La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)
Créeme si te digo que existe la bondad perfecta y que puede ser tuya en tu actual vida física. Insisto en esto porque algunos enseñan erróneamente que no existe mayor humildad que la ocasionada por el pensamiento de la reducida capacidad de nuestra corporeidad y nuestra existencia atada a ella.
Pero los seres humanos no sólo somos materia, sino una unidad -un vórtice energético- en la que confluyen de manera armoniosa y equilibrada tres modalidades de energía vibratoria. Primero y fundamental, Espíritu: Esencia divina emanada y expandida -vibración pura e infinita- inmanente en cada uno como Espíritu Santo, nuestro Yo Verdadero y Profundo. Igualmente, cuerpo: fruto de la evolución durante miles de millones de años de la materia surgida de la condensación del Verbo, la colosal vibración asociada a la Emanación de la Esencia y que a la par que ella se expande. Y, por fin, alma: tercera modalidad vibratoria nacida de la convivencia y el efecto heterodinaje entre la vibración pura del Espíritu y la densa de la corporeidad.
Y también los que por la actividad contemplativa hemos accedido a este conocimiento y adquirido consciencia de nuestro auténtico Ser, de carácter divinal, tenemos motivos para ser humildes, ya que la bondad y el amor de Dios es una razón que está incomparablemente por encima del propio conocimiento. El Poder y el Amor de Dios Creador (Padre/Madre) son tan maravillosos y gigantescos que logran que lo Creado no sea un Hijo separado, sino que esté radicalmente Unificado en Él y fusionado con Él, compartiendo absolutamente su poder creador e imbuido completamente de su Amor. Y este Amor es la fuente pura e inagotable de la humildad perfecta de los que nos sabemos Hijos de Dios no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él.
Si no hubiera otra razón para la humildad que las limitaciones e insuficiencias obvias de nuestra corporeidad, habría que preguntarse por qué deberíamos ser humildes los que conocemos nuestra condición divina.
Créeme si te digo que existe la bondad perfecta y que puede ser tuya en tu actual vida física. Insisto en esto porque algunos enseñan erróneamente que no existe mayor humildad que la ocasionada por el pensamiento de la reducida capacidad de nuestra corporeidad y nuestra existencia atada a ella.
Pero los seres humanos no sólo somos materia, sino una unidad -un vórtice energético- en la que confluyen de manera armoniosa y equilibrada tres modalidades de energía vibratoria. Primero y fundamental, Espíritu: Esencia divina emanada y expandida -vibración pura e infinita- inmanente en cada uno como Espíritu Santo, nuestro Yo Verdadero y Profundo. Igualmente, cuerpo: fruto de la evolución durante miles de millones de años de la materia surgida de la condensación del Verbo, la colosal vibración asociada a la Emanación de la Esencia y que a la par que ella se expande. Y, por fin, alma: tercera modalidad vibratoria nacida de la convivencia y el efecto heterodinaje entre la vibración pura del Espíritu y la densa de la corporeidad.
Y también los que por la actividad contemplativa hemos accedido a este conocimiento y adquirido consciencia de nuestro auténtico Ser, de carácter divinal, tenemos motivos para ser humildes, ya que la bondad y el amor de Dios es una razón que está incomparablemente por encima del propio conocimiento. El Poder y el Amor de Dios Creador (Padre/Madre) son tan maravillosos y gigantescos que logran que lo Creado no sea un Hijo separado, sino que esté radicalmente Unificado en Él y fusionado con Él, compartiendo absolutamente su poder creador e imbuido completamente de su Amor. Y este Amor es la fuente pura e inagotable de la humildad perfecta de los que nos sabemos Hijos de Dios no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él.
Si no hubiera otra razón para la humildad que las limitaciones e insuficiencias obvias de nuestra corporeidad, habría que preguntarse por qué deberíamos ser humildes los que conocemos nuestra condición divina.
Articulos como estos nos permiten visionar un futuro mejor para la humanidad y en lo personal nos llama a la reflexion para salir del aturdimiento en que nos encontramos debido al "ruido externo" del mundo esterior.
ResponderEliminarLa Nube del No-Saber es Quietud. Es lo que Somos: Quietud.
ResponderEliminarLa Vida, su Esencia, es Quietud.
Y vivir, experienciar, vivenciar, es Movimiento.
Que el Movimiento sea siempre el reflejo de la Quietud y no el repiqueteo, del repiqueto, del repiqueteo (el ruido al que te refieres),... del Movimiento.
Es sencillo que el Movimiento que generamos sea reflejo de la Quietud que Somos: basta con una Vida Sencilla. Especialmente, menos saberes, menos deberes, menos quehaceres, menos quereres. Y mucho, mucho Amor.
Gracias por tu reflexión.
e