Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

29/6/21

Desde la nada y el no saber...


Desde la nada y el no saber,

me sitúo como espectador de mi mundo emocional

cuando anda revuelto.

 

Respiro profundamente...

y distingo entre mi Ser y mis emociones;

las acepto.

No intento arreglarlas para sentirme bien:

estoy en mi proceso;

y en este rio de mi vida hay de todo,

hasta que se sumerja en el Océano.

 

No me importa sentir emociones, sean las que sean,

Me ayudan a comprender a los demás,

a la com-pasión.

 

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Autora: Concha Redondo (concharedondo@gmail.com)

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Memorias de un descarnado (19-29) Por Deéelij

 

Sexta jornada. Madrugada. Espacio aéreo de Ís

     La respuesta no llegaba. Jano permanecía anotando, digiriendo y aceptando en su lógica y a la luz de la conciencia todas esas afirmaciones: Encajaban. El cuadro ofrecía un resultado repleto de posibilidades. Jamás pensó que fuesen tan fáciles las cosas. No obstante, percibía que otros detalles ampliarían el nuevo dibujo que se estaba describiendo.

     Miró el anemómetro. Treinta y dos mil y subiendo. Volar en el VZ era todo un prodigio no soñado, pero real. Aún en la inmensa oscuridad donde evolucionaban, la mente se adornaba con destellos lustrosos. Su entendimiento florecía con cada una de las explicaciones que iba integrando.    

     -        Perfecto. Lo tengo. Continúa por favor.

     -    Luego estaría algo muy simple, pero que muchos no alcanzan a dilucidar al principio. Es el encuentro con algo que cuesta trabajo aceptar, sobre todo, cuando el fruto del recibimiento no es agradable. Me explico: para recibir hay que dar, y en la medida que das, recibes; recuerda la tercera norma: ser la causa de los efectos. De la misma forma, y como extracto de lo anteriormente expuesto, no puedes dar lo que no posees y/o Eres. Si, por ejemplo, no tienes y eres paz y serenidad en tu vida, no puedes transmitirla; como consecuencia, lo que se obtiene, es la misma medida de lo que albergues, y aquí entra en juego lo que podríamos definir como la ley de la afinidad o acercamiento, que explicaré en breve. Sólo quiero que en estos momentos adviertas que recibirás justo lo que puedas dar, y que no podrás pedir lo que no estés dispuesto a dar o no poseas y seas en tu Ser…

     -       Espera un momento, Pal, que me pierdo. Perdón por la interrupción.

     -       Tranquilo, Hazlo cuando lo consideres oportuno; estamos en clase.

     -      Lo último es lo que me ha dejado pensativo. ¿Cómo es eso de que no puedo pedir lo que no esté dispuesto a dar?

     -      Bien, has sido un poco impaciente – manifestó tolerante –, pues estaba a punto de explicarlo. Pongamos otro ejemplo: si quieres tener en tu vida algo que quieres, podrás siempre conseguirlo y obtenerlo, siempre que estés a la altura de lo que en realidad solicites. Pese a todo, sea lo que sea, se otorga. Aunque la cuestión estriba en que cuando lo encuentras no sabes apreciarlo o poseerlo, pues no estás en la misma medida, es decir, depende de tu nivel de CONCIENCIA. ¡No! ¡Espera! – Dijo Pal ante el resoplido trasmitido a través de los cascos –. No interrumpas, sé a dónde quieres ir a parar. Por experiencia sabes que algunas cosas de las que puedas pedir desear o anhelar, no se conquistan, y es correcto. ¿Por qué? Nuevamente sencillo: es tal lo que se quiere, que no se está en absoluto, mínimamente, preparado para sopesarlo. Es decir, no podrás alcanzar una cota superior a los diez mil pies si no vas preparado con el oxígeno necesario para poder seguir respirando. ¿Entiendes todo?

     -     Entonces, ¿Por qué respiramos sin equipo cuando estamos a más de cuarenta mil pies de altura? Y otra cuestión que me llega de golpe: ¿por qué se manifestó todo lo que pensé que quería hacer con la pista de Ís y el resto de las cosas que conseguí materializar de la nada? ¿Estaba a la altura de las circunstancias para recibirlo? Pues entiendo que no.

     -      Estás en una Escuela de Vuelo. Estás aquí para recordar lo que no pudiste recordar en vida, para aprender las reglas de vuelo, los principios por los que se rigen tus experiencias en las vivencias percibidas en vidas. Por tanto, al estar practicando, la facilidad para la consecución de los resultados es mayor; no obstante, has de reconocer que has ido cosechando en la medida en que has ido sopesando correctamente las normas. No se te borre lo que me pasó a mi llegada a Nairda: estaba tan ocluida que no podía experimentar. Yo tuve que empezar por aprender a descargar el resentimiento para poder practicar el resto del conocimiento. Cada Ser es distinto en forma, aunque en esencia Es lo mismo, y cada uno tiene un proceso diferente, propio. No quiero terminar sin apuntalar que no hay que fijar la esencia de las reglas del vuelo, o de la vida, en cuestiones exclusivamente materiales, pues lo externo nunca conforta lo interno. Lo interno, el pensamiento plasmado de Amor manifestará el exterior, pero nunca a la inversa. ¿Serías capaz de realizar un breve resumen?

     -      ¿Puedes darme algo de tiempo?

