diferentes periodos de tiempo.

Existe un almacén de materia o de energía siempre que el flujo de suministro sea discontinuo. Si en suministro está garantizado permanentemente, puede que no sea coste efectivo mantener almacenes, pues esta función puede llegar a requerir un importante consumo energético.

Así, por ejemplo, en los organismos individuales, se dispone de almacenamiento de nutrientes en forma de una molécula de azúcar denominada glucógeno, que cuando es necesario, el organismo puede tirar de ella y obtener glucosa que es el hidrato de carbono esencial en el metabolismo. También la capa de grasa supone un considerable almacenamiento, no de energía, esto es falso, sino de combustible capaz de ser transformado en energía mediante las rutas metabólicas. En último extremo, el propio músculo si fuese preciso podría literalmente “quemarse” si no quedara otro remedio; luego en cierto modo es también un “almacén de reservas”. Y todo esto se produce porque la función de ingestión no es continua. No estamos comiendo continuamente, sino que repostamos con cada comida, pero pasan horas, o a veces días sin volver a comer, porque la fuente de alimento, la Naturaleza lo sabe muy bien, no está disponible siempre, hay que buscar y cazar, y la presa tiene que dejarse cazar y en cualquier caso el depredador ser más sagaz que la presa. Sin embargo, no tenemos un almacén de aire en nuestro interior, porque estamos facultados para ingerir permanentemente oxígeno del aire, luego por razones de coste oportunidad no parece demasiado útil disponer de un almacenador de aire, que por otra parte supondría serios problemas de ingeniería biológica. A cambio, no podemos estar más de treinta segundos sin respirar, pues nos asfixiaríamos y moriríamos.

Del mismo modo, en las organizaciones los almacenes existen siempre que el flujo de entrada es discontinuo, pero la actividad interna es continua. Si el flujo es continuo, y la función no es crítica, no es necesario disponer de un almacén. Es el caso del suministro de agua, luz o gas natural. Ningún edificio dispone de algibes o acumuladores de energía, salvo que se tenga experiencia de prolongados cortes de suministro eléctrico o de agua, con el consiguiente perjuicio para los habitantes del inmueble, o porque se realicen funciones que no pueden parar a pesar de los cortes, como los hospitales, laboratorios de alta tecnología, industrias, etc.

Con la actual tendencia de instalar fuentes de energía renovables (solar y eólica), como este flujo no es continuo (día/noche, viento/calma), será preciso disponer de baterías acumuladoras de hidrógeno u otro combustible “no contaminante”, para garantizar el suministro de electricidad en todo momento.

Los almacenes en los organismos individuales suelen ser depósitos tisulares de grasa, glucógeno, agua de los tejidos. En las organizaciones suelen ser naves y locales preparados para tal fin, así como tanques de combustible, o acumuladores eléctricos.

El proceso de almacenaje consiste en la dinámica de entradas, almacenamiento y salidas de almacén, según una determinada demanda y flujos de entrada y salida. Este proceso se trata mediante en análisis de colas.

8. Evacuador


Este subsistema tiene como misión dar salida del sistema a la materia y energía, tanto en forma de productos elaborados o de residuos o productos de desecho, o nocivos.

Es importante tener en cuenta que este subsistema tanto está encargado de eliminar residuos como de dar salida a productos terminados. En una palabra, es el encargado de generar los flujos de salida de materia y energía de los organismos individuales o de las organizaciones hacia el entorno, bien sea estos productos terminados (listos para la venta) como productos de desecho. En ambos casos, de alguna forma, el subsistema evacuador permite eliminar entropía interna hacia el entorno. De no ser así se produciría un fenómeno de tesaurosmosis, o almacenamiento masivo de productos, tanto de desecho como elaborados que terminarían por paralizar, en el primer caso por efecto tóxico y en el segundo por bloqueo, todo el tejido productivo de la organización.

En el caso de los organismos individuales, el subsistema evacuador participa de tres “aparatos”, el respiratorio, pues son las mismas vías aéreas que inhalan oxígeno, las que expulsan el CO2. El tupo digestivo en su extremo final elimina las emunciones resultado de la digestión. Pero mientras estos dos subsistemas orgánicos participan de la función de evacuación, el subsistema que “per se” cumple esta función es el gran depurador del organismo, es el riñón y las tuberías y depósitos de desagüe de la orina. La piel también, por el sudor, participa de esta función.

En las organizaciones, el proceso con los residuos materiales y energéticos implica todo un dispositivo que canaliza su evacuación utilizando instalaciones destinadas a tal fin, personal formado a tal efecto, y con un proceso de tratamiento orientado a, 1º que no se almacene más tiempo que el necesario ni se acumule en exceso, y 2º que no contamine mezclándose con materia y energía utilizable. El problema no es baladí. Nueva York generaba  entre 35.000 toneladas diarias de basura. Si nos damos cuenta, al entrar en un hipermercado o en unos grandes almacenes, “absolutamente todo” lo que ven nuestros ojos, perfecta y apeteciblemente colocado en las estanterías y expositores, más tarde o más temprano “será basura”, desperdicio que se tardará siglos o milenios en ser reciclado por la Naturaleza.

Hay un proceso particularmente interesante en las organizaciones que es la eliminación de personal. Como quiera que es un asunto que afecta a los trabajadores, comporta todo un cuerpo de legislación relacionado con el régimen laboral y motivos de rescisión de contratos y despidos, con un proceso eminentemente legal orientado a conseguir dar salida a excedentes laborales para la organización.

