Juan A. Sánchez, amigo del blog, comparte con tod@s nosotr@s las siguientes
reflexiones a la entrada de un mes de diciembre tan “especial”.
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Según se nos ha
sugerido por la tradición, lo escrito y lo percibido por nuestra propia
intuición, un ciclo de expresión de Vida llega a su fin y un nuevo ciclo da
comienzo. Todos sabemos que no nos encontramos ante un paso rutinario de un
calendario cualquiera, donde una semana le sucede a la otra, sino que, en la
misma medida que el Ciclo Vital del Sol se repite cada día para todos, así el
impulso de "Aquel del Cual nada se puede decir" nos urge, con su latido
divino, a ajustar nuestras pequeñas vidas a Su Propósito, y que va más allá de la Vida tal como nosotros la
podemos concebir.
Y ese
latido resonará en nuestro interior, en el interior de todos
los Reinos de la Naturaleza,
con la intensidad y vivencia, que hombres y dioses seamos capaces de
intuir. Y, así, en la proporción adecuada a la visión que cada alma,
individual, grupal o divina, perciba de nuestro "Padre en los
Cielos". El latido divino nos debe llevar a reajustar nuestra armonía
divina mediante el impulso de esa Voluntad que mantiene la armonía del
Macrocosmos de los Logos y Dioses y de el microcosmos que subyace en la
aparente sencillez de cada uno de "sus hijos" más pequeños.
Debe ser un impulso
coordinador que bañe espacios materiales de manifestación y espacios de vacío y
silencio en los que los devas se regocijan de el y, por nuestra parte, en la
sentida necesidad de que nuestra hermandad, con ellos, quede patente a
través de la inspiración hacia mundos más elevados, la luz, el color y la
estructura del pensamiento expresado en la forma y en la síntesis...
No importa como ha
llegado cada uno de nosotros a este momento. Lo importante es que ya estamos en
él. Nos hemos situado en el lugar del espacio-tiempo que hemos
considerado útil para nuestro propósito de Vida. Para unos ha sido una vida de
esperanza y preparación; para otros puede haber supuesto un despertar reciente;
para otros es, todavía, un fugaz desconocimiento. Pero... para todos ha
supuesto un afán evolutivo de vidas y vidas en las que este momento
estaba escrito en su particular "Libro de la Vida".
El miedo, el temor y la
fatalidad que envuelven a la
Humanidad son ilusiones que nos ha esclavizado
durante miles de años. Sólo nuestros propios registros internos saben cuantas
veces hemos llorado por el "Paraíso perdido", cuantas veces nos hemos
dirigido a los dioses, sea Zeus, Amón, Baal o Manitú..., que más
da, reclamando "Su" bendición a través del Amor y de la Justicia. De
cuantas veces hemos dirigido nuestro corazón a Horus, Apolo o Krisna... para
ser cubiertos por el manto del Amor y la protección. De cuantas veces hemos
rogado que la Luz
despejara toda oscuridad...
Dicen los que saben,
dicen los que presienten, dicen los que oigo muchas veces y comparto mi vida
con ellos, que Cristo, todos los Cristos, todos Ellos expresión viva del Amor
de Dios, preparan Su retorno. Aquí en la Tierra, en el Sol, en Neptuno o en cualquier
lugar alejado de la
Constelación de Orión... todo es cuestión de espacio-tiempo y
de ilusión... y, con el Amor... la
Luz y la
Síntesis de lo conseguido en nuestros esfuerzos anteriores y
la visión de la meta del infinito futuro...
No me queda, pues,
sino felicitarme y felicitaros ya que "aquello" que silenciosamente
hemos esperado tantos tiempos ya se comienza a percibir más allá de las fechas
concretas y los días señalados... Tan solo me invade un deseo y es que cada
uno de nosotros, en su puesto de trabajo, seamos capaces de honrar al
Propósito Divino y honrar "Su Humanidad", de la que somos
expresión, de forma que percibamos, ya definitivamente, que el camino
hacia nuestro reconocimiento como "Hijos de Dios" no es una
quimera, sino una realidad que va tomando expresión como Fuego, Vida,
Unidad y Vacío Creador en el Altar del Corazón. Altar en el que oficiamos
revestidos de blanco....
Felicidades, pues, a
todos. Y os propongo brindar con el Cáliz que hasta ahora ha sido de sacrificio
y que, más pronto que tarde, lo será más allá de espacios y dimensiones, de
Común-Unión entre sus criaturas... Como dice un buen amigo mío... de
Sacro-Oficio.
De forma que, tal como
demandamos cada día, con una mirada esperanzada al cielo,... "Se
restablezca el Plan de Dios en la
Tierra".
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