     -    El que necesites. No lo tomes a modo de examen. Sólo quiero comprobar cómo vas, y en esa medida podemos seguir cimentando con firmeza.

     Jano comprobó su reloj, no creía que el de la pantalla tuviese razón. Los dos marcaban las dos menos diez de la madrugada. Asombroso: El tiempo se consumió sin pesar. El cansancio se había esfumado y el sueño no anunciaba su visita. La noche marcaba paz. Felicidad era la conclusión de su escrutinio. El planeador y él, se fueron acostumbrando a palpar las corrientes de aire que le procuraban el ascenso de forma segura y continuada. A cada incipiente golpe de las mismas, obedecía aferrándolas, dejándose impulsar hasta el encuentro con otra similar. La diferencia entre las frías y calientes eran resueltas sin problemas, como si la temperatura de las mismas llegase a su cuerpo; se sentía un termostato que calibraba la calidez de las que le hacían subir, y de las frías, que procuraban el efecto contrario.

     -   Bien Pal. A ver qué tal llevo la clase. Resulta que para saber lo que es el Amor, lo primero es la aceptación a uno mismo, queriéndose, amándose y apartando lo que no procure la felicidad; y eso, por consiguiente, sólo me regalará más de lo mismo. Además, podré dar el Amor que posea, ni más ni menos, y en esa justa medida, recibiré. Consecuentemente, cuanto más crezca siendo el auténtico significado del Amor, lo viva, lo cree, lo sienta y lo experimente, mayores serán las posibilidades de conseguir resultados similares. Y si quieres un resumen más corto, podría decir que cuanto más alto sea mi Amor, menores serán las alternativas de encontrar algo distinto al Amor, de tal forma que recibiré en la medida de mi altura en el Amor; sin olvidar que lo exterior es el amor (aunque muchas veces se confunde con el querer) y lo interior es el Amor, por lo que he podido deducir. Lleno de Amor en mi interior, se plasmará en el exterior en esa misma medida, tanto en lo material como en lo espiritual de acuerdo al nivel de conciencia desarrollado desde el Ser en Amor. ¿Te sirve?

     -    Bueno no es incorrecto. Pero creía que podrías haberlo acortado tanto como lo siguiente: Piensa sólo en Amor, y esa será tu consecuencia: tu Ser.

     -    Esa conclusión ya la extraje anteriormente, tan sólo que no lo he manifestado, pero te aseguro que tuve esa cognición como la mayor verdad posible de alcanzar. Aunque entendí que solicitabas una exégesis de lo que hemos hablado durante la noche.

     Ella rio complacida con una buena carcajada de complicidad provocando un sonido idéntico en la parte delantera de la cabina. Aquello contribuyó a soltar cierto lastre después de explicaciones tan filosóficas y metafísicas. La consecuencia inminente fue la entrada en una extensa conversación sobre algunos incidentes sucedidos desde su llegada. Pal refirió algunas experiencias, ya lejanas, de su época de alumna.

     Así se extendieron hasta las tres y diez de la mañana, sobrepasando los sesenta mil pies, techo considerablemente extraordinario, a la vez que casi inimaginable, para un planeador. Cesaron los comentarios y las risas. Pasaron instantes no calculados sintiendo el vuelo, contemplando la lejana superficie desde la que partieron hacía un poco menos de horas.

     -    Pal, ¿continuamos el ascenso?

     -    Con el ascenso, la clase y un nuevo amanecer – pronunció con dulzura y romanticismo –, quisiera que la formación concluyera hoy. ¿Te apetece?

     -     Como guste usted señorita instructora.

     Pal advirtió el tono melódico en que Jano se le dirigió. Incluso percibió que hacía muchísimo tiempo que nadie le decía señorita de esa forma.

     -   ¿Listo? concluyó ella tajante, acompañando la cuestión con una palmada sorda y sonora.

     -     Listo.

     -    De acuerdo. Quedé en explicar lo que era la ley de la afinidad o acercamiento. Deducirás que el contenido de la misma se inscribe en alguna de las cinco primeras normas. Llegado a este punto, y rozando el techo de los setenta mil pies, puedo definir tal ley como la capacidad de atraer a tu vida aquellas manifestaciones que son similares a las que tu posees y/o Eres. Es decir, en tu mundo personal e íntimo, sólo existirán personas que actúen y vivan como tú piensas y realizas. Encontrarás lo que Eres. ¿Visto?

     -     En definitiva, es una ampliación de lo anterior: Sólo tendrás lo que eres capaz de dar en función de lo que ya Eres en tu Ser. ¿No?

     -   Así es: recibes lo que das, eso concluiría lo ya explicado. Al aceptarte y dar lo que tienes para recibir, sin buscar necesariamente lo mismo, atraes, como consecuencia, lo mismo que Eres. Sólo se recibe en la medida en que se posee y Es en el Ser. ¿Correcto?

     -    Entendido. Perfecto. Esto cada vez cuadra mejor. Parecía complicado al inicio, pero la resolución se torna indescriptiblemente sencilla.

     -    Más, pues podrás apreciar y ahondar conforme avancemos. ¿Seguimos?

     -    Sí, no hay inconveniente, pero… ¿no es excesivo que estemos a ochenta mil pies?

     -    ¿Por qué? ¿Acaso conoces la medida de la atmósfera de este mundo? ¿Sabes dónde concluye su extensión? ¿O estás comparando con respecto al anterior donde viviste?