El proceso de eliminación de productos terminados es el sistema de ventas de la compañía. Íntimamente ligado con el sistema de información, el proceso de salida de productos para la venta constituye el último escalón del aparato productivo, por el cual es posible la facturación, y a cambio los ingresos económicos que permitirán el mantenimiento y crecimiento de la organización. El proceso de salida de clientes atendidos es propio de todas las empresas de servicios. En este caso, la decisión de la compra del producto "servicio" ha sido a priori. No es el subsistema evacuador el que consigue la venta, sino el "ingestor" de clientes. En este caso, el proceso es la facturación final del servicio, y el proceso que permite la salida del cliente atendido de la organización.

Pero ¿qué vende un organismo individual a la Naturaleza? La venta es una función por la cual del trabajo del sistema se beneficia el propio sistema, pues obtiene recursos para seguir viviendo, pero también se beneficia otros sistemas, que de alguna forma utilizan los productos y servicios de la primera para mantener sus funciones vitales.

Aquí es donde podemos hacer referencia a la cadena alimenticia, y a los sistemas de simbiosis de la Naturaleza. Los vegetales “venden” a los herbívoros sus frutos y hojas para que estos se puedan alimentar, a cambio los herbívoros venden sus excrementos que las bacterias nitrificantes convierten en abono natural como nutrientes de las plantas. Los herbívoros “venden” (qué remedio) a los carnívoros sus propios cuerpos para que estos se nutran y sobrevivan. De alguna forma, el ciclo del carbono se cierra cuando los restos de todos los seres vivos vuelven a la tierra, y los microorganismos del suelo los vuelven a procesar para convertirlos en nutrientes del humus vegetal. Caso aparte son los acuerdos simbióticos, donde se establecen relaciones de convivencia más o menos estrechas u obligadas entre organismos diferentes, plantas de especies distintas, animales pertenecientes a diversos grupos o entre animales y plantas. En este estado de mutualismo el grupo de simbiontes proporciona ventajas recíprocas. Si la simbiosis es puro comensalismo, uno sólo se beneficia, pero el otro no se perjudica al menos. Son ejemplos de simbiosis, la asociación alga y hongo, cangrejos y esponjas, bacterias de las leguminosas y las raíces de estas plantas. El ejemplo de comensalismo es el conocido de los tiburones y los pececillos mondadientes; estos se sacian de los restos de comida que se le acumulan al tiburón tras su banquete, aunque este no reciba nada tangible de estos peces, salvo mantener su boca limpia.    

9. Motor    


Es el subsistema que mueve al organismo individual o a la organización, físicamente, o parte de ella en relación con el entorno. En los organismos vivos el motor es el músculo. En una organización como es un buque o un avión, el motor, claramente se identifica con las turbinas motrices. En cualquier otra organización el motor lo constituye el parque de vehículos que físicamente permiten el desplazamiento de parte de la organización a diferentes lugares.

Como en otros subsistemas, existen organizaciones especializadas en este tipo de actividad, que son las empresas de transporte, especialmente las de mudanzas, tanto públicas como privadas.
Estructuralmente lo constituyen el conjunto de recursos físicos y humanos que posibilitan el desplazamiento en todo o en parte de la organización. Conductores, vehículos y dispositivos de despliegue logístico.

El subsistema motor supone también la expansión o desplazamiento de la organización a nuevos lugares. Existen organizaciones que apenas utilizan o siquiera tienen elementos motores, mientras que en otras es un componente importante, como por ejemplo las que han de ser capaces de efectuar un despliegue de recursos en situaciones imprevistas, evacuaciones, etc. Por ejemplo, el parque de bomberos de una ciudad, o las organizaciones sanitarias.

10. Soporte


Es el subsistema estructural básico. Mantiene la adecuada relación espacial entre los diferentes componentes de la organización, de modo que las relaciones funcionales y las diferentes interacciones son las adecuadas. En los organismos individuales constituyen este subsistema el esqueleto y el tejido conjuntivo. En las organizaciones la estructura de soporte está constituida por el conjunto de elementos inmuebles de la organización, edificios fundamentalmente.

No se produce como tal un proceso activo, sino la adecuada disposición espacial de los elementos funcionales, incluida la red del subsistema distribuidor, de modo tal que el resto de procesos activos de la organización se pueda efectuar sin que se produzcan interferencias no deseadas, ni desplazamientos innecesarios.

Parece como si sólo fuesen estructuras fijas, sin vida. Gran error. En los seres vivos, están en constante proceso de remodelación, con un proceso de destrucción de las células óseas y cartilaginosas mediante unas células dedicadas a esta función, los osteoclastos y condroclastos; paralelo a otro proceso de neoformación mediante los osteoblastos y condroblastos, células madres de los tejidos de soporte.

Lo mismo sucede con los edificios e instalaciones, que están sometidos a un constante proceso de reformas por deterioro o pérdida de funcionalidad, y de rediseño mediante los denominados planes directores.

En la sociedad en su conjunto y, como sistema complejo, el subsistema de soporte lo constituyen las “infraestructuras”, las que permiten de modo estático, la vida dinámica de todos los componentes y subsistemas, entendiendo como tal las organizaciones (aldea, población, ciudad, comarca, región). Así que las grandes transformaciones sociales necesitan tener como punto fundamental de apoyo, la reforma de sus infraestructuras. Así, por ejemplo, a lo largo de la Historia, para desplazarnos por la tierra hemos pasado de utilizar el campo a través, el camino de tierra, la calzada romana, las carreteras (para el paso de carretas), nombre que se ha conservado hasta la actualidad, el ferrocarril, las autopistas y las vías de levitación magnética; según las necesidades de comunicación entre comunidades humanas.

