Con el mismo cinismo, francamente apabullante, que defendió la guerra al recoger el Nobel de
El tremendo revés electoral en Massachussetts (estaba en manos de los demócratas desde hacía medio siglo), que pone de manifiesto que los estadounidenses han calado su hipocresía, fuerza al presidente a efectuar semejante anuncio. Se trata de una auténtica huida hacia delante; un intento vano de despistar al personal. Porque las palabras se las lleva el viento. Y no pueden ocultar la verdad: en el año recién cumplido que lleva en
Un contexto en el que es oportuno traer al Blog el mensaje que me ha enviado una amiga del mismo, Victoria Pérez. Es una reflexión formulada por Tomas Jefferson (1743-1826) en 1802, siendo presidente de Estados Unidos (lo fue entre 1801 y 1809):
“Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión. Primero, por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
De lo preclaro que fue este mensaje da fe la crisis actual, con sus secuelas de desempleo masivo y subastas de hogares por ejecuciones de hipotecas. Y si alguien quiere una actualización exacta y documentada en el aquí y ahora, le recomiendo un libro que Ramón Iglesias me regaló estas navidades y he leído con deleite. Se trata de ¡Manos arriba! Esto es un banco (Editorial El Siglo; Madrid, 2009) y ha sido escrito por Rafael Rubio Gómez-Caminero, que reconoce ser uno de los timados por Madoff.
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