Los espías en Estados Unidos sufren un alud de información: las agencias eran reacias a compartir información; ahora tienen demasiada
La Vanguardia. 10/01/10
El problema, en vísperas del 11 de septiembre del 2001, fue que la multitud de agencias de espionaje de Estados Unidos se resistieron a compartir información.
El problema ahora, con el atentado frustrado del día de Navidad en un avión que se disponía a aterrizar en Detroit, es que estas mismas agencias comparten la información, pero la información es demasiado abundante, nadie sabe por dónde empezar a analizarla y nadie se responsabiliza.
“En cierto modo, los problemas que se han descubierto ahora son más difíciles de resolver”, explica en un correo electrónico Michael Jacobson, investigador en la comisión del 11-S, ex analista del FBI y ahora experto en antiterrorismo e inteligencia en el Washington Institute. “Es más fácil compartir la información que encontrar sentido en las vastas cantidades de inteligencia que llegan cada hora (…)
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