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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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26/4/20

"Disidencia consciente: es la hora", por Emilio Carrillo


Veinte ejemplos prácticos para “Nacer de Nuevo” (a una nueva vida y a una nueva humanidad) por medio de una disidencia radical, creativa, pacífica, compasiva, activa, valiente y tierna.

Para disponer del texto en formato en PDF, pulsa el siguiente enlace y podrás descargarlo:

Aquí lo tiene en versión vídeo-audio:


Y aquí, en versión audio:



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Resquicios de luz entre tanta niebla…

Los días pasan, cada uno demasiado parecido al anterior; y al que lo seguirá… Se lo debemos al coronavirus COVID-19. O siendo más exactos, a los que lo han creado artificialmente: esos aprendices de brujo que, al servicio de enormes corporaciones multinacionales, realizan investigaciones secretas en laboratorios, mutando genes y alterando virus y bacterias para uso farmacéutico y militar. Es ya muy extenso y prestigioso el listado de expertos que así lo aseguran. Recientemente, por ejemplo, se ha sumado a ellos Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina en 2008 por su descubrimiento del virus de inmunodeficiencia humana o (VIH).

Lo que está ocurriendo carece de precedentes en la historia de la humanidad: las vidas de miles de millones de personas -salir, entrar, viajar, qué hacer, dónde ir, con quién estar, las relaciones familiares y sociales, las actividades culturales y deportivas, el contacto con la naturaleza...- han sido secuestradas. Es algo insólito y hay que preguntarse quiénes son los responsables. Algunos lo achacan a los gobiernos. Pero hay que agudizar la mirada y no ofender a la inteligencia: los políticos de cada país -mejor o peor, según los casos- capean el temporal como pueden, intentando sobrevivir en medio de tanto desconcierto y alarma. Los que mueven de verdad los hilos son otros: la selecta élite que dirige esas corporaciones y las instituciones internacionales de las que se valen. Está muy por encima de los gobiernos, a los que mantienen bajo su mando de múltiples maneras, incluido el endeudamiento masivo de los Estados, que los somete a los dictados de los mercados financieros. Y hace tiempo que viene dando pruebas sobradas no solo de su existencia en la tramoya del auténtico poder, sino también de no tener problema alguno en no decirnos toda la verdad o, directamente, manipularnos y engañarnos. Lo mismo, dentro de unas semanas o de unos meses, cuándo lo consideren oportuno, nos devolverán parte de lo robado, que nunca será la totalidad. Y más adelante, sí así les conviene, nos lo hurtarán de nuevo con idéntica impunidad (Aconsejo la lectura del texto El por qué y el para qué del coronavirus (COVID-19): su origen, su difusión, sus nocivos efectos a medio y largo plazo y las oportunidades que abre para todos, publicado en el blog El Cielo en la Tierra el pasado 25 de marzo).

Todo lo cual sería impensable si no fuera porque demasiada gente, presa del pánico y la indolencia, opta por actuar cual avestruz, escondiendo la cabeza bajo tierra. No es un juicio, sino la estricta descripción de la realidad. Observamos nuestro entorno y ahí están: sencillamente, prefieren no saber; son sordos porque no quieren oír, ciegos porque no quieren ni ver; se refugian en las “versiones oficiales” de sus televisores, cuando no en ensoñaciones banales que les permitan permanecer en su zona de confort (pasivo, rutinario, apático, displicente, alienado, ensimismado, tendente a la ansiedad y a la depresión…); intercambian su dignidad a cambio de la seguridad que les ofrecen los pirómanos que, tras provocar el incendio, se disfrazan de bomberos; refutan lo obvio y niegan lo evidente; algunos incluso subliman lo elemental y rudimentario para fingir un falso bienestar y cierta dosis de cultura y hasta de espiritualidad; y sobreviven encarcelados entre los barrotes del miedo, la monótona mediocridad y la ridícula esperanza de que todo esto pase y las cosas vuelvan a ser como eran. Ni de algo tan palpable -que nada volverá a ser como antes- se dan cuenta.

¿Cómo caminar por un escenario así? Pues con la prioridad de no caer en esas arenas movedizas: que no nos atrapen ni las mentiras y artimañas de los unos (ojo, porque la obsesión “conspiranóica” es otra manera de precipitarse en esas arenas) ni la inconsciencia e inconsistencia de los otros. Y, entre tanta niebla, nos corresponde, igualmente, buscar y encontrar los resquicios de luz que nos permitan ser nosotros mismos y abrir las puertas a otra sociedad y a una vida que realmente lo sea. En definitiva, a una nueva humanidad.


Consciencia y disidencia: Re-evolución

Para avanzar hacia ella, la clave es la consciencia, que integra tres capacidades (véase el vocablo “consciencia” en el Diccionario de la Academia de la Lengua):

+Hacia el interior, la de conocerse a uno mismo, tanto nuestra apariencia pasajera –física, emocional y mental- como la Esencia imperecedera –nuestro auténtico ser-.

+Hacia el exterior, la de conocer la realidad que nos rodea en sus diversas manifestaciones e implicaciones.

+Y ambas han de desplegarse en equilibrio, lo que cristaliza en una tercera y sobresaliente capacidad: la de interactuar con el mundo -del que sabremos sus avatares y trasfondos- sacando lo mejor de nosotros mismos -gracias al reconocimiento de lo que realmente somos-.

Por tanto, para que la consciencia sea tal, hay que trascender cualquier dualidad y unificar lo interior y lo exterior: que la introspección sea acción; y que la acción resplandezca desde la introspección. Y es curioso constatar cuántas personas, que se dicen conscientes, andan cojas por la vida al centrarse monotemáticamente solo en una de las dos primeras capacidades aludidas. Así:

+Están, por un lado, las que se interesan exclusivamente por el conocimiento de lo exterior, pero, al carecer de la visión interior, derrapan en la ficción de ansiar cambiar lo exterior desde lo exterior (nos detendremos en ello de inmediato a propósito de las revoluciones).