     La última cuestión le hizo recapacitar. Efectivamente, las medidas aplicadas eran las que conocía. Por tanto, y de igual modo, el efecto de hipoxia podría no suceder a partir de los diez mil pies; aquí podría ser bien distinto. Por un instante sintió algo de miedo, pero decidió seguir confiando; ella no le engañaría.

     -     De acuerdo, continúa, sólo fue una sugerencia que se ha olvidado. Gracias.

     -     De nada, piloto – respondía sin la acostumbrada coletilla, cuestión que agradó al que se consideraba hasta ese momento un pilotillo – El siguiente secreto del Amor es la plasmación de la tolerancia y la solidaridad. Ambas virtudes caminan juntas, adheridas. Son condición sin la que es imposible crecer y ascender en el Amor. Si quieres volar, recuerda, has de usar el aire; de igual modo y lo traigo a colación a posta, para ser feliz sólo es necesario usar el Amor pero bien usado, eso implica aplicarlo de la forma concreta que estoy especificando; por tanto, mostrar capacidad para adaptar los modos y usos de los demás sin despreciarlos, acogiéndolos con aceptación, sin menos cabo ni acritud, procurando en la medida de las posibilidades compensar, paliar, ayudar o dar las cuestiones o alternativas necesarias para solventar las carencias que observes en ellos en tu deambular, sea donde sea, y con quien sea. Y, siempre, por supuesto, dejando la libertad y voluntad ajena a la manera que tengan de ejercerla; esto es algo imprescindible para poder usar el Amor con solvencia. Los frutos se recogerán en abundancia; ésta es la mayor bendición que se obtiene al ser tolerante y solidario. Has de saber que siempre, repito, siempre, se cosecha el ciento por uno, siempre; que no se te olvide. Planta la semilla del Amor y el fruto será increíble y maravilloso. Planta la del odio y el rencor y de igual modo la recolección podrá parecer increíble al mismo tiempo que devastadora. ¿Qué te ha parecido?

     -     Tremendo. Casi parece una sentencia.

     -    Es, en realidad la advertencia del incorrecto uso del Amor, o lo que es lo mismo, la aplicación de algo que no es Amor. Porque el amor es simplemente un apego y el querer una adicción. ¿Te gusta más este punto de encuentro?

     -     Afirmativo.

     -   Veamos cómo acoges lo próximo: Tolerancia y solidaridad son, siempre, aplicable mejor con la aplicación de la comunicación, es decir: saber escuchar y dialogar encontrando el consenso y puntos de encuentro desde los que pivotar hasta el beneficio de todos. Comunicarse, no es sólo charlar, es hablar con sentido, escuchando de igual modo, con interés, captando lo que quieren transmitirnos, poniéndonos en el lugar del otro, hasta asegurarse de que se entiende la problemática. ¿Pillado?

     -     Afirmativo.

     -  Todavía queda más al respecto. Puede ser impactante, pero es concluyente e inexorable: el Amor es fundamentalmente comunicación. ¿Asimilado?

     -      No tan bien como los cien mil pies conquistados.

     -     Bien. Retrocedamos un poco. Recordemos que damos lo que tenemos, lo que somos y, como consecuencia, atraemos en la misma medida; de aquí quiero que entiendas que el dar no es sólo un hecho material exclusivo; la realidad es más bien distinta, si la percibimos desde el punto de vista de la comunicación. Determina primero con exactitud, lo que tu pensamiento está queriendo definir, y posteriormente, configurarlo en frases, afectos o cualquier otro elemento de plasmación. Podemos decir, por tanto, que la comunicación es cualquier lenguaje que se use, y sea el que sea, transmite lo que posees y eres. De tal manera que, si comunicas Amor, sabrás cual es el resultado. ¿Entendido ahora?

     -      Infinitamente claro. Mucho más que entender cómo a estas alturas siguen existiendo corrientes de aire caliente que nos permitan subir.

     -     Ya mencioné que comparas lo que sabías, con algo que aún no alcanzas a conocer. Todo es Amor, Jano, Todo. Entiéndelo de una vez. Si estas navegando en el Amor, nada te faltará, nada. Confía en Él y no habrás de pre-ocuparte por el resto. ¿Sorprendido?

     -     Gratamente, Pal. Gratamente. Puedo asegurar, creo, que esto último define la esencia de este último capítulo.

     Las carcajadas sonaron acordes, y múltiples. El silencio marcado era roto en aquella extensa inmensidad, llegando a sus oídos en forma de eco, siendo ya las cuatro en punto: Quedaban dos horas para el amanecer. La placidez adornaba, como guirnaldas de flores multicolores en una corona, la felicidad desbordante en dos corazones volando muy alto; tanto que Jano desistió de atender a las marcaciones ofrecidas por el anemómetro. Dejó que el tiempo furtivo corriera al galope. Aquellos momentos merecían la pena ¿Por qué tendría que pre-ocuparse? ¿Qué tenía que perder, si a cada pie conquistado su dicha se duplicaba?

     -     ¿Continuamos piloto, o debería decir astronauta?

     Nuevas risas asociadas inundaban el espacio que los contenía, rebosándolos.

