La mayor parte de la humanidad estará bajo la influencia de
occidente, de Norteamérica. Para entonces, se tratará de una evolución
totalmente diferente. Las premisas idealistas que podemos ya percibir hoy en
día son más bien simpáticas si las comparamos con lo que queda por venir. Los
tiempos actuales son tiempos de verdadera felicidad en comparación con lo que
se producirá cuando el occidente alcance el pleno apogeo de su desarrollo.
No habrá que esperar mucho después del año 2000 para ver nacer
desde Norteamérica, no de modo directo sino indirecto, una especie de
interdicción de pensar, una ley que tendrá por objetivo, reprimir cualquier
pensamiento individual. El alma no tendrá derecho de intervenir, ya que al ser
humano se lo tratará como una máquina mediante solo la experimentación externa.
Lo que importa es entender el proceso. Cabe saber que la materia es
espíritu y que no se puede curar la materia sino mediante el conocimiento del
espíritu, sin embargo, en todas partes, se quiere eliminar al espíritu. Y
estamos sólo al comienzo. Para que el entramado social mantenga su solidez se
promulgarán leyes que no nos prohibirán clara y directamente
"pensar", sino que tendrán sutilmente por efecto "poner fuera de
ley el pensamiento individual". Es otra la polaridad hacia la cual nos
precipitamos. Todo esto hace parte de la evolución de occidente y esto tendrá
lugar.
En el curso de esta evolución, también es necesario que la ciencia
del espíritu tenga lugar. Debemos ver clara y objetivamente la situación. Hay
que saber que lo que nos parece hoy en día paradójico llegará un buen día en
que asistiremos a una opresión generalizada del pensamiento en todo el mundo en
los años posteriores al año 2000. Por lo tanto, debemos profundizar en la
ciencia espiritual sin perder de vista este enfoque. Es necesario que la
aportación de los descubrimientos en cuanto a la ciencia del espíritu sea tal
que pueda introducir un contrapeso frente a la evolución del mundo. Estamos
solo en los comienzos y esto irá intensificándose.
No debemos confundirnos. Estamos en presencia de un movimiento muy
bien pensado. Antaño, en el concilio de Constantinopla, el espíritu había sido
también eliminado. Se instituyó un dogma según el cual el ser humano no era más
que un alma y un cuerpo. Hablar acerca del espíritu se convirtió en una
herejía. En un tiempo no muy lejano, se aspirará a eliminar el alma y la vida
espiritual. Para entonces, hablar de espíritu y de alma se convertirá en una patología.
Se afirmará que los únicos seres humanos sanos son los que sólo
hablan del cuerpo y de nada más. Se considerará como un síntoma patológico el
hecho de que un ser humano pueda desarrollarse de tal modo que llegue a pensar
que existe un espíritu y un alma. Estas personas serán consideradas como
enfermas y se descubrirá, de esto podéis estar seguros, un medicamento que
actuará sobre este mal. En el pasado se ha eliminado el espíritu, es decir, la
fe en un principio espiritual individual. Del mismo modo se eliminará el alma
mediante un medicamento. Basándonos sobre "un punto de vista lúcido de las
cosas", no es descarrilado pensar que se descubrirá una vacuna gracias a
la cual el organismo será inmunizado desde la primera infancia y si es posible,
desde el nacimiento, con el fin de que el cuerpo no llegue a pensar que existen
un alma y un espíritu. Las dos concepciones, las dos corrientes se opondrán
radicalmente.
Una reflexionará sobre la manera de elaborar unos conceptos y unas
representaciones que estén a la altura de la realidad verdadera, es decir de la
realidad del alma y del espíritu. Otra, es decir los herederos de los
materialistas actuales, buscarán la vacuna que sanarán los cuerpos. No hablarán
más de las pamplinas y chorradas que constituyen la noción del alma y de
espíritu. Para ser sanos, hablarán sólo de fuerzas mecánicas y químicas que, a
partir de la nebulosa cósmica, constituyeron los planetas y el sol. Se obtendrá
semejante resultado a través de la manipulación de los organismos. Y se confiará
a los médicos materialistas la tarea de limpiar la humanidad, de las almas.
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Autor: Rudolph Steiner (Conferencia del 7 de octubre de 1917)
Fuente: La caída de los espíritus de las tinieblas (Antroposófica; México,
1978)
Fuente: La caída de los espíritus de las tinieblas (Antroposófica; México,
1978)
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Las Enseñanzas Teosóficas se publican en este blog cada domingo, desde el
19 de febrero de 2017
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