Ante esta situación, diversas entidades se están movilizando para conseguir la cancelación de esta deuda. Si quieres apoyar esta iniciativa, te pido que entres en la web de InspirAction y suscribas la carta dirigida al ministerio español de Asuntos Exteriores para que inste a los dos organismos citados a la referida cancelación. Este es el enlace:
25/1/10
¡HAITÍ, AHORA!:
Haití acumula una importante deuda externa. Si ya antes de la reciente tragedia –cuya cifra de fallecidos se estima en 150.000- su abono era prácticamente un imposible que hundía aún más en la miseria al país, ahora se convierte en un yugo insostenible que transforma en anecdóticas todas las ayudas que se envíen para reconstruir mínimamente las condiciones de vida de l@s haitian@s. Concretamen, cerca de 1.000 millones de euros, la mitad de tal deuda externa, es lo que Haití debe a dos organismos oficiales: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Esto no haría falta pedirlo en un mundo lógico, humano. Naturalmente hay que adherirse a la petición de la anulación de la deuda, pero ¿y después? ¿Quiénes le dirán a los norteamericanos que metan sus tropas donde les quepan? ¿Quiénes evitarán que Haití siga siendo sometida a un colonalismo secular? Démosle la caña, no el pescado. Y que se reorganicen desde dentro, ya está bien del gran padre(interesado)americano.
ResponderEliminarEn estos días es justo y necesario retomar el debate y la lucha sobre al condonación de la deuda externa de Haití y de otros tantos países que soportan una situación injusta, entre otras cuestiones, a raíz las políticas colonialistas de los “más desarrollados”?.
ResponderEliminarComo decía, éste es un discurso que debemos mantener para que muchos estados asuman la responsabilidad de sus actuaciones pasadas y presentes (y si no lo remediamos también futuras).
Pero también me gustaría comentar que, de nuevo, las luchas para aumentar el poder sobre los pueblos, surgen como setas de entre los escombros de las viviendas de los más humildes. ¿Quién trabajaba en y para Haití antes del terremoto? ¿Quién seguirá trabajando allí cuando se suba a avión el último periodista? ¿Quién se ha vuelto a acordar del sudeste asiático tras el paso del tsunami? ¿Seguiremos paseando indiferentes por la estela que deja la lucha enfermiza para beneficiarse de la necesidad de unos y la solidaridad de otros?
Hagamos memoria y miremos el mapa del mundo… ¿Cuántos conflictos y emergencias podemos marcar sobre el mapa? ¿Cuántos pueblos necesitan de nuestro apoyo? ¿A qué estoy dispuesta a renunciar yo?
Reflexiones y dudas que me hago desde hace tiempo, pero que me embotan la cabeza con más intensidad en estos días.
Saludos
Aprovecho para comentaros que en la página de la Coordinadora Andaluza de ONGD se detallan las organizaciones que ya estaban trabajando en el país. Me ha parecido importante difundirlo.
Gracias Ángel y Rosa por vuestras aportaciones. En ellas ya está presente el nuevo mundo (lógico y humano). Hay que construirlo, expandirlo como quien hincha un globo, el terráqueo, pero ya está aquí, en vosotros y en tantos. A final, la cuestión es tan simple -y comprometida- como lo apunta Rosa: que hago yo y hago ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.