     -     Cuando quieras Pal. Pensé que iba a ser un vuelo corto, pero, por el contrario, está siendo el más largo que he realizado desde mi incorporación, y también el que más he disfrutado; eso sin detrimento de los demás, incluido el del primer día que fue calamitoso, pues me ocurrió algo desagradable: mi instructora me abandono en mitad del viaje saltando en paracaídas. Luego me dijo que se había bajado antes de despegar…

     Pal aceptó con agrado la broma. Sus emociones se expandieron a rienda suelta. Ella perfiló el momento de entrar a saco con otra cuestión de importancia. Jano había adquirido por fin, sentido del humor, dejando su tosquedad y seriedad en algún lugar de aquel cielo escalado. Sus risas los contagiaban mutuamente.

     -    ¡Para, para por favor! – exclamaba queriendo encontrar el espacio necesario para su exposición –. Puede parecer tener gracia lo que voy a decir, pero también es verdad – decía escuchando cómo se apagaba, poco a poco, la risa de Jano ante su requerimiento –. Escucha atentamente – ordenaba advirtiendo la persistencia de emociones –. Sé que es el instante preciso para que sepas una de las mejores características, algo que define y localiza a la perfección el Amor. Quiero que aceptes esto, al igual que el resto, como una cuestión muy seria, y real: el Amor siempre está de buen humor y siempre sabe reír, simplemente, porque si Es el Amor, no puede ser otra cosa que su propia manifestación en alegría.

     El estallido de sus gargantas irrumpió estruendosamente hasta alcanzar cada uno de los remaches del planeador. La circunstancia lo merecía. Estaban felices, muy felices. Albergaban plenitud en su comunicación. La chispa estaba suelta y viva y simplemente volaban en armonía y paz. En esencia, volaban felices en el Amor, ejercitándolo de una forma diametralmente opuesta a la que tenía planeada Jano para aquella velada sin velas, pero con un cielo repleto de estrellas.

     -     Bueno Jano –intervino ella tras una pausa serena en sus jolgorios –. Tenemos que regresar; son las cinco de la mañana, hay que dormir algo. Si no fuera porque Pitt nos espera para almorzar podríamos continuar. Desciende con un régimen de mil cien pies por minuto y fija rumbo en tres cuatro cero.

     -     Recibido – contestó él sin réplica comprobando una altitud de algo más de ciento doce mil pies. Hizo un cálculo rápido extrayendo el tiempo que se emplearía en tocar tierra –. Tardaremos una hora y cuarenta minutos en llegar a Ís.

     -     Así veremos el amanecer en todo su esplendor ¿te apetece?

     -     Eso siempre es un placer que muy pocos pueden contemplar desde las alturas. De acuerdo Pal.

     El descenso requerido para cumplir con el régimen ordenado forzaba un picado de unos treinta grados que tendría que ir corrigiendo para que la velocidad no excediese los límites estructurales y aerodinámicos, cuestión poco relevante dado el escaso peso del aparato; aunque lo importante consistía en poder corregir el avión sin que la velocidad se sobrepasara, pues las enormes alas serían forzadas con un posible quebranto de las mismas.

     -    Un lujo real habló Pal – es comportarse con honestidad, nueva clave para el correcto uso del Amor. Sé siempre honesto, y des-pre-ocúpate de lo que pueda suceder, siempre será lo mejor.

     -   Si es la honestidad una característica del Amor, ¿Podrías definirla? Por favor, después de tantas horas sin parar, mi mente está algo espesa.

    -     Más que una definición, es un modo de comportamiento. Es responder de acuerdo a las normas comunes y aceptadas provocando únicamente aquello que es digno de respeto hacia ti y hacia los demás. Es también el respeto al código moral que se establece de forma voluntaria entre los Seres para producir únicamente felicidad, paz e igualdad. Es, en definitiva, hacer cualquier cosa que se emprenda para bien, procurando cotas de felicidad, sin mentiras, sin ocultaciones, sin humillaciones, sin menosprecios. Es producir, con tus actos y plasmaciones, beneficios; no destrozos. Es como ninguna otra cuestión, tratar como te gustaría que te trataran. Honestidad es, concluyendo, englobar seis claras connotaciones: sinceridad, confianza, respeto, integridad, lealtad y fidelidad. Ser honesto es al igual que la comunicación, ofrecer Amor. ¿Definida?

     -   Con rotunda perfección y claridad. ¿Quedan más cosas? Este descenso vertiginoso recaba mucha atención.

     -     Tres últimas, rápidas y sencillas. ¿Estás preparado o lo dejamos para otro momento?

     -      Dispara. Supongo que dará tiempo antes del orto.

     -     Dalo por hecho. Así podrás, por fin, consagrarte como un auténtico y real piloto de tu vida en la existencia. La instrucción habrá concluido – anunciaba Pal dando por finalizada su función de instructora –, pero antes corrige la inclinación; la velocidad se precipita.

     Enderezó cinco grados el morro provocando el efecto perseguido. El VZ estaba procesando el control requerido. El descenso en la oscuridad arrojaba cierta incertidumbre al simular el escrutinio de una cueva desconocida y profunda, sin el uso del tacto; como posando precavidamente los pies sobre un lecho igualmente incierto e indescifrable. Los únicos ojos que aportaban alguna certeza al momento describiendo la realidad de la situación, lo formaba la pantalla del radar meteorológico y las indicaciones de los instrumentos; el resto lo constituían una grandiosa y espectacular oscuridad.