+Y, por otro, las que, influidas por la New Age y el psiquismo, buscan evadirse de lo que ocurre a su alrededor y de las cuestiones terrenales, demasiado menores y de baja estofa, alegan, como para merecer la consideración de los que ya han logrado altos niveles de espiritualidad. Menuda sandez: harían bien en recodar la vida y la obra de los Maestros de todas las épocas y culturas y comprobar hasta qué punto, incluso a costa de dar la propia vida, llegó su compromiso social, su actuar en y sobre el mundo y su aplicación del célebre principio hermético de como es arriba es abajo, y viceversa.

Todos esos Maestros fueron rotundos ejemplos de cómo conjugar en armonía las tres capacidades citadas y ejercitar la genuina consciencia. De la cual, atendiendo a los acontecimientos distópicos actuales, brota y florece la disidencia.

Sí, aunque a más de uno le pueda sorprender o, incluso, desagradar, el hondo conocimiento de uno mismo y de la realidad que nos rodea impulsa una interacción, desde el interior con el exterior, fundamentada en la disidencia consciente ante lo que sucede y ante lo que se avecina. Y no es una invitación a la revolución, sino, como se examinará después, a la re-evolución. De esto precisamente se trata en el aquí-ahora que vivimos.

Con relación a la revolución y retomando lo que se acaba de explicar, hay que aprender de la historia y reflexionar sobre cuántos intentos de cambio de lo exterior (entramado político e institucional, economía, sociedad…) desde el exterior (insurrecciones, motines, revueltas, movilizaciones, sublevaciones…), pasado un periodo de efervescencia, nos han adormilado, en vez de despertarnos; nos han debilitado, en lugar de fortalecernos. Y el quid de la cuestión siempre es el mismo: el miedo, que nos hace sumisos. No en balde, los sucesos y contingencias que tienen impacto en la psicología social, por la conmoción y la confusión que los acompañan, provocan el pánico en la mayoría de la gente, que no ha acometido su transformación interior y anda apegada a su pequeño yo perecedero, temeroso por propia naturaleza. A partir de lo cual, el sistema imperante se extiende cada vez más no por sus cualidades o porque sus postulados sean populares, sino por el miedo, pudiendo hacer lo que interesa y beneficia a la élite antes mencionada, aunque perjudique claramente a la colectividad.

En El Gatopardo, la célebre novela de Lampedusa, Tancredo, en plena revolución garibaldiana, datada un siglo antes de que se escribiera la novela, declara a su tío Fabricio la famosa frase: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”. Efectivamente, el sistema siempre ha controlado y reorientado a su antojo los intentos de cambiar lo exterior desde el exterior. Y en los últimos lustros, ha perfeccionado enormemente tal habilidad. Tanto que actualmente se ha llegado al extremo que sintetiza Elliot Alderson, el protagonista de la serie Mr. Robot, creada por Sam Esmail, en uno de sus episodios. Como en una red zombi, el miedo se extiende tan rápido como si lo impulsara un viento huracanado; nos engulle vivos, digiere las reivindicaciones y las fagocita en beneficio de los mismos de siempre, que hacen lo que quieren con un rebaño tan dócil y obediente. Envasan las luchas como si fueran un producto; convierten el inconformismo en una propiedad intelectual; imprimen en camisetas y suvenires los eslóganes que aspiraban a ser subversivos; son capaces de televisar los movimientos de contestación social emitiendo, en medio, pausas publicitarias; maquillan los hechos y suben los precios; nos lobotizan con sus espectáculos de realidad virtual; y le dan la vuelta a la resistencia hasta que estemos dispuestos a renunciar a nuestros derechos, a ceder privacidad y libertades a cambio de protección y represión.


Una acción y un estado 

Por esto, la disidencia consciente nada tiene ver con la revolución, con la manida, repetida y baldía disidencia dirigida a confrontar o luchar contra lo viejo; a combatir y pelear contra este sistema que ya no da más de sí, agotado, exhausto, anquilosado, colapsado, sin otros efectos y resultados posibles que más dolor y sufrimiento para la humanidad y el conjunto de los reinos y especies que conviven en la Madre Tierra.

Tampoco con la que se enreda en diatribas políticas –ismos, pugnas ideológicas, partidos, alternativas programáticas...- e ilusamente persigue reformar o rehabilitar una casa que es una ruina y se derrumba irreversiblemente, causando con su caída tanto daño en su entorno. ¿No estás harto ya de perder el tiempo y las fuerzas en menesteres tan estériles y frustrantes?

A lo que aquí nos referimos es a una disidencia válida para avanzar por derroteros más fructíferos y que sirva, acudiendo de nuevo al Diccionario de la Academia de la Lengua, tanto para “disentir”, no ajustándonos al parecer y sentir que nos pretenden imponer, como para “disidir”, separándonos de la común doctrina, creencia o conducta, esto es, del uniformismo en el estilo de vida, de la robotización del pensamiento y del vaciamiento espiritual.

Una disidencia así no se enfoca contra nadie ni contra nada. Conlleva, desde luego, no ya un distanciamiento, sino una íntegra desconexión de todo aquello que ha derivado en tanta deshumanización y desnaturalización. Pero sin entrar en conflictos ni enfrentamientos con ello. Simplemente, se deja que lo caduco prosiga su auto-derrumbamiento; y se buscan y generan espacios, vías, experiencias y pautas vitales que contribuyan a construir lo nuevo. Esta es nuestra única y gran responsabilidad.

