Consejos de familia

Mi familia, María Jesús y nuestros hijos Emilio, Paula y Andrés, son también lectores de este Blog. Se lo agradezco. Como también les agradezco su amor, su compañía en el camino de la vida y sus consejos. María Jesús me los da por derecho y sin anestesia, como corresponde a una buena compañera. Mis hijos suelen ser más socarrones y desplegar mucho sentido del humor a la hora de plantearlos, como corresponde a su edad.

Cuento esto porque, en una especie de mezcla de estas diferentes maneras de aconsejarme, en familia hemos acordado que inserte en el Blog lo que viene a continuación. El objetivo es que cultive la humildad dando a conocer a tod@s l@s lector@s del mismo una parte de mi personalidad que no se trasluce en los contenidos que publico a diario. Se trata de mi consustancial incompetencia para numerosas tareas cotidianas. Lo refleja bien el siguiente hecho que entre los cinco hemos consensuado divulgar.

-----------------------------------------------------------------------------------

Paula y yo somos muy madrugadores. Por mi parte, me levanto, dependiendo del día concreto, entre 04:15 y las 05:15. Paula abarca una horquilla más amplia y a veces ya está activa a las 03:00 ó 03.30. Y el que antes se incorpora, se ocupa de hacer el café, activando la cafetera tras introducir en ella el café que María Jesús deja en el molinillo antes de acostarse.

Pues bien, hace un par de días, Paula se levantó a las 03:00 y preparó el café. Sabedora que yo tardaría aún un poco en despertarme y temiendo que para entonces el café recién hecho ya se hubiera enfriado, me dejó en la cocina una nota manuscrita con instrucciones para que lo calentara en el micro-ondas. Este es su contenido literal:

+Papá, meter vaso con café en el microondas

+Sólo debes poner la flechita en el nº 1 (1 min)

+Pasado el minuto, con cuidado de no quemarte, vierte el café en la taza (y el resto ya lo sabes)

Besitos de la eterna nocturna

Paula

-----------------------------------------------------------------------------------

Creo que sobran los comentarios. Sirva de demostración pública de mi contumaz torpeza para muchas tareas domésticas (del bricolaje, ni hablo). Como dijo, con su brillante oratoria, el dominico francés Henri Lacordaire (1802-1861), “el orgullo divide a los seres humanos, la humildad los une”.