     -    Ahora le toca el turno a aquellas manifestaciones que son impropias del Amor. Son características esenciales que detectan, a la perfección, el incorrecto uso del Amor. Verlas u observarlas, sentirlas o experimentarlas, es el aviso absoluto de la entrada en perdida del vuelo en el que estés sumido. Por ello, podríamos denominarlas como las consecuencias del “no Amor”, ¿Entendido esto?

     -    Sí. Es fácil. Continúa – respondía acusando, en su tono, la tensión producida por la vertiginosa maniobra de descenso.

     -  Bien. Cuando percibas en ti o en otros, hechos, cuestiones o situaciones tan evidentes como son el juzgar y criticar, se tenga o no razón, se posean o no todos los datos para tal actitud, esa es la prueba concluyente de estar usando el “amor” de forma coactiva. Con ello producirías limitaciones, e igualmente las recibirías. Lo correcto es dejar a voluntad de cada cual el uso de sus decisiones y actos, pues cada uno, como he mencionado antes, es distinto, y, por tanto, procede de la forma que considera más conveniente, acorde a su nivel de entendimiento. En definitiva: se trata del respeto a la libertad; a dejar Ser, hacer y tener; a no interferir en la vida de otros a menos que seamos requeridos. El Amor nunca es crítica o juicio, ni valora despectivamente; sólo construye felicidad. Acepta, aunque no asumas ni estés de acuerdo, el concepto de que cada cual, por muy equivocado que pueda parecernos sus actos y pensamientos, tiene su propia vida. Cada Ser posee su personal universo en el que quiere experimentarse como considera adecuado y oportuno. ¿Visto?

     -  A medias. Veamos. Pongo un ejemplo: Y si observo que mi razonamiento es el adecuado para advertir de un aterrizaje forzoso. ¿No puedo aconsejar o advertir? ¿No estaría ayudando a producir felicidad? – concluía Jano al igual que rectificaba una vez más la inclinación del descenso en un grado.

     -    Puedes ayudar, advertir con tus consejos, aun cuando las conclusiones de los hechos se terminan produciendo, siempre y cuando seas requerido. Recuerda lo que te pasó antes de llegar a Nairda. Tus ingenieros advirtieron cómo debías proceder con los motores de cuádruple inyección, pero no hiciste el menor caso, luego pasó lo que ya conoces. Advirtieron, pero no consideraste sus conocimientos y ciertos razonamientos; pensaste que tú sólo lo solventarías. Y desde luego que lo hiciste. El prototipo quedó destrozado y desperdigado por doquier. ¿Entendido? Has de dejar Ser y hacer, no enjuiciar, aunque percibas el desastre; y sólo actuar si eres requerido, aceptando la libertad individual. ¿Si?

     -     Lo siento, pero sigo sin captar esto. Creo que es cruel esta aseveración. Pongamos otro caso: Sea que un supuesto hijo mío está a punto de cruzar una carretera con tráfico, y observo que lo hace sin mirar a cada lado, sin usar el semáforo o el paso de peatones, y que pretende pasar a las bravas sin prestar atención al peligro que se cierne en su decisión. Según tú, he de dejarle caminar directo a un accidente que puede provocarle, cuanto menos, lesiones. ¿Eso es dejar actuar a los demás en libertad, sin poder advertirles de su erróneo proceder? Sinceramente, no me cuadra, Pal.

Posdata:

En el artículo del día 1 de diciembre (Rojo octubre, peligroso noviembre y brillante diciembre. III Parte) comuniqué que personalmente había recibido por psicografía una serie de técnicas y procesos para aplicar en psicoterapia, que solucionaba el 80% de los problemas psicológicos del ser humano. La explicación resumida de esta psicoterapia es que elimina el ego, te reconecta con tu alma (conecta la Particularidad con la Singularidad) y tienes control emocional, siendo feliz en tu vida actual; al mismo tiempo dije que lo había transferido a dos Almitas maravillosas (psicólogas) que os los podía ofrecer mediante terapia, obvio que, con remuneración, pues es su trabajo, y que además ellas lo harán, pues mis tiempos están contados, para seguir en esa labor. No se trata de dar una formación, sino de recibir terapia para quien lo necesite. Durante un tiempo os habéis puesto en contacto conmigo para luego realizar el contacto con ellas (Rosario y Yesenia), pero ahora ya podéis hacerlo de forma directa mediante su correo profesional:  terapia.psico2@gmail.com También podéis visitar su Web: http://www.psico2-internacional.es

 Para las actualizaciones de Todo Deéelij y preguntas sencillas: deeelij@gmail.com

Nota a la posdata: si quieres recibir esta ayuda terapéutica más vale que te comprometas contigo mismo, pues es exigente. Sólo apto para valientes y no timoratos. Ah, y hay lista de espera, que conste, así que ve pillando sitio, hueco o número.

Audio libro testimonio terapéutico de Mario:

https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-01-audios-mp3_rf_69779795_1.html

Audio libro testimonio terapéutico de Marisol:

https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-02-audios-mp3_rf_70602394_1.html

Audio libro testimonio terapéutico de Jordi:

https://www.ivoox.com/testimonios-terapeuticos-03-audios-mp3_rf_71720654_1.html

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28/6/21

"¿Lo que era "normal" ahora es una Utopía?": tertulia con Emilio Carrillo y los coordinadores temáticos del Proyecto "Consciencia y Sociedad Distópica"



Vídeo (duración: 00:36:30) de la tertulia compartida con Emilio Carrillo para De la mente a la Consciencia, el 20 de junio de 2021, titulada ¿Lo que era "normal" ahora es una Utopía?: tertulia con Emilio Carrillo y los coordinadores temáticos del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica.