Por tanto, la disidencia consciente es, a la par, una acción y un estado: claro que se manifiesta en actos, como se verá de inmediato, pues por sus obras los conoceréis (Evangelio de Mateo, 7, 20); mas se configura especialmente como un modo de vida interior, una visión exterior y un firme compromiso con ambos, asumiendo las consecuencias -físicas, materiales y espirituales- de tan íntima elección.


Características básicas de la disidencia consciente

Por todo lo enunciado, la disidencia consciente ha de ser radical, pacífica, compasiva, creativa, activa, valiente y tierna. Y todo a la vez: al unísono estas siete características básicas, que se exponen a continuación no por orden de prioridad o jerarquía, sino hiladas para su mejor comprensión:

a) Radical
En el sentido estricto de la palabra, esto es, que vaya a la raíz, a los fundamentos; que sea total, rotunda y real.
Radical para desconectar cabalmente de los paradigmas, hábitos y mensajes con los que hemos permanecido encadenados al egoísmo, el egotismo, el egocentrismo, el narcisismo, el materialismo, el economicismo, el consumismo, la distracción superficial, el entretenimiento lelo, la frívola ansía de “sentirse bien”, el ensimismamiento, el ensalzamiento de lo trivial, el especismo, el alejamiento de la vida y de la naturaleza…
Y radical para ir más allá de la apariencia efímera y perecedera –nuestro pequeño yo físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada- y recordar y plasmar en la vida diaria nuestra Esencia divina y eterna y todos los inefables atributos y cualidades que la determinan.

b) Pacífica
La violencia, el ojo por ojo y el suponer que el fin justifica los medios son consustanciales a los falaces sistemas de creencias que, en su vesania, impuso lo viejo.
Decimos adiós a la resignación y a la impotencia y asumimos el mando consciente de nuestras vidas. Pero, en paralelo, se acabó la cólera y la rabia, cesó el rencor y la animadversión. En nuestro corazón y en nuestra vida ya no hay sitio para guerras, batallas y contiendas del tipo que sean.
Con entusiasmo, bajamos la espada. Y antes de envainarla definitivamente, damos el último tajo: el que sirve para romper las amarras que nos mantenían atados a un mundo que se está auto-destruyendo. Así, apacible y mansamente, iniciamos la travesía por el Océano de la Consciencia que nos guiará a una Nueva Tierra.

c) Compasiva
Para que desde nuestro ser más íntimo y certero irradie pura conmiseración e infinita alegría, sin atisbo de hostilidad, juicio o resentimiento. Y un amor que todo lo abarque, que todo lo llene e ilumine, a cada ser sintiente, a cada forma de vida…
Hagamos de la Compasión nuestra exclusiva bandera; y del Amor benevolente y magnánimo, hacia todo y hacia todos, nuestro himno: paciente, servicial, sin alardes, sin interés propio, que no tiene en cuenta el mal recibido, que todo lo disculpa, que todo lo soporta, que se regocija con la verdad y la busca con perseverancia. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; llegará el día que veremos cara a cara.

d) Creativa
Que nuestra energía, al completo, se ponga al servicio de lo nuevo, de su creación, de su construcción...
Lo que conlleva que nuestras propias vidas -comportamientos, acciones, palabras, emociones, pensamientos…- se transformen y sean en sí mismas la semilla de esa nueva humanidad que anhela nuestro corazón y late en nuestra alma. Ahondaremos en esto inmediatamente.

e) Activa:
Es necesario expandir el discernimiento y comprender que el hecho de que todo tenga su porqué y para qué, con la honda aceptación y paz que implica, ni justifica a los que causan sufrimiento ni conduce a la inacción -a cruzarse de brazos-, sino a la acción.
Ahora bien, no a la que surge del pequeño yo antes citado, sino otra muy distinta: una Acción Consciente –y, por lo expuesto, radical, pacífica, compasiva y creativa- que se despliega en el aquí-ahora desde el equilibrio entre la quietud y el movimiento; y entre el silencio interno y la repercusión externa.
Nos liberamos de los juicios y brilla el discernimiento que nos impulsa a lo que Gautama Buda llamó la Acción Correcta.

f) Valiente:
Para tener sed de Justicia y trabajar por la Paz sin temor a ser injuriados, calumniados o perseguidos; y asumiendo, como antes se expresó, las consecuencias físicas, materiales y espirituales que esto implique.
Quizás, ante el avance imparable de estado policial-digital que se avecina, haya que volver en algún momento, metafóricamente expresado, a las catacumbas de los primeros cristianos, poniendo en valor su legado de disidencia con ejemplaridad de vida y sin violencia, a pasar de la mucha que se desplegó contra ellos. Tampoco debemos preocuparnos ante una tesitura así. Llevamos muchas encarnaciones preparándonos para esta época y sabremos a estar a la altura.

g) Tierna:
La ternura es la llave de la disidencia consciente con la que estamos comprometidos desde nuestro ser verdadero.
Dulzura, para vivir sin las barreras emocionales del poder y la obediencia, en todas sus escalas, también la familiar y doméstica.
Calidez, para que en nuestro nuevo sendero no existan las irracionalidades que nos llevaron a confundir valor y precio e invisibilizan la auténtica naturaleza de las cosas.
Sensibilidad, para, en lugar de competir, dominar y controlar, sentir con el otro lo que provee acompañamiento.
Delicadeza, para, en vez de exigir atención e imponer nuestros criterios, escuchar de corazón lo que construye el diálogo, el enriquecimiento mutuo y los puntos de encuentros.
Inocencia consciente, para tender la mano amorosamente a ese otro que fui, soy o seré.


