1. La hora y el turno de la “ecología mental” (Leonardo Boff) (20 de enero)
2. Más de lo mismo. ¡No! (Federico Mayor Zaragoza) (20 de enero)
3. 2010: Año del Amor Incondicional y del Paraíso en
4. Es tiempo de los ciudadanos (Xavier Caño Tamallo) (21 de enero)
5. 2010: Latido Mundial (Latido Mundial) (21 de enero)
6. Ser Dios mismo, aplicándonos en conseguir las cualidades que le atribuimos (José Manuel Piñero) (21 de enero)
7. Consciencia ampliada (José Julio Ruiz Benavides) (21 de enero)
8. Elogio de la metamorfosis (Edgar Morin) (22 de enero)
9. Pautas de Sintonización y Activación Energético-Vibratoria (Asthar Sheran) (23 de enero)
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10. Consciencia y “participation mystique” (José Tamayo)
Leyendo las magníficas aportaciones que has incluido aprovecho para comentarte algo que he encontrado en un libro de C.G. Jung y R. Wilhelm llamado El Secreto de
Refiriéndonos al tema en cuestión me llamó la atención lo siguiente, y te lo transcribo pues me parece clave para poder continuar el viaje libre de ataduras..
El desligamiento de la consciencia respecto del objeto
Mediante el comprender nos liberamos de la dominación por lo inconsciente. Este es, en el fondo, también el objetivo de las instrucciones de nuestro texto. El discípulo es enseñado cómo debe concentrarse sobre la luz del recinto mas interno y, con ello, soltarse de todos los encadenamientos externos e internos. Su voluntad de vida es dirigida al estado de conciencia sin contenido. El Hui Ming King dice sobre el desligamiento:
Un resplandor de Luz circula al mundo del espíritu
Se olvida uno a otro, quieto y puro, por completo potente y vacío.
Lo vacío es traslucido por el fulgor del Corazón del Cielo.
El agua del mar es lisa y refleja en su superficie la luna.
Las nubes se atenúan en el espacio azul.
Las montañas lucen claras.
La conciencia se disuelve en el contemplar.
El disco de la luna reposa solitario.
Esa característica de la consumación describe un estado anímico que quizás pueda designarse del mejor modo como una separación de la conciencia respecto del mundo y un retraimiento de la misma a un punto por decir así extramundano. De tal modo, la conciencia esta vacía y no- vacía. Ya no está mas preocupada por las imágenes de las cosas, sencillamente las contiene. La anterior plenitud del mundo, inmediata y oprimente, por cierto nada ha perdido de su abundancia y su belleza, pero no domina mas a la conciencia. Ha cesado la pretensión mágica de las cosas, pues de ha desenredado al primitivo entrelazamiento de la conciencia del mundo. Lo inconsciente ya no es proyectado, por cuyo motivo es anulada la “participation mystique” original de las cosas. En consecuencia, la conciencia ya no esta colmada de intenciones compulsivas sino que pasa a contemplar.
Continúo con otro aparte el libro:
Lo que designó no es otra cosa -refiriéndose a la “participation mystique”- que el resto indeterminadamente grande, de indiferenciación entre sujeto y objeto, que en los primitivos posee todavía dimensiones tales que no puede dejar de sorprender a los hombres de conciencia Europea. Mientras no sea consciente la distinción entre sujeto y objeto, reina la identidad inconsciente. Entonces lo inconsciente es proyectado sobre el objeto, y el objeto introyectado en el sujeto, es decir, psicologizado. Animales y plantas se conducen entonces como hombres, los hombres son simultáneamente animales, y todo esta animado con espectros y dioses. El hombre de cultura se cree, claro está, inmensamente elevado por encima de estas cosas. Pero ha menudo se halla durante su vida entera, identificado con los padres, identificado con sus afectos y prejuicios, y afirma del otro impúdicamente, lo que no quiere ver en si mismo. Precisamente tiene todavía también un resto de inconsciencia inicial, es decir, de indiferenciación de sujeto y objeto.
Según mi humilde opinión, ahora viene la clave del asunto:
Si se logra reconocer los inconsciente como magnitud co-condicionante al par de la conciencia, y vivir de manera que las exigencias conscientes e inconscientes (o sea, instintivas) sean en lo posible tomadas en consideración, el centro de gravedad de la personalidad no es mas el yo, que es un mero centro de conciencia, sino un punto, por así decir, virtual entre lo consciente y lo inconsciente, al que cabe designar como si- mismo. Si se logra tal transposición, el resultado es la anulación de la “participation mystique” y de ello nace una personalidad que, por decirlo así, sufre solo en los pisos inferiores pero esta en los superiores singularmente alejada del acontecer penoso y gozoso.
La producción y nacimiento de esta personalidad el lo que nuestro texto tiene por objetivo cuando habla del "fruto santo", del "cuerpo diamantino".
Pienso que todos somos UNO y que somos parte de esa gran conciencia experimentándonos subjetivamente, que la vida es un "sueño" y que en el vacío, lo que llaman actualmente agujeros negros, es el lugar donde se genera lo que proyectamos desde nuestro interior, yin yang, masculino femenino etcétera. De ahí lo importante que son nuestros pensamientos, nuestros sueños.
Amor para todos.
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Os invito a que me remitáis (mediante email a EMCARRI@terra.es) reflexiones y propuestas (artículos, escritos, comentarios,…) destinadas a plasmar, en lo efectivo y concreto, la expansión de consciencia que están experimentando muchos seres humanos y
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