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Vientos alisios (Proyecto “La Física de la Espiritualidad”: 26)


#1.- Una inspiración

Una noche de oscura navegación, la Amada se despierta y a la luz de las estrellas del oceánico desierto, Marta o, María o, acaso ambas, si es que ambas realmente existen, mirando al horizonte con Orión en la proa hacia el Oeste, como en una ensoñación, en un evocador recuerdo de la vida del Maestro, arrancan al unísono una improvisada canción tal que así…

Amado Señor de mis entrañas, que me regalas cada día tu amada y paternal Presencia. Que me infundes a penas sin saberlo, la constancia necesaria para el diario navegar. Enséñame a aceptar los sentimientos que de ti proceden, así sean de consuelo o de amargura.

Así viva sequedades o dulzuras, no dejes que me deje arrastrar por tales hechos, que me desvíen de la senda oscura; oscura para una mente que no entiende de vivencias interiores y así pretende, beber tan sólo del agua de la fuente del saber y la cultura, ajena a las fuentes de Agua Viva que sólo tú Amor puede donar al penitente.

Penitente soy y, por ello soy consciente de mi miseria, que de todo me siento yo carente. Que sé que de ti sólo dependo y no puedo dar un paso sin dudar, si acaso, mi alma se ha desviado del camino trazado desde siempre por tu Santa Providencia, para lograr eliminar ese “casi” que me separa de tu misma Esencia.

Recordando la Santa Tierra que viviste, las quiero transformar en mis vivencias propias; que cada hito por ti vivido sea vivido por mí y por mí sentido, no como emociones lacrimosas o gozosas, fruto de experiencias exteriores, sino como experiencias interiores que brotan de lo profundo del alma.

Que cada sitio, cada imagen, cada altar, cada ruina, no esté ahí fuera de mí, sino dentro de mí, en mis honduras.

Que la casa se María sea mi casa; que el anuncio del ángel a María, sea el anuncio de ángel a la mía, anunciándome la llegada de mi dueño y, me encuentre con las velas encendidas.

Que la visita de la Virgen a Isabel, sea mi visita a aquel que me requiere que le ayude en sus trabajos de búsqueda de la verdad Divina.

Que el anuncio en Belén a los pastores, sea por mí, la acogida de ese anuncio en mis entrañas y, gozoso ante tal merced, vaya presto al pesebre de mi alma, a contemplar al Niño que ha nacido en la séptima morada de mi ser.

Sólo tengo un regalo que ofrecerte, Señor, ante el humilde altar de tu pesebre.

Mis deseos de aceptar lo que Tú quieras, de ser tuyo, de no buscar fuera de ti ningún consuelo; de no aceptar otro mandato que no sea el tuyo.

Y en la vida cotidiana de los días, enséñame Señor, a ser paciente, a no pretender ser impaciente por vivir aventuras de cine imaginadas, cuando tan sólo te sirve el callado “sí” de cada día, el humilde trabajo consecuente con una vida de servicio, simplemente.

Rómpeme Señor mis propios planes. Sea tu voluntad mi bien y, mi alimento, el pan de cada día; la fuente de sabiduría que me enseñe que en la cotidianidad callada del día a día, radica la humildad de lo sencillo, la respuesta que Jesús, José y María, daban a la Vida cada jornada.

Y llegado, en su caso, el momento de aceptar mayores exigencias, bautízame de nuevo en el Jordán y, saberme por ti seleccionado para nuevas y duras encomiendas.

Que no tema, Señor, las situaciones, que no tema, Señor, las tentaciones, que a mí vida me lleguen por temores infundados, aunque ciertos, si contigo no supiera hacerles frente.

Llévame al desierto y háblame al corazón. Sométeme a la aridez de la nada, del vacío, silencio y soledad. Permite, me alcancen tentaciones de hambre, poder y autoridad y dame la necesaria fuerza y valentía para dejarte todo a tu cuidado, y todo mi caudal en tu servicio.

Arrebátame el ganado que antes servía, déjame sin nada y, aunque me cueste, ayúdame a prescindir de lo inservible para así saber yo responderte a todo aquello que quieras encargarme y, así mi Amor por fin gozarte.

Si en el Mar de Galilea me sitúas, con personas amigas compartiendo, con amados amigos disfrutando el día a día de un caminar sincero, bendito seas Señor. Ponme palabras de esperanza en mi boca, capaces de cambiar en Fe el entendimiento, en esperanza la memoria y en amor la voluntad de aquellos afines que me escuchen.

Si las agitadas aguas de tormenta golpean el costado de mi nave, socórreme Señor, pues si perezco, de nada habrán servido mis desvelos e, inútiles serán todos los pasos en pos de tus senderos.

Ayúdame a caminar sobre las aguas de tus caminos en el mar desconocido. Déjame dejarme amar por ti, déjame consentir que me protejas, déjame dejar abandonarme en tus brazos como niño que confía en sus cariñosos padres, de no ver gigantes en molinos, de no temer hundirme en las angustias de momentos acaso complicados, como lo es para un niño su caída.

