Cuando viene la hermana tarde, y suspira y se mira en el valle,
todo se nubla y languidece. Y el día se deshoja como un lirio cuando lo toca la
mano del aire.
Él andaba en silencio por el camino que, en los años, dejaron miles
de pies buscando.
Y miró hacia atrás y venían muchos detrás de él. Entonces sus ojos
se turbaron y su rostro se cubrió de pena, pero pronto afloró una sonrisa a sus
labios y, parándose, así les decía:
—Pueblo de Runda, tu corazón es tierno; tu espíritu, limpio; y tu
alma, honda como el Tajo.
»Pueblo de Runda, levanta tus ojos y mira al horizonte. Levanta tus
manos y abraza a las montañas hermanas; y besa al viento para que lleve este
beso de amor y paz a todas las tierras de Al-Ándalus.
»Pueblo de Runda, expande tus alas y vuela. Y no dejes que te
adormezca la mezquindad de esta vida. Ni dejes que te lleven las palabras. Ni
dejes que te arrastren por los cerros de las dudas, ni los desfiladeros del
egoísmo y la envidia.
»Pueblo de Runda, toma ejemplo de las flores, mírate en los
pajarillos y siéntete en las abejas. Y cuando te vistas del silencio, yo estaré
a tu lado moviendo tu corazón.
===========================================
Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
===========================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.