Un fraternal saludo para tod@s tras los días de vacaciones que he disfrutado en el Algarve portugués (ver entrada ¡Hasta el Día de los Tres Magos (Trismegisto)!, del 1 de enero).
Como os comenté, ha viajado con María Jesús a la localidad lusa de Armação de Pêra. Nos han acompañado nuestr@s amig@s de toda la vida Antonio Baena, Concha Calderón, Justo González y María Ramos. La climatología nubosa y ventosa, pero con moderación, nos ha servido de marco ideal para recorrer la zona y, en particular, para efectuar la ruta entre Armação de Pêra y Carvoeiro. Son unos 40 kilómetros de espectaculares acantilados y pequeñas calas, con esplendidos paisajes en los que sobresalen el mar imponente rompiendo contra las piedras, las cavernas y grutas labradas en las paredes arcillosas por la batida constante de las aguas y los islotes y peñascos diseminados en las cercanías de la orilla por causa de los desprendimientos que la erosión ocasiona. Destacan en el itinerario la coqueta ermita de Señora da Rocha (Roca), casi colgada sobre el Océano Atlántico; las sendas al borde de los precipicios en torno a Praia Marinha; y el encantador pueblo de Carvoeiro. También hemos aprovechado para visitar el Puerto de Portimâo, la Fortaleza de Sagres, el Cabo y Faro de San Vicente (impresionante la puesta de sol que ofrece este paraje) e, incluso, un poco tierra adentro, la Serra de Monchique, un acogedor hábitat natural forestal y serrano que sorprende por su proximidad al litoral.
En todo este amplio espacio abundan los lugares de alojamiento de calidad y a módicos precios. Y los sitios de buen yantar, entre los que hemos degustado especialmente la Marisquería Almadrava, en Armação de Pêra (magníficos los ostiones y las zapateiras –similar al buey de mar-); Lugar Barca, en el Puerto de Portimâo (comida casera rica y económica); y Restaurante Vinar, en Carvoeiro (variedad de platos y buena atención al cliente).
Un contexto que nos ha permitido a los seis compartir reflexiones y experimentar vivencias que, lejos de formar ya parte del pasado, se han establecido para siempre en nuestro presente, atando aún más los cabos de nuestra amistad y nutriendo la dinámica vibratoria interactiva de nuestras almas.
Y también en el ahora, felices por el retorno al hogar (y al Blog).
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