Y si llega el momento en que decidas qué he de beber el cáliz de la Vida, el sacrificio total de mi existencia, aunque te pida, a ser posible, no lo beba, no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Yo sé que en el Camino llega un punto en el que todo parece insuperable, en el que todo parece tan perdido, que hasta tu Hijo te increpó haberle abandonado y, Tú siquiera respondiste a su grito cuando en la cruz clavado ni siquiera sabía por qué callaste.

Cuando tal trance a mí me llegue y, clavado en mi cruz a ti suplique, no me cierres tu oído a mi lamento, no seas ajeno a mi llanto, porque dudo siquiera soportarlo, porque sin ti nada puedo. Y sólo tú puedes hacer que yo supere el trance al que me tengas designado.

Y La Paz que sigue a la tormenta, el sepulcro que sigue a aquel calvario, de mi muerte como el yo que siempre he sido, emerja como fruto de mi vida así vivida, el renacer de mi esencia como tuya, y la amada en el Amado transformada.

Amén.

En resumen…

Yo no sé, mi Señor cómo quererte,

ni tampoco, mi Dios cómo rogarte

que dentro de mi ser pueda tenerte,

que mis ojos puedan, por fin mirarte.

 

¿Cómo puedo, Señor, tras lo vivido,

meditar con mi alma sosegada,

el torrente de paz que en mí ha nacido,

responder con mi “sí” a tu llamada?

 

Quisiera, mi Señor, emocionarme,

quisiera, mi Señor, por ti llorar.

Y por fin mi Jesús, enamorarme,

 

y en silencio poderte contemplar 

y, al espejo así poder mirarme

y verte a Ti, mi amada Majestad

 

No me brotan, Señor, los sentimientos 

de pena que merece tu Pasión 

ni me brotan, Señor, los de alegría 

de a María, la bella Anunciación.

 

Mis ojos sólo ven lugares santos

mas no alcanzan a vivir con la emoción 

de sentir cómo me has amado tanto,

mas no sale de mi boca una canción 

 

que exprese desde mí lo más profundo

que quisiera sentir mi corazón 

como un campo en flor al fin fecundo

 

librándome, Señor, de mi razón,

lejos ya de las Luces de este mundo,

sosegada mi alma con tu visión.

Como una sobrenatural revelación, la Amada ya no sabe si habla y piensa como Marta o contempla como María. Quizás ya nada importe si ante sí se le abre la increíble aventura de vivir lo inenarrable. La propia vida de Jesús y de María, su madre, como expresión de lo que supone llegar a ser no casi, sino la esencia de todo lo que da sentido a la propia existencia del Universo y de uno mismo. Y dentro de que por la Mar océana no hay senderos ni caminos, pero sí hay rumbos que seguir y puertos que alcanzar y, vientos por los que dejarse impulsar, que son constantes, como los alisios que, de modo seguro, impulsan las naves al Oeste, como los que impulsaron las naves de Colón.

De este modo, la Amada (o Marta o, María o, ambas a la vez), descubre cómo el viento sopla siempre, básicamente en la misma dirección y, cómo, cuanto más izado está el velamen, más velocidad alcanza la nave.

Y entonces todo parece cobrar sentido, Marta comprende por fin, qué ha de hacer y María cómo vivir y cómo estrechar los lazos de Amor con aquel que la está transformando tanto como para invitarle a vivir su propia vida, la que vivió en sus años en la Tierra, entre nosotros.

La Amada descubre a modo de esquizofrenia, cómo vivía engañada creyendo que en ella habitaban dos seres, dos hermanas, Marta y María, cada cual a su bola y peleadas por tener visiones y actitudes a veces diametralmente opuestas de su propia vida. Y cómo alcanza a ver, a ser consciente de que no hay dos fantasmas en su cerebro o en su corazón o en su mente, sino un solo ser humano dualizado falsamente por infundadas creencias en propios enemigos de uno mismo.

La Amada descubre que realmente es amada, que nada ha de temer, que esa nave afortunadamente sin timón, es el lugar más seguro de la Tierra. Y se da cuenta de que es ella misma y que es como si cuerpo, mente y espíritu se fundieran en una misma y divina esencia en decidido camino y proceso de fusión espiritual con el Amado.

La amada es en el Amado transformada.

Desaparecen ahora el espacio y el tiempo. Es como si comenzara a vivir en una perfecta y brillante quietud, donde la propia vida, pasada presente y futura se transformara en la propia vida de su Amado. Como si quizás, el camino de perfección consistiera en vivir lo mismo que Él vivió, en el fondo, amar como Él nos amó.

¿Y si la vida espiritual, ese viaje que Marta y María iniciaron hacia Santiago de Compostela y luego a Finisterre y ahora a bordo de la frágil navecilla sin timón, fuera realmente un holograma (o algo así), una parábola mostrada por el Padre para hacernos entender que todo consiste en “amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado”?

Lo refería en el capítulo 3, al hablar de cómo, ante la imposibilidad de conocer la realidad, nos montamos nuestros particulares modelos de realidad, para así comprender algo, los misterios que realmente nos rodean.

La parábola del Camino de Santiago, Finisterre y la Mar océana, no son sino sólo eso, parábolas, modelos, formas de imaginarnos cómo es el camino, la vía directa hacia nuestra propia y única esencia, aquella que nos fue arrebatada, vaya usted a saber por qué razón o, no, en ningún caso se nos quitó nada, sino que hemos sido engañados por astutos trampantojos de nosotros mismos, como en un espejo roto donde nuestra única imagen se ve duplicada. O algo así.

