La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)
Quizá pienses que he insultado a Marta al compararla con las personas mundanas que critican a los contemplativos; o a estos, por haberlos confrontado con ella. En realidad, no quería ofender a nadie. No diga ni escriba yo nada que critique a cualquier Hijo de Dios, sea cual sea el grado de santidad en el que se halle. Creo en verdad que debemos excusar a Marta por quejarse, teniendo en cuenta el tiempo y las circunstancias del incidente. No se daba cuenta entonces de lo que María estaba haciendo; tampoco ha de sorprender, pues dudo que hubiera oído hablar alguna vez de la posibilidad de tal perfección.
Pienso, igualmente, que, en atención a su ignorancia, han de ser perdonados los críticos con mentalidad mundana que encuentran faltas a los contemplativos. Así como Marta era desconocedora de lo que decía cuando protestaba, de idéntica manera estas personas entienden poco o nada sobre la vida contemplativa. Estoy seguro que si tuvieran algún conocimiento acerca de ella, no se comportarían como lo hacen. Sólo han experimentado una forma de vida -la suya propia- y no pueden imaginar otra. Por otra parte, cuando recuerdo los caminos en los que he fracasado por ignorancia, pienso que debo ejercer una amable tolerancia hacia los demás.
Quizá pienses que he insultado a Marta al compararla con las personas mundanas que critican a los contemplativos; o a estos, por haberlos confrontado con ella. En realidad, no quería ofender a nadie. No diga ni escriba yo nada que critique a cualquier Hijo de Dios, sea cual sea el grado de santidad en el que se halle. Creo en verdad que debemos excusar a Marta por quejarse, teniendo en cuenta el tiempo y las circunstancias del incidente. No se daba cuenta entonces de lo que María estaba haciendo; tampoco ha de sorprender, pues dudo que hubiera oído hablar alguna vez de la posibilidad de tal perfección.
Pienso, igualmente, que, en atención a su ignorancia, han de ser perdonados los críticos con mentalidad mundana que encuentran faltas a los contemplativos. Así como Marta era desconocedora de lo que decía cuando protestaba, de idéntica manera estas personas entienden poco o nada sobre la vida contemplativa. Estoy seguro que si tuvieran algún conocimiento acerca de ella, no se comportarían como lo hacen. Sólo han experimentado una forma de vida -la suya propia- y no pueden imaginar otra. Por otra parte, cuando recuerdo los caminos en los que he fracasado por ignorancia, pienso que debo ejercer una amable tolerancia hacia los demás.
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