Morir a una forma de vida para nacer a otra distinta, situarte en el centro del huracán y sacar lo mejor de ti mismo
        
En definitiva, la disidencia consciente lleva a cada uno a morir a una forma de vida: la que se está desmoronando, basada en el pequeño yo, con todo lo que conlleva. Y a nacer a otra distinta: la que nos corresponde crear, de instante en instante, desde la práctica cotidiana de lo que realmente Somos. Esta es la única y verdadera re-evolución.

Se trata del “Nacer de Nuevo”, la “Resurrección en Vida”, al que nos invitó y convocó Cristo Jesús: la semilla que a cada cual corresponde poner para recoger, entre todos los que la siembren, la cosecha de la nueva humanidad a la que se viene haciendo mención.

Vivimos en un huracán de magnitud aceleradamente creciente, que se manifiesta es una concatenación de circunstancias distópicas: las que ya conjugamos como pasado, aunque las secuelas de algunas sigan presentes; las que hoy experimentamos; y las que vendrán, que serán más bruscas y densas. Debemos ser conscientes al respecto y, sin miedos, recordar que todo tiene su sentido profundo, también las “noches oscuras”, en clave de la evolución en consciencia de cada persona y de la humanidad. Y no intentar huir de tamaño huracán: primero, porque no es posible, pues su envergadura es global y azota al planeta de punta a punta; y segundo y más trascendente, porque lo que corresponde en consciencia no es salir corriendo, sino situarse en el centro del huracán –donde no hay viento, la temperatura es cálida y los cielos están despejados- y, desde ahí, sacar lo mejor de nosotros mismos para ponerlo al servicio propio y de los demás.

¿Cómo hacerlo exactamente? ¿Qué hacer, en concreto, para Nacer de Nuevo? ¿De qué modo podemos adentrarnos en esa vida distinta? ¿Cómo posicionarnos en el justo centro del huracán y sacar lo mejor de nosotros mismos?

La respuesta a estas preguntas nada tiene ver con la teoría y el conocimiento puramente intelectual, si en eso se queda. Ni con rituales, ceremonias, invocaciones, visualizaciones, ingestión de sustancias, sublimaciones etérico-energéticas y emocionales… Ni con el amplio muestrario de técnicas que nos ofrece el supermercado espiritual y de las que vamos picando para “sentirnos bien” o por mero entretenimiento… No. Nada de esto. Lo que se precisa es mucho más sencillo y directo, aunque exige un verdadero compromiso con nosotros mismos, con los demás y con la vida en su globalidad y unicidad: se trata de un ejercicio consciente en el gimnasio de la vida para que las cualidades y atributos de nuestro auténtico ser se plasmen fehacientemente en cada instante de nuestro día en este plano físico. Es lo que antiguas tradiciones denominaron forjar “El Cielo en la Tierra”.


Veinte botones de muestra

Más específicamente, por si a alguien todavía le costara entenderlo, valgan estos botones de muestra, veinte en total, dirigidos a hacer realidad esa nueva forma de vida y con indicación del papel de la disidencia consciente en cada uno de ellos:

+En tu estilo y ritmo de vida a lo largo de cada jornada, ¿persiste el culto a la velocidad y el ajetreo incesante?; ¿te mantienes en la vorágine de una sociedad desnortada, que siempre va corriendo, sin tener nunca tiempo suficiente para nada, aunque no tenga ni idea a dónde va?; ¿llenas tu mente con televisión basura, informativos que no informan y programas centrados en las vilezas humanas?: La disidencia consciente significa una vida sencilla que se aparta de tanta locura y en la que se introducen pausas y espacios de silencio, respiración consciente, introspección, encuentro interior, lectura pausada de textos con cierta profundidad e indagación serena e inteligente en la verdad que hay tras los hechos que suceden.

+A lo largo del tiempo y en el día  a día, ¿conservas la inercia de vivir entre el pasado y el futuro, raramente en el momento presente?; ¿te auto-engañas con la excusa del mañana (“ya lo haré mañana…”, “cuándo en mi vida pase esto o lo otro”, “cuándo en el mundo suceda esto o aquello…”) porque tienes miedo a afrontar ahora lo que tu sentir te están indicando claramente? La disidencia consciente te llama a dejar de ser una “máquina del tiempo” (con tu mente siempre del pasado al futuro, y viceversa); a vivir en el aquí-ahora (como enseña la película El guerrero pacífico: “¿Dónde estás?: aquí. ¿Qué hora es?: ahora. ¿Qué eres?: este momento”); a abandonar la droga del mañana a la que  eras adicto para no hacer, ni ahora ni nunca, lo que tu corazón te indica; y a hacer tu vida cada vez más coherente con lo que íntimamente sientes y eres.

+En tus hábitos de acumulación y en tu visión del dinero: ¿sigues anclado en el acaparar, poseer, retener, atesorar, y consumir ciegamente, con el dinero como factor de impulso de tu vida, incluso a costa de las desgracias ajenas?: La disidencia consciente supone desintoxicarte del dinero, escapar de su abducción. En esta sociedad se necesita el dinero para sobrevivir, efectivamente. Pero que no se convierta en el eje de tu vida; dale solo el justo espacio, que no es mucho, que merece. Sé austero, no codicies, comparte lo que tienes, no confundas valor y precio y date cuenta de que necesitas poco y lo poco que necesitas lo necesitas poco.