En este punto, a la Amada sólo le queda volver a la vida real y vivir como Él vivió.

Ahora, tras esa oración y súplica en el desierto de la oceánica noche comprende que desde que salió del seno materno y en especial, desde que dijo sí a la aventura de salir sin ser notada y quedando ya la casa sosegada, lo que ha hecho y le queda por vivir es sencillamente la vida de Jesús y de María.

Sin meterme en vericuetos teológicos, ¡líbreme Dios!, es esta Realidad, vivida desde la más profunda espiritualidad (incomprensible para una mente asilvestrada), la que da pleno sentido a la Redención, a la llegada de Jesús a nuestro ser, a nuestra alma.

#2.- Lo sobrenatural

Los místicos, al tratar los procesos del alma en las noches del sentido y del espíritu, diferencian lo que son procesos o hechos naturales de los sobrenaturales. Estos últimos se suelen referir a situaciones o acontecimientos extraordinarios como pudieran ser los arrobamientos, los éxtasis, la transverberación y demás fenómenos descritos por ellos y que, por ser justamente excepcionales y absolutamente gratuitos, es decir, que Dios concede sin mediar mérito alguno por el alma, son virtualmente excepcionales y no se pueden considerar como fenómenos a tener en cuenta en el proceso de la vida espiritual.

Pero si esto fuera así, si lo sobrenatural quedara reducido exclusivamente a estas situaciones de bajísima probabilidad, propias de santos excepcionales, en esencia, quedaría excluido del devenir normal del alma en su ascenso hacia la Divinidad.

Pero, partiendo de la preciosa definición que Santa Teresa de Jesús da de lo que es la oración como “el trato de amistad con Aquel que sabes, te ama”, en la medida en que esta relación se va haciendo más íntima y personal, más profunda y extensa a lo largo del día y de la noche, es decir, cuando la oración deja de ser aquel momento en el que en recogimiento estás ante el sagrario o una imagen del Señor y progresivamente se extiende a lo que son las situaciones comunes y normales de una jornada de trabajo; cuando la oración deja de ser una plegaria puntual, un mantra, una jaculatoria o una letanía para convertirse en “presencia” prácticamente permanente de Dios en ti, es en la medida en que de esa presencia surge lo sobrenatural, es decir, comienzas a ver a Dios en todo lo que acontece, porque está presente en todo lo que haces.

Cuando esto comienza a suceder en la vida del espíritu y Dios inunda todos los rincones de la existencia y, no hace falta oírle, como Moisés oía a Yaveh, sino que comienzas a escucharle en las casualidades de la vida.

Cuando ves que todo, hasta lo más secundario, tiene sentido y, es un sentido basado en acontecimientos que suceden porque Algo actúa en nuestra vida.

Cuando vas comprobando cómo la voluntad de Dios se manifiesta claramente en los acontecimientos de la vida, incluso en aquellos que no tienen importancia o que consideramos frutos del azar,

Cuando el azar deja de ser azar para convertirse en manifestación de Dios, es entonces cuando lo sobrenatural aparece en nuestra vida, hasta convertirse en “algo” habitual. Y es en la medida en que Marta, a pesar de estar atareada con las cosas de la casa, también escucha, aunque sea de soslayo, las explicaciones que Jesús le confiesa a María. Es decir, cuando la oración pasa de ser un rezo a una presencia, es en la medida en que Marta y María, mente y alma, se fusionan y dejan de ser dos para convertirse en una sola entidad, que jamás debieron estar separadas o jamás debimos sentirlas separadas.

Esto, todo esto, es lo sobrenatural plasmándose, mostrándose en la vida humana.

#3.- Lo natural

El viento que impulsa nuestra nave sopla cómo y cuando quiere. Unas veces es brisa suave en un mar en calma, otras es un viento ligero, con borreguitos rompiendo el oleaje, pero realmente, su fuerza puede llegar a ser huracanada y el oleaje pudiera parecer que amenaza la barquita mecida violentamente. Es lo que definía el vicealmirante Inglés Douglas con su escala de oleaje, eso de marejadilla, marejada, fuerte marejada, mar gruesa, muy gruesa, hasta la mar enorme.

Así es la vida y, en todo momento el Destino, la Providencia, Dios nos somete a situaciones a veces, muy comprometidas. Dicen que en momentos de extremada dureza en la vida de Teresa de Calcuta, llegó a dudar de la existencia de Dios, porque no cabía en cabeza humana semejante maldad desplegada ante sus ojos.

Lo vemos todos los días en los medios de comunicación, ¿cómo es posible que Dios esté callado ante la inconcebible (a veces) tragedia humana.

La Mar océana te puede exponer a cualquier escenario y, todos son naturales, todos entran en el guion de la película que Dios ha desplegado ante nosotros. Y nos somete a la durísima evidencia de que es imposible semejante crueldad del hombre como lobo del hombre. Esta es quizás la mayor de nuestras tragedias, armonizar la poesía ante Jesús crucificado como el desgarrador grito de desesperación ante la tragedia humana.

Es lo que tiene ser humano, que en nuestra vida cabe el mar en calma y todos los grados de oleaje hasta la “mar enorme”, aún superior a la montañosa.

¡Dios mío, por qué me has abandonado!

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Autor: José Alfonso Delgado

Nota: La publicación de las diferentes entregas de La Física de la Espiritualidad

se realiza en este blog, todos los lunes desde el 4 de enero de 2021.

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