La élite mundial secretamente organizada no tiene como meta atesorar más dinero, pues ya tienen mucho más del que necesita. Aspiran al poder omnímodo. Cosa distinta es que para alcanzar éste, se valgan de la crisis económica como instrumento de desestabilización social y, sobre todo, para provocar la bancarrota de los Estados, cuya desaparición o sumisión pretenden para instaurar el Nuevo Orden Mundial. Esto ha llevado a distintos autores a pensar que su mano invisible es la que mece la cuna de la crisis financiera y socioeconómica que nos aflige, cuyo diseño y desarrollo respondería a una estrategia perfectamente ideada y definida.
Desde luego, haríamos bien en buscar con ahínco la respuesta a la pregunta con la que se encabezaba una entrada de este Blog del pasado 4 de agosto: ¿Dónde está el dinero perdido por los bancos? (recuérdese: casi 2 billones de euros que nadie saber explicar dónde han ido a parar).
A propósito de este interrogante, en el libro ya muy citado aquí Las Sociedades secretas y su poder en el siglo XX, de Jan Van Helsing -¡ojo: es de 1995!-, se afirma que los miembros de la élite mundial “mantienen al mundo en su red a través de los banqueros internacionales. Están a punto de reforzar aún más su dominación del planeta. Su principal control lo realizan a través de las deudas nacionales de los países”. Lo que casa sorprendentemente con lo que se recogía en el Blog el 7 de agosto (Es largo, pero aconsejo que lo leáis para comprender muchas de las cosas que están pasando), a propósito de la deuda pública que, debido a la crisis bancaria, están acumulando los Estados, así como su curiosa forma de financiación a través de la propia banca que la ha originado.
Lo que obliga a hacer mención a otro texto publicado antes de que la crisis estallara. Se trata de Los Dossiers del Gobierno Mundial (Editorial Graal; Madrid, 2004), de Anne Givaudan. Entresaco de sus páginas unas reflexiones que el autor recoge efectuadas hace 15 años por los estadounidenses Norma N. France -economista, antiguo operador de inversiones y experto en planificación estratégica- y Morgan Todd -miembro de la élite económica norteamericana y ex-Secretario del Tesoro para el FDAA-.
France publicó en la revista Monetary&Economic, en la edición de marzo de 1993, un trabajo titulado Un Gobierno Mundial por asentimiento o esclavitud. Podemos leer en él cosas como estas: “Las presiones para establecer un Gobierno Mundial se suceden desde hace siglos, pero jamás habíamos alcanzado el grado en el que nos encontramos hoy día (…) El ingrediente clave de esta fórmula es conseguir la bancarrota financiera de la máquina internacional”. Insisto, la cita es de 1993.
En cuanto a Todd, efectúo pocos meses después las siguientes declaraciones: “Podemos esperar difícilmente que el Estado-Nación, es decir, los diferentes países, se hagan superfluos a sí mismos (…) El objetivo al que debemos apuntar es la aceptación o convencimiento íntimo por parte de los responsables electos (los políticos dirigentes de los distintos Estados) de que no son más que los conserjes de una maquina internacional en bancarrota que debe transformarse lentamente en una nueva máquina”. Esto es, en un Nuevo Orden Mundial ajustado a los requerimientos y metas de la élite que mece la cuna.
Con esta información, resuena con mas fuerza la gran pregunta que sigue sobrevolando la presente crisis: ¿dónde ha ido a para la inmensa cantidad de dinero perdido por las entidades bancarias a escala internacional?.
Desde luego, haríamos bien en buscar con ahínco la respuesta a la pregunta con la que se encabezaba una entrada de este Blog del pasado 4 de agosto: ¿Dónde está el dinero perdido por los bancos? (recuérdese: casi 2 billones de euros que nadie saber explicar dónde han ido a parar).
A propósito de este interrogante, en el libro ya muy citado aquí Las Sociedades secretas y su poder en el siglo XX, de Jan Van Helsing -¡ojo: es de 1995!-, se afirma que los miembros de la élite mundial “mantienen al mundo en su red a través de los banqueros internacionales. Están a punto de reforzar aún más su dominación del planeta. Su principal control lo realizan a través de las deudas nacionales de los países”
Lo que obliga a hacer mención a otro texto publicado antes de que la crisis estallara. Se trata de Los Dossiers del Gobierno Mundial (Editorial Graal; Madrid, 2004), de Anne Givaudan. Entresaco de sus páginas unas reflexiones que el autor recoge efectuadas hace 15 años por los estadounidenses Norma N. France -economista, antiguo operador de inversiones y experto en planificación estratégica- y Morgan Todd -miembro de la élite económica norteamericana y ex-Secretario del Tesoro para el FDAA-.
France publicó en la revista Monetary&Economic, en la edición de marzo de 1993, un trabajo titulado Un Gobierno Mundial por asentimiento o esclavitud. Podemos leer en él cosas como estas: “Las presiones para establecer un Gobierno Mundial se suceden desde hace siglos, pero jamás habíamos alcanzado el grado en el que nos encontramos hoy día (…) El ingrediente clave de esta fórmula es conseguir la bancarrota financiera de la máquina internacional”
En cuanto a Todd, efectúo pocos meses después las siguientes declaraciones: “Podemos esperar difícilmente que el Estado-Nación, es decir, los diferentes países, se hagan superfluos a sí mismos (…) El objetivo al que debemos apuntar es la aceptación o convencimiento íntimo por parte de los responsables electos (los políticos dirigentes de los distintos Estados) de que no son más que los conserjes de una maquina internacional en bancarrota que debe transformarse lentamente en una nueva máquina”
Con esta información, resuena con mas fuerza la gran pregunta que sigue sobrevolando la presente crisis: ¿dónde ha ido a para la inmensa cantidad de dinero perdido por las entidades bancarias a escala internacional?.
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