+En tu rutina de consumo, ¿compras artículos que no necesitas; productos y servicios para resaltar tu estética y tu imagen; modas absurdas para enriquecer a fabricantes a costa del trabajo esclavo de niños y adultos?: La disidencia consciente representa abandonar el consumismo ciego y narcisista; desvincularte de comprar más y más cosas en oferta; vivir cada momento con la plenitud de ti mismo, apreciando los objetos y los sujetos tal como son; y dejando de contaminar el planeta.

+Con relación a tu salud, ¿permaneces anclado en el sedentarismo y la agresión a tu cuerpo, esperando, cuando enfermas, un salvador externo, un médico, un medicamento, una vacuna, un estimulante, enriqueciendo a farmacéuticas sin escrúpulos que han hecho de la enfermedad, que no de la salud, su negocio?: La disidencia consciente es llevar una vida saludable, hacer ejercicio diariamente, aplicar terapias naturales y homeopáticas y asumir tu propia responsabilidad para con tu salud y el fortalecimiento de tu sistema inmunológico.

+Tu alimentación, ¿continúas ingiriendo carne de animales salvajemente explotados y asesinados?: La disidencia consciente implica que dejes de comer carne y de dañar a otros seres vivos; y te comprometas a nutrirte desde el respeto a todos los seres sintientes que tienen la misma capacidad que tú de sentir placer y dolor.

+Tu mundo emocional: ¿sigues inmerso en turbulencias y perturbaciones que nublan tu mirada y te impiden ver otra realidad que la ficción provocada por ellas mismas?: La disidencia consciente consiste en que calmes tus emociones, las sosiegas y armonices, comprendiendo que era tu identificación con el pequeño yo lo que te desequilibraba: su incapacidad para ver que la vida no concluye con el fallecimiento físico (volveremos a esto más adelante); su absurda manía de que las cosas sean lo que yo quiero, como yo quiero, cuando yo quiero, donde yo quiero…; etcétera.

+Tu ámbito mental, ¿continúa fuera de control, con múltiples alteraciones y vaivenes, en un sin cesar de pensamientos que ni siquiera son tuyos, cual la “loca de la casa” descrita por Teresa de Jesús?: La disidencia consciente es educar a tu mente y ponerla a tu servicio  a través del desarrollo del sentido común, la atención, la concentración, la contemplación y la meditación.

+Tu mente abstracta, el nivel del plano mental preparado para indagar en lo trascendente, ¿lo tienes olvidado, como si no existiera, sin traer a tu vida cotidiana nada que vaya más allá del sota, caballo y rey de la apariencia y de lo material?: La disidencia consciente supone abrir las puertas al discernimiento, a la verdadera sabiduría, expandiendo la mente abstracta por medio de su uso frecuente y cotidiano, sustituyendo tus hábitos de distracción y entretenimiento alienantes por otros de reflexión, práctica y estudio de temas centrados en las ciencias, las artes, la filosofía y, muy especialmente, la consciencia y la espiritualidad.

+Y la sonrisa y la vitalidad, ¿piensas que esto es un “valle de lágrimas” y te pasas el día con el ceño fruncido, pesaroso, enfadado, huraño, cansado…? La disidencia consciente enseña que la risa es algo muy serio y te llena de energía vital y alegría de vivir, percibiendo que la Vida es el Milagro y que este planeta es un Paraíso del que el ser humano no ha sido expulsado, sino al que él mismo renuncia desde su egoísmo e inconsciencia.

+Tus acciones, ¿son meras reacciones provocadas por los programas informáticos y sistemas de creencias que han metido en tu cabeza?: La disidencia consciente significa desconectar los automatismos que te han implantado (la sociedad, los medios de comunicación, una educación que no es tal, la familia…) y asegurarte de que las acciones que acometes son realmente tuyas (sopesadas, sentidas…), tomándote el tiempo preciso de disquisición y ponderación antes de actuar.

+Tus relaciones con los demás, ¿se basan en la competencia, el juicio, la crítica, el chismorreo, la mentira, el intento de dominio y control y la imposición de tu manera de ver las cosas?: La disidencia consciente efectúa un giro completo al respecto para interactuar desde la cooperación, la solidaridad, el respeto, la compresión, la tolerancia, la empatía, la veracidad y el servicio. Una nueva manera de relacionarnos que se forja en el día a día de tu cotidianeidad. Y que te puede llevar, quizás, a la decisión de vivir en comunidades conscientes (eco-aldeas y experiencias similares autogestionadas y autosuficientes), que procuran vivir conforme a los principios de la nueva humanidad, siendo, así, semillas activas de esta. Pero también puede plasmarse en grupos y redes de personas que, sin convivir en un mismo espacio, incluso viviendo a distancia en el marco de las grandes ciudades, establecen entre si lazos fraternales de comunicación, colaboración y acción consciente.

+Tus dones y talentos, tus capacidades, cualidades, habilidades y facultades innatas, ¿no te has percatado aún de la importancia de los mismos en tu vida, lo que hace que no pongas en práctica los que posees (todos los tenemos, cada uno los suyos, aunque los hayas olvidado)? La disidencia consciente recupera el valor de los dones y talentos; te anima a que descubras los que tienes; y te impulsa para que los ejercites y los compartas (uno de los efectos de esto puede ser la implementación de proyectos emprendedores conscientes asociados a esos dones).

+Ligado a lo anterior, tu labor educadora (verbigracia, en cuanto a los hijos), ¿confundes la educación con una formación que termina siendo mero formateo e imposición de los aludidos sistemas de creencias y programas informáticos-? La disidencia consciente te llama a que recuerdes que la educación, si lo es, consiste en colaborar con el otro (el niño, el adolescente, el joven…) para que se percate de sus dones y talentos y los practique, coadyuvando así, por ejemplo, a que tu hijo no sea lo que tú (tu ego) quieres que sea, sino lo que realmente es. 

+Tu actitud antes las circunstancias cotidianas, ¿estas obsesionado con lo que te pasa, crees en los problemas, te contrarían las dudas y rechazas las “noches oscuras” y los sapos que aparecen en tu vida y en la de los demás? La disidencia consciente le da la vuela a todo ello como a un calcetín, porque: lo importante no es el “qué”, lo que pasa o deja de pasar, sino el “cómo” se vive el qué, lo que depende enteramente de ti; los problemas no existen, pues en verdad son experiencias-oportunidades que surgen para facilitar tu crecimiento personal; las dudas son un regalo de la vida y no deberían paralizarte, sino servirte para buscar, indagar, profundizar…; las “noches oscuras”, como Juan de la Cruz mostró en su famoso poema, son factores de impulso para que te desarrolles en consciencia y evoluciones espiritualmente: y esos sapos, si en vez de rehusarlos, te acercas y los abrazas, verás, cual moraleja de los cuentos infantiles, que son un regalo, una bendición.

+Tu círculo de compasión, ¿se limita a tus seres queridos, amigos, familiares, diversiones, aficiones y devociones, ese mini-escenario en el que te sientes cómodo y que aplaude tus ocurrencias y gracias?: La disidencia consciente te aporta el entendimiento de que la compasión o es universal o es otra cosa. Amplia tu compasión: A toda la humanidad, sin fronteras de ningún tipo, actuando lo más integralmente posible, que no caritativamente, ante la pobreza y ante todo tipo de marginación y exclusión. Y a la Madre Tierra y a todas las formas de vida, superando el ridículo especismo, derivado de creerte, como humano, superior, y desplegando una amorosa Reverencia por la Vida en todas sus manifestaciones.

+Tu esperanza, ¿se limita a desear que las cosas vuelvan a ser como eran? La disidencia consciente clama que, por favor, no: más de lo mismo, no: una humanidad sufriente, deshumanizada, separada de los demás seres vivos, la Naturaleza y el planeta… ¿No hemos tenido bastante? Lejos de esto, moviliza tu Esperanza hacia una nueva humanidad, de la que cada uno nos convertimos activamente en factor de arranque con nuestra ejemplaridad de vida en cada instante.

+Ante el sufrimiento, las injusticias, los engaños, los abusos, los ataques a la dignidad humana, el recorte de libertades, la creciente contaminación electromagnética, el avance del estado policial-digital y la censura, la vulneración de la intimidad por parte de gobiernos y corporaciones multinacionales…, ¿te desentiendes desde el mirar para otro lado (no hay que exagerar, tampoco tiene tanta importancia, mis intereses son otros…), el sálvese quién pueda y pensando solo en tu seguridad, tu comodidad, tu hábitat de confort, que ya tienes bastante con lo tuyo, o, lo que es todavía más grave, en la fantasía insensata de que la espiritualidad nada tiene ver con eso?: La disidencia consciente conlleva tu nítido compromiso en pro de la defensa y garantía de la dignidad humana en toda sus expresiones, coadyuvando a paliar -por caminos ajenos a la política y su dinámica y por novedosos senderos que incluyen la desobediencia civil pacífica- tantos abusos, extralimitaciones, desigualdades, arbitrariedades y atropellos individuales y colectivos, aunque esto pueda representar poner en riesgo algo –o mucho- de ti mismo.

+Sobre la vida y su sentido, ¿sigues buscando el sentido de tu vida? La disidencia consciente te limpia la mirada y te permite darte cuenta de que solo encontrarás el sentido de tu vida cuando halles, en ti y en todo, el sentido de la Vida y el orden natural que a toda la existencia aporta Aquello que no tiene origen y es origen de todo lo originado -la Creación, el universo y la existencia-.

+Y tu visión de la muerte, ¿le tienes miedo y la ves como el fin de la vida y como algo trágico, casual e injusto? La disidencia consciente muestra que la muerte no existe, que es un imposible, un fantasma de la imaginación humana. La vida es un continuo. De la habitación de la vida en el plano físico pasamos, a través de ese corredor que es el tránsito, a la habitación de la vida en el plano de luz, donde recogemos la cosecha de lo que en la anterior encarnación hayamos sembrado para, posteriormente, sin un tiempo determinado, volver a encarnar. Nadie viene a este plano físico para quedarse. Y nadie lo abandona sino exactamente cuándo corresponde, ni antes ni después, en función de las experiencias que decidió desplegar. Por tanto, se acabó el miedo a la muerte que provoca el miedo a la vida y la desconfianza hacia esta, viéndola como una francotiradora que en cualquier momento te da el susto. Y terminó esa obtusa pretensión de que, para evitar mi sufrimiento, las almas encarnadas en mis seres queridos no deben irse de este mundo antes que la mía. ¡Cómo es posible tanto ego!

Plantéate con seriedad y rigurosidad estas y otras cuestiones similares. Y, ante ellas, procura observarte sin auto-engaños. Sabrás, así, dónde estás y lo que eres, como quien se mira en un espejo. Y no para que te culpabilices, sino para que, a partir de lo que veas, impulses con voluntad y decisión el proceso de auto-transformación preciso para convertirte en semilla de la nueva humanidad que deseas. Es la hora del verdadero compromiso, de la impecabilidad, de la ejemplaridad y de la autenticidad. Es el momento.

Las pruebas puede parecer duras; y más que lo serán. Pero nuestra victoria es segura. Así lo anunciaron desde la noche de los tiempos los Maestros que han jalonado la historia. Y no porque fueran adivinos, sino porque tenían y poseen la Sabiduría del devenir de los ciclos y de la fuerza imparable de la Consciencia.

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